Mucho se ha dicho en estos últimos días respecto de la “prisión preventiva”, pero solo me voy a detener en las expresiones de dos personas, por su importancia en el nivel nacional e internacional. Tanto el papa Francisco como el presidente electo y profesor en la Facultad de Derecho de la UBA, Alberto Fernández, parecen haber visto la luz, tomando conciencia de que, en nuestro país, conviven dos sistemas procesales: uno para los corruptos y delincuentes y otro para los más de 2200 miembros de las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales que defendieron la Patria del ataque castrocomunista, de las más de 20 organizaciones terroristas que ensangrentaron nuestro país, en las décadas del 60, 70 y 80, garantizando la libertad que, hasta hoy, disfrutamos todos los argentinos.
En un artículo publicado en LA NACION el 16 del actual, (“El Papa criticó duramente el lawfare y la aplicación de la prisión preventiva”), el Pontífice critica el “uso arbitrario” de la figura de la prisión preventiva, calificándola de “abusos del poder sancionatorio de la Justicia”. En otro artículo, del día siguiente (“Aval al Papa por las prisiones preventivas”), Fernández dice que “el Papa ha dicho una obviedad para los que enseñamos derecho procesal penal. Ha dicho algo que es el abecé del derecho penal. Lo que pasa es que en la Argentina muchos se rasgan las vestiduras”. Y a esto hay que agregarle lo que dijo, refiriéndose a las privaciones de libertad de Cristóbal López y De Sousa: “El sistema procesal argentino dice que mientras uno no es culpable, no tiene por qué ser privado de su libertad, y sin embargo acá han privado de libertad a gente, y siguen privando, innecesariamente, sin condena”.
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Si esta “iluminación” hubiera tenido lugar cuando fueron cardenal primado de la Argentina, el primero, y jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, el segundo, cuando comenzó el proceso de venganza, sin lugar a dudas, muchos de los 537 militares, gendarmes, prefectos, policías y civiles, muertos en el marco de un verdadero plan sistemático de exterminio de un sector de la población, diseñado y ejecutado por la corporación político-judicial argentina, la mayoría sin condena y luego de purgar perpetuas prisiones preventivas (de más de 10 años), hoy estarían vivos.
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CARTA DE LECTORES DIARIO LA NACIÓN
Por EMILIO GUILLERMO NANI
Mucho se ha dicho en estos últimos días respecto de la “prisión preventiva”, pero solo me voy a detener en las expresiones de dos personas, por su importancia en el nivel nacional e internacional. Tanto el papa Francisco como el presidente electo y profesor en la Facultad de Derecho de la UBA, Alberto Fernández, parecen haber visto la luz, tomando conciencia de que, en nuestro país, conviven dos sistemas procesales: uno para los corruptos y delincuentes y otro para los más de 2200 miembros de las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales que defendieron la Patria del ataque castrocomunista, de las más de 20 organizaciones terroristas que ensangrentaron nuestro país, en las décadas del 60, 70 y 80, garantizando la libertad que, hasta hoy, disfrutamos todos los argentinos.
[ezcol_1fifth] [/ezcol_1fifth] [ezcol_1fifth] [/ezcol_1fifth] [ezcol_3fifth_end]En un artículo publicado en LA NACION el 16 del actual, (“El Papa criticó duramente el lawfare y la aplicación de la prisión preventiva”), el Pontífice critica el “uso arbitrario” de la figura de la prisión preventiva, calificándola de “abusos del poder sancionatorio de la Justicia”. En otro artículo, del día siguiente (“Aval al Papa por las prisiones preventivas”), Fernández dice que “el Papa ha dicho una obviedad para los que enseñamos derecho procesal penal. Ha dicho algo que es el abecé del derecho penal. Lo que pasa es que en la Argentina muchos se rasgan las vestiduras”. Y a esto hay que agregarle lo que dijo, refiriéndose a las privaciones de libertad de Cristóbal López y De Sousa: “El sistema procesal argentino dice que mientras uno no es culpable, no tiene por qué ser privado de su libertad, y sin embargo acá han privado de libertad a gente, y siguen privando, innecesariamente, sin condena”.
[/ezcol_3fifth_end]Si esta “iluminación” hubiera tenido lugar cuando fueron cardenal primado de la Argentina, el primero, y jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, el segundo, cuando comenzó el proceso de venganza, sin lugar a dudas, muchos de los 537 militares, gendarmes, prefectos, policías y civiles, muertos en el marco de un verdadero plan sistemático de exterminio de un sector de la población, diseñado y ejecutado por la corporación político-judicial argentina, la mayoría sin condena y luego de purgar perpetuas prisiones preventivas (de más de 10 años), hoy estarían vivos.
Tte. Cnel. (R) Emilio Guillermo Nani
Envío: DRA ANDREA PALOMAS ALARCÓN
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 24, 2019