EL EPISCOPADO ARGENTINO Y LA GRIETA (I)

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(9) Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; Sus
entrañas son maldad, Sepulcro abierto es su garganta,
con su lengua hablan lisonjas (10) Castígalos, oh Dios;
Caigan por sus mismos consejos; Por la multitud de sus transgresiones

échalos fuera, Porque se rebelaron
contra ti.

Salmo 5,   9-10

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No importa, en cuanto se habla de grieta, manejar números. Más o menos perseguidos de un lado o del otro no hace a la cuestión, porque una grieta se produce en la sociedad, cada vez que la mentira, la injusticia y la venganza se convierten en los patrones del pensamiento de aquellos que, por su ubicación política, religiosa o social, son referentes de la misma.

Independientemente de cuanto haya decaído la Iglesia Católica en la Argentina es exacto decir que los obispos son aún personas de influencia en los círculos políticos y sociales argentinos, aunque cada vez sean menos tenidos en cuenta por aquellos que en algún momento fueron su verdadero rebaño, su palabra todavía es escuchada y su preocupación por el abismo que divide a la sociedad argentina- al menos de palabra- es para muchos, meritoria.

Sin embargo, en consonancia con la hipocresía flagrante de la que hacen gala desde hace años los administradores diocesanos de la institución- que no Pastores de la Iglesia Católica- han elegido no cerrar la grieta. En verdad, sea por “corrección política”, por cobardía o por simple compromiso ideológico, han optado por pararse de un lado del abismo viendo con inocultable desdén el dolor, el abandono y la muerte que hay en el otro lado del mismo.

Seamos, aunque duela, sinceros. A ninguno de los administradores diocesanos que de alguna manera tienen relación con la Argentina; ni al de Roma ni a la mayoría de los que se mueven por estas tristes Provincias Unidas del Sur, les interesa la verdad; solo corren detrás de una efímera ganancia política, o de un espurio reconocimiento por parte de  los que han hecho de la muerte y su usufructo un trueque siniestro y tramposo.

Aunque estas actitudes vienen desde lejos, dos cosas, en lo que va del año,  han terminado de conformar esta afirmación, primero, la beatificación de un administrador diocesano, Enrique Angelelli,  que en los setenta se dedicó con vehemencia a cavar esa grieta.

 Porque cabe, ante esta “sacra” tramoya, preguntarse quien miente, ¿Mintió en su momento Monseñor Witte (1) que hizo una profunda investigación de la muerte de Angelelli lo que le permitió decir que había muerto en un accidente y no asesinado?, ¿mintió Monseñor Zaspe cuando dijo en Santa Fe, entre otros a mi padre, que: “el “Pelao” se había matado en un accidente, nunca cuidaba el auto…”?, ¿Mintió Monseñor Giaquinta (2) cuando dijo no existía ninguna evidencia que permitiese concluir que la muerte de Angelelli hubiese sido intencionalmente procurada, más allá de que había muchos que deseaban su muerte? o mienten el Papa y los obispos argentinos más preocupados en hacer una utilización espuria pero “políticamente correcta” de la beatificación de un individuo que, para una parte importante de los católicos argentinos que vivimos esa época, no era otra cosa que un facineroso dedicado a cavar esa grieta que hoy de manera frívola muchos dicen que les preocupa.

No obstante las protestas, incluso dentro del obispado nacional, se salieron con la suya; la Rioja se venía cocinando desde hace tiempo en la salsa beatificadora recetada por el obispo de Roma y un grupo grande de prelados se turnaron ese día como bastoneros de una extravagante ceremonia donde la nota de color la puso un grupo de curas que se dedicaron a insultar con vehemencia propia de carreros a la vicepresidente de la República. De cualquier manera poco interesa una beatificación más en Argentina, en tanto y cuanto estamos en un país donde el Gauchito Gil llena de altares e imágenes las rutas mientras la Difunta Correa mira con tristeza los lugares perdidos.

