Muchas personas se sorprenden cuando se enteran de que las fábricas de cachorros son instalaciones de cría de perros altamente abusivas que producen cachorros para obtener ganancias mientras ignoran la necesidades de los cachorros y sus madres. Demasiados perros se ven obligados a residir en jaulas pequeñas y sucias y a ser utilizados como máquinas reproductoras hasta que ya no son útiles. Son tratados como si su única razón de ser fuera hacer más de sí mismos y luego ser desechados como si fueran máquinas insensibles.
Sorprende que todos los estados de EE. UU. no hayan prohibido ya las fábricas de cachorros. En Colorado, en enero de 2020, la representante estatal Monica Duran y el senador estatal Mike Foote, demócrata del condado de Boulder, introdujeron la Ley de Mascotas Humanitarias. Menos de un mes después, fracasó en una votación de 6 a 5 del Comité de Agricultura y Asuntos Rurales de la Cámara. Este rechazo fue una mala noticia para los perros y gatos porque permitió la continuación del maltrato severo e implacable en las fábricas de cachorros y gatitos, a menudo llamadas fábricas de gatitos.
¿Qué piensan los perros de estar en una fábrica de cachorros? En pocas palabras, lo odian. Los perros son seres sintientes y sensibles y no hay duda de que no les gusta estar cautivos y obligados a reproducirse. Seguramente no es nada parecido a una buena vida. Alguien dijo una vez que los criadores de fábricas de cachorros afirman que realmente aman a sus perros. Como sería si los odiaran!
Algunas personas que apoyan las fábricas de cachorros también afirman: “Realmente no sabemos lo que sienten los perros”. Luego continúan diciendo que los perros tienen una buena vida porque reciben refugio, comida y atención veterinaria. Sin embargo, la calidad de sus hogares, comidas y atención veterinaria son muy cuestionables. También afirman que los perros los aman incondicionalmente porque cuando van a verlos, los perros ladran y gimen, corren hacia ellos y hacen lo que ellos quieren que hagan, y eso significa que los aman y claramente piensan que los humanos los están tratando bien. Rara vez, si es que alguna vez lo hacen, consideran que los perros están asustados y que viven vidas estresadas y llenas de miedo.
Cuando se les pregunta si pondrían a su perro en un criadero de cachorros, ninguno dijo “sí”. Por supuesto que no lo harían. Los perros se ven obligados a reproducirse hasta que ya no pueden hacerlo y luego se les deja revolcarse hasta que mueren. También les quitan a sus hijos y los envían a tiendas de mascotas o los venden directamente en el mostrador. Los perros de las fábricas de cachorros también sufren numerosas enfermedades y dolencias.
Afirmar que no sabemos lo que sienten los perros ignora una enorme base de datos científica sobre la vida emocional de los perros. Hay ciencia más que suficiente que muestra claramente que los perros son seres profundamente emocionales.
La forma en que tratamos a los perros, gatos y otros animales dice mucho sobre nuestros valores. Cerrar las fábricas de cachorros no es una especie de movimiento de “derechos animales radicales”, como muchos han afirmado. De hecho, se trata de decencia. Se trata de mostrar respeto y compasión y honrar quiénes son realmente los perros: seres sintientes y con sentimientos profundos.
Los perros no son realmente nuestros mejores amigos. Como un experto en perros me dijo en broma: “Es como afirmar que son amantes incondicionales, suena bien y vende libros, ¡pero no es así!”. La vida de todos y cada uno de los individuos es importante porque están vivos, tienen un valor intrínseco, son seres sintientes que sienten profundamente y tienen vidas emocionales ricas y significativas. Se preocupan mucho por su propia vida y la de los demás. Sus hogares para siempre deberían estar con humanos que realmente se preocupen por ellos, no con personas que los traten como máquinas de dinero. Si alguien elige no hablar en contra de las fábricas de cachorros (y las granjas de gatitos), es cómplice de la violencia que ocurre en estos lugares. El silencio no es oro, es mortal.
Perros, gatos y muchos otros animales dependen de nuestra buena voluntad y confianza en que trabajaremos tan duro como podamos para darles la mejor vida posible. Pero aquellos que apoyan las fábricas de cachorros y gatitos claramente no tienen en mente sus mejores intereses. Estos seres no humanos merecen algo mucho mejor.
