Lamento enormemente haber tenido que incluir al Presidente, a quien admiro, en la enumeración de “Gente Honrada” pero, además de los dos temas que mencioné en la nota, me incomodan muchísimo los ataques desembozados a la prensa libre que despliega a diario, y estoy demasiado viejo para comprar paquetes cerrados y malos modales.
En esa medida, sigo ejerciendo el derecho a criticar lo que no me gusta, aunque corra el riesgo de que, después, los ejércitos de trolls se ensañen conmigo, como lo hicieron los Kirchner durante tanto tiempo, incluyendo amenazas mortales, gracias a Dios sólo telefónicas, en las madrugadas del mandato original del pingüino muerto.
Javier Milei tuvo la mejor semana de su mandato, no sólo por los tan favorables números de la macroeconomía, con una sostenida baja en las cotizaciones del dólar y del riesgo-país sino, muy especialmente, por el enorme respaldo que le brindó Donald Trump en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida.
Con ese encuentro, se convirtió en el primer mandatario en reunirse con el Presidente electo de los Estados Unidos, que tuvo cálidos gestos con él.
Coincido con muchos de mis amigos en considerar que la rara diplomacia de Milei, que lo lleva a frecuentar más a los empresarios exitosos que a otros líderes mundiales, es positiva.
En el estado calamitoso en que recibió la economía, resulta mucho más importante vincularse con los dueños globales del dinero que hacer sociales con colegas, muchos de los cuales están distanciados de él por temas meramente ideológicos.
Sin embargo, Argentina debe hacer muchos deberes antes de que las promesas que recibe el Presidente se transformen en inversiones concretas, especialmente en cuanto a la seguridad jurídica.
Por ello, me resulta inexplicable la insistencia de Milei en el tema Lijo, tal vez el mejor representante de la siniestra casta a la que dice combatir.
Y la otra preocupación de propios y ajenos radica en la eterna posibilidad de un retorno del peronismo al poder, cualquiera sea la mutación, siempre canalla, que lo devuelva a la Casa Rosada.
Está claro que el Gobierno ha elegido a Cristina Fernández como sparring, ya que ella cumple el rol de obturar una eventual renovación del PJ que puedan encarar los gobernadores no kirchneristas, pero no deja de ser un peligro encumbrar tanto a una adversaria que ha demostrado poseer dotes camaleónicas y ser dueña de una singular hipocresía.
Por todo ello, y salvo en áreas específicas como petróleo, gas y minería, me parece que la lluvia de inversiones demorará en llegar, y con ella la indispensable y urgente reactivación económica, al menos hasta las elecciones legislativas de octubre próximo.
La Libertad Avanza no podrá, aunque tuviera un monumental éxito electoral, modificar mucho los números en el H° Aguantadero, pero una fuerte derrota del carísimo y descerebrado Axel Kiciloff y sus candidatos en la Provincia de Buenos Aires serviría para consolidar definitivamente el rumbo.
Entonces, nos toca seguir rezando para que el equipo del Presidente siga progresando, como viene haciendo lentamente, en mejorar los salarios reales y en disminuir la pobreza, porque nadie sabe en realidad cuánto durará esta inesperada paz social y, si ésta se terminara, siempre habrá canallas dispuestos a dirigir la protesta para destituir a Milei y, en el camino, incendiar el país.
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Por Enrique Guillermo Avogadro.
Lamento enormemente haber tenido que incluir al Presidente, a quien admiro, en la enumeración de “Gente Honrada” pero, además de los dos temas que mencioné en la nota, me incomodan muchísimo los ataques desembozados a la prensa libre que despliega a diario, y estoy demasiado viejo para comprar paquetes cerrados y malos modales.
En esa medida, sigo ejerciendo el derecho a criticar lo que no me gusta, aunque corra el riesgo de que, después, los ejércitos de trolls se ensañen conmigo, como lo hicieron los Kirchner durante tanto tiempo, incluyendo amenazas mortales, gracias a Dios sólo telefónicas, en las madrugadas del mandato original del pingüino muerto.
Javier Milei tuvo la mejor semana de su mandato, no sólo por los tan favorables números de la macroeconomía, con una sostenida baja en las cotizaciones del dólar y del riesgo-país sino, muy especialmente, por el enorme respaldo que le brindó Donald Trump en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida.
Con ese encuentro, se convirtió en el primer mandatario en reunirse con el Presidente electo de los Estados Unidos, que tuvo cálidos gestos con él.
Coincido con muchos de mis amigos en considerar que la rara diplomacia de Milei, que lo lleva a frecuentar más a los empresarios exitosos que a otros líderes mundiales, es positiva.
En el estado calamitoso en que recibió la economía, resulta mucho más importante vincularse con los dueños globales del dinero que hacer sociales con colegas, muchos de los cuales están distanciados de él por temas meramente ideológicos.
Sin embargo, Argentina debe hacer muchos deberes antes de que las promesas que recibe el Presidente se transformen en inversiones concretas, especialmente en cuanto a la seguridad jurídica.
Por ello, me resulta inexplicable la insistencia de Milei en el tema Lijo, tal vez el mejor representante de la siniestra casta a la que dice combatir.
Y la otra preocupación de propios y ajenos radica en la eterna posibilidad de un retorno del peronismo al poder, cualquiera sea la mutación, siempre canalla, que lo devuelva a la Casa Rosada.
Está claro que el Gobierno ha elegido a Cristina Fernández como sparring, ya que ella cumple el rol de obturar una eventual renovación del PJ que puedan encarar los gobernadores no kirchneristas, pero no deja de ser un peligro encumbrar tanto a una adversaria que ha demostrado poseer dotes camaleónicas y ser dueña de una singular hipocresía.
Por todo ello, y salvo en áreas específicas como petróleo, gas y minería, me parece que la lluvia de inversiones demorará en llegar, y con ella la indispensable y urgente reactivación económica, al menos hasta las elecciones legislativas de octubre próximo.
La Libertad Avanza no podrá, aunque tuviera un monumental éxito electoral, modificar mucho los números en el H° Aguantadero, pero una fuerte derrota del carísimo y descerebrado Axel Kiciloff y sus candidatos en la Provincia de Buenos Aires serviría para consolidar definitivamente el rumbo.
Entonces, nos toca seguir rezando para que el equipo del Presidente siga progresando, como viene haciendo lentamente, en mejorar los salarios reales y en disminuir la pobreza, porque nadie sabe en realidad cuánto durará esta inesperada paz social y, si ésta se terminara, siempre habrá canallas dispuestos a dirigir la protesta para destituir a Milei y, en el camino, incendiar el país.
Hasta la próxima.
Un fortísimo abrazo.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401
Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003
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E.mail: ega1@avogadro.com.ar
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Noviembre 17, 2024
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