Dentro de sólo 13 días, se producirá la apertura de las sesiones ordinarias del H° Aguantadero, y el Presidente deberá dar su discurso anual; la incógnita es si lo hará, como corresponde, en la Cámara de Diputados ante la Asamblea Legislativa o si, por el contrario, insistirá en hacerlo en las escalinatas, ante el “pueblo” y de espaldas al Congreso. Es decir, si acentuará su distanciamiento del Poder Legislativo o intenta reconciliarse con él, asumiendo el claro riesgo de ser abucheado desde las bancas y las galerías.
La pieza oratoria marcará el rumbo de un gobierno todavía errático, que se ve enfrentado a la necesidad de ocupar lugares en la administración central sin contar con cuadros propios preparados para hacerlo. De allí se deriva la curiosa incorporación de personajes altamente cuestionados por su pasado reciente, muchos sospechados de ser verdaderos quinta-columnistas del massismo y el kirchnerismo.
En esa medida, llamaron poderosamente la atención los fulminantes despidos de la Secretaria de Minería, Flavia Royón, y del Director de la ANSES, Osvaldo Giordano. Ambos, pese a que no integraban La Libertad Avanza, eran reconocidos en el mundo político y empresarial por su profesionalismo y capacidad, y sus salidas fueron atribuidas a la venganza de Milei contra los gobernadores que, a través de los diputados que les responden, condenaron a muerte a la “ley ómnibus”. Si esto fuera verdad, y aparenta serlo a falta de explicaciones, denotaría un triste pero peligroso infantilismo en el carácter del Presidente.
Esta vez el discurso inaugural debiera ser más preciso en el inventario de la herencia recibida que aquél que dio Milei cuando asumió la Presidencia. Si no lo fuera, reiteraría el gravísimo error que cometió, por omisión, Mauricio Macri el 1° de marzo de 2017; cuando quiso enmendarlo con la publicación de “El estado del Estado”, fue demasiado tarde y quizás, la causa eficiente del fracaso de su gestión.
Y el 20 de marzo, un largo plazo en esta Argentina tan convulsionada y urgente, se cumplirán 100 días de gobierno de Javier Milei. Terminará entonces el período de esperanzada tolerancia al que se denomina, tradicionalmente, la luna de miel de un mandatario con su electorado.
Si, para entonces, las clases medias y bajas no percibieran algún alivio en sus famélicos bolsillos, el riesgo de severas protestas se incrementará sensiblemente.
Como siempre digo, estoy convencido que contribuiría a la tranquilidad social una generalizada percepción de recortes de gastos a la “casta” y de una seria persecución penal contra todos los responsables, por su corrupción, del desastre que nos toca vivir, un nuevo pero repetido rulo de nuestra historia económica, tan llena de ajustes, devaluaciones, gasto infinito, emisión descontrolada, cambio de signo monetario, congelamiento de salarios y jubilaciones, etc.
Continúo esperanzado en la gestión de Milei y su gabinete, pero, no por ello, dejo de preocuparme por algunas políticas y actitudes que me llaman la atención en ella.
Hasta el sábado próximo, cuando intentaré expresar nuevamente mi pensamiento.
♣
Por Enrique Guillermo Avogadro.
Dentro de sólo 13 días, se producirá la apertura de las sesiones ordinarias del H° Aguantadero, y el Presidente deberá dar su discurso anual; la incógnita es si lo hará, como corresponde, en la Cámara de Diputados ante la Asamblea Legislativa o si, por el contrario, insistirá en hacerlo en las escalinatas, ante el “pueblo” y de espaldas al Congreso. Es decir, si acentuará su distanciamiento del Poder Legislativo o intenta reconciliarse con él, asumiendo el claro riesgo de ser abucheado desde las bancas y las galerías.
La pieza oratoria marcará el rumbo de un gobierno todavía errático, que se ve enfrentado a la necesidad de ocupar lugares en la administración central sin contar con cuadros propios preparados para hacerlo. De allí se deriva la curiosa incorporación de personajes altamente cuestionados por su pasado reciente, muchos sospechados de ser verdaderos quinta-columnistas del massismo y el kirchnerismo.
En esa medida, llamaron poderosamente la atención los fulminantes despidos de la Secretaria de Minería, Flavia Royón, y del Director de la ANSES, Osvaldo Giordano. Ambos, pese a que no integraban La Libertad Avanza, eran reconocidos en el mundo político y empresarial por su profesionalismo y capacidad, y sus salidas fueron atribuidas a la venganza de Milei contra los gobernadores que, a través de los diputados que les responden, condenaron a muerte a la “ley ómnibus”. Si esto fuera verdad, y aparenta serlo a falta de explicaciones, denotaría un triste pero peligroso infantilismo en el carácter del Presidente.
Esta vez el discurso inaugural debiera ser más preciso en el inventario de la herencia recibida que aquél que dio Milei cuando asumió la Presidencia. Si no lo fuera, reiteraría el gravísimo error que cometió, por omisión, Mauricio Macri el 1° de marzo de 2017; cuando quiso enmendarlo con la publicación de “El estado del Estado”, fue demasiado tarde y quizás, la causa eficiente del fracaso de su gestión.
Y el 20 de marzo, un largo plazo en esta Argentina tan convulsionada y urgente, se cumplirán 100 días de gobierno de Javier Milei. Terminará entonces el período de esperanzada tolerancia al que se denomina, tradicionalmente, la luna de miel de un mandatario con su electorado.
Si, para entonces, las clases medias y bajas no percibieran algún alivio en sus famélicos bolsillos, el riesgo de severas protestas se incrementará sensiblemente.
Como siempre digo, estoy convencido que contribuiría a la tranquilidad social una generalizada percepción de recortes de gastos a la “casta” y de una seria persecución penal contra todos los responsables, por su corrupción, del desastre que nos toca vivir, un nuevo pero repetido rulo de nuestra historia económica, tan llena de ajustes, devaluaciones, gasto infinito, emisión descontrolada, cambio de signo monetario, congelamiento de salarios y jubilaciones, etc.
Continúo esperanzado en la gestión de Milei y su gabinete, pero, no por ello, dejo de preocuparme por algunas políticas y actitudes que me llaman la atención en ella.
Hasta el sábado próximo, cuando intentaré expresar nuevamente mi pensamiento.
Un fuerte abrazo.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401
Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003
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Febrero 19, 2024
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