En momentos de profunda crisis y desconcierto, es fundamental recordar las raíces que nos definen como nación. La Argentina, con su rica historia y tradiciones, se encuentra en un punto crítico donde el liderazgo visionario y la adhesión a una doctrina nacional sólida hoy son más necesarios que nunca, sobre todo en tiempo de zozobras y de una crisis involutiva disolvente a la que nos han sometido.
LIDERAZGO VISIONARIO: LOS CAUDILLOS NACIONALES.
A lo largo de nuestra historia, hemos tenido como referentes a líderes que han marcado el rumbo de nuestra nación con determinación y pasión. Figuras como Juan Manuel de Rosas, el Chacho Peñaloza, Juan Domingo Perón, Irigoyen y mucho más acá, el Cnel. Mohamed Alí Seineldin, ellos han demostrado que, con liderazgo y convicción, es posible transformar la realidad y restaurar la grandeza de la Patria. Estos líderes no solo han dejado su huella en la historia, sino que también han inspirado a generaciones a luchar por un futuro de grandeza, podríamos decir: Argentina fue un país.
DOCTRINA NACIONAL: LA ESENCIA DE NUESTRA IDENTIDAD.
La doctrina nacional es el conjunto de principios y valores que definen nuestra identidad como argentinos. En este sentido, la tradición hispano-católica ha sido fundamental en la formación de nuestra nación. La fe, la familia y la comunidad son pilares que han sostenido nuestra sociedad a lo largo de los siglos. Es hora de recuperar y fortalecer esos valores para enfrentar los desafíos presentes y futuros, de lo contrario estamos destinados a que nos balcanicen, luego desaparecer como unidad geográfica, como unidad histórica y como comunidad de destino. Lamentablemente este proceso lo hemos venido sufriendo a lo largo de la historia, recordemos que cuando éramos virreinato teníamos casi ocho millones de kilómetros cuadrado y hoy tenemos casi tres millones de kilómetros, a las claras sufrimos un proceso fragmentario.
OBJETIVO: RESTAURAR LA PATRIA EN CRISTO Y NUESTRAS TRADICIONES HISPANO-CRIOLLAS.
El objetivo es claro: restaurar la Patria en nuestras tradiciones hispano-católicas-criollas. Esto implica un compromiso profundo con nuestros valores y principios, así como una acción decidida para recuperar la grandeza de nuestra nación. La restauración de la Patria no es solo un sueño, sino una necesidad imperiosa para garantizar nuestra propia existencia como nación, la trascendencia sobrenatural de la comunidad organizada y de nuestro espíritu nacional.
UN LLAMADO A LA GRANDEZA Y A LA GARRA DE LOS ARGENTINOS.
Es hora de unirnos en torno a un proyecto común que nos permita restaurar la Patria. Esto requiere liderazgo, convicción y acción. Debemos trabajar juntos para fortalecer nuestras instituciones, promover la justicia social para lograr el Bien Común, enseñado por Nuestra Santa Madre Iglesia Católica, proteger nuestros valores y tradiciones. La restauración de la Patria es un desafío que nos compete a todos los argentinos y juntos podemos lograrlo.
A MANERA DE REFLEXION FINAL.
La restauración de la Patria es un objetivo noble y necesario. Con liderazgo visionario, una doctrina nacional sólida y un compromiso profundo con nuestros valores y tradiciones, podemos lograr un futuro de grandeza y no un país apocado e involutivo como el que hoy tenemos que vivir. Nuestra grandeza está en nuestros hombres viriles y mujeres como Juana Azurduy, quienes serán los que sepan llevar a la Argentina a lo más alto como nación soberana y nación digna. Es hora de actuar con determinación y pasión para que seamos lo que debemos ser. ¡VIVA LA PATRIA! ¡VIVA CRISTO REY Y MARÍA REINA!