Actualmente, más de dos tercios de los estados han implementado leyes sobre criaderos de cachorros, aunque varían mucho en términos de lo que regulan y cómo se hacen cumplir. Un puñado de estados, incluidos California (el primero en prohibir las ventas minoristas de mascotas), Maryland y Maine, ya prohíben la venta de cachorros en las tiendas de mascotas. Se puede encontrar información sobre los estados con leyes humanitarias de venta de mascotas en un resumen elaborado por Best Friends Sanctuary. Al menos 12 pueblos y ciudades de Colorado han promulgado ordenanzas humanitarias de venta de mascotas, incluidas Berthoud, Fountain, Breckenridge, Frisco, Dillon, Eagle, Fairplay, Alma, Silverthorne, Vail, Superior y Minturn.
En los Estados Unidos, solo el 24% de las fábricas de cachorros tienen licencia del USDA. Alrededor de 500 000 perros se ven obligados a vivir en estos horribles lugares, con aproximadamente 168 000 adultos criados y alrededor de un millón de cachorros producidos cada año.
Jane Goodall dijo lo siguiente sobre las fábricas de cachorros: “Las fábricas de cachorros son una vergüenza. No solo son crueles, sino que muchas personas han descubierto que un perro comprado en una de estas cámaras de tortura tiene muchos problemas de salud. Todas las fábricas de cachorros deberían cerrar.”
Ningún perro elegiría vivir en una de estas instalaciones inhumanas, donde están alojados las 24 horas del día, los 7 días de la semana en jaulas diminutas y abarrotadas, mal alimentados y, a menudo, obligados a vivir con sus propios desechos y los de otros. Y cuando están agotados y literalmente criados hasta la muerte, hay poca o ninguna preocupación por su bienestar.
Hay muchas razones por las que las fábricas de cachorros deberían prohibirse de inmediato. Debemos usar lo que sabemos sobre la vida emocional altamente evolucionada de los perros y la sensibilidad canina en su nombre.
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Muchas personas se sorprenden cuando se enteran de que las fábricas de cachorros son instalaciones de cría de perros altamente abusivas que producen cachorros para obtener ganancias mientras ignoran la necesidades de los cachorros y sus madres. Demasiados perros se ven obligados a residir en jaulas pequeñas y sucias y a ser utilizados como máquinas reproductoras hasta que ya no son útiles. Son tratados como si su única razón de ser fuera hacer más de sí mismos y luego ser desechados como si fueran máquinas insensibles.
Sorprende que todos los estados de EE. UU. no hayan prohibido ya las fábricas de cachorros. En Colorado, en enero de 2020, la representante estatal Monica Duran y el senador estatal Mike Foote, demócrata del condado de Boulder, introdujeron la Ley de Mascotas Humanitarias. Menos de un mes después, fracasó en una votación de 6 a 5 del Comité de Agricultura y Asuntos Rurales de la Cámara. Este rechazo fue una mala noticia para los perros y gatos porque permitió la continuación del maltrato severo e implacable en las fábricas de cachorros y gatitos, a menudo llamadas fábricas de gatitos.
¿Qué piensan los perros de estar en una fábrica de cachorros? En pocas palabras, lo odian. Los perros son seres sintientes y sensibles y no hay duda de que no les gusta estar cautivos y obligados a reproducirse. Seguramente no es nada parecido a una buena vida. Alguien dijo una vez que los criadores de fábricas de cachorros afirman que realmente aman a sus perros. Como sería si los odiaran!
Algunas personas que apoyan las fábricas de cachorros también afirman: “Realmente no sabemos lo que sienten los perros”. Luego continúan diciendo que los perros tienen una buena vida porque reciben refugio, comida y atención veterinaria. Sin embargo, la calidad de sus hogares, comidas y atención veterinaria son muy cuestionables. También afirman que los perros los aman incondicionalmente porque cuando van a verlos, los perros ladran y gimen, corren hacia ellos y hacen lo que ellos quieren que hagan, y eso significa que los aman y claramente piensan que los humanos los están tratando bien. Rara vez, si es que alguna vez lo hacen, consideran que los perros están asustados y que viven vidas estresadas y llenas de miedo.
