Los marcos conceptuales que contienen al tema específico de este Panel 2, tienen una importancia central. Sus improntas determinantes señalan cambios cualitativos e innovaciones sorpresivas, solo detectables por percepciones abiertas y sensibles a la progresiva evolución -de alto ritmo- en la naturaleza y formas de los conflictos en las últimas décadas.
Los desarrollaremos siguiendo el ordenamiento del tema global del día martes 30 de Septiembre, “El Escenario EstratégicoInternacional”, luego el de la Sesión Académica 1, “Seguridad yDefensa en Iberoamérica”, para finalmente entrar de lleno en el tema de nuestro Panel:
“La Institucionalidad de Seguridad y Defensa en Iberoamérica”.
El Escenario Estratégico Internacional
La Posguerra Fría
Cuando en 1989/91 cesa la Guerra Fría (1) y comienza una posguerradiferente; breve, de tan solo diez años; caracterizada por la perplejidad de nuestros intelectuales, fueron muy pocos quienes entrevieron la naturaleza de los acontecimientos internacionales que advenían (2). Los vectores de inercia estaban impregnados de ideología, connaturales con la lógica bipolar que expiraba.
Razones para ello no faltaban. En los últimos cinco siglos habíamos computado diez guerras mundiales, pero la que había comenzado en 1947 con la “Declaración Truman”, conocida con el paradójico nombre de Guerra Fría (1), era la primera que se desarrollaba en ambiente QBN.
Fue una guerra mundial muy diferente y su sorpresiva posguerra también fue muy diferente (2). No era fácil digerir y asimilar la implosión soviética, particularmente para los simpatizantes del marxismo en sus distintas vertientes.
El desequilibrio originado, produjo parálisis y confusión conceptual. El Hemisferio Norte había transitado las diferentes etapas del “terror nuclear”, que concluyó con “cierta Paz”, la de la Mutua Destrucción Asegurada (MDA). La disuasión nuclear entre las “Repúblicas Imperiales” había funcionado con eficiencia.
En el Hemisferio Sur, por el contrario, no hubo disuasión, ni hubo Paz. Los países “no poseedores” de la bomba N, sintieron la presencia de los arsenales nucleares del Norte desarrollado a través de su consecuencia, la ampliación del espectro del conflicto, que se desarrolló en el Hemisferio Sur como maniobra exterior de una aproximación estratégica indirecta de los actores centrales Este-Oeste.
Las guerras muy limitadas o sublimitadas, desconocidas por nuestros Estados Mayores, arrasaron a las Instituciones de Estados Nacionales débiles. La agresión del terrorismo revolucionario cabalgó antiguos conflictos sociales, sectarismos maniqueos y otras debilidades de endebles sistemas políticos, transformadas sistemáticamente en vulnerabilidades fácilmente explotables a través de sordas guerras civiles, que fueron un anticipo prematuro de las que hoy llamamos “guerras asimétricas”. (3)
Esa explotación de vulnerabilidades continuó, con mayor éxito, en la posguerra fría y produjo un efecto de transculturación demoledor. Los combates habían derrotado al terrorismo revolucionario, pero laausencia dedirección estratégica desde las Instituciones, trastocó el éxito en derrota. El Estado Nacional disfuncional, no dio batalla.
La guerra civil hibernó y muestra esporádicamente su violencia en todo el continente, irradiando una alta percepción de ansiedad social de cara al futuro, en un ambiente de total incertidumbre estratégica. La resultante situacional actual, en la Rep. Argentina, es de anomia social, parálisis política y default económico-financiero, caldo de cultivo ideal para el desarrollo de los conflictos presentes en la realidad situacional Iberoamericana, pero ignorados por las dirigencias ideologizadas y por los feudalizados Estados Nacionales, que continúan disfuncionales a nuestro tiempo y mucho más degradados que en las décadas pasadas, en la mayoría de los casos. (4)
El Sorpresivo Final de la Posguerra Fría.
El 11 de septiembre de 2001 finalizó la breve y confusa posguerra fría y dio comienzo una nueva Guerra Mundial, llamada “Contraterrorista”. Es la segunda de ese rango que se desarrolla con presencia QBN, pero ésta tiene características singulares:
Enfrenta a los Estados Desarrollados–Norte- con la red del terrorismo global, encarnado en la asociación del crimen organizado internacional (COI) con fundamentalismos religiosos anti seculares, particularmente en el Medio Oriente y en el bajo vientre eurásico.
La disuasión nuclear o convencional no es funcional a estos conflictos, pues el agresor carece de códigos convencionales o agonales y, en lo que hace al tema de la fecha,
Iberoamérica somatiza intensamente, con variantes perfectamente detectables, el deterioro institucional de los estados nacionales como consecuencia del subdesarrollo político, de la transculturación provocada por la guerra fría y de las dificultades de innovación conceptual que retardan su incorporación a la presente etapa de la civilización posindustrial. El continente es el espacio de origen y expansión del narcoterrorismo, mixtura de los remanentes del terrorismo revolucionario doméstico y de los tráficos ilegales del COI. Su presencia generalizada, si bien diversa, nos posiciona peligrosamente en el ámbito de la nueva guerra mundial.
El continente muestra, como principal riesgo estratégico, la debilidad institucional de sus Estados y la posibilidad consecuente de albergar “santuarios” para el enemigo sin rostro que ya agredió al liderazgo imperial de los EE.UU. (5)
Iberoamérica ante la Nueva Guerra Mundial.
Gastón Bouthoul (6), indiscutido tratadista de la guerra señaló con agudeza los siguientes aspectos, que es conveniente recordar:
“La guerra es, innegablemente, el más espectacular de los fenómenos sociales”…
“La guerra es la más notable de todas las formas de transición de la vida social, es una forma de transición acelerada”…
“Es por la guerra que han hecho su entrada casi todas las nuevas civilizaciones”.
“Es por la guerra que se establecen o sancionan la supremacías que colocan, durante un tiempo más o menos largo, un cierto tipo de sociedad a la cabeza de la humanidad”…(Los subrayados son nuestros).
El “espectacular fenómeno social” de violencia que vive nuestro continente tiene su origen en los procesos de las necesarias “transiciones aceleradas”, desde la civilización de la Primera Ola a la Segunda o Tercera, aun dentro de un mismo país. Estas transiciones hacia la “civilización del conocimiento”, han carecido normalmente de una dirección política definida y de una planificación estratégica sustentable en Iberoamérica.
Los intelectuales “perplejos” y los líderes políticos ideologizados, no han sabido responder a las expectativas de los pueblos, que se sienten defraudados. Las marchas y contramarchas muestran a las claras la ausencia de una Gran Política y de una Gran Estrategia y la corrupción estructural es la comprobación fáctica de la quiebra cultural.
Huntington y Harrison (7) lo establecen en el título mismo de su reciente libro: “La Cultura es lo que Importa”, con un subtítulo complementario y esclarecedor: “La Cultura da Forma al Progreso”. El progreso se inscribe en la civilización y ésta es conducida por quienes ganaron la última guerra mundial, la “guerra fría”, que “colocó a cierto tipo de sociedad a la cabeza de la humanidad”.
Las dirigencias que confundieron los valores de nuestra cultura, continuidad de una firme ética identificatoria; con la civilización, la modernidad y el progreso científico-tecnológico en constante cambio instrumental son, además, las que se resisten frente a las “supremacías” de las sociedades victoriosas en la guerra fría y que hoy “encabezan a la humanidad” desde una civilización que construye un mundo globalizado, cada vez más interdependiente. (8)
La fractura cultural nos ha acarreado la inmoralidad pública y privada, la licuación de la Instituciones, la desconfianza y la incredulidad. Y la resistencia frente a la “supremacía” de las sociedades victoriosas, nos lleva a la ya citada anomia social, la parálisis política, el retroceso económico y la percepción del caos violento. (9)(10). Aparece aquí con fuerza la tesis de Ernest Nolte cuando plantea la dimensión del conflicto transversal planetario (11).
