El pueblo Bajau es un grupo étnico que habita principalmente en la península de Zamboanga y las islas Jolo, en el suroeste de Filipinas. Se dice que los Bajau pueden sobrevivir en aguas de hasta 60 a 70 metros de profundidad durante hasta 13 minutos.
Un humano común puede contener la respiración bajo el agua de dos a tres minutos, pero para un Bajau, tres minutos son prácticamente cero.
El pueblo Bajau es una raza con una extraña mutación que les permite nadar libremente a profundidades de 60 a 70 metros durante 13 minutos. Esta capacidad les ha permitido desarrollar considerablemente su bazo sanguíneo. Este es el resultado de un estudio publicado en la revista científica “Cell” en colaboración con científicos de la Universidad de Copenhague, la Universidad de California y la Universidad de Cambridge. Los Bajau son conocidos cariñosamente por el apodo de “nómadas del mar”. Durante más de 1000 años, han recorrido las costas del sudeste asiático en parafitos (“casas flotantes”), cazando constantemente con lanzas y consumiendo recursos del mar para alimentarse.
No compiten entre sí, por lo que se desconoce por completo su resistencia máxima bajo el agua. Sin embargo, un miembro de la tribu le aseguró a la investigadora Melissa Iraldo que podía permanecer bajo el agua durante 13 minutos seguidos. Iraldo declaró a que había buceado con un isleño llamado Pai Bayub, quien le mostró lo fácil que era sumergirse.
¿Pero cómo pueden permanecer sumergidos durante tanto tiempo?
Cuando aguantamos la respiración, nuestro cuerpo responde automáticamente con una respuesta del sistema circulatorio que reduce la frecuencia cardíaca y contrae los vasos sanguíneos y el bazo. Este es un mecanismo de defensa para conservar energía ante la escasez de oxígeno. Anteriormente se especulaba que el bazo desempeña un papel importante al permitir a los humanos sumergirse libremente en el agua durante largos periodos. Sin embargo, no se había realizado ninguna investigación desde una perspectiva genética sobre la relación entre el tamaño del bazo y la capacidad de buceo.
Tras varias visitas, Iraldo escaneó los cuerpos de 59 Bajaus con un ecógrafo y descubrió que sus bazos eran un 50 % más grandes que los de sus vecinos no acuáticos, los Sullans.
Cuando el bazo se contrae, expulsa glóbulos rojos a la sangre, lo que ayuda a aumentar los niveles de oxígeno. Se estima que esta respuesta puede aumentar los niveles de oxígeno hasta en un 9 %, lo que permite al animal permanecer sumergido en el agua durante más tiempo. Esta adaptación genética provoca un aumento de las hormonas tiroideas, lo que a su vez aumenta el tamaño del bazo. En un estudio con ratones de laboratorio, la modificación genética de estos para eliminar la hormona tiroxina redujo el tamaño de sus bazos.
Esta es la primera vez que se identifican adaptaciones genéticas al buceo en humanos.
Alejandro Ramos Martínez es un buceador que, tras sufrir un accidente en el mar, como podéis comprobar en las fotos, sufrió una terrible deformación.
Alejandro, conocido como Willy, se ganaba la vida recogiendo mejillones en las aguas de Puerto Viejo de Pisco en Perú, hasta que durante una inmersión, una embarcación cortó accidentalmente su manguera de aire, obligándole a ascender rápidamente 36 metros.
Todo buceador que ha superado los 15 metros de profundidad, durante el ascenso debe seguir un lento proceso de descompresión que permite al organismo eliminar el nitrógeno contenido en el aire respirado y asimilado por los tejidos.
Por tanto, Alejandro, al ascender bruscamente, fue víctima de un fenómeno conocido como “síndrome de descompresión”, ingiriendo 30 kg de nitrógeno principalmente en el pecho y los brazos.
Sin embargo, a pesar de esta grave deformación, única en el mundo y que le provoca unos dolores insoportables, hay que decir que tuvo suerte, ya que la “enfermedad de descompresión” es un fenómeno que casi siempre conduce a la muerte.
