Alguna vez observaste lo que piensas, lo que dices, la forma en que actúas? ¿Como es tu carácter? Alguna vez te has puesto a pensar que tus pensamientos marcan tus palabras, que tus palabras marcan tus actos y así hasta llegar a tu destino?. Generalmente nos detenemos a reflexionar en nuestras palabras después de haber ocasionado algo con ellas. Solo cuando sucede algo inesperado nos detenemos a preguntar ¿Por qué me ha sucedido a mí? ¿Acaso fue tan grave lo que dije? La palabra es mágica. La palabra es sagrada. La palabra construye. La palabra destruye. Una palabra basta para hacer feliz a alguien. Una palabra basta para construir o destruir cualquier relación. Una palabra es suficiente para herir profundamente. Existe un tremendo poder en la palabra. Son el cimiento de lo que creamos en nuestra vida día a día. ¿Sabes cuáles son tus palabras al despertarte? ¿Te quejas porque tienes que ir a la escuela o el trabajo? ¿Todos los días recuerdas y haces un listado de tus dolores físicos? Seguramente, te resultará familiar algunas de las siguientes frases: — Uf! es lunes, ojala fuera viernes — Qué horror ¡Hace calor! — ¡Otra vez lo mismo! Te miras al espejo y te dices: estoy gorda; tengo una arruga más, las manchas de la piel no se fueron. Este mensaje negativo te acompañará durante todo el día, dormirá con vos, aparecerá en tus sueños, para amanecer al día siguiente más grande y fortalecido. Nuestro reto debe ser emprender un viaje a nuestro interior, observar nuestros pensamientos y adoptar actitudes e incorporar palabras o afirmaciones positivas a nuestro vocabulario. Así comenzaremos a dejar de vivir inconformes con nuestra historia. A partir de este momento, la observación de nuestros pensamientos y nuestras palabras debe ser una práctica permanente. Luego de hacernos responsables de nuestras palabras, nos responsabilizaremos de nuestros actos y de todo lo que somos capaces de atraer… ¿ Por qué culpar al otro de todo lo que nos sucede? Debemos darnos cuenta de que atraemos hacia nosotros la mayoría de las cosas que nos suceden.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires, Argentina), recibe un abrazo, junto a mi deseo de que dios te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas, y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
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Por CLAUDIO VALERIO
Alguna vez observaste lo que piensas, lo que dices, la forma en que actúas? ¿Como es tu carácter? Alguna vez te has puesto a pensar que tus pensamientos marcan tus palabras, que tus palabras marcan tus actos y así hasta llegar a tu destino?. Generalmente nos detenemos a reflexionar en nuestras palabras después de haber ocasionado algo con ellas. Solo cuando sucede algo inesperado nos detenemos a preguntar ¿Por qué me ha sucedido a mí? ¿Acaso fue tan grave lo que dije? La palabra es mágica. La palabra es sagrada. La palabra construye. La palabra destruye. Una palabra basta para hacer feliz a alguien. Una palabra basta para construir o destruir cualquier relación. Una palabra es suficiente para herir profundamente. Existe un tremendo poder en la palabra. Son el cimiento de lo que creamos en nuestra vida día a día. ¿Sabes cuáles son tus palabras al despertarte? ¿Te quejas porque tienes que ir a la escuela o el trabajo? ¿Todos los días recuerdas y haces un listado de tus dolores físicos? Seguramente, te resultará familiar algunas de las siguientes frases:
— Uf! es lunes, ojala fuera viernes
— Qué horror ¡Hace calor!
— ¡Otra vez lo mismo!
Te miras al espejo y te dices: estoy gorda; tengo una arruga más, las manchas de la piel no se fueron. Este mensaje negativo te acompañará durante todo el día, dormirá con vos, aparecerá en tus sueños, para amanecer al día siguiente más grande y fortalecido. Nuestro reto debe ser emprender un viaje a nuestro interior, observar nuestros pensamientos y adoptar actitudes e incorporar palabras o afirmaciones positivas a nuestro vocabulario. Así comenzaremos a dejar de vivir inconformes con nuestra historia. A partir de este momento, la observación de nuestros pensamientos y nuestras palabras debe ser una práctica permanente. Luego de hacernos responsables de nuestras palabras, nos responsabilizaremos de nuestros actos y de todo lo que somos capaces de atraer… ¿ Por qué culpar al otro de todo lo que nos sucede? Debemos darnos cuenta de que atraemos hacia nosotros la mayoría de las cosas que nos suceden.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires, Argentina), recibe un
abrazo, junto a mi deseo de que dios te Bendiga y prospere en todo lo
que emprendas, y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor, y mucha
prosperidad.
Claudio Valerio.
® Valerius
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 4, 2020