Este movimiento islámico es el brazo afgano del Estado Islámico y es más conocido como el Estado Islámico-Khorasan. De acuerdo con información de Naciones Unidas, El Estado Islámico en el Iraq y el Levante-Khorasan (ISIS-K) anunció su constitución el 10 de enero de 2015. El grupo estaba encabezado por un antiguo comandante de la organización Tehrik-e Taliban Pakistan (TTP) (QDe.132) y fue establecido por antiguos comandantes de la facción talibán que juraron lealtad al líder del Estado Islámico en Irak y el Levante (ISIL).
Según el Pentágono está formado por exmiembros de Al Qaeda y fue uno de los más activos durante los primeros años de la guerra en Siria, desde donde planean sus ataques.
“La amenaza es real. Es aguda. Es persistente. Y es algo en lo que nos enfocamos con cada herramienta de nuestro arsenal”, explicó Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca.
Durante el gobierno de Barack Obama, Khorasan fue blanco de varios ataques y el entonces jefe de Inteligencia, James Clapper, dijo que “en términos de la amenaza al territorio nacional, Khorasan puede ser tan peligroso como Estado Islámico”.
Periódicos de Estados Unidos aseguran que su líder es Muhsin al-Fadhli, un hombre que fue del círculo íntimo de Osama bin Laden y quien habría conocido los planes del 11 de septiembre de 2001.
Cuando Al Qaida prometió lealtad a los talibanes, el Estado Isláico (EI) los llamó apóstatas. En Afganistán, el odio es aún más tenaz porque el Estado Islámico en Khorasan (ISIS-K) fue creado por desertores talibanes.
Los talibanes han luchado contra el Estados Islámico, y los líderes de ese grupo terrorista en territorio afgano criticaron la toma de Afganistán por parte de los talibanes.
En un comunicado, los miembros del EI califican la toma de Afganistán por parte del talibán como “una falsa victoria” y responsabilizan a EEUU de dar entrada definitiva a los “insurgentes” a Kabul.
El ISIS-K denuncia que los talibanes no impondrán una verdadera sharía o ley islámica y se presentan como una alternativa.
Pero el Estado Islámico también se está beneficiando del colapso del Estado afgano, dice “Mr. Q”, un especialista occidental del grupo yihadista que publica sus investigaciones en Twitter bajo este seudónimo. “No todo está directamente relacionado con la retirada estadounidense, pero la victoria de los talibanes también da un impulso al ISKP, dijo a la AFP.
El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) lo señalan de cometer cerca de 100 ataques contra civiles en Afganistán y Pakistán, así como de aproximadamente 250 enfrentamientos con las fuerzas de seguridad estadounidenses, afganas y paquistaníes desde enero de 2017.
“Mr. Q”, un especialista occidental del grupo yihadista que publica sus investigaciones en Twitter bajo este seudónimo, constató 216 ataques del ISIS-K entre el 1 de enero y el 11 de agosto, frente a 34 el mismo periodo del año pasado.
¿Un ataque 9/11? Ese es el gran temor. “ISIS-K ha estado esperando una oportunidad como esta, donde sus combatientes pueden explotar el caos de la situación en el terreno para tener la oportunidad de matar a soldados estadounidenses”, explicó Colin P. Clarke, analista de contraterrorismo en Soufan Group, una Empresa consultora de seguridad con sede en Nueva York.
El regreso de los talibanes a Afganistán hace saltar las alarmas por un posible nuevo impulso al yihadismo internacional. “Esto da a los yihadistas un tremendo impulso. Les hace creer que pueden expulsar a una potencia extranjera, incluso a una importante como Estados Unidos”, dijo Colin Clarke, director de investigación del Soufan Center, un centro de estudios geopolíticos de Nueva York.
“Sin duda habrá un fuerte bombardeo propagandístico, que culminará en el 20º aniversario de los atentados del 11 de septiembre. Esto galvanizará a los yihadistas desde el norte de África hasta el sudeste asiático”.