Cuando se les pregunta si pondrían a su perro en un criadero de cachorros, ninguno dijo “sí”. Por supuesto que no lo harían. Los perros se ven obligados a reproducirse hasta que ya no pueden hacerlo y luego se les deja revolcarse hasta que mueren. También les quitan a sus hijos y los envían a tiendas de mascotas o los venden directamente en el mostrador. Los perros de las fábricas de cachorros también sufren numerosas enfermedades y dolencias.
Afirmar que no sabemos lo que sienten los perros ignora una enorme base de datos científica sobre la vida emocional de los perros. Hay ciencia más que suficiente que muestra claramente que los perros son seres profundamente emocionales.
La forma en que tratamos a los perros, gatos y otros animales dice mucho sobre nuestros valores. Cerrar las fábricas de cachorros no es una especie de movimiento de “derechos animales radicales”, como muchos han afirmado. De hecho, se trata de decencia. Se trata de mostrar respeto y compasión y honrar quiénes son realmente los perros: seres sintientes y con sentimientos profundos.
Los perros no son realmente nuestros mejores amigos. Como un experto en perros me dijo en broma: “Es como afirmar que son amantes incondicionales, suena bien y vende libros, ¡pero no es así!”. La vida de todos y cada uno de los individuos es importante porque están vivos, tienen un valor intrínseco, son seres sintientes que sienten profundamente y tienen vidas emocionales ricas y significativas. Se preocupan mucho por su propia vida y la de los demás. Sus hogares para siempre deberían estar con humanos que realmente se preocupen por ellos, no con personas que los traten como máquinas de dinero. Si alguien elige no hablar en contra de las fábricas de cachorros (y las granjas de gatitos), es cómplice de la violencia que ocurre en estos lugares. El silencio no es oro, es mortal.
Perros, gatos y muchos otros animales dependen de nuestra buena voluntad y confianza en que trabajaremos tan duro como podamos para darles la mejor vida posible. Pero aquellos que apoyan las fábricas de cachorros y gatitos claramente no tienen en mente sus mejores intereses. Estos seres no humanos merecen algo mucho mejor.
Actualmente, más de dos tercios de los estados han implementado leyes sobre criaderos de cachorros, aunque varían mucho en términos de lo que regulan y cómo se hacen cumplir. Un puñado de estados, incluidos California (el primero en prohibir las ventas minoristas de mascotas), Maryland y Maine, ya prohíben la venta de cachorros en las tiendas de mascotas. Se puede encontrar información sobre los estados con leyes humanitarias de venta de mascotas en un resumen elaborado por Best Friends Sanctuary. Al menos 12 pueblos y ciudades de Colorado han promulgado ordenanzas humanitarias de venta de mascotas, incluidas Berthoud, Fountain, Breckenridge, Frisco, Dillon, Eagle, Fairplay, Alma, Silverthorne, Vail, Superior y Minturn.
En los Estados Unidos, solo el 24% de las fábricas de cachorros tienen licencia del USDA. Alrededor de 500 000 perros se ven obligados a vivir en estos horribles lugares, con aproximadamente 168 000 adultos criados y alrededor de un millón de cachorros producidos cada año.
Jane Goodall dijo lo siguiente sobre las fábricas de cachorros: “Las fábricas de cachorros son una vergüenza. No solo son crueles, sino que muchas personas han descubierto que un perro comprado en una de estas cámaras de tortura tiene muchos problemas de salud. Todas las fábricas de cachorros deberían cerrar.”
Ningún perro elegiría vivir en una de estas instalaciones inhumanas, donde están alojados las 24 horas del día, los 7 días de la semana en jaulas diminutas y abarrotadas, mal alimentados y, a menudo, obligados a vivir con sus propios desechos y los de otros. Y cuando están agotados y literalmente criados hasta la muerte, hay poca o ninguna preocupación por su bienestar.
Hay muchas razones por las que las fábricas de cachorros deberían prohibirse de inmediato. Debemos usar lo que sabemos sobre la vida emocional altamente evolucionada de los perros y la sensibilidad canina en su nombre.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 19, 2023