Los argentinos estamos asistiendo a un funeral que debiera darnos vergüenza, pero hemos roto u opacado todas las superficies en las cuales hubiéramos podido vernos como sociedad: el cleptómano populismo que asoló a nuestro continente avanza acelerando hacia su enrejada tumba.
Así, Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Pedro Kuczynski (en Perú), Rafael Correa y Jorge Glas (Ecuador), Raúl Sendic (Uruguay), Luiz Inácio Lula da Silva y Michel Temer (Brasil) y mandatarios de Colombia y República Dominicana, han debido renunciar o fueron destituidos, han sido procesados o encarcelados, y algunos se encuentran prófugos de la Justicia.
Pese a que las pruebas obtenidas en el “Lava-jato” brasileño están a disposición de nuestros jueces desde 2017, distintas interpretaciones procesales han evitado, al menos hasta ahora, que lleguen a la Argentina y sirvan para investigar y, en su caso, crucificar a políticos y funcionarios de todos los colores.
Lo notable es la unificación del discurso entre quienes dijeron encarnar el “socialismo del siglo XXI” o la “patria grande bolivariana”, que acusan a sus magistrados, a la prensa y al “imperio” de todos sus males, intentando vanamente ocultar, tras un velo supuestamente ideológico, sus desmanes y sus latrocinios; los constructores de tales “relatos” resultan perfectamente intercambiables: se llamen Lula, Nicolás Maduro o Cristina Elisabet Fernández, todos dicen exactamente lo mismo para justificarse.
Pero esos recursos literarios explotaron esta semana por obra y gracia de tres personas a las que nadie en su sano juicio podría acusar de irredentos derechistas: Michelle Bachelet (ex Presidente de Chile y actual Alta Comisionada de Derechos Humanos de ONU), Luis Almagro (ex Canciller de Uruguay y actual Secretario General de OEA) y José Miguel Vivanco (Director para las Américas de Human Rights Watch) fueron unánimes al condenar al tirano venezolano por la violación permanente de los derechos humanos, la tortura y el asesinato de presuntos opositores, el saqueo de los recursos públicos y los daños sanitarios y alimenticios que está produciendo a su pueblo.
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Almagro
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Fernández
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A ese repudio generalizado se sumó el Grupo de Lima, que Argentina integra, y sobre todo Lenin Moreno. El Presidente de Ecuador cerró la sede de UNASUR, ese engendro político inventado por el Foro de São Paulo para recrear por otros medios en la región la trágica década de los 70’s y perpetuar en el poder a los regímenes que encabezaran Hugo Chávez, Lula, Correa, Evo Morales, Fidel Castro y Néstor Kirchner; la estatua de éste, instalada a la entrada del edificio, fue removida y destruida.
En Brasil, la detención de Temer, a quien el PT de Lula y Dilma Rousseff acusaba de conspirador y traidor por haber reemplazado a ésta tras su destitución, contribuyó a la aniquilación del “relato”, porque ahora se confirmó, pesados con la misma balanza, que los ladrones, sean de izquierda o derecha, son todos políticos presos, y no presos políticos.
Pese a las inquietudes que su viaje había suscitado, Cristina volvió al país después de su exitosa visita “privada” al paraíso socialista de los hermanos Castro Ruz. Pero dejó allí, protegida por los obedientes médicos cubanos, a Florencia Kirchner, el único miembro de la familia que carece -al menos por el momento- de fueros; inmediatamente, su madre solicitó la extensión del permiso que le fuera otorgado para salir del país. Otra vez, las redes sociales explotaron con versiones de tentativas de mantenerla fuera del alcance de la Justicia hasta las elecciones, cuando sería incluida en alguna lista como candidata a diputada.
Y las sospechas tienen su razón de ser: ambas fueron beneficiadas por los jueces con privilegios que ningún otro argentino tiene. Algo como la detallada confesión de Víctor Manzanares, el dueño de todos los secretos de la asociación ilícita que encabezara la viuda (que ya acumula diez procesamientos y hasta una prisión preventiva confirmada por la Corte Suprema), y que tiene a Florencia como organizadora, bastaría para que cualquiera de nosotros terminara tras las rejas, pero no es el caso, ya que aquélla continúa paseando por el mundo como una reina, injustamente destronada por la “oligarquía”, los “medios hegemónicos”, la Justicia “perseguidora” y el “norte”. Tampoco es el caso de Enrique y Sebastián Eskenazi y de Jorge Brito, todos mencionados otra vez por el verborrágico contador.
Mientras tanto, la probabilidad de su triunfo en octubre o noviembre sigue enfriando la economía argentina, que casi ha alcanzado niveles de rigidez cadavérica, mientras los muchos ministros que intervienen en ella, notoriamente incapaces y torpes, no aciertan con sus múltiples recetas ni proponen plan alguno para tranquilizarla.
Agradezco muy especialmente a los cientos de connacionales que han expresado su simple conformidad al otorgamiento de la personería jurídico-política provisoria del P.A.D., enviando respectivos correos; pero le recuerdo que, para lograrla, se necesitarán cuatro mil manifestaciones en cada jurisdicción, una meta que todavía estamos muy lejos de alcanzar.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02 Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003 Cel. en Brasil (+5521) 8128 7896 E.mail: ega1@avogadro.com.ar E.mail: ega1avogadro@gmail.com Site: www.avogadro.com.ar Blog: http://egavogadro.blogspot.com Skype: ega1avogadro Facebook: enrique guillermo avogadro Twitter: @egavogadro
Por ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO
Los argentinos estamos asistiendo a un funeral que debiera darnos vergüenza, pero hemos roto u opacado todas las superficies en las cuales hubiéramos podido vernos como sociedad: el cleptómano populismo que asoló a nuestro continente avanza acelerando hacia su enrejada tumba.