La crisis Iberoamericana es de origen esencialmente cultural y política y su consecuencia es económica-financiera y gravemente conflictiva. (12)
Seguridad y Defensa en Iberoamérica
Un Conocimiento Escaso
El desarrollo académico de los conceptos de Seguridad y Defensa en nuestro continente aun es incipiente. La Polemología, como rama de la Ciencia Política que trata de la guerra en general, estudiando sus formas, causas, efectos y funciones como fenómeno social, carece de entidad en la programación de las Facultades de Ciencias Sociales y en los Institutos Superiores de las Fuerzas Armadas.
Aún persiste la idea de que la guerra es un “problema militar”, como en los tiempos en que existían los Ministerios de “Guerra y Marina”. Con el conocimiento de la Estrategia, ocurre algo similar. Su enseñanza está orientada a la historia o bien a lo meramente operacional. Uno de los logros más importantes de nuestro Instituto ha sido apoyar la reciente aprobación del Estado para establecer, en una Universidad privada, una Licenciatura de Estrategia Contemporánea. Iniciamos ahora la tarea para lograr la aprobación de sus postgrados, la Maestría y el Doctorado en Estrategia Contemporánea, a través de la enseñanza a distancia.
Volvamos a Bouthoul (6) para recordar el dramático llamado que hacía a los científicos sociales, hace más de treinta años. Tuvo eco en algunos países, pero aún no se lo escuchó en Iberoamérica. Decía el sociólogo francés: “… ¿por qué la guerra, que hace más víctimas ella sola que todas las calamidades juntas no ha sugerido la creación, hasta el presente (1971), del más mínimo Instituto de Investigaciones?
No debe extrañarnos -consecuentemente- que la Seguridad y la Defensa no estén en manos idóneas -en nuestra Región- o que la legislación de ésta área sea extemporánea e inepta (13). Hace unos meses, un conocido y subsidiado asesor legislativo de mi país, sostenía que “no debían planificarse los conflictos… para ¡poder evitarlos!”.
Un Concepto Ideológicamente Contaminado
La “Seguridad Nacional”, que conceptualmente ya se trataba en la Universidad de Yale en 1790, que el Secretario de Marina Forestal empleó en el Congreso de los EE.UU. en 1945 y que se difundió desde 1947, a través del Acta Nacional de Seguridad (14) al ámbito de la comunidad académica internacional, en Iberoamérica es una expresión contaminada por su vecindad fonética con la “doctrina de la seguridad nacional”, creación falaz, pero muy eficaz en relación con sus fines, del teólogo Comblin (15).
Debido a este condicionamiento ideológico, en la legislación argentina de los años ‘80 se utiliza la palabra “seguridad” sin consideración de su contenido universal y sin adjetivación alguna. Se la define, por ley, como una situación “de hecho”, sin distinción entre seguridad estratégica o seguridad pública.
Las confusiones conceptuales legislativas trajeron consecuencias gravísimas en lainstitucionalidad de la Seguridad y Defensa Nacionales y en la disfunción del EstadoNacional argentino. Pruebas de ello son los hechos siguientes: desde su creación, nunca se reunió el Consejo de Defensa Nacional, a pesar de los graves acontecimientos ocurridos, no se reglamentaron las leyes pertinentes, el planeamiento estratégico militar ha estado imposibilitado legalmente en los últimos veinte años y el Presidente de la República y CJFFAA -hace pocos meses- afirmó en público: “ignoro para que están las FFAA”.
Dada la caracterización de los conflictos que enfrenta Iberoamérica, es indispensable abarcar con urgencia el concepto que la ciencia le otorga a la “seguridad nacional”, sin determinantes ideológicos. Conscientes de estas falacias, es frecuente repetir en discursos parlamentarios aquello de que “las cuestiones de seguridad constituyen políticas de Estado”, pero en los hechos el Estado no está cumpliendo con sus roles centrales, en la mayor parte de la Región. La Seguridad y la Defensa carecen de Institucionalidad.
La Irresponsable e Inconsciente Inseguridad e Indefensión Regional.
Ante la ambigüedad y diversidad interpretativa que hemos recogido en nuestro Instituto (13) acerca de la “seguridad nacional”, deseamos retener en este trabajo el brindado por la “Enciclopedia Internacional de Ciencias Sociales” (1968): “La habilidad de una Nación para proteger sus valores internos de las amenazas externas”. Su amplitud permite abarcar la naturaleza de la crisis cultural-política que arrasa con los valores de nuestra cultura hispano-criolla, conmoviendo las soberanías y corrompiendo a las sociedades y a las instituciones.
La “protección” de esos “valoresinternos”, en mi país no existe y las “amenazas externas”han dejado de ser potenciales. Son hechos presentes en los frentes internos. Por esa razón las “guerras” de la posguerra fría y las actuales, en el marco de una nueva guerra mundial, en nuestro Hemisferio son internas y el teatro de las operaciones es la sociedad misma, las bajas más numerosas no llevan uniformes y el número supera notablemente a los registros históricos. Profundizaremos estos aspectos en el próximo punto.
Amerita un párrafo específico la ligazón que la “política nacional de seguridad” debe tener actualmente con la “política de defensa nacional” (ver Anexo 1). La naturaleza de la presente agresión estratégica, en todos los frentes de la actividad pública, obliga a interrelacionar las políticas, las estrategias y los planes de la seguridad nacional y de la defensa nacional. Para ello hemos trabajado infructuosa y arduamente en los últimos diez años, proponiendo reformas estructurales a fin de lograr el “Estado Necesario” en el pórtico del siglo XXI. (16)(17)
Los procesos de integración regionales, las fuertes tendencias al continentalismo y la caracterización internacionalizada del agresor común, exigen la urgente revisión del Sistema de Seguridad Interamericano y en particular del Iberoamericano, absolutamente inoperantes o inexistentes. Hemos propuesto en ámbitos políticos y académicos la necesidad de acordar en la Región la Seguridad Colectiva y la Defensa Común, en oportunidad. (18) (19). Sin embargo, por las razones ya expuestas, estos temas no ingresan en las agendas de nuestros dirigentes políticos.
La Institucionalidad de la Seguridad y la Defensa en Iberoamérica
La Institucionalidad y el Desarrollo Social
El desarrollo de los dos puntos precedentes ha apuntado a enmarcar al presente, que nos lleva inicialmente a precisar el concepto (como mapa de las ideas) de lo que entendemos por institucionalidad.
La institucionalidad sustantiva tiene existencia, vigencia y vida, cuando la institución correspondiente es funcionalmente operativa, en este caso en el ámbito de los sistemas de Seguridad y Defensa y de la estructura del Estado Nacional, en un tiempo y un espacio determinados. Si no cumple estas condiciones como “organización fundamental del Estado” (20), la institución se transforma en una burocracia administrativa, disfuncional y necesariamente corrompida.
La evolución cultural de un pueblo tiene tres ejes de desarrollo.
El individual, primordialmente económico,
El social, relacionado con la redistribución de los bienes y
El institucional, promotor del desarrollo social de la comunidad.
Si la cultura está en crisis -(de valores, principios y creencias- los ejes de desarrollo se paralizan. La Institucionalidad es disfuncional. Estamos en presencia de culturas contractivas y débiles, no hay autoridad y debe ejercerse el poder coactivo y la fuerza. Emerge así la potencial violencia en la relación política: la guerra civil, la más “incivil, reino de la violencia y del terror, de la venganza y del fanatismo” (21).
En las culturas débiles se tiende a confundir Estado con Gobierno e Instituciones con personas. Genéricamente podemos establecer tres tipos de Estado e Instituciones:
El hobbesiano, en el que predomina la seguridad,
El fundamentalista: en el que tiene preeminencia la religión y
El civil, de carácter secular.
Asimismo son observables etapas diferenciadas en la constitución institucional:
cuando organiza su espacio físico, el predominio es militar;
cuando está consolidando su cultura, sus valores éticos, el predominio es religioso y
cuando ha alcanzado suidentidad cultural yestabilidad institucional, controlando sus conflictos,el predominio es civil.
Todos estos elementos conviven en el Estado Institucional, pero toman valoraciones diferenciadas en el tiempo, según las circunstancias. Los grandes cambios situacionales provocan cambios en las relaciones de poder internas. Estamos presenciando una evolución acelerada de la civilización y ello tiene repercusiones significativas sobre las identidades debilitadas ylas instituciones malversadas, con dirigenciastransculturizadas que se resisten a los cambios cualitativos de la civilización.