Uno de tanto leer diarios se hace canchero. Va directamente a lo que le interesa, local o internacional, política o económica, la tómbola, el fútbol. Los chicos aprenden a buscar si las maestras estarán de huelga o volverán a las aulas. Yo me he hecho práctico en no ver la propaganda; por no perder el tiempo a los avisos ni los miro, como si no existieran; puede haber uno de una página entera y ni me entero. ¿Una ventaja? Sí, porque me queda más tiempo para lo que quiero ver, pero también puedo perderme avisos que a veces son interesantísimos. Por ejemplo el que salió en La Nación. Estaba ya fuera de mi cuerpo físico y como mis facultades de bilocación son tal vez más desarrolladas que la de los propios Santos, puedo curiosear o leer cualquier documento o diario de cualquier época. Es así que a fines del el año 1800 en un modesto recuadro se anunciaba la venta de “El gaucho Martín Fierro”. De inmediato como una exhalación me pude enlazar por así decirlo en otro plano con José Hernández, ligado al paisanaje campesino. Tuve el privilegio entre tantos de hacerme amigo. Me contó y lo pude verificar que era un federal declarado. Mucho esperó que Urquiza, el más destacado y con mayores posibilidades de los jefes federales, se pusiera al frente de los suyos y aplastara a la oligarquía porteña. Como periodista varias veces lo alertó: “Tiemble ya el general Urquiza que el puñal de los asesinos se prepara para descargarse sobre su cuello; allí en San José, en medio de los halagos de su familia, su sangre ha de enrojecer los salones frecuentados por el partido unitario”. Pero al jefe lo halagan las visitas unitarias. “No se haga ilusiones el general Urquiza. Amigos como Benavídez, como Peñaloza, como Virasoro, no se recuperan”. Urquiza no reacciona ni ante el asesinato de sus amigos, pero Hernández sigue haciendo lo posible por mantenerse entusiasta. Cuando López Jordán se levanta en Entre Ríos, monta su caballo y allá va a luchar por su patria gaucha y federal. Pero son vencidos. Debe huir al Brasil, a Santa Ana do Livramento. Luego pasa a Montevideo y al fin vuelve a Buenos Aires. Varios meses se mantiene medio oculto en el “Hotel Argentino”. En fugaces escapadas al campo asesora a compradores de estancias, tarea que le rinde sus buenos patacones, y vuelve al escondite del hotel, en el que recibe visitas de los amigos y horas se pasa escribiendo. Escribe lo que le sale; lo que él tiene adentro y se parece a lo que todos tenemos adentro. Historias de atropellos, de angustias y de injusticias, pero que por los milagrosos caminos del arte al leerlas no producen pesadumbre sino que contagian la alegría de ver que alguien las dice como hay que decirlas. ¡Qué de emociones, de pasiones políticas, de coraje, de sereno entrelazamiento con la patria puede haber tras un humildísimo aviso publicado en los periódicos! A raíz de esta nueva experiencia de separación de mi cuerpo al campo astral y mi nueva amistad con el militar, periodista, poeta y político argentino, todos los días miro los avisos del diario. Nuevamente entro en trance y transcribo en un papel lo que he vivenciado a través del campo astral para que mis lectores puedan disfrutar conmigo algunas anécdotas del amigazo Hernández que tuvo el enorme mérito de llevar a la literatura la vida de un gaucho contándola como a mí en primera persona, con sus propias palabras e imbuido de su espíritu. En sus palabras pude descubrir la encarnación del coraje y la integridad inherente a una vida independiente. Lo que debiera ser el verdadero representante del carácter argentino.
RESTAURAR LA PATRIA: UN LLAMADO PARA TODOS LOS ARGENTINOS DE BIEN
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Comisario Inspector (RA)
Policía Provincia de Buenos Aires
En momentos de profunda crisis y desconcierto, es fundamental recordar las raíces que nos definen como nación. La Argentina, con su rica historia y tradiciones, se encuentra en un punto crítico donde el liderazgo visionario y la adhesión a una doctrina nacional sólida hoy son más necesarios que nunca, sobre todo en tiempo de zozobras y de una crisis involutiva disolvente a la que nos han sometido.
LIDERAZGO VISIONARIO: LOS CAUDILLOS NACIONALES.
A lo largo de nuestra historia, hemos tenido como referentes a líderes que han marcado el rumbo de nuestra nación con determinación y pasión. Figuras como Juan Manuel de Rosas, el Chacho Peñaloza, Juan Domingo Perón, Irigoyen y mucho más acá, el Cnel. Mohamed Alí Seineldin, ellos han demostrado que, con liderazgo y convicción, es posible transformar la realidad y restaurar la grandeza de la Patria. Estos líderes no solo han dejado su huella en la historia, sino que también han inspirado a generaciones a luchar por un futuro de grandeza, podríamos decir: Argentina fue un país.
DOCTRINA NACIONAL: LA ESENCIA DE NUESTRA IDENTIDAD.
OBJETIVO: RESTAURAR LA PATRIA EN CRISTO Y NUESTRAS TRADICIONES HISPANO-CRIOLLAS.
El objetivo es claro: restaurar la Patria en nuestras tradiciones hispano-católicas-criollas. Esto implica un compromiso profundo con nuestros valores y principios, así como una acción decidida para recuperar la grandeza de nuestra nación. La restauración de la Patria no es solo un sueño, sino una necesidad imperiosa para garantizar nuestra propia existencia como nación, la trascendencia sobrenatural de la comunidad organizada y de nuestro espíritu nacional.
UN LLAMADO A LA GRANDEZA Y A LA GARRA DE LOS ARGENTINOS.