Así, Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Pedro Kuczynski (en Perú), Rafael Correa y Jorge Glas (Ecuador), Raúl Sendic (Uruguay), Luiz Inácio Lula da Silva y Michel Temer (Brasil) y mandatarios de Colombia y República Dominicana, han debido renunciar o fueron destituidos, han sido procesados o encarcelados, y algunos se encuentran prófugos de la Justicia.
Pese a que las pruebas obtenidas en el “Lava-jato” brasileño están a disposición de nuestros jueces desde 2017, distintas interpretaciones procesales han evitado, al menos hasta ahora, que lleguen a la Argentina y sirvan para investigar y, en su caso, crucificar a políticos y funcionarios de todos los colores.
Lo notable es la unificación del discurso entre quienes dijeron encarnar el “socialismo del siglo XXI” o la “patria grande bolivariana”, que acusan a sus magistrados, a la prensa y al “imperio” de todos sus males, intentando vanamente ocultar, tras un velo supuestamente ideológico, sus desmanes y sus latrocinios; los constructores de tales “relatos” resultan perfectamente intercambiables: se llamen Lula, Nicolás Maduro o Cristina Elisabet Fernández, todos dicen exactamente lo mismo para justificarse.
Pero esos recursos literarios explotaron esta semana por obra y gracia de tres personas a las que nadie en su sano juicio podría acusar de irredentos derechistas: Michelle Bachelet (ex Presidente de Chile y actual Alta Comisionada de Derechos Humanos de ONU), Luis Almagro (ex Canciller de Uruguay y actual Secretario General de OEA) y José Miguel Vivanco (Director para las Américas de Human Rights Watch) fueron unánimes al condenar al tirano venezolano por la violación permanente de los derechos humanos, la tortura y el asesinato de presuntos opositores, el saqueo de los recursos públicos y los daños sanitarios y alimenticios que está produciendo a su pueblo.
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[/ezcol_1fifth_end]A ese repudio generalizado se sumó el Grupo de Lima, que Argentina integra, y sobre todo Lenin Moreno. El Presidente de Ecuador cerró la sede de UNASUR, ese engendro político inventado por el Foro de São Paulo para recrear por otros medios en la región la trágica década de los 70’s y perpetuar en el poder a los regímenes que encabezaran Hugo Chávez, Lula, Correa, Evo Morales, Fidel Castro y Néstor Kirchner; la estatua de éste, instalada a la entrada del edificio, fue removida y destruida.
En Brasil, la detención de Temer, a quien el PT de Lula y Dilma Rousseff acusaba de conspirador y traidor por haber reemplazado a ésta tras su destitución, contribuyó a la aniquilación del “relato”, porque ahora se confirmó, pesados con la misma balanza, que los ladrones, sean de izquierda o derecha, son todos políticos presos, y no presos políticos.
Pese a las inquietudes que su viaje había suscitado, Cristina volvió al país después de su exitosa visita “privada” al paraíso socialista de los hermanos Castro Ruz. Pero dejó allí, protegida por los obedientes médicos cubanos, a Florencia Kirchner, el único miembro de la familia que carece -al menos por el momento- de fueros; inmediatamente, su madre solicitó la extensión del permiso que le fuera otorgado para salir del país. Otra vez, las redes sociales explotaron con versiones de tentativas de mantenerla fuera del alcance de la Justicia hasta las elecciones, cuando sería incluida en alguna lista como candidata a diputada.
Y las sospechas tienen su razón de ser: ambas fueron beneficiadas por los jueces con privilegios que ningún otro argentino tiene. Algo como la detallada confesión de Víctor Manzanares, el dueño de todos los secretos de la asociación ilícita que encabezara la viuda (que ya acumula diez procesamientos y hasta una prisión preventiva confirmada por la Corte Suprema), y que tiene a Florencia como organizadora, bastaría para que cualquiera de nosotros terminara tras las rejas, pero no es el caso, ya que aquélla continúa paseando por el mundo como una reina, injustamente destronada por la “oligarquía”, los “medios hegemónicos”, la Justicia “perseguidora” y el “norte”. Tampoco es el caso de Enrique y Sebastián Eskenazi y de Jorge Brito, todos mencionados otra vez por el verborrágico contador.
Mientras tanto, la probabilidad de su triunfo en octubre o noviembre sigue enfriando la economía argentina, que casi ha alcanzado niveles de rigidez cadavérica, mientras los muchos ministros que intervienen en ella, notoriamente incapaces y torpes, no aciertan con sus múltiples recetas ni proponen plan alguno para tranquilizarla.
Agradezco muy especialmente a los cientos de connacionales que han expresado su simple conformidad al otorgamiento de la personería jurídico-política provisoria del P.A.D., enviando respectivos correos; pero le recuerdo que, para lograrla, se necesitarán cuatro mil manifestaciones en cada jurisdicción, una meta que todavía estamos muy lejos de alcanzar.
Enrique Guillermo Avogadro
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Marzo 23, 2019
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