Los conflictos que se derivan de las “transiciones aceleradas de la vida social” (6), toman encaminamientos distintos, según el estadio cultural de las comunidades:
Aquellas que tienden a la libertad, se vuelcan a la seguridad cuando perciben incertidumbre;
Las que tienden a la seguridad, se vuelcan a la libertad cuando la seguridad trae una dependencia insoportable y
Las anárquicas, que pierden la libertad y la seguridad, en una constante escalada de conflictos.
En este último debemos detenernos los iberoamericanos, para encontrar la salida del laberinto conflictivo. No habrá salida de él si no se ataca la raíz de la crisis:
si no recuperamos la ética, la identidad y
la Institucionalidad.
Esta es la vía para lograr la Paz, la Seguridad y la Defensa como soporte del desarrollo social, político y económico. Hasta el momento, estamos orientados hacia las urgencias, sobre las consecuencias dramáticas de la crisis. Hay quienes quieren resolverla desde la economía y las finanzas y otros, los nuevos revolucionarios, por las armas, ignorando a las circunstancias internacionales de la posguerra fría y a la naturaleza de la guerra mundial en acto.
La Situación Estratégica Continental y su Relación con la Seguridad y Defensa. (22) (23) (24)
Clausewitz homologaba a las formas de la guerra con un camaleón, que adapta su color al espacio y tiempo por donde transita. La guerra, hecho sociopolítico “espectacular”, evoluciona con la situación internacional y con los medios tecnológicos disponibles. Es consecuencia en sus formas, del progreso, de la civilización, del cambio. La Seguridad y la Defensa tienen la paradójica función de preverla, para evitarla. Ello exige tener percepciones claras. No prever lo que ya pasó, sino captar lo que pasará.
Los Estados no se preparan para “una guerra abstracta”, sino para una o más guerras determinadas, a prospectivar para eludirlas, superarlas o ganarlas. Ello supone contar con el Estado Necesario, con Instituciones funcionales y operativas, con personal idóneo, actualizado conceptualmente, en constante seguimiento y comprensión del alto ritmo de evolución de los procesos que signan a las últimas décadas.
Cinco siglos antes de Cristo, Sun Tzu (24) establecía en su importantísimo tratado sobre la guerra:
“Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro. Si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla. La guerra es de vital importancia para el Estado: es el dominio de la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o pérdida del Imperio. Es forzoso manejarla bien. No reflexionar seriamente sobre todo lo que le concierne es dar prueba de una culpable indiferencia en lo que respecta a la conservación o pérdida de lo que nos es más querido y ello no debe ocurrir entre nosotros”. (Los subrayados son nuestros).
A pesar de esta severa advertencia, 2500 años después la “culpable indiferencia”, que más arriba hemos citado como una “irresponsable inconciencia dirigencial”, está presente en gran parte de Iberoamérica. “Todo lo que le concierne” a la guerra es materia de la Seguridad y Defensa Nacional, responsabilidad exclusiva y excluyente del Estado y de la de Política, como inteligencia del Estado.
La Política ha sido desplazada por las meras ideologías y el Estado, sus Instituciones, se encuentran licuadas. “El dominio de la vida o de la muerte” y de lo que “nos es más querido” carecen de conducción, aunque siga siendo “forzoso manejarlo bien”, como “razón de ser” y primaria responsabilidad del Estado y sus Instituciones.
La Escuela Neo-marxista de Frankfurt y la propuesta del discurso, como recurso de las “democracias deliberativas” (Adorno, Apel, Cohen, Habermas, Bohman o Avritzer), han dañado profundamente a las sociedades periféricas (11).
Las Guerras en el Siglo XXI en Iberoamérica
Cuando finalizó la guerra fría hubo teorizaciones optimistas y pesimistas (15) referidas al futuro. El Hemisferio Sur había sufrido intensamente los efectos del conflicto E-O. Desaparecida la lógica bipolar, los países se aprestaron a recuperar los estados de derecho. Lo hicieron según la debilidad o fortaleza de los sistemas preexistentes, desde disímiles culturas políticas. Paso a paso reapareció la historia que, definitivamente no había llegado a su fin. Reaparecieron los conflictos y sus intérpretes.
En 1999, Kal Holsti (26) Profesor Emérito de la Universidad de la Columbia Británica llamó “Guerras de la Tercera Clase” a las que emergían. Creemos que es quien más se ha aproximado a los acontecimientos en curso en Iberoamérica. Dice el Profesor de Vancouver:
“La versión contemporánea de la guerra civil en desarrollo en gran parte del continente, está asociada con el vaciamiento del Estado”. “…es una forma distinta de guerra, que se desarrolla en el interior de los estados”. “Los objetivos en juego no son intereses de política exterior sino pugnas de poder de signo ideológico o sobre la definición del sistema político propio, que pueden conducir a una secesión o disgregación del Estado-Nación. En este contexto las hostilidades tienden a un desarrollo por etapas, conducidas por el agresor, sin un acto formal que marque su inicio ni su final”. “Su consecuencia inevitable es que guerra y política dejan de ser una continuación de la otra, para fusionarse en una única actividad”. “La descentralización y expansión de la violencia implican necesariamente una fusión de la violencia política y el delito común”. “En los años venideros lo que importa no es tanto el estado del sistema internacional-como sostienen los enfoques tradicionales, sino el estado del Estado”.
Años antes los Toffler (27) advirtieron más genéricamente la necesidad de reaccionar ante los cambios cualitativos:
“Los cambios revolucionarios que se han producido en el mundo y que han dado origen a una Tercera Ola, van a modelar la nueva guerra de acuerdo con esa civilización y, por lo tanto, no podemos pretender sostener esos conflictos con procedimientos de la Segunda Ola. Es necesario adoptar acciones revolucionarias en búsqueda de la paz. Los conceptos que tenemos hoy en día están absolutamente obsoletos y anticuados…El antiguo orden mundial, construido a través de dos siglos de industrialización, ha quedado hecho añicos. La aparición de un nuevo sistema de creación de riquezas y de una nueva forma de guerraexigen una nueva forma de paz pero, a menos que ésta refleje con precisión las realidades del siglo XXI, resultará no solo irrelevante, sino peligrosa”.
La Infantería de Marina de los EE.UU. (28) les llamó “Guerras de la Cuarta Generación”. Las describen como:
…“basadas fundamentalmente en ideas”… “altamente complejas, abarcarán todos los aspectos de la vida humana, empleando fundamentalmente los medios de comunicación social y las redes informáticas”.
Son numerosos los autores que han estudiado las actuales “guerras asimétricas” (15). Citaré solo a K.F. MacKenzie Jr. (29), porque se aproxima a nuestro escenario iberoamericano:
“…los retos asimétricos son aproximaciones no convencionales que evitan o minan las fortalezas del oponente, mientras explotan sus vulnerabilidades, pero con dos objetivos siempre presentes:
Obtener un efecto desproporcionado y
Afectar la voluntad de lucha del más fuerte.
Pueden conseguir un poderoso efecto a través de la manipulación psicológica. La mente del enemigo es el blanco”.
