Bien sabemos que Argentina está dividida por una profunda grieta ideológica de oscuros intereses espurios y que desgraciadamente en lo más profundo de la misma estamos empantanados nosotros, los adultos mayores imputados por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, a como dé lugar.
Allí solo se asoman los miembros del poder judicial (hombres y mujeres) a los que sería preferible no conocer ni tratar. Su misión acorde a “la política de estado” que se lleva adelante por decisión unánime de los políticos es darnos el golpe de gracia antes que la muerte nos libere definitivamente de lo que nos toca vivir. Por supuesto todo se lleva a cabo en el marco de floridos escritos (copiados y pegados) y frases enumerando códigos y leyes que poco se cumplen. El lugar son los tribunales orales federales a los que generalmente se llega tras 5, 8 o más años de “ablandamiento” en ilegales prisiones preventivas. En ese territorio dominan fiscales, muchas veces iracundos como MIGUÉL PALAZZANI, apoyados por un poderoso equipo y un grupo de “querellantas” motivadas como ellos, emocional e ideológicamente. También hace presencia un público que dice interesarse por la “memoria, verdad y justicia”, siempre y cuando las condenas sean generalizadas, ya que de no ser así vendrá aquello de: “a donde vayan los iremos a buscar”. Entrando de lleno a lo que se vive en el marco de la Mega Causa Zona 5, en la ciudad de Bahía Blanca a donde religiosamente asisto y asistiré con el abogado GONZALO MIÑO para declarar en persona, vuelvo a destacar la gran pancarta con la que la agrupación H.I.J.O.S. engalana el frente del edificio tribunalicio. ¿Acaso ese palacio de la “justicia y la imparcialidad”, será de ellos? Trasponiendo el hall de entrada y ya en estrado donde se lleva a cabo el juicio, vistas y comparecencias vemos una amplia pared vidriada. En ella muy prolijamente están fijadas numerosas fotos de hombres y mujeres que habrían sido víctimas de la represión de estado, ocurrida en los años 70. Entonces más allá de lo legal o ilegal de ocupar ese sitio de privilegio, me pregunto: ¿por qué allí no hay una sola foto de alguna de las víctimas asesinadas por el terrorismo que asoló el país en esos tiempos? ¿Acaso sus familiares los ignoran al igual que las instituciones a las que pertenecieron? Realmente ver esas presencias de una de las partes y las ausencias de la otra, causa tristeza porque demuestra lo diferentes que somos unos y otros. Si existe un más allá, que aquellos que murieron creyendo y fueron olvidados sepan perdonarnos.
El martes 27 asistí, como abogado defensor en el juicio que se llevó a cabo en la ciudad de Santa Fe, a una admirable demostración de valentía, coraje y amor de esposas, madres, hijas, nietas, hijos y amigos, que desde temprano se concretaron para apoyar a los presos políticos que ese día recibirían sentencia. No eran señoras “paquetas” del barrio Guadalupe, eran maestras, porteras, estudiantes, señoras mayores que caminaban lentamente son su bastón, niñas adolescentes, jóvenes que solo portaban algunos carteles hechos a mano pidiendo justicia.
Todo era corazón y emoción. Pero, tristemente no hubo camaradas, compañeros, retirados o autoridades de las fuerzas de seguridad o militares que los acompañaran, salvo algunas honrosas excepciones que se debe destacar y que concurrieron a título personal. Solo un reducido grupo de policías que el mismo Tribunal Oral había dispuesto para controlar la seguridad, que miraban con asombro y curiosidad a este grupo de personas y obviamente prestos a cumplir las órdenes, con temor reverencial, que les daban los referentes de los denominados organismos de derechos humanos, furiosos porque este grupo de mujeres les habían ganado “su lugar”.
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Con solo banderas argentinas y entonando el himno nacional enronquecieron sus gargantas pidiendo justicia. Rápidamente todas las esperanzas se desvanecieron cuando, una vez más, la venganza se vistió de sentencia judicial y sin prueba alguna comenzaron a resonar las absurdas condenas.
Desolados los familiares, ya sin más lagrimas que derramar, quebradas sus almas por el dolor, pero con los puños llenos de impotencia y bronca, demostraron una vez más su hidalguía y dignidad, al casi sin aliento gritar a los maridos, esposos y abuelos que salían rumbo a cumplir las condenas: “van salir… se los prometemos”.
Ante tamaña demostración de valentía, coraje y amor, dignas del mayor respeto y admiración, no pude dejar de entristecerme ante la total ausencia de camaradas, retirados, compañeros, jefes, superiores o autoridades, que escondiéndose bajo el disfraz de la prudencia que en realidad es miedo, abandonan a sus camaradas de armas, o intentando acallar el reclamo de sus conciencias homenajean a los muertes olvidándose de los vivos, que se pudren en una cárcel o esperan lentamente la muerte en sus domicilios.
MEGA CAUSA ZONA 5 – ENTRE FOTOS, PANCARTAS…Y EL OLVIDO
⚖️
Por Claudio Kussman.
Bien sabemos que Argentina está dividida por una profunda grieta ideológica de oscuros intereses espurios y que desgraciadamente en lo más profundo de la misma estamos empantanados nosotros, los adultos mayores imputados por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, a como dé lugar.
