REFLEXIONES NAVIDEÑAS DE UN POLICÍA

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Por Horacio Castelli.

 

Primero se incorporaron mujeres y como a las mujeres todos las tutearon, optamos por tutearnos entre hombres.
A la mierda las jerarquías, ahora somos todos amigos y amigas.
Las Comisarias salen con inspectores, los ayudantes con las principales y los agentes con las Subcomisarias.
No tengo nada contra la mujer, Dios la hizo para compañera del hombre.
La población siempre nos denostaron, nos mal quisieron, nos persiguieron con denuestos como los come pizzas, los mangueros de comidas y coimas, los rastreros, los taqueros, los botones, los tira, pero nunca ¡POLICÍA!
Y la falta de respeto, cundió, a la mierda la disciplina, a la mierda el honor, a la mierda la lealtad  entre superiores y subalternos y viceversa, a la mierda la subordinación y el valor,
¿Para defender a que; a quiénes?, a la mierda la obediencia a las órdenes, a discutirlas y no cumplirlas.
Y hace 34 años nos gobiernan y siempre surge la “nueva” política, con “políticos viejos”, políticos, que nos exigen fidelidad a su partido, políticos, que nos imponen cuidar al puntero, y cuando vemos que se organizan como “capitalistas de juego” de “pasadores y quinieleros” protegerlos y cobrar la “comisión” para “hacer política”; cuando vemos que organizan curros, trata, “chicas” con “paradas fijas” hacernos los sota, y mandar a cobrar su parte en el negocio, que dicen necesitar para la política.
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Y al que molesta, cambio de destino inmediato. Y si nos llevó la contra a un destino más jorobado. El político no quiere que el Policía se haga amigo del pueblo, como antes ocurría con los viejos policías de la parada.
Ahora cuando caen los políticos, somos nosotros y no ellos los culpables.
Ahora puedo recibir órdenes de un oficial o suboficial homosexual o una jefa lesbiana, y guay de no obedecerle, (¿será hasta que me pida un beso?)
Cuando los militares decidieron que debían sanar el país de revolucionarios, de ideas castristas, soviéticos o chinas, y del ejército de guerrilleros terroristas, expertos en el arte de la guerrilla urbana en ciudades y pueblos, nos impusieron que debíamos subordinarnos a órdenes de ellos y cumplir las directivas tendientes a erradicar esa lacra de nuestra Patria.
Pero entonces y ahora nuestros superiores, Jefes Conductores y altos Jerarcas, se abrieron y nos dejaron solos igual que ahora. Hoy un puñado de nosotros, – 300, 500 o más (muchos muertos) – que  estamos sometidos a juicios, instados por los mismos a los que combatimos.
Hoy pagamos con nuestra libertad y el bienestar de nuestras familias, la ignominia de la pérdida del honor,  la libertad y de la vida, hoy terminamos nuestros días en la cárcel y en hospitales presos, somos la escoria y en lo institucional debemos ser ocultada y erradicados.
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Comisario Evaristo Meneses
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Y donde están nuestros Jefes, nuestros conductores, nuestros superiores, nuestros guías, que nos enviaron encubiertamente a ese frente de batalla, sin explicarnos ni lo que debíamos hacer, ni como lo debíamos hacer, ni para que los debíamos hacer.
Fuimos sorprendidos en un destino, un lugar que hoy 41 años después, nos ha llevado al oprobio, a la deshonra, a las ergástulas de las mazmorras, interpretando la in Justicia que nos toca, todos somos el remedo de los líderes del Proceso, a semejanza de los Massera, los Galtieri,  y otros.
Constituimos un estigma social decadente, que nuestra responsabilidad (único caso en el mundo) es semejante a la de los que efectuaron el Golpe Militar e impusieron el Gobierno. En el imaginario público social y judicial, nosotros somos ellos y nos asociamos ilícitamente a los conductores de la revolución en igualdad de cargos y mandos, cosa esta ridícula de ridiculez total. para cometer satánicamente delitos.
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Hoy los antiguos guerrilleros, sus familias, defensores y simpatizantes se convierten en nuestros verdugos, (igual que si los pájaros le dispararan a las escopetas). Ellos repiten lo que les contaron y la Justicia lo da por cierto y nos condena. La Justicia antes de iniciar una causa sabe de antemano cuanto tiempo va a durar el juicio, y que todos seremos condenados.
No podemos ser inocentes. Vestimos uniforme. Son juicios donde la claque de los denunciantes vate el parche, pega carteles casi en los estrados, lleva turbamulta y bombo;, son semejantes a “barras bravas del deporte”.
No se nos acepta pruebas de descargo. Nuestros testigos no sirven, están de nuestra parte. Nadie investiga el hecho realmente, se basan en papeles viejos que aparecen milagrosamente 41 años donde siempre interpretan nuestra culpabilidad,  dan por cierto todo lo que nos acusa, porque se lo dijeron, lo escucharon. 41 años después recuerdan el sonido de la voz, o el perfume del jabón con que se bañaba el que lo interrogó, o la colonia que usaba, o el tono de porteño, etc Memorias asombrosas de “Funes el Memorioso”.
Si un defensor puede por casualidad recibir autorización para hacerles una pregunta a estos testigos – siempre de cargo – comienza su confusión y desorientación, miran con desesperación a los fiscales y abogados acusadores que prestos deben concurrir en su auxilio. La excusa indefectible es: “por el grave peso a su conciencia”.
Pueden mentir y cuando se demuestra con pruebas la injusticia  nunca los procesa por falso testimonio.
Claro Ud., CIUDADANO  que puede haber apoyado a la izquierda peronista, miró para otro lado cuando las “papas quemaban”, celebró alborozado con Galtieri, pero más tarde viró y practico la fe de los conversos, clamando plañideramente que pagaran justos por pecadores, con el facilismo de los contertulios del Bar La Paz, un buenismo facilongo, esa indiferencia suicida y tan argentina.
¿Y Ud. CAMARADA Institucional, que siente en su estómago? Sabe de las mieles de su retiro. Claro Ud., ya llegó. Ya lo logró. Ha tenido suerte no ha estado en línea de fuego en época de plomo. No ha tenido nuestros destinos. Ud., no está contaminado como nosotros, Ud. es distinto, hasta puede permitirse mirarnos por sobre el hombro, con algo de asco y nula compasión. Somos la lacra, somos los infectados, los que no merecen ni una visita ni una llamada, (Por algo será que lo involucran, que se joroben por tontos dirá, yo fui más vivo, es problema de él).
Ud. nunca fue a la trinchera, no volvió de ninguna lucha, no temió por su vida. Porque si conociera la mística de la lealtad, el compañerismo, la unión,  se preocuparía un poco por nosotros.
Ya un día ambos nos encontraremos en otros lugares, en sitios mucho mejores que estos, y en lo inmaterial y espiritual podremos seguir charlando de nuestras vicisitudes.
Que ironía, que despropósito, la sociedad a la que le hemos dado nuestra vida entera nos paga de esta manera, los asesinos terroristas de otrora hoy gozan de las mieles, los cargos y los dineros, de las mismas instituciones, que pretendían hace 41 años atrás hacer desaparecer de la faz de la tierra para imponernos su nueva concepción política social idealizada. Modelo ya perimido en el mundo entero y en el propio lugar donde antiguamente se engendró e impuso, para mal y sufrimiento de sus propios pueblos.
¿Y hoy donde está el honor del mando, el respeto de la disciplina, el orgullo de saberse defensores de la seguridad y el orden de nuestra comunidad?
¿Dónde quedó la mística de aquellos prohombres, que eran nuestros reales maestros, de la hombría de bien, la moral, el respeto, las buenas costumbres?
Hoy hay que esconder el uniforme des honrándolo, y si te descubren, morir impunemente por cuanto te han abarrotado de protocolos, normas y decretos, que te atan de pies y manos.
Te defiendes, herís o matas al delincuente que te asalta y te suspenden, te enjuician, y la justicia primero te condena junto con los comunicadores y la opinión pública de todos los que hoy se creen con derecho de opinar de lo que no saben ni conocen, pero nadie te disculpa, te defiende, te ayuda, sos un paria igual que si pierdes la vida y dejas desprotegida a tu familia.
¿Qué defiendes hoy camarada?, ¿a quién defiendes hoy, compañero?, donde están mis superiores, dejaron que nos evisceraran minuciosamente buscando culparnos, pero nunca defendernos ni reivindicando, nuestra institución ni nuestro desempeño. Explicando públicamente porque y el que. Solo callaron y recibieron la culpa trasmitiéndolas elípticamente a nosotros. Ellos se lavaron en el Jordán.
Nosotros NO elegimos ir a ese lugar fueron nuestros superiores los que  nos destinaron e instruyeron que debíamos aplicar la Ley 20.840 a los subversivos y que las Fuerzas Armadas eran las responsables de ello y de ordenar de nosotros cuando nos necesitaran.