En Diciembre del año 1995 -en Washington- el Profesor Bob Schina dictó una conferencia acerca de “El Futuro Conflicto en Latinoamérica”. Voy a extractar algunos párrafos de ella, para cotejarlos con los acontecimientos de la realidad presente, ocho años más tarde:
“América Latina está viviendo desde mediados del Siglo XX una guerra revolucionaria, en el sentido que expresó Mao Tse Tung en 1927:’Revolución es una insurrección, un acto de violencia por el cual una clase expulsa a otra del poder’”…
“Implosionado el Imperio Soviético y desprestigiada la ideología marxista, la lucha tomó otro curso, otra forma, pero el objetivo es el mismo”…
“Denomino a esta etapa -subversión ligera- cuya fase armada puede ser solo de unas horas. Nunca más larga de una a dos semanas. Si el proceso de derrocamiento del régimen durara mayor tiempo, se abortará la operación”…
”Las condiciones favorables para el desarrollo de una guerra revolucionaria en Latino América son las siguientes: Factores económicos negativos. Tendencias políticas y sociales negativas. Debilitamiento de la Institución Militar y aumento de la corrupción social. Tendencia psico-social negativa: manipulación de la opinión pública y creación de un ambiente de emergencia y temor”…
“Los nuevos liderazgos revolucionarios se caracterizarán como demagogos, idealistas, utópicos localizables entre los grupos indigenistas, por los derechos humanos, ecologistas y teólogos de la liberación”…
”Las tácticas más usadas serán: secuestros extorsivos, impuestos a los poderosos, ideología ambigua, exacerbación de los nacionalismos, control de los sindicatos de servicios, coalición con idiotas útiles presentables, creación de caos urbano progresivo”…
”La acción para la toma del poder será breve, impidiendo reacciones organizadas, con la participación de un sector de la clase media, manteniendo la ambigüedad ideológica, con fuerte propaganda externa, organizando y conduciendo a los cuestionadores sociales, controlando a los sistemas sociales y comunicacionales.”
Gran parte de nuestros países han tenido tropas en las calles en el presente año. Han existido numerosas bajas civiles, en desórdenes tumultuosos. Sin embargo, no ha existido una reacción acorde en las dirigencias para darles a los pueblos Paz, Seguridad y Defensa. Para prever y evitar los conflictos. Para construir la Institucionalidad funcional y eficiente de la Paz, la Seguridad y la Defensa.
La conclusión de un breve trabajo, previo a una investigación de uno de nuestros investigadores que apadrinará el propio Holsti (30), es significativamente clara:
“La guerra de la Tercera Especie está entre nosotros. La audacia intelectual, la ruptura con el prejuicio y, en suma, el heroísmo del espíritu será el único elemento que puede tomar la iniciativa para abordar este nuevo conflicto”.
Colombia es, sin duda el caso de mayor gravedad en Iberoamérica. Su Presidente no ha obtenido el reconocimiento de sus vecinos de que existe una agresión terrorista en ese país. Al Canciller argentino actual “no le consta que en Cuba se atropella a los derechos humanos”. Por ello es oportuno y conveniente dedicarle unos renglones a una endemia cultural de la Región: la falacia.
Las Falacias, como Conducta de las Culturas Contractivas.
El Dr. Pedro Belohlavek ha descubierto la estructura de los conceptos. A través de esta teoría ha presentado una “Introducción al Conocimientos de las Falacias” (31) que nos permite bucear con mayor profundidad en las causas de nuestra decadencia. Dice este investigador eslovaco-argentino que:
“las falacias son estructuras de pensamiento-acción que ratifican creencias, a partir de interpretar a la realidad a través de la apariencia de los hechos, enmarcados dentro de un contexto de ideas hipotéticas, que a su vez sostienen a estas creencias”.
He insistido a lo largo de este trabajo que las posguerras han producido entre nosotros un efecto de significativa transculturación que, por otra parte, son comunes a todas las posguerras. Ello ha producido un debilitamiento ético en el campo de la Política, desplazada por la embestida de las ideologías fracasadas. Escala así negativamente la cultura contractiva –cuya característica central es evitar la responsabilidad de las situaciones que promueve- “desarrollando soluciones aparentes, que siempre resultan disfuncionales”.
Las falacias, siguiendo siempre a Belohlavek, “no son errores de razonamiento”, sino “conductas que necesitan legitimar la apariencia para asegurar su supervivencia”. En la incertidumbre estratégica iberoamericana, “la difusión de las falacias se transforma en una conducta social normal”. En el largo plazo, estas resultan autodestructivas, pero en el corto “constituyen sofismas y fantasías” con apariencia de realidades fácilmente “vendibles”.
Allí está la razón de la percepción generalizada de defraudación de nuestros pueblos, en manos de demagogos. Dirigentes ignorantes, inescrupulosos y audaces, con preconceptos y prejuicios ajenos a las realidades condicionantes llevan a sus seguidores inevitablemente a la violencia social. El único recurso para soslayar esta espiral suicida es la contrastación de las falacias con la realidad. Pero en una sociedad de sobrevivientes, la independencia de juicio necesaria para que ello ocurra es casi imposible.
Las consecuencias del imperio de las falacias en la vida política nos han llevado a la inacción, a iniciativas sin ningún sentido funcional, a la marginalidad y al accionar voluntarista autodestructivo, sin resultados de valor agregado social y sin el resguardo de la Institucionalidad de la Seguridad y de la Defensa.
Por todo ello, he señalado que el riesgo estratégico central de Iberoamérica es el de la sobrevivencia del Estado Nación, la sobrevivencia de las Instituciones.
En Conclusión:
El escenario estratégico internacional emergente de la posguerra fría y de la guerra mundial “contraterrorista” en curso, constituyen fuertes condicionantes y en algunos casos determinantes de la Inseguridad e Indefensión de Iberoamérica.
La Polemología y la Estrategia son conocimientos escasos en la Región. Los desconceptos y anti-conceptos nos han llevado a una legislación anticuada, antifuncional y perversa, que impide la “Institucionalidad dela Seguridad y Defensa” correspondiente a las exigencias cualitativas de los conflictos presentes.
Las guerras que los argentinos hemos vivido en el pasado siglo XX son negadas como tales o no han sido asimiladas por las culturas contractivas. Las guerras que nos presenta el Siglo XXI no son percibidas por dirigencias prejuiciosas y falaces. Por esa razón carecen de previsiones. La parálisis Política y Estratégica es generalizada. La sobrevivencia del Estado Nacional y de sus Instituciones, constituyen el principal riesgo estratégico en Iberoamérica, dada la naturaleza y modalidad operativa de la agresión presente. Consecuentemente, la Institucionalidad de laSeguridad y la Defensa en Iberoamérica o no existe o está en severo riesgo.
Citas:
(1) Anzaldi P. “El Concepto de Guerra Fría”. Jul 03. www.ieeba.org
(2) Auel H. J. “El Nuevo Ordenamiento Internacional Posterior a la Intervención de EE.UU. y sus Aliados en Irak”. May 03. www.ieeba.org
(3) Auel H. J. “La Argentina en sus Posguerras”. Jun 99. Ed. EUDEBA.
(4) Auel H. J. “¿Hubo no Hubo una Guerra? Ago 03. www.ieeba.org
(5) Auel H. J. “La Seguridad Estratégica en la Región en el Nuevo Escenario Internacional”. Ene 02. www.ieeba.org
(6) Bouthoul G. “La Guerra”. 1971. Ed. Oikos-tau S. A. Barcelona.
(7) Huntington S. P. Y Harrison L. E. “La Cultura es los que Importa”. 2001. Ed. Planeta. Bs. As.
(8) Auel H. J. “La Ética, la Política y el Estado”. Ene 99. www.ieeba.org
(9) Auel H. J. “El Pensamiento Nacional en la Era de la Globalización”. Jun 00. www.ieeba.org
(10) Auel H. J. “Cultura, Civilización y Crisis Política”. Dic 01. www.ieeba.org
(11) Anzaldi P. “El Fascismo como Revolución”. Abr 03. www.ieeba.org
(12) Auel H. J. “La Cultura, la Civilización y la Guerra”. Abr 03. www.ieeba.org
(13) Auel H. J. “Política de Defensa o Estado de Indefensión Legal”. Jun 01-Ene 02. www.ieeba.org
(14) De Vergara E. “El Informe sobre la Estrategia Nacional de Seguridad de los EE.UU.”. Feb 03. www.ieeba.org
(15) Auel H. J. “¿Hubo o no Hubo una Guerra?”. Jul 03. www.ieeba.org
(16) Auel H. J. “Fundamentos Estratégicos de la Reforma Estructural de la Defensa Nacional y Regional al Ingresar al Siglo XXI”. Mar 03. www.ieeba.org
(17) Auel H. J. y Runza R. “Después del Default: Un Nuevo Modelo para la Defensa Argentina”. Abr 03. www.ieeba.org
(18) IEEBA. “Tercer Encuentro de Estudios Estratégicos#. “Revisión del Sistema de Seguridad Interamericano”. Oct 00. www.ieeba.org
(19) IEEBA. REDES 2002. Brasilia. “Las Políticas de Defensa en el Proceso de Integración Continental”. Ago 02. www.ieeba.org
(20) Diccionario Enciclopédico Salvat. T. VIII. 1957. Ed. Orinoco. Venezuela.
