“Es peor que una guerra”: así es como las familias que entierran a sus muertos en la región más afectada de España están describiendo el impacto del coronavirus.
En uno de los cementerios más grandes de Madrid, el cementerio de La Almudena, en poco más de una hora, se ven hasta seis funerales.
La procesiones que se acercan a la iglesia es constante. Cuando uno deja que otro llegue, no hay mucho tiempo para despedirse.
Cada ataúd está envuelto en plástico para proteger a los vivos. Es difícil dar a los muertos la dignidad que merecen en una pandemia.
El sacerdote, Javier Fuenmayor, agita agua bendita al final de cada servicio y luego termina y comienza otro.
“Normalmente tendríamos de 7 a 8 personas entierros aquí cada día”, dice.
“Pero con este factor agravante [coronavirus] el número ha aumentado, dependiendo de nuestra capacidad, a entre 30 y 35 personas. Eso sin tener en cuenta los que se envían a los crematorios y que podrían ser entre 50 y 60 personas. Estamos en nuestro límite.”
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“Es peor que una guerra”: así es como las familias que entierran a sus muertos en la región más afectada de España están describiendo el impacto del coronavirus.
En uno de los cementerios más grandes de Madrid, el cementerio de La Almudena, en poco más de una hora, se ven hasta seis funerales.
La procesiones que se acercan a la iglesia es constante. Cuando uno deja que otro llegue, no hay mucho tiempo para despedirse.
Cada ataúd está envuelto en plástico para proteger a los vivos. Es difícil dar a los muertos la dignidad que merecen en una pandemia.
El sacerdote, Javier Fuenmayor, agita agua bendita al final de cada servicio y luego termina y comienza otro.
“Normalmente tendríamos de 7 a 8 personas entierros aquí cada día”, dice.
“Pero con este factor agravante [coronavirus] el número ha aumentado, dependiendo de nuestra capacidad, a entre 30 y 35 personas. Eso sin tener en cuenta los que se envían a los crematorios y que podrían ser entre 50 y 60 personas. Estamos en nuestro límite.”
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 20, 2020