Cuando el pueblo es la respuesta

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  Por Cyd Ollack.

Los nazis invadieron Dinamarca en 1940, y todos esperaban que el rey Cristián X se marchara. Se quedó. Cabalgaba cada mañana, solo, por la ciudad de Copenhague. No hubo discursos ni guardaespaldas. Simplemente demostraba su presencia, y la del pueblo también.

Los rumores circularon rápidamente. Decían que llevaba la estrella de David para mostrar su apoyo a los judíos. No es necesariamente literal, pero así lo parecía.

Christian X
Hitler

Otra narrativa cuenta la historia de una bandera nazi izada en un edificio. El rey ordenó a un general alemán que la retirara o lo haría él. La bandera fue retirada.

En 1943, Hitler se enfureció por una breve respuesta de cumpleaños y ordenó el arresto de todos los judíos daneses. Fue entonces cuando el país se movió. Pescadores, policías y ciudadanos comunes introdujeron clandestinamente a casi toda la población judía en Suecia. El noventa y nueve por ciento sobrevivió.

El rey no pronunció discursos conmovedores ni lanzó cargas. Se quedó quieto. Observando. Esperando. Asegurándose de que nadie creyera que los nazis habían triunfado. Con su mera existencia, evitó que el espíritu de Dinamarca se derrumbara.

 


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Agosto 21, 2025


 

El hombre más extraño del mundo

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  Por Delia Crespo.

Paul Dirac fue uno de los físicos teóricos más reconocidos de todos los tiempos, pero su figura está envuelta en un velo de fascinación, debido sobre todo a su particular carácter. La expresión “el hombre más extraño” es una cita del físico danés Niels Bohr tras su encuentro en Copenhague. Entre ambos se creó un vínculo, primero profesional y luego humano. Una anécdota (entre muchas) se refiere al genio inglés y al físico danés.

La escritura de Dirac era famosa por su claridad y sencillez. Cuando Bohr estaba escribiendo un artículo científico, que presentaba muchas dudas e incertidumbres, se detuvo y dijo “no sé cómo continuar”. Entonces Dirac respondió “me enseñaron en la escuela que nunca se debe comenzar una frase sin saber el final”.

Su forma de vivir en sociedad era el reflejo de su manera de pensar lógicamente precisa e impecable. En una cena, un invitado se dirigió a él y le dijo: “bonita velada, ¿no?”. Dirac se levantó, fue a mirar el tiempo por la ventana y volvió a la mesa con un lacónico “Sí”.

La fórmula de la distancia, \(d=\sqrt{(x_{2}-x_{1})^{2}+(y_{2}-y_{1})^{2}}\), se utiliza para calcular la distancia entre dos puntos en un plano de coordenadas. Es una aplicación del teorema de Pitágoras.

Para utilizar la fórmula de la distancia, puedes: Anotar las coordenadas de los dos puntos como \(A(x_{1},y_{1})\) y \(B(x_{2},y_{2})\) Introducir las coordenadas en la fórmula Expresar la respuesta en unidades.

Por ejemplo, si quieres encontrar la distancia entre el punto \(P(4,3)\) y el origen, utilizarías los siguientes valores en la fórmula: x_1 = 4, x_2 = 0, y_1 = 3 y y_2 = 0.

El cálculo quedaría así: d = \sqrt{(0 – 4)^2 + (0 – 3)^2, d = \sqrt{4^2 + 3^2, d = \sqrt{16 + 9, d = \sqrt{25 y d = 5 unidades.

Como físico teórico, a Dirac le encantaba teorizar sobre los problemas de la vida cotidiana. Una vez, en una fiesta en Copenhague, propuso una teoría según la cual había una cierta distancia a la que el rostro de una mujer se veía en su mejor momento. A una distancia infinita no se puede ver nada, mientras que a una distancia d=0 el óvalo del rostro se deforma debido a la pequeña apertura del ojo humano y a muchas otras imperfecciones. Gamow (un físico ruso), interrumpiéndolo, le preguntó a qué distancia había visto alguna vez el rostro de una mujer. Dirac, separando las palmas de las manos aproximadamente a un metro, exclamó: “¡Más o menos así de cerca!”.

 

Otra anécdota muy famosa que involucra a Dirac es cuando, al final de una conferencia dada en la Universidad de Toronto, preguntó si había alguna pregunta. Alguien del público dijo: “Profesor Dirac, no entiendo cómo dedujo la fórmula que está en la parte superior izquierda de la pizarra”. La gélida respuesta no se hizo esperar: “Esto no es una pregunta, es una observación. Siguiente pregunta, por favor”.

Dirac

Apático y taciturno, también se mostraba torpe con el género femenino. Cuando en 1929 viajó con Heisenberg en un transatlántico hacia Japón, vio a su compañero de viaje coqueteando y bailando constantemente con las chicas; “¿Por qué bailas?”, le preguntó Dirac. “Cuando hay chicas guapas siempre es un placer”, fue la respuesta que recibió. Tras unos momentos de reflexión Dirac replicó “Pero Heisenberg, ¿cómo sabes de antemano que las chicas son guapas?”.

Mostraba un casi desprecio por la filosofía, la literatura y la poesía. De esta última decía que si la ciencia es el intento de decir con palabras comprensibles cosas que la gente no sabía antes, la poesía es decir algo que todo el mundo ya sabe con palabras que nadie puede entender.

Era también refractario a cualquier fe religiosa o creencia en lo trascendente, comentaba diciendo que no podía entender por qué la gente discutía de religión; Los científicos deben ser honestos y admitir que la religión es una mezcla de afirmaciones falsas sin ninguna base en la realidad. Sin embargo, afirmó que Dios había utilizado matemáticas extraordinarias para crear el mundo, tanto que, con divertida ironía, el físico austríaco Wolfgang Pauli resumió así el credo del extraño científico: “Dios no existe y Dirac es su profeta”.

 


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Noviembre 14, 2024