El panorama financiero mundial está experimentando una transformación silenciosa pero profunda, impulsada por las potencias emergentes que buscan alternativas al dólar estadounidense. En el centro de este cambio se encuentran dos avances importantes: la iniciativa de la alianza BRICS para crear una nueva moneda de reserva y el despliegue por parte de China de su infraestructura de pagos digitales respaldada por el banco central. En conjunto, estos esfuerzos buscan reducir la dependencia del dólar y transformar la arquitectura del comercio y las finanzas internacionales.
BRICS y la agenda de desdolarización Los BRICS, originalmente compuestos por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se han expandido para incluir a países como Irán, Arabia Saudita, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos. Esta coalición representa ahora a más del 46 % de la población mundial y controla una parte significativa de los mercados mundiales de materias primas. Uno de sus principales objetivos es desafiar el dominio del dólar promoviendo el comercio en monedas locales y desarrollando una moneda de reserva compartida respaldada por una canasta de monedas miembros o incluso oro.
La motivación es clara: los países BRICS se han enfrentado repetidamente a la volatilidad del dólar y a las sanciones financieras estadounidenses. La congelación de 300 000 millones de dólares en reservas rusas tras la invasión de Ucrania, y el aislamiento de Irán durante décadas de los sistemas basados en el dólar, han impulsado los esfuerzos para construir alternativas soberanas. Para 2025, más del 68 % del comercio de los BRICS se realizará en monedas locales, sentando las bases para un sistema de compensación multilateral formalizado¹.
Si bien el dólar sigue arraigado en las finanzas globales, los BRICS están construyendo la infraestructura para eludirlo, especialmente en el comercio energético, donde países como Rusia y Arabia Saudita liquidan cada vez más contratos petroleros en rublos, yuanes o riales.
El RMB digital de China y la infraestructura de pagos gratuita Paralelamente a los BRICS, China lidera su propia revolución financiera mediante el yuan digital (RMB) y un sistema de pagos transfronterizos desarrollado por el Banco Popular de China (PBOC). Esta infraestructura basada en blockchain permite liquidaciones ultrarrápidas, a menudo en menos de 10 segundos, sin depender de la red SWIFT.
El sistema digital de RMB de China ya es interoperable con diez países de la ASEAN y seis países de Oriente Medio, abarcando casi el 38% del comercio mundial. Permite transacciones directas entre bancos centrales, evitando la intermediación bancaria y reduciendo los costes de transacción hasta en un 98%. Este sistema también integra funciones de cumplimiento, como protocolos contra el blanqueo de capitales, directamente en cada transacción, lo que lo hace atractivo para países recelosos de las sanciones estadounidenses.
La estrategia de China no es solo tecnológica, sino también geopolítica. Al liquidar el comercio en RMB digital, especialmente con países sancionados como Irán y Rusia, China está construyendo un ecosistema financiero paralelo que sortea las vulnerabilidades del dólar. El yuan digital también se está utilizando en proyectos de infraestructura de la Franja y la Ruta, integrándolo aún más en las cadenas de suministro globales.
Implicaciones para el dólar Si bien ni los BRICS ni los sistemas de pago de China pueden destronar al dólar de la noche a la mañana, representan un desafío creíble a su monopolio. El dólar actualmente representa alrededor del 90% del comercio mundial de divisas y sigue siendo la moneda de reserva dominante. Sin embargo, el auge de sistemas alternativos podría erosionar gradualmente su influencia, especialmente en el Sur Global.
La verdadera amenaza reside en la fragmentación. A medida que más países adoptan monedas regionales y sistemas de pago digitales, el papel del dólar como medio de intercambio por defecto podría disminuir. Esto podría reducir la demanda de bonos del Tesoro estadounidense, debilitar la capacidad de Estados Unidos para imponer sanciones financieras y desplazar su influencia geopolítica.
Los BRICS y China no intentan destruir el dólar; están construyendo vías de escape. Y en un mundo cada vez más definido por la multipolaridad, esas vías podrían convertirse en autopistas.
¿Pueden los BRICS y los sistemas de pago gratuitos de China amenazar al dólar estadounidense?