[ezcol_1half] [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end] [/ezcol_1half_end]Allí solo se asoman los miembros del poder judicial (hombres y mujeres) a los que sería preferible no conocer ni tratar. Su misión acorde a “la política de estado” que se lleva adelante por decisión unánime de los políticos es darnos el golpe de gracia antes que la muerte nos libere definitivamente de lo que nos toca vivir. Por supuesto todo se lleva a cabo en el marco de floridos escritos (copiados y pegados) y frases enumerando códigos y leyes que poco se cumplen. El lugar son los tribunales orales federales a los que generalmente se llega tras 5, 8 o más años de “ablandamiento” en ilegales prisiones preventivas. En ese territorio dominan fiscales, muchas veces iracundos como MIGUÉL PALAZZANI, apoyados por un poderoso equipo y un grupo de “querellantas” motivadas como ellos, emocional e ideológicamente. También hace presencia un público que dice interesarse por la “memoria, verdad y justicia”, siempre y cuando las condenas sean generalizadas, ya que de no ser así vendrá aquello de: “a donde vayan los iremos a buscar”. Entrando de lleno a lo que se vive en el marco de la Mega Causa Zona 5, en la ciudad de Bahía Blanca a donde religiosamente asisto y asistiré con el abogado GONZALO MIÑO para declarar en persona, vuelvo a destacar la gran pancarta con la que la agrupación H.I.J.O.S. engalana el frente del edificio tribunalicio. ¿Acaso ese palacio de la “justicia y la imparcialidad”, será de ellos? Trasponiendo el hall de entrada y ya en estrado donde se lleva a cabo el juicio, vistas y comparecencias vemos una amplia pared vidriada. En ella muy prolijamente están fijadas numerosas fotos de hombres y mujeres que habrían sido víctimas de la represión de estado, ocurrida en los años 70. Entonces más allá de lo legal o ilegal de ocupar ese sitio de privilegio, me pregunto: ¿por qué allí no hay una sola foto de alguna de las víctimas asesinadas por el terrorismo que asoló el país en esos tiempos? ¿Acaso sus familiares los ignoran al igual que las instituciones a las que pertenecieron? Realmente ver esas presencias de una de las partes y las ausencias de la otra, causa tristeza porque demuestra lo diferentes que somos unos y otros. Si existe un más allá, que aquellos que murieron creyendo y fueron olvidados sepan perdonarnos.
[ezcol_2fifth]Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Pcia. Buenos Aires
claudio@PrisioneroEnArgentina.com
www.PrisioneroEnArgentina.com
[/ezcol_2fifth] [ezcol_3fifth_end]“El verdadero odio es el desinterés, y el asesinato perfecto es el olvido”
Georges Bernanos (1888-1948)
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 15, 2023
LOS CONDENADOS DE SANTA FE
OBSERVACIONES DE UN ABOGADO
El martes 27 asistí, como abogado defensor en el juicio que se llevó a cabo en la ciudad de Santa Fe, a una admirable demostración de valentía, coraje y amor de esposas, madres, hijas, nietas, hijos y amigos, que desde temprano se concretaron para apoyar a los presos políticos que ese día recibirían sentencia. No eran señoras “paquetas” del barrio Guadalupe, eran maestras, porteras, estudiantes, señoras mayores que caminaban lentamente son su bastón, niñas adolescentes, jóvenes que solo portaban algunos carteles hechos a mano pidiendo justicia.
Todo era corazón y emoción. Pero, tristemente no hubo camaradas, compañeros, retirados o autoridades de las fuerzas de seguridad o militares que los acompañaran, salvo algunas honrosas excepciones que se debe destacar y que concurrieron a título personal. Solo un reducido grupo de policías que el mismo Tribunal Oral había dispuesto para controlar la seguridad, que miraban con asombro y curiosidad a este grupo de personas y obviamente prestos a cumplir las órdenes, con temor reverencial, que les daban los referentes de los denominados organismos de derechos humanos, furiosos porque este grupo de mujeres les habían ganado “su lugar”.
[ezcol_1half] [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end][/ezcol_1half_end]
Con solo banderas argentinas y entonando el himno nacional enronquecieron sus gargantas pidiendo justicia. Rápidamente todas las esperanzas se desvanecieron cuando, una vez más, la venganza se vistió de sentencia judicial y sin prueba alguna comenzaron a resonar las absurdas condenas.
Desolados los familiares, ya sin más lagrimas que derramar, quebradas sus almas por el dolor, pero con los puños llenos de impotencia y bronca, demostraron una vez más su hidalguía y dignidad, al casi sin aliento gritar a los maridos, esposos y abuelos que salían rumbo a cumplir las condenas: “van salir… se los prometemos”.
Ante tamaña demostración de valentía, coraje y amor, dignas del mayor respeto y admiración, no pude dejar de entristecerme ante la total ausencia de camaradas, retirados, compañeros, jefes, superiores o autoridades, que escondiéndose bajo el disfraz de la prudencia que en realidad es miedo, abandonan a sus camaradas de armas, o intentando acallar el reclamo de sus conciencias homenajean a los muertes olvidándose de los vivos, que se pudren en una cárcel o esperan lentamente la muerte en sus domicilios.
Gonzalo Pablo Miño
Abogado Defensor
Agosto 29, 2019
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 29, 2019
EL CIRCO DE LOS JUICIOS DE “lesa Humanidad” . VIDEOS REVELADORES
Jueces, fiscales y demás exhibiendo su amor a la ley en estos tétricos videos que debemos llamar juicios para darle alguna descripción.
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PrisioneroEnArgentina.com
Julio 26, 2017