La música era un elemento vital en la educación liberal puesto que se la consideraba parte formadora del carácter y de la purificación emotiva.
La formación en general se componía de dos estadios:
Educación moral
Educación intelectual
Ambas tenían la misma importancia.
La formación en general requería una unidad funcional basada en la armonía en función de algo común a todos: la trascendencia, que es el objetivo mayor en el conocimiento humano para alcanzar el máximo potencial más allá de lo perceptible y por tanto opuesto a la Inmanencia que se encierra en sí misma, en su interior teniendo un fin dentro del mismo ser.
Es así como podemos visualizar la importancia del pensamiento filosófico en todo acto educativo.
TELIKÓS (Final)
Durante mucho tiempo después de estos altos conocimientos respecto de la educación que se llevaron a cabo en Grecia, se encontraban dos actores del acto educativo: educador y educando. Todos los principios filosóficos de la educación habían sido olvidados por mucho tiempo, pero surgieron educadores innovadores como Comenio que rescató dichos conocimientos y los comenzó a utilizar. No podemos olvidar a Pestalozzi, Rousseau, Eccleston y tantos otros, que viendo la necesidad de un retorno radical debido a los cambios económicos y sociales, era necesario sacar a la luz.
Luego los actores del acto educativo pasaron a ser tres: educador- educando- edificio. Se puso de manifiesto la necesidad de crear lugares acordes a las necesidades de los educandos y de su aprendizaje, preparando educadores idóneos que dedicaban su tiempo y emoción a la transmisión de saberes generales y se trabajó de esta manera durante mucho tiempo.
Entonces apareció un cuarto actor del acto educativo:
El educador, el educando, el edificio y los padres. Estos comenzaron a ser partícipes de las actividades de sus hijos-educandos sobre todo durante el principio de aplicación de la escuela activa, donde muchas clases se impartían al aire libre o en excursiones o visitas a museos, teatros y lugares de esparcimiento.
De pronto de manera intempestiva surge un quinto elemento formando parte del entorno escolar:
Educando-educador-edificio-padres y sindicatos.
Si bien el principio del sindicato se resume a ser una asociación de trabajadores con el objetivo de la defensa de los intereses profesionales, económicos y laborales de sus asociados, éstos comenzaron primero de manera subrepticia, tomando más y más fuerza hasta imponerse como los verdaderos determinantes de lo que se enseñaba, cómo se hacía, qué materiales utilizar, que materias desarrollar, que libros de texto utilizar, cuántas horas debía un educador dedicar a su trabajo como tal, si debía o no seguir perfeccionándose, si debía o no aceptar que sus educandos pasen al siguiente nivel aún sin haber comprendido todos los contenidos. Si no eran atendidos con premura, de inmediato organizaban huelgas con el consiguiente desvirtúo del año escolar, preparaban a los jóvenes adolescentes a tomar colegios como si fueran bastiones de maldad en lugar de edificios donde debían prepararse para su vida futura.
Las universidades con sus respectivas facultades se convirtieron en semilleros de jóvenes adultos que se preparaban para oponerse a todo tipo de gobierno democrático, dejando de lado sus estudios que lograban alcanzar con todo tipo de artimañas, como pasarse notas, comentar las preguntas del examen, presentar trabajos realizados por otros, no asistir a clases y enviar a alguien en su lugar, faltar de manera irrespetuosa a sus docentes, no asistir a coloquios.
En una palabra, todo lugar que debía ser dedicado como templo de sabiduría se convirtió en lugar de adoctrinamiento, comités políticos, lugares en los cuales en vez de exacerbar las sinopsis se imponía la orden de que pensar era mal visto, el ser haragán y mentiroso era considerado como un comportamiento totalmente normal e incluso tratando de involucrar a sus propios compañeros de estudios en situaciones inesperadas como adicciones de todo tipo y con un comportamiento más dignos de salvajes que de seres pensantes.
Entonces, golpeó la pandemia. El sexto componente del entorno educativo.Todo el mundo sufrió las consecuencias. Los muertos e infectados se cuentan por miles. Una vez más la educación se vio terriblemente atrofiada. Los educandos de todos los niveles no podían asistir a sus clases presenciales. Solo aquellos que poseían un cierto nivel económico podían continuar sus clases de manera virtual.