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Poco importa que movidos por una rastrera decisión política la iglesia argentina haya beatificado a ese sujeto; lo que verdaderamente duele es que lo hayan declarado “mártir de la fe” y aunque la pregunta obligada sea ¿de qué fe?, es aquí donde se deja ver la pérfida y sesgada mojigatería del episcopado nacional que supone desasosegadamente que en esa época hubo un solo mártir y este, estaba del lado de aquellos que asaltaron la república en pleno gobierno democrático, ponían bombas y asesinaban a cualquier policía que estaba de facción para hacerse de sus armas.

Es muy difícil tratar de convencer a obispos, secuaces et als que en esa época sobraron argentinos que por su compromiso con la Iglesia, con la vida y por las características de sus muertes- martirios verdaderos- tenían muchos más derecho que este capellán de forajidos para ser declarados Mártires de la Fe. Nombremos solo a dos, haciendo hincapié en el hecho que estos dos mártires jamás empuñaron un arma ni, menos aún, sostuvieron que el camino era la violencia: Carlos Alberto Sacheri y Jordán Bruno Genta hombres de paz y verdad que brillan por su martirio con luz propia ya que fueron fieles a la exhortación de san Pablo, y dieron la buena batalla “guardando la fe y una buena conciencia…” (1 Timoteo 1:19).  Asesinados un domingo después de comulgar, estos cristianos inmolados en una guerra sucia y cruel solo  recibieron de obispos y cardenales el olvido como oración(3)

A los pocos días de la “beatificación” que hemos relatado, la CEA nos regala una muestra más de cuan oblicua es la mirada con que ellos escrutan la realidad argentina y su historia reciente. Que su apresuramiento “políticamente correcto” les haya jugado una mala pasada no les ha evitado embarrarse en la charca de otro papelón monumental. (4)

En consonancia con la aparición de un nuevo “nieto” la Conferencia Episcopal Argentina envió una salutación a la “orga” Abuelas de Plaza de Mayo en la que les daban gracias por el servicio en nuestra Patria “a la reconstrucción de la historia y al encuentro con la verdad que sana”. ¿Nadie les dijo que con ese tema tienen que manejarse con pies de plomo?, ¿nadie que los quiera bien fue capaz de decirles que desde 2009 el Banco de Datos Genéticos esta sospechado de manipulaciones punibles? (5) (6), ¿en que lugar del planeta vivían cuando todos los argentinos sabían que la presidente de “abuelas” estaba implicada en una persecución infame a los hijos de la Sra. de Noble?

Esta es la realidad de nuestro “episcopado”; han descubierto que es más fácil no hacerse problemas y darle, a cada quien lo pida, una iglesia a medida que sostener, con fuerza y Fe la Doctrina.  Son ellos quienes se han quitado, por falta de voluntad, por deformación ideológica o simplemente por temor, el báculo de la autoridad- porque el pastor no solo ama sus ovejas también sabe ordenar sus tiempos de pasto y sueño- y han entregado a los lobos el rebaño negándose a ver que llegará el momento en que se acusará, no solo a ellos sino a todos los católicos, de estos desatinos; anatema que no caerá sobre un cura del sur o uno de Santiago del Estero, ni, menos aún sobre el obispo tal o cual; será, como siempre, en la generalización estúpidamente simple pero efectiva que los enemigos de la Iglesia hacen, que solo Ella es culpable y que solo de Ella provienen todos los males que al hombre le afligen desde que, en Cesárea de Filipo, Nuestro Señor Jesucristo le dijo a Simón Bar Jonás: “Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”.

JOSE LUIS MILIA

1.- monseñor Bernardo Witte OMI, sucedió a Angelelli como obispo de La Rioja (1977-1995), luego del interregno de mons. Rubiolo como administrador apostólico de la diócesis. Aún a riesgo de su integridad, investigó la muerte de Angelelli, pero también las de Murias, Longeville y Pedernera y fue quien hizo pública la denuncia de que estos tres habían sido asesinados.

