Share

 

Mencionada en la primera carta y sin respuesta desde hace 5 años, 9 meses y 22 días, por parte de los seis destinatarios de la misma, que por supúesto no deben estar mas en el cargo, presentamos aquí la misma de parte del Sub Oficial Principal, Lic. Luis Orlando González.


 

 

Almirante Jorge Omar Godoy

Jefe del Estado Mayor General de la Armada.

S                            /                                  D

                              Me dirijo al señor Jefe del EMGA, con el solo interés de informarle y responsabilizarlo y a su Estado Mayor sobre dos cuestiones que me afectan familiarmente y profesionalmente:

1.- Negación manifiesta y encubierta por parte de sus comandos ante una solicitud de auxilio por parte de mi familia directa.

2.- Mi confinamiento en una prisión abyecta, privado de todo derecho, en mi condición de SPIF (RE) de la Armada, víctima de la dictadura militar por un lado y víctima del odio de los hombres vencidos del pasado, por el otro.

                           Respecto del primero y a poco tiempo después de mi detención llevada a cabo el 04-03-2009, mi señora esposa quien sufre una enfermedad coronaria y otros males, conjuntamente con mis dos hijos discapacitados, en situación desesperada, solicito ante la Dirección General del Personal Naval por intermedio directo del CN. Luis R. Cavotta, acogerse al plan de gobierno que contempla la inserción en las instituciones
públicas de personas con problemas psicosomáticos diferentes, acorde y coadyuvante a la campaña llevada a cabo por la DGPN ante todos los destinos de la Armada, inclusive Círculos de Sub oficiales. Vanos fueron los esfuerzos ante la oficina del nombrado CN. Cavotta y la oficina en donde atiende el SM. Andrés Feduzzi y un Psicólogo de apellido Villella.

                           Las repetidas idas y venidas de mi esposa, muchas veces cancelando turnos hospitalarios por su padecimiento, solo sirvieron para recibir desvíos informativos, promesas infundadas, creando falsas expectativas a mis chicos, con promesas de pseudos empleos que nunca se hicieron efectivos.

Grande fue mi estupor al descubrir mediante la información que aportó la psiquiatra de familia, que el mencionado psicólogo de la DGPN, con una conducta que evidencia extrema falta de decoro profesional, había confiado a esta, que los chicos no se hicieran ilusiones ya que existía un informe negativo por parte de éste psicólogo de pendiente de esa Dirección (DGPN).

                            Por cuerda separada, otras autoridades navales, considerando la situación, intentaron extraoficialmente ante sus comandos directo, interceder, pero siempre recibieron respuestas incoherentes e injustificadas – que hay que esperar que se vaya este – que venga ese otro – que se quede aquel, que todo cambie y cosas por el estilo.

Siendo consiente que nuestros tiempos, no son los vuestros, creo y estoy convencido que todo ha sido y se ha manejado con deplorables mentiras y que el motivo es obvio considerando mi especial situación, saber que mienten y se acostumbran a convivir con ello, es lo más inmoral que puede suceder a un militar que conduce hombres.

De manera que convencido y con plena seguridad digo: No vengo a pedirle ningún regalo, no estoy reclamando dádivas, ni compasión, solo estoy relatando y poniendo de manifiesto la mediática incomprensión de las autoridades navales, ante un problema familiar grave de uno de sus subordinados.

Además no embarga este relato ningún atisbo de dubitación en lo que expreso, por consiguiente extenderé en breve a la opinión pública los conceptos más sobresalientes de esta misiva, para que se conozca la verdad sobre la hipocresía naval “ya que cuando la hipocresía sostiene ciertas conductas ideológicamente, se está con la gestión de gobierno o están comprados o tienen miedo”.

 

                           Haciendo análisis, cuando la ciudadanía común y el personal subalterno (llámese Sub oficiales) de las FF.AA., se atiene a lo que ve a la lógica normal de los acontecimientos que considera confiables, son niños ingenuos que no entienden lo que pasa. Seguramente algunos no comprenderán, que una fuerza armada, mediante sus conductores de turno abandonen a una familia de un sub oficial preso e inocente, con su esposa enferma y sus dos hijos discapacitados, nacidos en el 76 y 78 respectivamente, prácticamente hijos de la guerra sucia.

Lo mencionado acredita fehacientemente que ustedes señores del Estado Mayor General de la Armada, no están cumpliendo con la vieja regla del honor naval, “de que un hombre de mar nunca abandona a otro hombre de mar” en peligro o en la adversidad. Yo y mi familia hemos naufragado por el fuego apátrida y en su barco. Ustedes dónde están?

Viene bien reproducir un pensamiento de un compañero de prisión en carta abierta “Ustedes sabrán si están orgullosos o avergonzados”, yo siento lástima y dolor, aunque mentalmente sigo libre, gracias a Dios, vivo en paz y Ustedes?

                        Respecto del segundo punto, otro es el concepto que en mi interior palpita, que suma al primero y realizando un profundo estudio de godoy-jorge-omar2mi situación con respecto de mi detención y de todos los Sub oficiales de la Armada por presuntos delitos de lesa humanidad, tal es así, veo que el destino jugó en mi contra, pues ojalá yo fuera otrora un auténtico combatiente contra el subversivo y terrorista marxista, puesto que desde la contraria empiezan a respetarse retrospectivamente porque reconocen al otro, el enemigo también albergaba ideales. Lamentablemente esta situación es ajena a mí, no me toca ni mucho menos quiero fingir que lo hice por fría hipocresía del oportunismo. Ni combatí, ni jamás participé en operación alguna, ni nada que se le parezca, nunca empuñé un arma para hacer daño a nadie y jamás causé daño alguno a personas en mi vida. A pesar de ello fui entregado alevosamente por los Stellas, Marrones, Molina Pico, Algimiro Fernández, los Ferrer, los Arosa y contemporáneamente usted.

