En este tiempo presente y a pesar de todo, hay un motivo de alegría; porque tenemos una familia, porque gozamos de buena salud. Esta es una gran verdad y central de nuestra existencia. Por eso lo debemos difundir con entusiasmo. A muchos de nosotros nos puede pasar estar tristes y muy desesperanzados por haber puesto toda la ilusión en este año y ahora ven que todo se habría terminado. Su amor y su esperanza serían demasiado materialistas. Su esperanza puesta en una creencia solo material. En general, como aquel caso, tenemos unos conceptos demasiado materiales y sobre todo lo referente a la religión. Pensamos en la religión para éxitos o ventajas materiales, o para ganar prestigio social o quizá para conseguir consuelos y regalos espirituales. Y cuando vemos que la religión verdadera está sobre todo en las dificultades de cada día y en el servicio a los demás, nos echamos para atrás y volvemos a las costumbres mundanas. A veces perdemos la poca esperanza que teníamos, por cualquier dificultad. Y no nos damos cuenta que nuestra voluntad y fe están con nosotros. Aunque no lo reconozcamos, van siempre con nosotros. Y debemos escuchar. Por eso es tan importante ponerse al habla con nuestro interior, con nuestra alma. Ellas están junto a nosotros, porque forman parte de nosotros. Nuestra confianza y voluntad están con nosotros y nos acompañan en nuestros quehaceres de cada día; pero de una manera especial está en las dificultades. Puede ser que esta misma explicación nos guste más o nos guste menos, pero están ahí presente e iluminando nuestro corazón. Por eso debemos abrir nuestro corazón a esta presencia. Y luego viene el momento en donde “damos gracias” por esa presencia en nosotros. Jesús quiere compartir su propio cuerpo y sangre. Es un solo acto de culto con dos partes. Y como En esta vida no es todo recoger frutos gloriosos, sino que hay que sembrar, compartir, trabajar y servir; ¡debemos hacer y callar! Si sentimos verdaderamente la confianza y voluntad en nuestra vida, tener esa maravilla que es la fe, debemos compartirlo con los demás. Nuestra vida para los otros debe ser una vida donde esto se manifieste.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires, Argentina), recibe un abrazo, junto a mi deseo de que dios te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas, y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
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Por CLAUDIO VALERIO
En este tiempo presente y a pesar de todo, hay un motivo de alegría; porque tenemos una familia, porque gozamos de buena salud. Esta es una gran verdad y central de nuestra existencia. Por eso lo debemos difundir con entusiasmo. A muchos de nosotros nos puede pasar estar tristes y muy desesperanzados por haber puesto toda la ilusión en este año y ahora ven que todo se habría terminado. Su amor y su esperanza serían demasiado materialistas. Su esperanza puesta en una creencia solo material. En general, como aquel caso, tenemos unos conceptos demasiado materiales y sobre todo lo referente a la religión. Pensamos en la religión para éxitos o ventajas materiales, o para ganar prestigio social o quizá para conseguir consuelos y regalos espirituales. Y cuando vemos que la religión verdadera está sobre todo en las dificultades de cada día y en el servicio a los demás, nos echamos para atrás y volvemos a las costumbres mundanas. A veces perdemos la poca esperanza que teníamos, por cualquier dificultad. Y no nos damos cuenta que nuestra voluntad y fe están con nosotros. Aunque no lo reconozcamos, van siempre con nosotros. Y debemos escuchar. Por eso es tan importante ponerse al habla con nuestro interior, con nuestra alma. Ellas están junto a nosotros, porque forman parte de nosotros. Nuestra confianza y voluntad están con nosotros y nos acompañan en nuestros quehaceres de cada día; pero de una manera especial está en las dificultades. Puede ser que esta misma explicación nos guste más o nos guste menos, pero están ahí presente e iluminando nuestro corazón. Por eso debemos abrir nuestro corazón a esta presencia. Y luego viene el momento en donde “damos gracias” por esa presencia en nosotros. Jesús quiere compartir su propio cuerpo y sangre. Es un solo acto de culto con dos partes. Y como En esta vida no es todo recoger frutos gloriosos, sino que hay que sembrar, compartir, trabajar y servir; ¡debemos hacer y callar! Si sentimos verdaderamente la confianza y voluntad en nuestra vida, tener esa maravilla que es la fe, debemos compartirlo con los demás. Nuestra vida para los otros debe ser una vida donde esto se manifieste.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires, Argentina), recibe un abrazo, junto a mi deseo de que dios te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas, y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
Claudio Valerio
® Valerius
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 13, 2020