Alejandro, gracias a los tratamientos diarios de oxígeno en la cámara hiperbárica, logró eliminar alrededor del 30% del nitrógeno presente en su cuerpo.
Mutación Bajau
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El pueblo Bajau es un grupo étnico que habita principalmente en la península de Zamboanga y las islas Jolo, en el suroeste de Filipinas. Se dice que los Bajau pueden sobrevivir en aguas de hasta 60 a 70 metros de profundidad durante hasta 13 minutos.
Un humano común puede contener la respiración bajo el agua de dos a tres minutos, pero para un Bajau, tres minutos son prácticamente cero.
El pueblo Bajau es una raza con una extraña mutación que les permite nadar libremente a profundidades de 60 a 70 metros durante 13 minutos. Esta capacidad les ha permitido desarrollar considerablemente su bazo sanguíneo. Este es el resultado de un estudio publicado en la revista científica “Cell” en colaboración con científicos de la Universidad de Copenhague, la Universidad de California y la Universidad de Cambridge. Los Bajau son conocidos cariñosamente por el apodo de “nómadas del mar”. Durante más de 1000 años, han recorrido las costas del sudeste asiático en parafitos (“casas flotantes”), cazando constantemente con lanzas y consumiendo recursos del mar para alimentarse.
No compiten entre sí, por lo que se desconoce por completo su resistencia máxima bajo el agua. Sin embargo, un miembro de la tribu le aseguró a la investigadora Melissa Iraldo que podía permanecer bajo el agua durante 13 minutos seguidos. Iraldo declaró a que había buceado con un isleño llamado Pai Bayub, quien le mostró lo fácil que era sumergirse.
¿Pero cómo pueden permanecer sumergidos durante tanto tiempo?
Cuando aguantamos la respiración, nuestro cuerpo responde automáticamente con una respuesta del sistema circulatorio que reduce la frecuencia cardíaca y contrae los vasos sanguíneos y el bazo. Este es un mecanismo de defensa para conservar energía ante la escasez de oxígeno. Anteriormente se especulaba que el bazo desempeña un papel importante al permitir a los humanos sumergirse libremente en el agua durante largos periodos. Sin embargo, no se había realizado ninguna investigación desde una perspectiva genética sobre la relación entre el tamaño del bazo y la capacidad de buceo.
Tras varias visitas, Iraldo escaneó los cuerpos de 59 Bajaus con un ecógrafo y descubrió que sus bazos eran un 50 % más grandes que los de sus vecinos no acuáticos, los Sullans.
Cuando el bazo se contrae, expulsa glóbulos rojos a la sangre, lo que ayuda a aumentar los niveles de oxígeno. Se estima que esta respuesta puede aumentar los niveles de oxígeno hasta en un 9 %, lo que permite al animal permanecer sumergido en el agua durante más tiempo. Esta adaptación genética provoca un aumento de las hormonas tiroideas, lo que a su vez aumenta el tamaño del bazo. En un estudio con ratones de laboratorio, la modificación genética de estos para eliminar la hormona tiroxina redujo el tamaño de sus bazos.
Esta es la primera vez que se identifican adaptaciones genéticas al buceo en humanos.
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 9, 2025
El Hombre de Nitrógeno
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Alejandro Ramos Martínez es un buceador que, tras sufrir un accidente en el mar, como podéis comprobar en las fotos, sufrió una terrible deformación.
Todo buceador que ha superado los 15 metros de profundidad, durante el ascenso debe seguir un lento proceso de descompresión que permite al organismo eliminar el nitrógeno contenido en el aire respirado y asimilado por los tejidos.
Por tanto, Alejandro, al ascender bruscamente, fue víctima de un fenómeno conocido como “síndrome de descompresión”, ingiriendo 30 kg de nitrógeno principalmente en el pecho y los brazos.
Sin embargo, a pesar de esta grave deformación, única en el mundo y que le provoca unos dolores insoportables, hay que decir que tuvo suerte, ya que la “enfermedad de descompresión” es un fenómeno que casi siempre conduce a la muerte.
Alejandro, gracias a los tratamientos diarios de oxígeno en la cámara hiperbárica, logró eliminar alrededor del 30% del nitrógeno presente en su cuerpo.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 28, 2024