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El panorama financiero mundial está experimentando una transformación silenciosa pero profunda, impulsada por las potencias emergentes que buscan alternativas al dólar estadounidense. En el centro de este cambio se encuentran dos avances importantes: la iniciativa de la alianza BRICS para crear una nueva moneda de reserva y el despliegue por parte de China de su infraestructura de pagos digitales respaldada por el banco central. En conjunto, estos esfuerzos buscan reducir la dependencia del dólar y transformar la arquitectura del comercio y las finanzas internacionales.
BRICS y la agenda de desdolarización
Los BRICS, originalmente compuestos por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se han expandido para incluir a países como Irán, Arabia Saudita, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos. Esta coalición representa ahora a más del 46 % de la población mundial y controla una parte significativa de los mercados mundiales de materias primas. Uno de sus principales objetivos es desafiar el dominio del dólar promoviendo el comercio en monedas locales y desarrollando una moneda de reserva compartida respaldada por una canasta de monedas miembros o incluso oro.
La motivación es clara: los países BRICS se han enfrentado repetidamente a la volatilidad del dólar y a las sanciones financieras estadounidenses. La congelación de 300 000 millones de dólares en reservas rusas tras la invasión de Ucrania, y el aislamiento de Irán durante décadas de los sistemas basados en el dólar, han impulsado los esfuerzos para construir alternativas soberanas. Para 2025, más del 68 % del comercio de los BRICS se realizará en monedas locales, sentando las bases para un sistema de compensación multilateral formalizado¹.
Si bien el dólar sigue arraigado en las finanzas globales, los BRICS están construyendo la infraestructura para eludirlo, especialmente en el comercio energético, donde países como Rusia y Arabia Saudita liquidan cada vez más contratos petroleros en rublos, yuanes o riales.
El RMB digital de China y la infraestructura de pagos gratuita
Paralelamente a los BRICS, China lidera su propia revolución financiera mediante el yuan digital (RMB) y un sistema de pagos transfronterizos desarrollado por el Banco Popular de China (PBOC). Esta infraestructura basada en blockchain permite liquidaciones ultrarrápidas, a menudo en menos de 10 segundos, sin depender de la red SWIFT.
El sistema digital de RMB de China ya es interoperable con diez países de la ASEAN y seis países de Oriente Medio, abarcando casi el 38% del comercio mundial. Permite transacciones directas entre bancos centrales, evitando la intermediación bancaria y reduciendo los costes de transacción hasta en un 98%. Este sistema también integra funciones de cumplimiento, como protocolos contra el blanqueo de capitales, directamente en cada transacción, lo que lo hace atractivo para países recelosos de las sanciones estadounidenses.
La estrategia de China no es solo tecnológica, sino también geopolítica. Al liquidar el comercio en RMB digital, especialmente con países sancionados como Irán y Rusia, China está construyendo un ecosistema financiero paralelo que sortea las vulnerabilidades del dólar. El yuan digital también se está utilizando en proyectos de infraestructura de la Franja y la Ruta, integrándolo aún más en las cadenas de suministro globales.
Implicaciones para el dólar
Si bien ni los BRICS ni los sistemas de pago de China pueden destronar al dólar de la noche a la mañana, representan un desafío creíble a su monopolio. El dólar actualmente representa alrededor del 90% del comercio mundial de divisas y sigue siendo la moneda de reserva dominante. Sin embargo, el auge de sistemas alternativos podría erosionar gradualmente su influencia, especialmente en el Sur Global.
La verdadera amenaza reside en la fragmentación. A medida que más países adoptan monedas regionales y sistemas de pago digitales, el papel del dólar como medio de intercambio por defecto podría disminuir. Esto podría reducir la demanda de bonos del Tesoro estadounidense, debilitar la capacidad de Estados Unidos para imponer sanciones financieras y desplazar su influencia geopolítica.
Los BRICS y China no intentan destruir el dólar; están construyendo vías de escape. Y en un mundo cada vez más definido por la multipolaridad, esas vías podrían convertirse en autopistas.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 25, 2025