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Este movimiento islámico es el brazo afgano del Estado Islámico y es más conocido como el Estado Islámico-Khorasan. De acuerdo con información de Naciones Unidas, El Estado Islámico en el Iraq y el Levante-Khorasan (ISIS-K) anunció su constitución el 10 de enero de 2015. El grupo estaba encabezado por un antiguo comandante de la organización Tehrik-e Taliban Pakistan (TTP) (QDe.132) y fue establecido por antiguos comandantes de la facción talibán que juraron lealtad al líder del Estado Islámico en Irak y el Levante (ISIL).
Según el Pentágono está formado por exmiembros de Al Qaeda y fue uno de los más activos durante los primeros años de la guerra en Siria, desde donde planean sus ataques.
“La amenaza es real. Es aguda. Es persistente. Y es algo en lo que nos enfocamos con cada herramienta de nuestro arsenal”, explicó Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca.
Durante el gobierno de Barack Obama, Khorasan fue blanco de varios ataques y el entonces jefe de Inteligencia, James Clapper, dijo que “en términos de la amenaza al territorio nacional, Khorasan puede ser tan peligroso como Estado Islámico”.
Periódicos de Estados Unidos aseguran que su líder es Muhsin al-Fadhli, un hombre que fue del círculo íntimo de Osama bin Laden y quien habría conocido los planes del 11 de septiembre de 2001.
Cuando Al Qaida prometió lealtad a los talibanes, el Estado Isláico (EI) los llamó apóstatas. En Afganistán, el odio es aún más tenaz porque el Estado Islámico en Khorasan (ISIS-K) fue creado por desertores talibanes.
Los talibanes han luchado contra el Estados Islámico, y los líderes de ese grupo terrorista en territorio afgano criticaron la toma de Afganistán por parte de los talibanes.
En un comunicado, los miembros del EI califican la toma de Afganistán por parte del talibán como “una falsa victoria” y responsabilizan a EEUU de dar entrada definitiva a los “insurgentes” a Kabul.
El ISIS-K denuncia que los talibanes no impondrán una verdadera sharía o ley islámica y se presentan como una alternativa.
Pero el Estado Islámico también se está beneficiando del colapso del Estado afgano, dice “Mr. Q”, un especialista occidental del grupo yihadista que publica sus investigaciones en Twitter bajo este seudónimo. “No todo está directamente relacionado con la retirada estadounidense, pero la victoria de los talibanes también da un impulso al ISKP, dijo a la AFP.
El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) lo señalan de cometer cerca de 100 ataques contra civiles en Afganistán y Pakistán, así como de aproximadamente 250 enfrentamientos con las fuerzas de seguridad estadounidenses, afganas y paquistaníes desde enero de 2017.
“Mr. Q”, un especialista occidental del grupo yihadista que publica sus investigaciones en Twitter bajo este seudónimo, constató 216 ataques del ISIS-K entre el 1 de enero y el 11 de agosto, frente a 34 el mismo periodo del año pasado.
¿Un ataque 9/11? Ese es el gran temor. “ISIS-K ha estado esperando una oportunidad como esta, donde sus combatientes pueden explotar el caos de la situación en el terreno para tener la oportunidad de matar a soldados estadounidenses”, explicó Colin P. Clarke, analista de contraterrorismo en Soufan Group, una Empresa consultora de seguridad con sede en Nueva York.
El regreso de los talibanes a Afganistán hace saltar las alarmas por un posible nuevo impulso al yihadismo internacional. “Esto da a los yihadistas un tremendo impulso. Les hace creer que pueden expulsar a una potencia extranjera, incluso a una importante como Estados Unidos”, dijo Colin Clarke, director de investigación del Soufan Center, un centro de estudios geopolíticos de Nueva York.
“Sin duda habrá un fuerte bombardeo propagandístico, que culminará en el 20º aniversario de los atentados del 11 de septiembre. Esto galvanizará a los yihadistas desde el norte de África hasta el sudeste asiático”.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 27, 2021