(21) Diccionario Militar. T. III. 1963. Ed. Bibliográfica Omeba. Bs. As.
(22) Corrado J. “Las Nuevas Amenazas Estratégicas”. Sep 00. www.ieeba.org
(23) Corrado J. “El Narcoterrorismo en las Américas”. Ene 02. www.ieeba.org
(24) Corrado J. “La Situación Estratégica Latinoamericana”. Feb 03. www.ieeba.org
(25) Sun Tzu. “El Arte de la Guerra”. 1984. E. Mitre. Bs. As.
(26) Holsti K. “The State, War and the State of War”. 1999. Cambridge University Pres.
(27) Toffler A. y H. “La Guerras del Futuro”. 1994. Ed. Plaza y Janes.
(28) Lind S., Schmitt J. and Wilson G. “The Changing Face of War – Into the Four Generation”. Oct. 89. Marine Corps Gazette.
(29) MacKenzie K. F. “The Revenge of the Malians: Asymmetric Threats and the Nex QDR”. Oct 00. NDU. Washington.
(30) Anzaldi, P. “El Poder Nacional y el Instrumento Militar ante las Guerras de la Tercera Especie”. Jul 03. www.ieeba.org
(31) Belohlavek P. “The Unicist Logic and the Conceptual Structure of Fallacies”. Jul 03. White Paper.
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA -UNED-
Madrid – España
INSTITUTO UNIVERSITARIO “Cap Grl GUTIÉRREZ MELLADO”
“SEGUNDA SEMANA IBEROAMERICANA”
“EL ESCENARIO ESTRATÉGICO INTERNACIONAL”
Sesión Académica 1
“SEGURIDAD Y DEFENSA EN IBEROAMÉRICA”
Panel 2
“LA INSTITUCIONALIDAD DE SEGURIDAD Y DEFENSA
EN IBEROAMÉRICA”
Ponente: Grl Dr Heriberto Justo Auel
Presidente del Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires
30 SEP 03
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Introducción.
Los marcos conceptuales que contienen al tema específico de este Panel 2, tienen una importancia central. Sus improntas determinantes señalan cambios cualitativos e innovaciones sorpresivas, solo detectables por percepciones abiertas y sensibles a la progresiva evolución -de alto ritmo- en la naturaleza y formas de los conflictos en las últimas décadas.
Los desarrollaremos siguiendo el ordenamiento del tema global del día martes 30 de Septiembre, “El Escenario Estratégico Internacional”, luego el de la Sesión Académica 1, “Seguridad y Defensa en Iberoamérica”, para finalmente entrar de lleno en el tema de nuestro Panel:
“La Institucionalidad de Seguridad y Defensa en Iberoamérica”.
Cuando en 1989/91 cesa la Guerra Fría (1) y comienza una posguerra diferente; breve, de tan solo diez años; caracterizada por la perplejidad de nuestros intelectuales, fueron muy pocos quienes entrevieron la naturaleza de los acontecimientos internacionales que advenían (2). Los vectores de inercia estaban impregnados de ideología, connaturales con la lógica bipolar que expiraba.
Razones para ello no faltaban. En los últimos cinco siglos habíamos computado diez guerras mundiales, pero la que había comenzado en 1947 con la “Declaración Truman”, conocida con el paradójico nombre de Guerra Fría (1), era la primera que se desarrollaba en ambiente QBN.
Fue una guerra mundial muy diferente y su sorpresiva posguerra también fue muy diferente (2). No era fácil digerir y asimilar la implosión soviética, particularmente para los simpatizantes del marxismo en sus distintas vertientes.
El desequilibrio originado, produjo parálisis y confusión conceptual. El Hemisferio Norte había transitado las diferentes etapas del “terror nuclear”, que concluyó con “cierta Paz”, la de la Mutua Destrucción Asegurada (MDA). La disuasión nuclear entre las “Repúblicas Imperiales” había funcionado con eficiencia.
En el Hemisferio Sur, por el contrario, no hubo disuasión, ni hubo Paz. Los países “no poseedores” de la bomba N, sintieron la presencia de los arsenales nucleares del Norte desarrollado a través de su consecuencia, la ampliación del espectro del conflicto, que se desarrolló en el Hemisferio Sur como maniobra exterior de una aproximación estratégica indirecta de los actores centrales Este-Oeste.
Las guerras muy limitadas o sublimitadas, desconocidas por nuestros Estados Mayores, arrasaron a las Instituciones de Estados Nacionales débiles. La agresión del terrorismo revolucionario cabalgó antiguos conflictos sociales, sectarismos maniqueos y otras debilidades de endebles sistemas políticos, transformadas sistemáticamente en vulnerabilidades fácilmente explotables a través de sordas guerras civiles, que fueron un anticipo prematuro de las que hoy llamamos “guerras asimétricas”. (3)
Esa explotación de vulnerabilidades continuó, con mayor éxito, en la posguerra fría y produjo un efecto de transculturación demoledor. Los combates habían derrotado al terrorismo revolucionario, pero la ausencia de dirección estratégica desde las Instituciones, trastocó el éxito en derrota. El Estado Nacional disfuncional, no dio batalla.
La guerra civil hibernó y muestra esporádicamente su violencia en todo el continente, irradiando una alta percepción de ansiedad social de cara al futuro, en un ambiente de total incertidumbre estratégica. La resultante situacional actual, en la Rep. Argentina, es de anomia social, parálisis política y default económico-financiero, caldo de cultivo ideal para el desarrollo de los conflictos presentes en la realidad situacional Iberoamericana, pero ignorados por las dirigencias ideologizadas y por los feudalizados Estados Nacionales, que continúan disfuncionales a nuestro tiempo y mucho más degradados que en las décadas pasadas, en la mayoría de los casos. (4)
El 11 de septiembre de 2001 finalizó la breve y confusa posguerra fría y dio comienzo una nueva Guerra Mundial, llamada “Contraterrorista”. Es la segunda de ese rango que se desarrolla con presencia QBN, pero ésta tiene características singulares:
Gastón Bouthoul (6), indiscutido tratadista de la guerra señaló con agudeza los siguientes aspectos, que es conveniente recordar:
“La guerra es, innegablemente, el más espectacular de los fenómenos sociales”…
“La guerra es la más notable de todas las formas de transición de la vida social, es una forma de transición acelerada”…
“Es por la guerra que han hecho su entrada casi todas las nuevas civilizaciones”.
“Es por la guerra que se establecen o sancionan la supremacías que colocan, durante un tiempo más o menos largo, un cierto tipo de sociedad a la cabeza de la humanidad”… (Los subrayados son nuestros).
El “espectacular fenómeno social” de violencia que vive nuestro continente tiene su origen en los procesos de las necesarias “transiciones aceleradas”, desde la civilización de la Primera Ola a la Segunda o Tercera, aun dentro de un mismo país. Estas transiciones hacia la “civilización del conocimiento”, han carecido normalmente de una dirección política definida y de una planificación estratégica sustentable en Iberoamérica.
Los intelectuales “perplejos” y los líderes políticos ideologizados, no han sabido responder a las expectativas de los pueblos, que se sienten defraudados. Las marchas y contramarchas muestran a las claras la ausencia de una Gran Política y de una Gran Estrategia y la corrupción estructural es la comprobación fáctica de la quiebra cultural.
Huntington y Harrison (7) lo establecen en el título mismo de su reciente libro: “La Cultura es lo que Importa”, con un subtítulo complementario y esclarecedor: “La Cultura da Forma al Progreso”. El progreso se inscribe en la civilización y ésta es conducida por quienes ganaron la última guerra mundial, la “guerra fría”, que “colocó a cierto tipo de sociedad a la cabeza de la humanidad”.