En Argentina, que es el país donde nací, las cosas se tornaron desde todo punto de vista incontrolables puesto que todo el tejido social se vio terriblemente afectado por la enfermedad y por las medidas sanitarias que debieron tomarse. Cerraron toda clase de negocios, se suspendieron espectáculos, los hospitales estaban desbordados, el personal de blanco no daba abasto con tantos casos, miles de personas murieron, otros miles se infectaron, y por supuesto la primera cenicienta en quedar de lado fue la educación. Especialmente cuando comenzaron las vacunaciones.
Aquellos que pudieron continuar de manera virtual lo hicieron pero millones de niños quedaron huérfanos de todo, de padres que morían, de sociedades que no los atendían, de escolaridad obligatoria que no se cumplía, de falta de alimentos necesarios para su desarrollo físico, intelectual y emocional, pero sobre todo el flagelo mayor lo constituye sin lugar a dudas el tipo de paternalismo político al que son sometidos millones de personas que se benefician de “planes de manutención” vale decir que no hacen nada, no trabajan, no producen, no se preparan, no asisten a las escuelas, son inducidos a vidas dependientes de vicios terribles, la delincuencia a cada paso, las gentes trabajadores encerradas bajo barrotes prisioneros de una nueva casta social “los que quieren tenerlo todo sin trabajar”.
Es claramente visible que los postulados presentados y vividos por generaciones de griegos son desconocidos por la gente que debería ocupar su tiempo en organizar la educación y no convertirla en centros de adoctrinamiento donde el odio a todo, es presentado como el gran bien que los jóvenes deben aceptar y poner en práctica.
¿Cuántas generaciones hace que esto pasa? En todo caso yo soy Promoción 69 de Maestra Normal Nacional y hasta ahí, todo tenía aún, un cierto grado de coherencia. Soy Promoción 72 y 73 de la Facultad de Filosofía y ahí comenzaron un poco los problemas en las universidades donde los jóvenes que asistían eran miembros de familias que podían hacerse cargo de sus estudios, porque no trabajaban, sino que los padres los mantenían.
Ellos son a la base de los “jóvenes idealistas” que querían mejoras sociales para la gente. Para ello atraía a compañeros incautos a través de los vicios que hasta entonces eran considerados devastadores de la moral y las buenas costumbres,
Hace 45 años atrás, yo salí de Argentina y ya no volví. Hace 26 años me establecí en Paraguay y desde aquí veo con infinita tristeza y mucha vergüenza, el terreno cenagoso en que toda la cultura que antes nos colocaba entre los mejores del mundo, ahora nos ha convertido en el hazmerreír de todos.
Mientras tanto los egresados son incapaces de conjugar un verbo correctamente, ni siquiera asisten a clases, las ausencias rozan lo imperdonable, hacen asistir a otros en su nombre, las organizaciones políticas han tomado el lugar de los docentes y adoctrinan en lugar de propiciar el conocimiento especialmente en las Facultades de Derecho, Ciencias Políticas y Sociología.
El léxico que manejan consta de alrededor de 300 palabras, su pasatiempo favorito es jugar con el teléfono celular, no se alimentan bien, organizan fiestas plagadas de estupefacientes, la mediocridad es la línea general de conducta, no les interesa ni cuidarse ni cuidar, si están en estado etílico u otro destrozan bares, tiendas, mercados, todo lo que encuentran en su camino, prenden fuego a los autos estacionados en las calles, persiguen y golpean, violan, matan, destruyen en total impunidad porque hasta las fuerzas policiales han sido cercenadas para llevar a cabo su tarea.
Aquellos grandes principios filosóficos han sido totalmente dejados de lado como algo obsoleto, sin utilidad, demasiado alejados de la realidad. Sin embargo, precisamente con la oportunidad que a pesar de todo brinda esta pandemia, sería propicio volver a esos principios que fueron tan positivos para una maravillosa civilización que tanto nos ha aportado a través de su cultura y de sus conocimientos que fueron ampliamente comprobados y hacia los cuales, muchas políticas educativas están tratando de volver de la mejor manera posible, siempre adaptadas a cada necesidad.