2.- Monseñor Carmelo Giaquinta, arzobispo de Resistencia (22/03/1993 – 01/04/2005). En 2006 la Conferencia Episcopal Argentina le encomendó a Mons. Carmelo Giaquinta, una nueva investigación sobre la muerte de Mons. Angelelli.

3.- A los pocos días de ser asesinados Sacheri y Genta, sus familiares y amigos recibieron la siuiente esquela firmada por el Ejército Revolucionario del Pueblo “22 de Agosto”: “Nos dirigimos a Ud. con la confianza que nos dan los dos contactos mantenidos… en las personas de los queridísimos aunque extintos profesores Jordán Bruno Genta y Carlos Alberto Sacheri… Enterados de la ferviente devoción que los extintos profesaban a Cristo Rey, de quien se decían infatigables soldados, nuestra comunidad ha esperado las festividades de Cristo Rey según el antiguo y el nuevo ‘ordo missae’ y ha permitido que los nombrados comulgaran del dulce cuerpo de su Salvador para que pudieran reunirse con Él en la gloria, puesto que en este Valle de Lágrimas eran depositarios de la Santa Eucaristía…”

4.- La historia del nieto recuperado 130: su padre era miembro de la inteligencia naval. www.clarin.com.ar.

5.- Comprueban irregularidades en el Banco de Datos Genéticos del Hospital Durand. Clarín 22/10/2009

6.- Desaparecidos: denuncian el riesgo de manipular las muestras de ADN.                             

Jorge Lanata, “periodismo para todos” 22/09/2013.  Clarín 23/09/2013

Non nobis, Domine, non nobis. Sed Nomini tuo da gloriam.
 

PrisioneroEnArgentina.com

Julio 18, 2019

Historia sesgada del 24 de marzo

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 Por Alberto Solanet

El 24 de marzo fue declarado el “Día de la Memoria, Verdad y la Justicia” y desde 2006 es feriado nacional. Si de memoria y de verdad se trata, es imprescindible recordar la profunda y caótica crisis que a principios de 1976 atravesaba el país por la degradación y el vacío de poder, la corrupción y la violencia diaria de un terrorismo apabullante. Pocos hechos en nuestra historia como aquel golpe militar fueron tan previsibles e impulsados por la gran mayoría de la dirigencia política.
A aquella situación se llegó después de la irresponsable y ominosa ley amnistía de mayo de 1973 que, votada por aclamación en el Congreso, liberó a más de 2000 terroristas, la mayoría condenados legalmente, en el marco de procesos ajustados a las garantías y derechos prescriptos por la Constitución Nacional, mediante jueces intachables. Entre otros el Dr. Jaime Smart, hoy preso condenado a perpetuidad, y el Dr. Jorge Quiroga, arteramente asesinado por terroristas del ERP. Los amnistiados volvieron a tomar las armas y se desató en el país un verdadero baño de sangre.
Sin embargo, se ha hecho del 24 de marzo de 1976 una historia sesgada, alimentada con recursos del Estado. La incapacidad política, la falta de coraje, tanto del gobierno como de la dirigencia de entonces, que no supo estar a la altura de las circunstancias, determinó como último remedio, que las fuerzas armadas asumieran el poder. Esta afirmación no es retórica. Si de memoria se trata podemos recordar que la guerra de los ’70 fue extremadamente cruel. Por un lado, miles de guerrilleros, adiestrados muchos de ellos en Cuba, la iniciaron y desarrollaron con asesinatos incalificables (el juez Quiroga, Rucci, Sacheri, Genta, Soldati, Mor Roig, etc.), secuestros seguidos de muerte (Aramburu, Ibarzábal, Larrabure, Salustro, etc.), asaltos a cuarteles, bancos, extorsiones, bombas y otros hechos vandálicos hasta sumar un total de 20.642 entre 1969 y 1979. Su objetivo era alcanzar el poder para convertir a nuestra República en un estado totalitario marxista. Estas acciones no distinguieron gobiernos de facto o constitucionales. Por otro lado las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales debieron enfrentar la agresión subversiva de un terrorismo urbano, clandestino y sin uniforme. Lo hacían en defensa del Estado, en cumplimiento de decretos firmados por la viuda de Perón e Italo Luder y refrendados por todos sus ministros. El propio Perón en ocasión del ataque al regimiento de Azul en 1974, dijo: “A los terroristas hay que eliminarlos uno a uno para bien de la República”. El propio Perón introdujo los métodos ilegales de represión con la denominada Triple A. Luego las fuerzas armadas y de seguridad ejecutaron la orden de aniquilar el accionar terrorista, no sin haber cometido extralimitaciones inadmisibles e ilegales.
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Quiroga