Las dirigencias que confundieron los valores de nuestra cultura, continuidad de una firme ética identificatoria; con la civilización, la modernidad y el progreso científico-tecnológico en constante cambio instrumental son, además, las que se resisten frente a las “supremacías” de las sociedades victoriosas en la guerra fría y que hoy “encabezan a la humanidad” desde una civilización que construye un mundo globalizado, cada vez más interdependiente. (8)
La fractura cultural nos ha acarreado la inmoralidad pública y privada, la licuación de la Instituciones, la desconfianza y la incredulidad. Y la resistencia frente a la “supremacía” de las sociedades victoriosas, nos lleva a la ya citada anomia social, la parálisis política, el retroceso económico y la percepción del caos violento. (9)(10). Aparece aquí con fuerza la tesis de Ernest Nolte cuando plantea la dimensión del conflicto transversal planetario (11).
La crisis Iberoamericana es de origen esencialmente cultural y política y su consecuencia es económica-financiera y gravemente conflictiva. (12)
El desarrollo académico de los conceptos de Seguridad y Defensa en nuestro continente aun es incipiente. La Polemología, como rama de la Ciencia Política que trata de la guerra en general, estudiando sus formas, causas, efectos y funciones como fenómeno social, carece de entidad en la programación de las Facultades de Ciencias Sociales y en los Institutos Superiores de las Fuerzas Armadas.
Aún persiste la idea de que la guerra es un “problema militar”, como en los tiempos en que existían los Ministerios de “Guerra y Marina”. Con el conocimiento de la Estrategia, ocurre algo similar. Su enseñanza está orientada a la historia o bien a lo meramente operacional. Uno de los logros más importantes de nuestro Instituto ha sido apoyar la reciente aprobación del Estado para establecer, en una Universidad privada, una Licenciatura de Estrategia Contemporánea. Iniciamos ahora la tarea para lograr la aprobación de sus postgrados, la Maestría y el Doctorado en Estrategia Contemporánea, a través de la enseñanza a distancia.
Volvamos a Bouthoul (6) para recordar el dramático llamado que hacía a los científicos sociales, hace más de treinta años. Tuvo eco en algunos países, pero aún no se lo escuchó en Iberoamérica. Decía el sociólogo francés: “… ¿por qué la guerra, que hace más víctimas ella sola que todas las calamidades juntas no ha sugerido la creación, hasta el presente (1971), del más mínimo Instituto de Investigaciones?
No debe extrañarnos -consecuentemente- que la Seguridad y la Defensa no estén en manos idóneas -en nuestra Región- o que la legislación de ésta área sea extemporánea e inepta (13). Hace unos meses, un conocido y subsidiado asesor legislativo de mi país, sostenía que “no debían planificarse los conflictos… para ¡poder evitarlos!”.
La “Seguridad Nacional”, que conceptualmente ya se trataba en la Universidad de Yale en 1790, que el Secretario de Marina Forestal empleó en el Congreso de los EE.UU. en 1945 y que se difundió desde 1947, a través del Acta Nacional de Seguridad (14) al ámbito de la comunidad académica internacional, en Iberoamérica es una expresión contaminada por su vecindad fonética con la “doctrina de la seguridad nacional”, creación falaz, pero muy eficaz en relación con sus fines, del teólogo Comblin (15).
Debido a este condicionamiento ideológico, en la legislación argentina de los años ‘80 se utiliza la palabra “seguridad” sin consideración de su contenido universal y sin adjetivación alguna. Se la define, por ley, como una situación “de hecho”, sin distinción entre seguridad estratégica o seguridad pública.
Las confusiones conceptuales legislativas trajeron consecuencias gravísimas en la institucionalidad de la Seguridad y Defensa Nacionales y en la disfunción del Estado Nacional argentino. Pruebas de ello son los hechos siguientes: desde su creación, nunca se reunió el Consejo de Defensa Nacional, a pesar de los graves acontecimientos ocurridos, no se reglamentaron las leyes pertinentes, el planeamiento estratégico militar ha estado imposibilitado legalmente en los últimos veinte años y el Presidente de la República y CJFFAA -hace pocos meses- afirmó en público: “ignoro para que están las FFAA”.
Dada la caracterización de los conflictos que enfrenta Iberoamérica, es indispensable abarcar con urgencia el concepto que la ciencia le otorga a la “seguridad nacional”, sin determinantes ideológicos. Conscientes de estas falacias, es frecuente repetir en discursos parlamentarios aquello de que “las cuestiones de seguridad constituyen políticas de Estado”, pero en los hechos el Estado no está cumpliendo con sus roles centrales, en la mayor parte de la Región. La Seguridad y la Defensa carecen de Institucionalidad.
Ante la ambigüedad y diversidad interpretativa que hemos recogido en nuestro Instituto (13) acerca de la “seguridad nacional”, deseamos retener en este trabajo el brindado por la “Enciclopedia Internacional de Ciencias Sociales” (1968): “La habilidad de una Nación para proteger sus valores internos de las amenazas externas”. Su amplitud permite abarcar la naturaleza de la crisis cultural-política que arrasa con los valores de nuestra cultura hispano-criolla, conmoviendo las soberanías y corrompiendo a las sociedades y a las instituciones.
La “protección” de esos “valores internos”, en mi país no existe y las “amenazas externas” han dejado de ser potenciales. Son hechos presentes en los frentes internos. Por esa razón las “guerras” de la posguerra fría y las actuales, en el marco de una nueva guerra mundial, en nuestro Hemisferio son internas y el teatro de las operaciones es la sociedad misma, las bajas más numerosas no llevan uniformes y el número supera notablemente a los registros históricos. Profundizaremos estos aspectos en el próximo punto.
Amerita un párrafo específico la ligazón que la “política nacional de seguridad” debe tener actualmente con la “política de defensa nacional” (ver Anexo 1). La naturaleza de la presente agresión estratégica, en todos los frentes de la actividad pública, obliga a interrelacionar las políticas, las estrategias y los planes de la seguridad nacional y de la defensa nacional. Para ello hemos trabajado infructuosa y arduamente en los últimos diez años, proponiendo reformas estructurales a fin de lograr el “Estado Necesario” en el pórtico del siglo XXI. (16)(17)
Los procesos de integración regionales, las fuertes tendencias al continentalismo y la caracterización internacionalizada del agresor común, exigen la urgente revisión del Sistema de Seguridad Interamericano y en particular del Iberoamericano, absolutamente inoperantes o inexistentes. Hemos propuesto en ámbitos políticos y académicos la necesidad de acordar en la Región la Seguridad Colectiva y la Defensa Común, en oportunidad. (18) (19). Sin embargo, por las razones ya expuestas, estos temas no ingresan en las agendas de nuestros dirigentes políticos.
El desarrollo de los dos puntos precedentes ha apuntado a enmarcar al presente, que nos lleva inicialmente a precisar el concepto (como mapa de las ideas) de lo que entendemos por institucionalidad.
La institucionalidad sustantiva tiene existencia, vigencia y vida, cuando la institución correspondiente es funcionalmente operativa, en este caso en el ámbito de los sistemas de Seguridad y Defensa y de la estructura del Estado Nacional, en un tiempo y un espacio determinados. Si no cumple estas condiciones como “organización fundamental del Estado” (20), la institución se transforma en una burocracia administrativa, disfuncional y necesariamente corrompida.
La evolución cultural de un pueblo tiene tres ejes de desarrollo.
Si la cultura está en crisis -(de valores, principios y creencias- los ejes de desarrollo se paralizan. La Institucionalidad es disfuncional. Estamos en presencia de culturas contractivas y débiles, no hay autoridad y debe ejercerse el poder coactivo y la fuerza. Emerge así la potencial violencia en la relación política: la guerra civil, la más “incivil, reino de la violencia y del terror, de la venganza y del fanatismo” (21).
En las culturas débiles se tiende a confundir Estado con Gobierno e Instituciones con personas. Genéricamente podemos establecer tres tipos de Estado e Instituciones:
Asimismo son observables etapas diferenciadas en la constitución institucional:
Todos estos elementos conviven en el Estado Institucional, pero toman valoraciones diferenciadas en el tiempo, según las circunstancias. Los grandes cambios situacionales provocan cambios en las relaciones de poder internas. Estamos presenciando una evolución acelerada de la civilización y ello tiene repercusiones significativas sobre las identidades debilitadas y las instituciones malversadas, con dirigencias transculturizadas que se resisten a los cambios cualitativos de la civilización.