Es hora de unirnos en torno a un proyecto común que nos permita restaurar la Patria. Esto requiere liderazgo, convicción y acción. Debemos trabajar juntos para fortalecer nuestras instituciones, promover la justicia social para lograr el Bien Común, enseñado por Nuestra Santa Madre Iglesia Católica, proteger nuestros valores y tradiciones. La restauración de la Patria es un desafío que nos compete a todos los argentinos y juntos podemos lograrlo.
A MANERA DE REFLEXION FINAL.
La restauración de la Patria es un objetivo noble y necesario. Con liderazgo visionario, una doctrina nacional sólida y un compromiso profundo con nuestros valores y tradiciones, podemos lograr un futuro de grandeza y no un país apocado e involutivo como el que hoy tenemos que vivir. Nuestra grandeza está en nuestros hombres viriles y mujeres como Juana Azurduy, quienes serán los que sepan llevar a la Argentina a lo más alto como nación soberana y nación digna. Es hora de actuar con determinación y pasión para que seamos lo que debemos ser. ¡VIVA LA PATRIA! ¡VIVA CRISTO REY Y MARÍA REINA!
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 8, 2025
Mi amigo José Hernández
Uno de tanto leer diarios se hace canchero. Va directamente a lo que le interesa, local o internacional, política o económica, la tómbola, el fútbol. Los chicos aprenden a buscar si las maestras estarán de huelga o volverán a las aulas. Yo me he hecho práctico en no ver la propaganda; por no perder el tiempo a los avisos ni los miro, como si no existieran; puede haber uno de una página entera y ni me entero. ¿Una ventaja? Sí, porque me queda más tiempo para lo que quiero ver, pero también puedo perderme avisos que a veces son interesantísimos. Por ejemplo el que salió en La Nación. Estaba ya fuera de mi cuerpo físico y como mis facultades de bilocación son tal vez más desarrolladas que la de los propios Santos, puedo curiosear o leer cualquier documento o diario de cualquier época. Es así que a fines del el año 1800 en un modesto recuadro se anunciaba la venta de “El gaucho Martín Fierro”. De inmediato como una exhalación me pude enlazar por así decirlo en otro plano con José Hernández, ligado al paisanaje campesino. Tuve el privilegio entre tantos de hacerme amigo. Me contó y lo pude verificar que era un federal declarado. Mucho esperó que Urquiza, el más destacado y con mayores posibilidades de los jefes federales, se pusiera al frente de los
suyos y aplastara a la oligarquía porteña. Como periodista varias veces lo alertó: “Tiemble ya el general Urquiza que el puñal de los asesinos se prepara para descargarse sobre su cuello; allí en San José, en medio de los halagos de su familia, su sangre ha de enrojecer los salones frecuentados por el partido unitario”. Pero al jefe lo halagan las visitas unitarias. “No se haga ilusiones el general Urquiza. Amigos como Benavídez, como Peñaloza, como Virasoro, no se recuperan”. Urquiza no reacciona ni ante el asesinato de sus amigos, pero Hernández sigue haciendo lo posible por mantenerse entusiasta. Cuando López Jordán se levanta en Entre Ríos, monta su caballo y allá va a luchar por su patria gaucha y federal. Pero son vencidos. Debe huir al Brasil, a Santa Ana do Livramento. Luego pasa a Montevideo y al fin vuelve a Buenos Aires. Varios meses se mantiene medio oculto en el “Hotel Argentino”. En fugaces escapadas al campo asesora a compradores de estancias, tarea que le rinde sus buenos patacones, y vuelve al escondite del hotel, en el que recibe visitas de los amigos y horas se pasa escribiendo. Escribe lo que le sale; lo que él tiene adentro y se parece a lo que todos tenemos adentro. Historias de atropellos, de angustias y de injusticias, pero que por los milagrosos caminos del arte al leerlas no producen pesadumbre sino que contagian la alegría de ver que alguien las dice como hay que decirlas. ¡Qué de emociones, de pasiones políticas, de coraje, de sereno entrelazamiento con la patria puede haber tras un humildísimo aviso publicado en los periódicos! A raíz de esta nueva experiencia de separación de mi cuerpo al campo astral y mi nueva amistad con el militar, periodista, poeta y político argentino, todos los días miro los avisos del diario. Nuevamente entro en trance y transcribo en un papel lo que he vivenciado a través del campo astral para que mis lectores puedan disfrutar conmigo algunas anécdotas del amigazo Hernández que tuvo el enorme mérito de llevar a la literatura la vida de un gaucho contándola como a mí en primera persona, con sus propias palabras e imbuido de su espíritu. En sus palabras pude descubrir la encarnación del coraje y la integridad inherente a una vida independiente. Lo que debiera ser el verdadero representante del carácter argentino.
Dr. Jorge B. Lobo Aragón