Aramburu

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Sacheri

Rucci

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Viola

Ibarzábal

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Salustro

Mr Roig

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Smart

Larrabure

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Si de verdad y justicia se trata, podemos verificar que a partir del gobierno de Néstor Kirchner, con la necesaria complicidad del Congreso y la Corte Suprema, se produjo la grosera demolición del orden jurídico, iniciándose una persecución vengativa y discriminatoria contra integrantes de la fuerzas armadas y de seguridad y también civiles y religiosos, acusados de delitos de “lesa humanidad”. Los jueces, por miedo o fuertemente ideologizados, finalmente corruptos, se pusieron al servicio de la denominada “política de derechos humanos”. Estos jueces no imparten justicia sino instrumentan la venganza, y mediante procesos viciados, violatorios de todas las garantías constitucionales mantienen en las cárceles a cientos de presos, la mayor parte sin condena. Esta población vulnerable, cuyo promedio de edad es de 75 años, es groseramente discriminada y se puede afirmar, sin eufemismos, que se trata de una población descartada de la sociedad, condenada a morir en la cárcel. Ya han muerto 490, últimamente a razón de dos por semana.
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Martínez de Perón

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Perón

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Luder

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Kirchner

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En consonancia con estas reflexiones, la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales en un dictamen emitido el 25 de agosto de 2005, en forma contundente se pronunció declarando la inconstitucionalidad de la doctrina judicial que dio origen a esta parodia de juicios. También hace un par de años, un grupo destacado de juristas argentinos (Juan Ramón Aguirre Lanari; Julio E. Altamira Gigena; Jaime Anaya; Gregorio Badeni; Alberto Bianchi; Juan Carlos Cassagne; Siro M.A. De Martini; Daniel Funes de Rioja; Guillermo Ledesma; Roberto Luqui; Daniel Sabsay; Alfonso Santiago y Jorge Vanossi) manifestó: “En la última década se ha hecho una seria discriminación en detrimento de los hombres que llevaron a cabo la represión contra el terrorismo, quienes, aunque incurrieron en excesos y extralimitaciones inadmisibles, recibieron en todos los casos penas gravísimas. Mientras que a los responsables directos o indirectos del terrorismo se los ha colmado de honores; y en muchos casos se los ha premiado con cargos públicos y onerosas indemnizaciones.”
Recordar el 24 de marzo sin tener en cuenta estas consideraciones no es ni memoria ni verdad ni justicia, simplemente hipocresía. Esto debe terminar. Poner punto final a esta ignominia, que denigra a nuestra generación, debería ser preocupación de este gobierno de cara a las próximas elecciones. No existen obstáculos jurídicos genuinos que impidan recurrir a medidas pacificadoras, como lo hicieron los pueblos sabios, en Europa y en América, para aplacar los odios engendrados por los enfrentamientos internos. Es indispensable restaurar la concordia y la plena vigencia de los principios y contenidos del orden jurídico, premisas necesarias para consolidar la paz interior, objetivo que debe ser política de estado de un buen gobierno.

El doctor Alberto Solanet es Presidente de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia

 


Envío: DRA. ANDREA PALOMAS ALARCÓN


PrisioneroEnArgentina.com

Marzo 25, 2019


 

Carlos Alberto Sacheri

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 Escribe Sebastián Miranda.

