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  Por Delia Crespo.

 

El 9 de octubre de 1890, el infame forajido y ladrón de trenes del Viejo Oeste, Reuben Houston “Rube” Burrow (1855-1890), encontró su muerte terrenal a la edad de 34 años cuando fue abatidoo a tiros en las calles de la ciudad de Linden en Condado de Marengo, Alabama.

Rube Burrow y su banda robaron trenes en todo el sur en la década de 1880, dos veces cerca de la ciudad fronteriza de Marinda en el condado de Tarrant, Texas. El 4 de junio de 1887, Burrow y su pandilla abordaron el Texas & Pacific Express con destino a Fort Worth en la estación de ferrocarril Ben Brook en la ciudad de Marinda (actual ciudad de Benbrook).

Burrows apuntó al maquinista y lo obligó a detener el tren en el puente sobre Mary’s Creek en las afueras de la ciudad. Esto tenía como objetivo disuadir a los pasajeros, que tendrían que “desafiar las alturas y el difícil equilibrio” para interferir con el robo. Luego, los bandidos obligaron al maquinista a derribar la puerta del vagón expreso con un pico de carbón, tras lo cual se absquatieron con 1.350,00 dólares en efectivo y tres cartas certificadas.

Tres meses y medio después, el 20 de septiembre de 1887, la pandilla de Burrow robó un segundo tren en el mismo lugar. En la segunda ocasión, los informes de noticias estimaron que Burrow y su pandilla escaparon con entre 12.000 y 30.000 dólares. El puente donde ocurrieron estos robos se conoce desde entonces como “Puente del Ladrón de Trenes”

 

 


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Abril 29, 2024