Es tiempo de que el Estado tome la determinación de marcar las pautas del tipo de educación que desea propiciar. Educar no es imponer, obligar, adoctrinar. Todo lo contrario, educar es conducir al educando a través de la incentivación hacia los logros que sus propias capacidades son capaces de brindarle. Acompañar, sustentar, apoyar, comprender y sobre todo empatizar.
Para eso es necesario formar docentes idóneos, con una amplia cultura y con la necesidad de continuar preparándose constantemente para poder brindar a los educandos lo mejor de sí como persona, como educador, como preparador de futuros ciudadanos, poniendo en práctica la definición de Aristóteles.
Sin lugar a dudas que la educación en excelencia para llegar a ser el mejor, promete indefectiblemente una vida feliz.
Esperamos que así sea para bien de todos.
MARÍA ELENA CISNEROS RUEDA, nacida el 16 de marzo de 1951, en la Provincia de Entre Ríos, Argentina, es: profesora superior de danzas clásicas, profesora superior de danzas españolas, maestra normal nacional, profesora superior de piano, profesora superior de teoría y solfeo, dactilógrafa, licenciada en Ciencias de la Educación, en la Universidad de Ginebra, Suiza, profesora superior de idioma francés, habla además español inglés, italiano, portugués y hebreo bíblico. Ha compuesto más de 150 obras musicales y escrito: “Cuaderno de Iniciación Musical”, y 15 libros de partituras entre los que se encuentran: “La educación musical de los pequeñitos”, “El señor de la Isla” (obtuvo premio de la ciudad de Meyrin. Suiza), “Rulos y Bigotes”, “La evolución de la musicoterapia a través del tiempo”. En deportes ha practicado: natación, tenis, equitación, golf y cetrería. Entre otros, ha recibido premios como: “Ciudad de Meyrin” (Suiza) en Literatura. “Gian Batista Viotti” (Italia) en música, y “ Rosa Mística”, (Curitiba. Brasil) en piano. Se ha desempeñado como profesora de Parvularios y Técnica especializada en Dirección y Supervisión de Escuelas de la Universidad Católica Argentina. Es creadora del “Atelier de Creation Musical”, en Ginebra. Suiza y creadora del “Centro Pedagógico Musical”, en la Escuela de Música de Paraguay. Posee un Masteradocen de Musicoterapia y es doctorante en la Universidad de Cambridge (Reino Unido de Gran Bretaña). Un Masterado en Educación Musical en el Instituto de Ribaupuerre Lausanne de Suiza. Y un Masterado en “Educación y Didáctica Universitaria” en la Universidad Americana de Paraguay. En ese país, donde reside ha sido profesora en: El Ateneo Paraguayo, Colegio de San José, Colegio Teresiano, Colegio San Nicolás de Bari, Panamericana International School, Colegio Francés, Universidad Evangélica, y Universidad Nacional. Actualmente es Profesora investigadora en el Centro de Investigación de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte. Universidad Nacional de Asunción y da clases de piano en la casa que alquila en “Rincón San Lorenzo” un humilde barrio de Asunción. Siendo proteccionista convive con 12 perros y 20 gatos, rescatados. Así espera que el tiempo transcurra y finalmente la lleve a reunirse nuevamente con el amor de su vida, JOSÉ LÓPEZ REGA, quien, en junio de 1989, le dijera por última vez: “Hasta que la muerte nos vuelva a unir”.
BIBLIOGRAFÍA
Cisneros Rueda,M.E ”La evolución de la musicoterapia a través del tiempo”.2020. Sunlight . music school. Asunción Py.
López Rega, J. 1963 “Secretos develados”. Rosa de libres. Bs.As. Ar.
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Por Prof. Mgtr. María Elena Cisneros Rueda.
La música era un elemento vital en la educación liberal puesto que se la consideraba parte formadora del carácter y de la purificación emotiva.