                          Basta con revisar los Oficios SGNA A1E N° 369/08 de fecha 30-05-2008 y Oficios AJAR SFE N° 907 de fecha 28-12-2007  N° 48 de fecha 08-05-2008 y N° 199 de fecha 21-04-2008 y otro del mes de diciembre de 2008 en donde se me daba con domicilio desconocido, cuando la información la tenían en el cobro de mi haber y en el RNP. Ello me trajo un serio problema judicial debido a su mala información.

Conforme a todo esto, la soledad me abruma en esta injusta causa, vea Ud., mi jefe directo e inmediato, ningún jefe de la cadena de mando de aquél entonces me acompaña en esta odisea, mucho menos algún compañero de destino, no obstante estoy sumido en un proceso criminal, siendo responsable de cuatrocientos treinta y cinco (435) casos, entre muertes, torturas, secuestros, vejaciones, en concurso de asociación ilícita.

Lo invito a que examine mi foja de concepto y observará quienes fueron mis jefes y otros ausentes en este proceso. De manera que el sub oficial Gonzáles, Cabo Principal en ese entonces y en soledad anárquica absoluta y sin recibir orden de nadie, fue responsable de esos 435 casos. No le parece Almirante que ello es imposible bajo todo punto de vista? Mire si su padre, también Sub oficial de la Armada estuviera en mi situación, no obstante Ud., me ha entregado mediante el Oficio SGNA.A1E N° 369/08.

 

                         Sepa Ud., y demás Almirantes que mi moral es alta y no claudicaré en absoluto, aunque Ud., me haya entregado al enemigo, que quiero seguir pensando es también el suyo, o me equivoco?

No obstante hay que valorar su actitud, de sus antecesores y de su Estado Mayor, han sido sumamente generosos con el poder de turno, había que cumplir con el cupo de detenidos políticos y no le quedaban Oficiales en pié y no dudaron negociar a costa de los indefensos Sub oficiales, y echaron mano a ellos. “Sepa Ud., que con los Sub oficiales no se negocia”.

                         Permítame que me exprese libremente; los únicos responsables, ya ancianos, se están muriendo, algunos cumplen excarcelaciones cómodas en sus domicilios y sabe….Quienes pagaremos las culpas de otros, los que en su tiempo eran Tenientes y nosotros los que ostentábamos el alto grado de Cabos. – Al respecto me hago cierta pregunta.

Que dirán sus hijos y nietos, cuando los nuestros le digan, tu abuelo, tu padre vendió al enemigo a sus propios camaradas. Le recuerdo tener presente el artículo 16 de la Constitución Nacional “Que exige idoneidad para ocupar cualquier cargo” y el artículo 29 de la Constitución Nacional “Delito de traición a la patria”. Los hombres y la historia lo juzgarán.

                        Seguramente desde los sillones de cuero de los pisos superiores del elefante blanco, vean los pasillos y oficinas del Juez Torres, faltaría un micrófono para que escuchen lo que allí se comenta cuando nos ven con las esposas colocadas cual delincuentes con un uniformado que os conduce del brazo. “Que esperas del Juez, si a estos presos no los defiende nadie, ni siquiera la fuerza”. Viene a cuento lo expresado por Martin Luther King. “El problema no es la maldad de los malos sino el silencio de los buenos”, con el perdón de los malos. Asimismo, le recuerdo a Ud., y a su Estado Mayor, lo que ningún militar puede hacer, pues además viola el código de honor, es consentir los hechos callando, para luego denunciar a sus superiores de antes y a los Sub oficiales de ahora por sus responsabilidades en esos mismos hechos que Ud., consintió expresamente. Eso en buen romance, se califica como falta de lealtad que constituye el estigma más grave que en su vida puede afectar a un militar.

                        Le pido Almirante que mire a su alrededor, observe a su Estado Mayor, en especial a los Oficiales y Sub oficiales jóvenes, cuál será la herencia que les dejará? Porque esta realidad los condena irremediablemente, ¡¡ pobre Armada!!  Aceptaré con cristiana serenidad lo que me sucederá porque soy un Sub oficial (RE) de la Marina, haciendo honor a la lealtad que le debo a mi patria y a la Armada a la que le di la mitad de mi vida.

Pero lo que no he tolerado ni aceptaré nunca, es la incomprensión que ustedes han demostrado para con mi familia “la gran familia naval” ¡¡qué horror!! Que hipocresía, que mentira, cuando el deber de un jefe es velar por el bienestar moral y material de sus subordinados.

                        Almirante espero que tenga un minuto de tiempo y que use el criterio crítico, que alguna vez fue capital de los hombres probos de mar, se dará cuenta que Ud., y sus antecesores, son los únicos culpables que nosotros los Sub oficiales estemos sumidos en esta desgracia institucional, judicial y montonera.

Solicito se me responda, sea cual fuere la respuesta, me hago cargo y asumo la responsabilidad disciplinaria que me pueda corresponder dado mi estado militar.

Marcos Paz,     Febrero de 2011

 

Lic.  Orlando González

SPIF (RE) MR: 320009

 

Distribución:

1.- Jefe de Estado Mayor General de la Armada

2.- Sub-Jefe del Estado Mayor General de la Armada.

3.- Director General de Personal y Bienestar de la Armada.

4.- Director de Personal.

5.- Secretario General Naval.

6.- Director General de Inteligencia.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Noviembre 23, 2016