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Por Bella Watts.

En 1933, una joven y hermosa austriaca se desnudó para un director de cine. Corrió desnuda por el bosque y nadó desnuda en un lago. Mientras King Kong era la película más popular de ese año, Hollywood estaba entusiasmado con esta escandalosa película protagonizada por la guapísima austriaca.

Louis B. Mayer, del gran estudio MGM, la llamó la mujer más bella del mundo. La película, titulada Éxtasis, fue prohibida en muchos países, lo que la hizo aún más famosa y valiosa. Se dice que Mussolini se negó a vender su copia a ningún precio.

La estrella de la película era Hedwig Kiesler. Bromeaba diciendo que el secreto de su belleza era “parecer estúpida”. En realidad, Kiesler no era nada estúpida.

Cuando rodó Éxtasis, Kiesler estaba casada con uno de los hombres más ricos de Austria, Friedrich Mandl, el principal fabricante de armas del país. Su empresa posteriormente suministró armas a los nazis. Mandl exhibió a su bella esposa en importantes cenas con líderes fascistas austríacos, italianos y alemanes. En estas comidas —entre las que se encontraban Hitler y Mussolini—, Mandl solía hablar sobre la tecnología detrás de los misiles y torpedos radiocontrolados.

Kiesler, judía, odiaba a los nazis y se oponía firmemente a los negocios de su esposo. Mandl la castigó encerrándola en su castillo, Schloss Schwarzenau. En 1937, escapó drogando a su criada, disfrazándose de criada y vendiendo sus joyas para pagar un viaje a Londres. Escapó justo a tiempo: en 1938, Alemania se apoderó de Austria, confiscó la fábrica de Mandl, y él, siendo mitad judío, huyó a Brasil. Más tarde, Mandl se convirtió en asesor del presidente argentino, Juan Perón.

En Londres, Kiesler conoció a Louis B. Mayer y firmó un contrato a largo plazo con la MGM, convirtiéndose en una de sus estrellas más importantes. Apareció en más de 20 películas, junto a Clark Gable, Judy Garland y Bob Hope. Cada una de sus primeras siete películas para la MGM fue un éxito. Aun así, a Kiesler le importaba más luchar contra los nazis que hacer películas.

En 1942, en la cima de su fama, desarrolló un nuevo sistema de comunicación para enviar mensajes codificados que no podían ser “interferidos”. El sistema podía guiar torpedos y bombas para que siempre alcanzaran sus objetivos, una tecnología diseñada para combatir a los nazis. Para la década de 1940, tanto los nazis como las fuerzas aliadas utilizaban una tecnología de radiocontrol similar a la que su exmarido había promovido.

La mayoría de la gente hoy en día quizá no conozca el nombre de Hedwig Kiesler ni el de Hedy Markey. Pero muchos recordarán a una de las bellezas más famosas de Hollywood de la época dorada: Hedy Lamarr. Ese fue el nombre que Louis B. Mayer le puso a su actriz estrella.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Dic 7, 2025


 

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