La formación en general se componía de dos estadios:
Ambas tenían la misma importancia.
La formación en general requería una unidad funcional basada en la armonía en función de algo común a todos: la trascendencia, que es el objetivo mayor en el conocimiento humano para alcanzar el máximo potencial más allá de lo perceptible y por tanto opuesto a la Inmanencia que se encierra en sí misma, en su interior teniendo un fin dentro del mismo ser.
Es así como podemos visualizar la importancia del pensamiento filosófico en todo acto educativo.
TELIKÓS (Final)
Durante mucho tiempo después de estos altos conocimientos respecto de la educación que se llevaron a cabo en Grecia, se encontraban dos actores del acto educativo: educador y educando. Todos los principios filosóficos de la educación habían sido olvidados por mucho tiempo, pero surgieron educadores innovadores como Comenio que rescató dichos conocimientos y los comenzó a utilizar. No podemos olvidar a Pestalozzi, Rousseau, Eccleston y tantos otros, que viendo la necesidad de un retorno radical debido a los cambios económicos y sociales, era necesario sacar a la luz.
Luego los actores del acto educativo pasaron a ser tres: educador- educando- edificio. Se puso de manifiesto la necesidad de crear lugares acordes a las necesidades de los educandos y de su aprendizaje, preparando educadores idóneos que dedicaban su tiempo y emoción a la transmisión de saberes generales y se trabajó de esta manera durante mucho tiempo.
Entonces apareció un cuarto actor del acto educativo:
El educador, el educando, el edificio y los padres. Estos comenzaron a ser partícipes de las actividades de sus hijos-educandos sobre todo durante el principio de aplicación de la escuela activa, donde muchas clases se impartían al aire libre o en excursiones o visitas a museos, teatros y lugares de esparcimiento.
De pronto de manera intempestiva surge un quinto elemento formando parte del entorno escolar:
Educando-educador-edificio-padres y sindicatos.
Si bien el principio del sindicato se resume a ser una asociación de trabajadores con el objetivo de la defensa de los intereses profesionales, económicos y laborales de sus asociados, éstos comenzaron primero de manera subrepticia, tomando más y más fuerza hasta imponerse como los verdaderos determinantes de lo que se enseñaba, cómo se hacía, qué materiales utilizar, que materias desarrollar, que libros de texto utilizar, cuántas horas debía un educador dedicar a su trabajo como tal, si debía o no seguir perfeccionándose, si debía o no aceptar que sus educandos pasen al siguiente nivel aún sin haber comprendido todos los contenidos. Si no eran atendidos con premura, de inmediato organizaban huelgas con el consiguiente desvirtúo del año escolar, preparaban a los jóvenes adolescentes a tomar colegios como si fueran bastiones de maldad en lugar de edificios donde debían prepararse para su vida futura.
Las universidades con sus respectivas facultades se convirtieron en semilleros de jóvenes adultos que se preparaban para oponerse a todo tipo de gobierno democrático, dejando de lado sus estudios que lograban alcanzar con todo tipo de artimañas, como pasarse notas, comentar las preguntas del examen, presentar trabajos realizados por otros, no asistir a clases y enviar a alguien en su lugar, faltar de manera irrespetuosa a sus docentes, no asistir a coloquios.
En una palabra, todo lugar que debía ser dedicado como templo de sabiduría se convirtió en lugar de adoctrinamiento, comités políticos, lugares en los cuales en vez de exacerbar las sinopsis se imponía la orden de que pensar era mal visto, el ser haragán y mentiroso era considerado como un comportamiento totalmente normal e incluso tratando de involucrar a sus propios compañeros de estudios en situaciones inesperadas como adicciones de todo tipo y con un comportamiento más dignos de salvajes que de seres pensantes.
Entonces, golpeó la pandemia. El sexto componente del entorno educativo.Todo el mundo sufrió las consecuencias. Los muertos e infectados se cuentan por miles. Una vez más la educación se vio terriblemente atrofiada. Los educandos de todos los niveles no podían asistir a sus clases presenciales. Solo aquellos que poseían un cierto nivel económico podían continuar sus clases de manera virtual.
