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  Por Tom Heffernan.

En mayo de 1947, una joven canadiense llamada Christina Kettlewell se convirtió en el centro de uno de los misterios más inquietantes y desconcertantes de la historia de Canadá. Apodada “La Novia de Ocho Días” por la prensa, su historia es una escalofriante mezcla de romance, sospechas y preguntas sin respuesta.

Nacida como Christina Mocon, era una empleada bancaria de 22 años de Mimico, Ontario. El 12 de mayo de 1947, se fugó con John “Jack” Kettlewell, un veterano de guerra de 26 años al que conocía desde hacía tres años. La decisión de la pareja de casarse fue recibida con preocupación por la familia de Christina, sobre todo debido a la estrecha amistad de Jack con Ronald Barrie, un carismático bailarín de salón que desempeñaría un papel inusual en su breve luna de miel.

Christina y John Kettlewell

En lugar de pasar la luna de miel solos, los recién casados ​​se reunieron con Barrie, quien los acompañó a su remota casa de campo en Severn Falls, accesible solo en barco. Desde el principio, el viaje estuvo marcado por un comportamiento extraño. Según se informa, Christina se volvió emocionalmente inestable: lloraba, parecía aturdida y cuestionaba el amor de Jack por ella. La tensión latía bajo la superficie, y el 20 de mayo, la situación dio un giro trágico.

Esa mañana, la cabaña se incendió misteriosamente. Barrie afirmó que al regresar encontró a Jack herido y desorientado dentro, con quemaduras y una herida en la cabeza. Rescató a Jack y lo llevó a un lugar seguro, pero Christina había desaparecido. Más tarde esa noche, su cuerpo fue encontrado a solo 45 metros de la cabaña incendiada, sumergido en 23 centímetros de agua. No presentaba signos de violencia ni quemaduras, y la autopsia reveló rastros de codeína en su organismo. La causa oficial de su muerte fue ahogamiento.

Las circunstancias que rodearon la muerte de Christina plantearon más preguntas que respuestas. ¿Por qué estuvo Barrie presente en la luna de miel? ¿Por qué se incendió la cabaña? ¿Y cómo terminó Christina muerta en aguas poco profundas, sin que nadie se diera cuenta? A pesar del extenso interrogatorio policial, nadie fue acusado y el caso sigue sin resolverse.

La historia de Christina cautivó la imaginación del público, no solo por su trágica brevedad, sino por el inquietante silencio que le siguió. En tan solo ocho días, pasó de novia a misterio: una vida truncada en circunstancias que aún desafían toda explicación. Su muerte sigue siendo un inquietante recordatorio de lo rápido que la alegría puede convertirse en tragedia.

 


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Junio 23, 2025