Los conflictos que se derivan de las “transiciones aceleradas de la vida social” (6), toman encaminamientos distintos, según el estadio cultural de las comunidades:
En este último debemos detenernos los iberoamericanos, para encontrar la salida del laberinto conflictivo. No habrá salida de él si no se ataca la raíz de la crisis:
si no recuperamos la ética, la identidad y
la Institucionalidad.
Esta es la vía para lograr la Paz, la Seguridad y la Defensa como soporte del desarrollo social, político y económico. Hasta el momento, estamos orientados hacia las urgencias, sobre las consecuencias dramáticas de la crisis. Hay quienes quieren resolverla desde la economía y las finanzas y otros, los nuevos revolucionarios, por las armas, ignorando a las circunstancias internacionales de la posguerra fría y a la naturaleza de la guerra mundial en acto.
Clausewitz homologaba a las formas de la guerra con un camaleón, que adapta su color al espacio y tiempo por donde transita. La guerra, hecho sociopolítico “espectacular”, evoluciona con la situación internacional y con los medios tecnológicos disponibles. Es consecuencia en sus formas, del progreso, de la civilización, del cambio. La Seguridad y la Defensa tienen la paradójica función de preverla, para evitarla. Ello exige tener percepciones claras. No prever lo que ya pasó, sino captar lo que pasará.
Los Estados no se preparan para “una guerra abstracta”, sino para una o más guerras determinadas, a prospectivar para eludirlas, superarlas o ganarlas. Ello supone contar con el Estado Necesario, con Instituciones funcionales y operativas, con personal idóneo, actualizado conceptualmente, en constante seguimiento y comprensión del alto ritmo de evolución de los procesos que signan a las últimas décadas.
Cinco siglos antes de Cristo, Sun Tzu (24) establecía en su importantísimo tratado sobre la guerra:
“Si conoces a los demás y te conoces a ti mismo, ni en cien batallas correrás peligro. Si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla. La guerra es de vital importancia para el Estado: es el dominio de la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o pérdida del Imperio. Es forzoso manejarla bien. No reflexionar seriamente sobre todo lo que le concierne es dar prueba de una culpable indiferencia en lo que respecta a la conservación o pérdida de lo que nos es más querido y ello no debe ocurrir entre nosotros”. (Los subrayados son nuestros).
A pesar de esta severa advertencia, 2500 años después la “culpable indiferencia”, que más arriba hemos citado como una “irresponsable inconciencia dirigencial”, está presente en gran parte de Iberoamérica. “Todo lo que le concierne” a la guerra es materia de la Seguridad y Defensa Nacional, responsabilidad exclusiva y excluyente del Estado y de la de Política, como inteligencia del Estado.
La Política ha sido desplazada por las meras ideologías y el Estado, sus Instituciones, se encuentran licuadas. “El dominio de la vida o de la muerte” y de lo que “nos es más querido” carecen de conducción, aunque siga siendo “forzoso manejarlo bien”, como “razón de ser” y primaria responsabilidad del Estado y sus Instituciones.
La Escuela Neo-marxista de Frankfurt y la propuesta del discurso, como recurso de las “democracias deliberativas” (Adorno, Apel, Cohen, Habermas, Bohman o Avritzer), han dañado profundamente a las sociedades periféricas (11).
Cuando finalizó la guerra fría hubo teorizaciones optimistas y pesimistas (15) referidas al futuro. El Hemisferio Sur había sufrido intensamente los efectos del conflicto E-O. Desaparecida la lógica bipolar, los países se aprestaron a recuperar los estados de derecho. Lo hicieron según la debilidad o fortaleza de los sistemas preexistentes, desde disímiles culturas políticas. Paso a paso reapareció la historia que, definitivamente no había llegado a su fin. Reaparecieron los conflictos y sus intérpretes.
En 1999, Kal Holsti (26) Profesor Emérito de la Universidad de la Columbia Británica llamó “Guerras de la Tercera Clase” a las que emergían. Creemos que es quien más se ha aproximado a los acontecimientos en curso en Iberoamérica. Dice el Profesor de Vancouver:
“La versión contemporánea de la guerra civil en desarrollo en gran parte del continente, está asociada con el vaciamiento del Estado”. “…es una forma distinta de guerra, que se desarrolla en el interior de los estados”. “Los objetivos en juego no son intereses de política exterior sino pugnas de poder de signo ideológico o sobre la definición del sistema político propio, que pueden conducir a una secesión o disgregación del Estado-Nación. En este contexto las hostilidades tienden a un desarrollo por etapas, conducidas por el agresor, sin un acto formal que marque su inicio ni su final”. “Su consecuencia inevitable es que guerra y política dejan de ser una continuación de la otra, para fusionarse en una única actividad”. “La descentralización y expansión de la violencia implican necesariamente una fusión de la violencia política y el delito común”. “En los años venideros lo que importa no es tanto el estado del sistema internacional-como sostienen los enfoques tradicionales, sino el estado del Estado”.
Años antes los Toffler (27) advirtieron más genéricamente la necesidad de reaccionar ante los cambios cualitativos:
“Los cambios revolucionarios que se han producido en el mundo y que han dado origen a una Tercera Ola, van a modelar la nueva guerra de acuerdo con esa civilización y, por lo tanto, no podemos pretender sostener esos conflictos con procedimientos de la Segunda Ola. Es necesario adoptar acciones revolucionarias en búsqueda de la paz. Los conceptos que tenemos hoy en día están absolutamente obsoletos y anticuados…El antiguo orden mundial, construido a través de dos siglos de industrialización, ha quedado hecho añicos. La aparición de un nuevo sistema de creación de riquezas y de una nueva forma de guerra exigen una nueva forma de paz pero, a menos que ésta refleje con precisión las realidades del siglo XXI, resultará no solo irrelevante, sino peligrosa”.
La Infantería de Marina de los EE.UU. (28) les llamó “Guerras de la Cuarta Generación”. Las describen como:
…“basadas fundamentalmente en ideas”… “altamente complejas, abarcarán todos los aspectos de la vida humana, empleando fundamentalmente los medios de comunicación social y las redes informáticas”.
Son numerosos los autores que han estudiado las actuales “guerras asimétricas” (15). Citaré solo a K.F. MacKenzie Jr. (29), porque se aproxima a nuestro escenario iberoamericano:
“…los retos asimétricos son aproximaciones no convencionales que evitan o minan las fortalezas del oponente, mientras explotan sus vulnerabilidades, pero con dos objetivos siempre presentes:
Pueden conseguir un poderoso efecto a través de la manipulación psicológica. La mente del enemigo es el blanco”.
En Diciembre del año 1995 -en Washington- el Profesor Bob Schina dictó una conferencia acerca de “El Futuro Conflicto en Latinoamérica”. Voy a extractar algunos párrafos de ella, para cotejarlos con los acontecimientos de la realidad presente, ocho años más tarde:
“América Latina está viviendo desde mediados del Siglo XX una guerra revolucionaria, en el sentido que expresó Mao Tse Tung en 1927:’Revolución es una insurrección, un acto de violencia por el cual una clase expulsa a otra del poder’”…
“Implosionado el Imperio Soviético y desprestigiada la ideología marxista, la lucha tomó otro curso, otra forma, pero el objetivo es el mismo”…
“Denomino a esta etapa -subversión ligera- cuya fase armada puede ser solo de unas horas. Nunca más larga de una a dos semanas. Si el proceso de derrocamiento del régimen durara mayor tiempo, se abortará la operación”…
”Las condiciones favorables para el desarrollo de una guerra revolucionaria en Latino América son las siguientes: Factores económicos negativos. Tendencias políticas y sociales negativas. Debilitamiento de la Institución Militar y aumento de la corrupción social. Tendencia psico-social negativa: manipulación de la opinión pública y creación de un ambiente de emergencia y temor”…
“Los nuevos liderazgos revolucionarios se caracterizarán como demagogos, idealistas, utópicos localizables entre los grupos indigenistas, por los derechos humanos, ecologistas y teólogos de la liberación”…
”Las tácticas más usadas serán: secuestros extorsivos, impuestos a los poderosos, ideología ambigua, exacerbación de los nacionalismos, control de los sindicatos de servicios, coalición con idiotas útiles presentables, creación de caos urbano progresivo”…
”La acción para la toma del poder será breve, impidiendo reacciones organizadas, con la participación de un sector de la clase media, manteniendo la ambigüedad ideológica, con fuerte propaganda externa, organizando y conduciendo a los cuestionadores sociales, controlando a los sistemas sociales y comunicacionales.”