En Argentina, que es el país donde nací, las cosas se tornaron desde todo punto de vista incontrolables puesto que todo el tejido social se vio terriblemente afectado por la enfermedad y por las medidas sanitarias que debieron tomarse. Cerraron toda clase de negocios, se suspendieron espectáculos, los hospitales estaban desbordados, el personal de blanco no daba abasto con tantos casos, miles de personas murieron, otros miles se infectaron, y por supuesto la primera cenicienta en quedar de lado fue la educación. Especialmente cuando comenzaron las vacunaciones.
Aquellos que pudieron continuar de manera virtual lo hicieron pero millones de niños quedaron huérfanos de todo, de padres que morían, de sociedades que no los atendían, de escolaridad obligatoria que no se cumplía, de falta de alimentos necesarios para su desarrollo físico, intelectual y emocional, pero sobre todo el flagelo mayor lo constituye sin lugar a dudas el tipo de paternalismo político al que son sometidos millones de personas que se benefician de “planes de manutención” vale decir que no hacen nada, no trabajan, no producen, no se preparan, no asisten a las escuelas, son inducidos a vidas dependientes de vicios terribles, la delincuencia a cada paso, las gentes trabajadores encerradas bajo barrotes prisioneros de una nueva casta social “los que quieren tenerlo todo sin trabajar”.
Es claramente visible que los postulados presentados y vividos por generaciones de griegos son desconocidos por la gente que debería ocupar su tiempo en organizar la educación y no convertirla en centros de adoctrinamiento donde el odio a todo, es presentado como el gran bien que los jóvenes deben aceptar y poner en práctica.
¿Cuántas generaciones hace que esto pasa? En todo caso yo soy Promoción 69 de Maestra Normal Nacional y hasta ahí, todo tenía aún, un cierto grado de coherencia. Soy Promoción 72 y 73 de la Facultad de Filosofía y ahí comenzaron un poco los problemas en las universidades donde los jóvenes que asistían eran miembros de familias que podían hacerse cargo de sus estudios, porque no trabajaban, sino que los padres los mantenían.
Ellos son a la base de los “jóvenes idealistas” que querían mejoras sociales para la gente. Para ello atraía a compañeros incautos a través de los vicios que hasta entonces eran considerados devastadores de la moral y las buenas costumbres,
Hace 45 años atrás, yo salí de Argentina y ya no volví. Hace 26 años me establecí en Paraguay y desde aquí veo con infinita tristeza y mucha vergüenza, el terreno cenagoso en que toda la cultura que antes nos colocaba entre los mejores del mundo, ahora nos ha convertido en el hazmerreír de todos.
Mientras tanto los egresados son incapaces de conjugar un verbo correctamente, ni siquiera asisten a clases, las ausencias rozan lo imperdonable, hacen asistir a otros en su nombre, las organizaciones políticas han tomado el lugar de los docentes y adoctrinan en lugar de propiciar el conocimiento especialmente en las Facultades de Derecho, Ciencias Políticas y Sociología.
El léxico que manejan consta de alrededor de 300 palabras, su pasatiempo favorito es jugar con el teléfono celular, no se alimentan bien, organizan fiestas plagadas de estupefacientes, la mediocridad es la línea general de conducta, no les interesa ni cuidarse ni cuidar, si están en estado etílico u otro destrozan bares, tiendas, mercados, todo lo que encuentran en su camino, prenden fuego a los autos estacionados en las calles, persiguen y golpean, violan, matan, destruyen en total impunidad porque hasta las fuerzas policiales han sido cercenadas para llevar a cabo su tarea.
Aquellos grandes principios filosóficos han sido totalmente dejados de lado como algo obsoleto, sin utilidad, demasiado alejados de la realidad. Sin embargo, precisamente con la oportunidad que a pesar de todo brinda esta pandemia, sería propicio volver a esos principios que fueron tan positivos para una maravillosa civilización que tanto nos ha aportado a través de su cultura y de sus conocimientos que fueron ampliamente comprobados y hacia los cuales, muchas políticas educativas están tratando de volver de la mejor manera posible, siempre adaptadas a cada necesidad.
