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Escribe: David Rey.

Se llama Pilar Victoria Velásquez Melgarejo, es de Mendoza y tiene solo dos años. Nació con «una afección en la cual el bebé tiene la mandíbula más pequeña de lo normal, la lengua replegada en la garganta y dificultad para respirar» (diario «Los Andes»). Pero el caso es que resulta que le acaban de descubrir que, además, también tiene comprometida la médula osea, de tal manera que no puede empezar a caminar.

Su familia es muy amiga mía, de las mejores personas que he tenido el agrado de conocer.

Pilar necesita urgente someterse a una operación en el Hospital Fleni de la ciudad de Buenos Aires, el único lugar de Argentina donde se puede llevar a cabo. La familia deberá trasladarse a la Capital no menos de dos meses. Y necesita de nuestra ayuda.

Pilar sí tiene obra social, pero ocurre que la misma ‘no tiene convenio’ con el Hospital Fleni, además de que este último todavía no logró calcular con precisión el costo «astronómico» de dicha intervención quirúrgica, aunque se estima que solamente la primera de ellas -sí, son varias- saldría unos 25 millones de pesos (unos 52 mil dólares, a día de hoy, junio de 2023).

Es increíble que en una época donde hay gente que gratuitamente puede hacerse «el cambio de sexo» (eso sí cubren las prepagas) y donde tanto el estado nacional como las provincias derrochan ingentes cantidades de dinero en cuestiones «de género», tengamos que estar rogando porque la gente ayude para que la operen a Pilar y, de este modo, poder empezar a caminar.

Pero hay otra cosa más increíble aún.

Hoy, cuando Mabel, su abuela -y tremenda amiga mía-, me pasó el caso de Pilar, yo lo desparramé por WhatsApp. Estoy, hasta ahora, sin palabras… Es que nunca habría imaginado que la sonrisa de esa nena podría llegar a movilizar tanto. Me pasé todo el día de hoy haciendo de «lleva y trae» entre los que me escribían para saber más del caso y los muchos que me avisaban que terminaban de colaborar. Incluso, mientras escribo estas líneas… estoy respondiendo mensajes.

Son increíbles las cosas malas que pasan en este país, los absurdos constantes que tenemos que vivir… Pero ojo, creo que esta vez le ganamos a lo malo por goleada. Es increíble todo lo que ha logrado unir la pequeña Pilar. Con mucho, o con poco, nadie quiere perderse la oportunidad de ser parte de esos primeros pasos que Pilar necesita empezar a dar en la vida.

¿Será que, junto con los primeros pasos de Pilar, también este país necesita aprender a caminar?

Éste es uno de esos días en que me enorgullezco de este país y del pueblo maravilloso que somos. A la locura le ponemos enfrente nuestra voluntad, y a la adversidad la enfrentamos sin dudar un segundo poniendo el corazón lo más adelante posible.

¿Cuánto es capaz de enseñarnos una niña de apenas dos años, no? El dinero, amigos, va y viene… pero eso que somos capaces de hacer por el semejante, eso, no solo es lo que mejor habla de nosotros sino, además, lo que verdaderamente construye el país que merecemos.

Y yo me merezco una buena comida «made by Mabel» la próxima vez que ande por Mendoza…