Gran parte de nuestros países han tenido tropas en las calles en el presente año. Han existido numerosas bajas civiles, en desórdenes tumultuosos. Sin embargo, no ha existido una reacción acorde en las dirigencias para darles a los pueblos Paz, Seguridad y Defensa. Para prever y evitar los conflictos. Para construir la Institucionalidad funcional y eficiente de la Paz, la Seguridad y la Defensa.
La conclusión de un breve trabajo, previo a una investigación de uno de nuestros investigadores que apadrinará el propio Holsti (30), es significativamente clara:
“La guerra de la Tercera Especie está entre nosotros. La audacia intelectual, la ruptura con el prejuicio y, en suma, el heroísmo del espíritu será el único elemento que puede tomar la iniciativa para abordar este nuevo conflicto”.
Colombia es, sin duda el caso de mayor gravedad en Iberoamérica. Su Presidente no ha obtenido el reconocimiento de sus vecinos de que existe una agresión terrorista en ese país. Al Canciller argentino actual “no le consta que en Cuba se atropella a los derechos humanos”. Por ello es oportuno y conveniente dedicarle unos renglones a una endemia cultural de la Región: la falacia.
El Dr. Pedro Belohlavek ha descubierto la estructura de los conceptos. A través de esta teoría ha presentado una “Introducción al Conocimientos de las Falacias” (31) que nos permite bucear con mayor profundidad en las causas de nuestra decadencia. Dice este investigador eslovaco-argentino que:
“las falacias son estructuras de pensamiento-acción que ratifican creencias, a partir de interpretar a la realidad a través de la apariencia de los hechos, enmarcados dentro de un contexto de ideas hipotéticas, que a su vez sostienen a estas creencias”.
He insistido a lo largo de este trabajo que las posguerras han producido entre nosotros un efecto de significativa transculturación que, por otra parte, son comunes a todas las posguerras. Ello ha producido un debilitamiento ético en el campo de la Política, desplazada por la embestida de las ideologías fracasadas. Escala así negativamente la cultura contractiva –cuya característica central es evitar la responsabilidad de las situaciones que promueve- “desarrollando soluciones aparentes, que siempre resultan disfuncionales”.
Las falacias, siguiendo siempre a Belohlavek, “no son errores de razonamiento”, sino “conductas que necesitan legitimar la apariencia para asegurar su supervivencia”. En la incertidumbre estratégica iberoamericana, “la difusión de las falacias se transforma en una conducta social normal”. En el largo plazo, estas resultan autodestructivas, pero en el corto “constituyen sofismas y fantasías” con apariencia de realidades fácilmente “vendibles”.
Allí está la razón de la percepción generalizada de defraudación de nuestros pueblos, en manos de demagogos. Dirigentes ignorantes, inescrupulosos y audaces, con preconceptos y prejuicios ajenos a las realidades condicionantes llevan a sus seguidores inevitablemente a la violencia social. El único recurso para soslayar esta espiral suicida es la contrastación de las falacias con la realidad. Pero en una sociedad de sobrevivientes, la independencia de juicio necesaria para que ello ocurra es casi imposible.
Las consecuencias del imperio de las falacias en la vida política nos han llevado a la inacción, a iniciativas sin ningún sentido funcional, a la marginalidad y al accionar voluntarista autodestructivo, sin resultados de valor agregado social y sin el resguardo de la Institucionalidad de la Seguridad y de la Defensa.
Por todo ello, he señalado que el riesgo estratégico central de Iberoamérica es el de la sobrevivencia del Estado Nación, la sobrevivencia de las Instituciones.
Citas:
(1) Anzaldi P. “El Concepto de Guerra Fría”. Jul 03. www.ieeba.org
(2) Auel H. J. “El Nuevo Ordenamiento Internacional Posterior a la Intervención de EE.UU. y sus Aliados en Irak”. May 03. www.ieeba.org
(3) Auel H. J. “La Argentina en sus Posguerras”. Jun 99. Ed. EUDEBA.
(4) Auel H. J. “¿Hubo no Hubo una Guerra? Ago 03. www.ieeba.org
(5) Auel H. J. “La Seguridad Estratégica en la Región en el Nuevo Escenario Internacional”. Ene 02. www.ieeba.org
(6) Bouthoul G. “La Guerra”. 1971. Ed. Oikos-tau S. A. Barcelona.
(7) Huntington S. P. Y Harrison L. E. “La Cultura es los que Importa”. 2001. Ed. Planeta. Bs. As.
(8) Auel H. J. “La Ética, la Política y el Estado”. Ene 99. www.ieeba.org
(9) Auel H. J. “El Pensamiento Nacional en la Era de la Globalización”. Jun 00. www.ieeba.org
(10) Auel H. J. “Cultura, Civilización y Crisis Política”. Dic 01. www.ieeba.org
(11) Anzaldi P. “El Fascismo como Revolución”. Abr 03. www.ieeba.org
(12) Auel H. J. “La Cultura, la Civilización y la Guerra”. Abr 03. www.ieeba.org
(13) Auel H. J. “Política de Defensa o Estado de Indefensión Legal”. Jun 01-Ene 02. www.ieeba.org
(14) De Vergara E. “El Informe sobre la Estrategia Nacional de Seguridad de los EE.UU.”. Feb 03. www.ieeba.org
(15) Auel H. J. “¿Hubo o no Hubo una Guerra?”. Jul 03. www.ieeba.org
(16) Auel H. J. “Fundamentos Estratégicos de la Reforma Estructural de la Defensa Nacional y Regional al Ingresar al Siglo XXI”. Mar 03. www.ieeba.org
(17) Auel H. J. y Runza R. “Después del Default: Un Nuevo Modelo para la Defensa Argentina”. Abr 03. www.ieeba.org
(18) IEEBA. “Tercer Encuentro de Estudios Estratégicos#. “Revisión del Sistema de Seguridad Interamericano”. Oct 00. www.ieeba.org
(19) IEEBA. REDES 2002. Brasilia. “Las Políticas de Defensa en el Proceso de Integración Continental”. Ago 02. www.ieeba.org
(20) Diccionario Enciclopédico Salvat. T. VIII. 1957. Ed. Orinoco. Venezuela.
(21) Diccionario Militar. T. III. 1963. Ed. Bibliográfica Omeba. Bs. As.
(22) Corrado J. “Las Nuevas Amenazas Estratégicas”. Sep 00. www.ieeba.org
(23) Corrado J. “El Narcoterrorismo en las Américas”. Ene 02. www.ieeba.org
(24) Corrado J. “La Situación Estratégica Latinoamericana”. Feb 03. www.ieeba.org
(25) Sun Tzu. “El Arte de la Guerra”. 1984. E. Mitre. Bs. As.
(26) Holsti K. “The State, War and the State of War”. 1999. Cambridge University Pres.
(27) Toffler A. y H. “La Guerras del Futuro”. 1994. Ed. Plaza y Janes.
(28) Lind S., Schmitt J. and Wilson G. “The Changing Face of War – Into the Four Generation”. Oct. 89. Marine Corps Gazette.
(29) MacKenzie K. F. “The Revenge of the Malians: Asymmetric Threats and the Nex QDR”. Oct 00. NDU. Washington.
(30) Anzaldi, P. “El Poder Nacional y el Instrumento Militar ante las Guerras de la Tercera Especie”. Jul 03. www.ieeba.org
(31) Belohlavek P. “The Unicist Logic and the Conceptual Structure of Fallacies”. Jul 03. White Paper.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 14, 2022