Es tiempo de que el Estado tome la determinación de marcar las pautas del tipo de educación que desea propiciar. Educar no es imponer, obligar, adoctrinar. Todo lo contrario, educar es conducir al educando a través de la incentivación hacia los logros que sus propias capacidades son capaces de brindarle. Acompañar, sustentar, apoyar, comprender y sobre todo empatizar.
Para eso es necesario formar docentes idóneos, con una amplia cultura y con la necesidad de continuar preparándose constantemente para poder brindar a los educandos lo mejor de sí como persona, como educador, como preparador de futuros ciudadanos, poniendo en práctica la definición de Aristóteles.
Sin lugar a dudas que la educación en excelencia para llegar a ser el mejor, promete indefectiblemente una vida feliz.
Esperamos que así sea para bien de todos.
MARÍA ELENA CISNEROS RUEDA, nacida el 16 de marzo de 1951, en la Provincia de Entre Ríos, Argentina, es: profesora superior de danzas clásicas, profesora superior de danzas españolas, maestra normal nacional, profesora superior de piano, profesora superior de teoría y solfeo, dactilógrafa, licenciada en Ciencias de la Educación, en la Universidad de Ginebra, Suiza, profesora superior de idioma francés, habla además español inglés, italiano, portugués y hebreo bíblico. Ha compuesto más de 150 obras musicales y escrito: “Cuaderno de Iniciación Musical”, y 15 libros de partituras entre los que se encuentran: “La educación musical de los pequeñitos”, “El señor de la Isla” (obtuvo premio de la ciudad de Meyrin. Suiza), “Rulos y Bigotes”, “La evolución de la musicoterapia a través del tiempo”. En deportes ha practicado: natación, tenis, equitación, golf y cetrería. Entre otros, ha recibido premios como: “Ciudad de Meyrin” (Suiza) en Literatura. “Gian Batista Viotti” (Italia) en música, y “ Rosa Mística”, (Curitiba. Brasil) en piano. Se ha desempeñado como profesora de Parvularios y Técnica especializada en Dirección y Supervisión de Escuelas de la Universidad Católica Argentina. Es creadora del “Atelier de Creation Musical”, en Ginebra. Suiza y creadora del “Centro Pedagógico Musical”, en la Escuela de Música de Paraguay. Posee un Masteradocen de Musicoterapia y es doctorante en la Universidad de Cambridge (Reino Unido de Gran Bretaña). Un Masterado en Educación Musical en el Instituto de Ribaupuerre Lausanne de Suiza. Y un Masterado en “Educación y Didáctica Universitaria” en la Universidad Americana de Paraguay. En ese país, donde reside ha sido profesora en: El Ateneo Paraguayo, Colegio de San José, Colegio Teresiano, Colegio San Nicolás de Bari, Panamericana International School, Colegio Francés, Universidad Evangélica, y Universidad Nacional. Actualmente es Profesora investigadora en el Centro de Investigación de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte. Universidad Nacional de Asunción y da clases de piano en la casa que alquila en “Rincón San Lorenzo” un humilde barrio de Asunción. Siendo proteccionista convive con 12 perros y 20 gatos, rescatados. Así espera que el tiempo transcurra y finalmente la lleve a reunirse nuevamente con el amor de su vida, JOSÉ LÓPEZ REGA, quien, en junio de 1989, le dijera por última vez: “Hasta que la muerte nos vuelva a unir”.
BIBLIOGRAFÍA
Cisneros Rueda,M.E ”La evolución de la musicoterapia a través del tiempo”.2020. Sunlight . music school. Asunción Py.
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Nassif,R. 1958. “Pedagogía General”. Kapelusz. Bs.As. Ar.
Negri Fajardo, O y Vergara Ciordia, J.1960.”Historia de la educación de la Grecia clásica a la educación contemporánea”. Uned. Mx.
Nueva Acrópolis, escuela de filosofía. 2020. Apuntes del curso de Filosofía. San Lorenzo.Py.
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Agosto 30, 2021