Donde quedaron aquellos jefes (Fentanes, Meneses, Rojas y tantos otros) que discutían a brazo partido con políticos y miembros de la justicia, defendiendo el accionar policial y la actuación de sus subordinados, aquellos hombres que conducían a la institución como una familia y convivían con ella entregando el cuerpo y el alma.
El vulgar materialismo nos ha corroído la matriz, los intereses económicos triunfaron en la vida de los camaradas, solo entrar para ganar dinero y tener obra social segura, tener auto nuevo lo más pronto posible,  creyéndose que van a lograr fortuna.
No compañeros la fortuna del Policía, es su Honor, su Prestigio, su Mística, su Orgullo y finalizar sabiendo que se había servido a la comunidad como es el deber y la misión,  cumplida bien y sanamente.
Clamar la inocencia hoy es erróneo como predicar en el desierto,  pretender que se reconozca la mentira es inútil, ya lograron la venganza a las que los llevó el odio de su derrota, jueces complacientes que se nutrieron en su juventud estudiantil de la tónica de los acusadores y hoy lo dicho por ello es Justa Causa no discutible. Tienen la certeza, la convicción, el deber y la obligación que todo lo uniformado acusado debe ser condenado, y así lograran el beneplácito y el bienestar de sus indignas carreras.
Feliz Navidad a los creyentes del milagro eterno de la redención de nuestros pecados por la sangre y vida de nuestro redentor Dios señor mío, y mejor y propicio año 2018.
Solo deseo que la conciencia de mis semejantes, les permita vivir en calma y dicha.
Vida nada te pido vida nada me debes. Vida aquí tienes mi cuerpo, mi materia carnal,  pero mi alma no porque es de Dios y  seguirá libre por los siglos de los siglos. AMEN
Que el Señor nos y los Juzgue .Así lo sea,
Horacio Castelli
Policía

 


PrisioneroEnArgentina.com

Diciembre 2, 2017


 

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