Tensiones familiares, vicios esclavizadores, fracasos profesionales, ruinas económicas, enfermedades incurables… Tantas y tantas situaciones del pasado y del presente llevan a algunas personas a desear una muerte precoz. Quienes se encuentran en situaciones dramáticas necesitan ayuda, paciencia, amor, alivio, esperanza. Muchas peticiones de muerte empiezan a apagarse cuando quien sufre encuentra a su alrededor manos amigas y corazones cercanos. Sin embargo, algunos grupos ideológicos promueven una extraña forma de “ayuda” ante estos tipos de casos: facilitar el acceso a la eutanasia o al suicidio asistido a quienes declaran no encontrar un sentido a sus penas, dolores y angustias. Si, además, otros grupos de poder ven la eutanasia como un camino para ahorrar gastos sanitarios y para vaciar hospitales que muchas veces están superpoblados, se comprenderá cómo usan y manipulan casos extremos para llevar adelante su agenda a favor de la mal llamada “muerte dulce”. Por eso causa pena ver que algunas situaciones desesperadas encuentran tanta publicidad y suscitan debates previamente manejados. Porque, hay que decirlo con franqueza, el Estado y otras instituciones ahorran mucho si quien podría pasar meses y meses en costosos tratamientos pide (y consigue rápidamente) la eutanasia. Hay que abrir los ojos a esta realidad: detrás de algunos de los grandes promotores de la eutanasia se esconde una visión de la economía en la que los enfermos terminales son un gasto enorme y un “despilfarro” de recursos. Esos promotores ocultarán, prudentemente, sus ideas. Incluso se presentarán como paladines del derecho a decidir y de la compasión que desea evitar sufrimientos inútiles. En realidad, tendrían que quitarse la careta y manifestar claramente que pretenden eliminar enfermos para ahorrar dinero. Frente a los grandes promotores de ideologías que desprecian a las personas improductivas y que han llevado a la muerte a miles de personas inocentes en el pasado, vale la pena defender la dignidad de cada ser humano, también de los enfermos, y de buscar maneras concretas para ayudar a quienes necesitan, en sus sufrimientos, más atenciones y, sobre todo, más cariño.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires, Argentina), recibe un abrazo, junto a mi deseo de que dios te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas, y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
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Por CLAUDIO VALERIO
Tensiones familiares, vicios esclavizadores, fracasos profesionales, ruinas económicas, enfermedades incurables… Tantas y tantas situaciones del pasado y del presente llevan a algunas personas a desear una muerte precoz. Quienes se encuentran en situaciones dramáticas necesitan ayuda, paciencia, amor, alivio, esperanza. Muchas peticiones de muerte empiezan a apagarse cuando quien sufre encuentra a su alrededor manos amigas y corazones cercanos. Sin embargo, algunos grupos ideológicos promueven una extraña forma de “ayuda” ante estos tipos de casos: facilitar el acceso a la eutanasia o al suicidio asistido a quienes declaran no encontrar un sentido a sus penas, dolores y angustias. Si, además, otros grupos de poder ven la eutanasia como un camino para ahorrar gastos sanitarios y para vaciar hospitales que muchas veces están superpoblados, se comprenderá cómo usan y manipulan casos extremos para llevar adelante su agenda a favor de la mal llamada “muerte dulce”. Por eso causa pena ver que algunas situaciones desesperadas encuentran tanta publicidad y suscitan debates previamente manejados. Porque, hay que decirlo con franqueza, el Estado y otras instituciones ahorran mucho si quien podría pasar meses y meses en costosos tratamientos pide (y consigue rápidamente) la eutanasia. Hay que abrir los ojos a esta realidad: detrás de algunos de los grandes promotores de la eutanasia se esconde una visión de la economía en la que los enfermos terminales son un gasto enorme y un “despilfarro” de recursos. Esos promotores ocultarán, prudentemente, sus ideas. Incluso se presentarán como paladines del derecho a decidir y de la compasión que desea evitar sufrimientos inútiles. En realidad, tendrían que quitarse la careta y manifestar claramente que pretenden eliminar enfermos para ahorrar dinero. Frente a los grandes promotores de ideologías que desprecian a las personas improductivas y que han llevado a la muerte a miles de personas inocentes en el pasado, vale la pena defender la dignidad de cada ser humano, también de los enfermos, y de buscar maneras concretas para ayudar a quienes necesitan, en sus sufrimientos, más atenciones y, sobre todo, más cariño.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires, Argentina), recibe un abrazo, junto a mi deseo de que dios te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas, y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
Claudio Valerio
® Valerius
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 22, 2020