 

CARLOS ALBERTO SACHERI (22/10/1933 – 22/12/1974)

 

Filósofo argentino. Cuando la guerrilla arreciaba, escribió “La Iglesia Clandestina” denunciando la infiltración de la Teología de la Liberación en la Iglesia; autor de “El Orden Natural”, manual de doctrina social cristiana que tanto bien a hecho. Generaciones nos hemos formado gracias a este libro que repone el orden en la sociedad, lleva al equilibrio y nos aleja de los fanatismos.

Su lectura influyó mucho también en la formación de oficiales, y aún lo sigue haciendo ya que sus libros son intensamente pedidos por los jóvenes oficiales, varios de ellos héroes de Malvinas. A pesar de recibir tentadoras ofertas para trabajar en el exterior y de ser repetidamente amenazado por los grupos terroristas, decidió quedarse y luchar por la Argentina, proclamando la verdad oportuna e inoportunamente como manda el Evangelio, dando prueba del testimonio máximo de coherencia entre el pensar, el creer, el decir y el obrar.

Un 22 de diciembre fue asesinado por integrantes del ERP 22 de Agosto frente a su familia al volver de Misa. La carta reivindicando su crimen muestra el odio profundo a la fe que tenían los guerrilleros y lo convierte en un mártir.
Muchos de nosotros no lo conocimos, no habíamos nacido cuando murió, sin embargo la lectura de “El Orden Natural” nos ha marcado a fuego siendo guía fundamental en nuestras vidas. Por eso estamos agradecidos, por eso no lo vamos a olvidar y por eso la promesa inquebrantable de seguir difundiendo su Magisterio para reestablecer el imperio del orden natural en nuestra Patria.

 


“Existe un orden en todas las cosas, en el mundo, en los seres, en la misma vida, que no es impuesto por el hombre. Existe el Creador y su creación: hasta donde alcanza la mirada hay obsequios, enseñanzas y campos de cultivo que deben ser preservados”.
Carlos Alberto Sacheri 

 

 


Sebastián Miranda es profesor y licenciado en historia. Se desempeña como asesor de historia e integrante de la unidad de análisis de la revista Defensa y Seguridad Mercosur. Es autor -entre otras tantas publicaciones- de Cronología del Terror en Argentina, La Guerra contra el Terrorismo en Argentina y Los Secretos de La Tablada.

 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 28, 2017


 

¿Derechos Humanos?

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Escribe Daniel E. Pérez en cartas de lectores del diario La Nación.

 

 

¿Derechos humanos?

 

En una carta publicada el 8 de septiembre, la señora Lorenza Ferrari recordaba el asesinato de su hija Laura, una estudiante de 18 años que en 1975 fue víctima de una bomba colocada por terroristas montoneros. La trágica suerte de Laura, silenciada desde hace 42 años, y la paralela impunidad de sus asesinos, premiados con generosas reparaciones materiales y morales, da cuenta de una situación que se repite con cada una de las 900 víctimas causadas por el terrorismo de izquierda en los años 60 y 70. ¿Es sensato proclamar la defensa de los derechos humanos, que son universales e irrestrictos, y a la vez negárselos a Laura Ferrari, a los soldados conscriptos asesinados por defender su cuartel de Formosa bajo un gobierno constitucional, a Sallustro, Rucci, Mor Roig, Sacheri y otros centenares de víctimas sepultadas en el olvido por un implacable y misterioso tabú? ¿No merecen los familiares de esas víctimas inocentes saber de qué se las acusa? Lamentablemente, si algo demuestran esos 42 años de silencio es que en nuestra sociedad no hay verdaderos defensores de los derechos humanos.

 

Daniel E. Pérez

deperez5@gmail.com

 

 


Colaboración: Dra. Andrea Palomas Alarcón.

PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 16, 2017


 

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Mi hija Laura

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