Estamos en cuarentena y no obstante el pueblo que está comenzando a cambiar su “conciencia cívica” sale a las calles a enfrentar “el coronavirus” es decir una posible muerte, para algunos. Esto parece ser una cosa “alocada” y sin sentido según la opinión del presidente y de sus portavoces. Nada que ver, esta decisión está muy pensada. La vida no tiene sentido sin libertad y el 17 de agosto recordamos los 270 años del fallecimiento del Libertador General San Martin. Lo recordamos al Padre de la Patria y a todos sus legados de hombre grande. Es lo que quiere hoy por hoy el pueblo argentino que no se siente representado por quienes quieren eludir el peso de la ley. Cristina Fernández de Kirchner y su familia despiertan en gran parte de la población un gran rechazo, todos sabemos que intenta eludir la Justicia y que para eso quiere una reforma judicial que la libere de toda culpabilidad en los distintos juicios que se le siguen. En lo personal no creo que sea culpable de todos los que se le endilgan, pero sí de muchos que no le hacen honor al cargo de vicepresidente. Mientras Alberto y su sequito festejaran alejados del pueblo, con todos los resguardos para no infectarse del virus, un pueblo con una naciente “conciencia cívica” lo desafía para recordarle que tienen muchos motivos para estar en las calles y es el profundo desagrado y rechazo a la reforma judicial hecha a la medida de la “liberación definitiva” de Cristina y de sus hijos y de los muchos que cometieron delitos económicos durante su gobierno. Alberto cada vez más lejos del pueblo, cada vez las encuestas le son menos favorables. Pareciera que el pueblo argentino está recuperando el honor perdido y se está dando cuenta de que es hora de terminar con la “bruja” de la política argentina. ¿Alberto deberá definirse si gobierna el o gobierna Cristina?
Después de un paso al costado (¿Ordenes de arriba?) Darío Lopérfido volvió al ruedo con declaraciones calientes que tiempo atrás -tal vez- supo callar. El ex de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires dejó la mesa servida para contestaciones de los intolerantes:
“El informe sobre los desaparecidos me da la razón”
“El fanático cree que si yo no digo treinta mil soy un negacionista, es la mayor canallada que escuché”
“En la Argentina se lee la verdad como polémica, y la verdad es la verdad”
“El kirchnerismo hizo lo peor que puede hacer un régimen, que es llenar el país de fanáticos. El fanático no razona, agrede, no escucha los argumentos de los demás. Me tocó un año movido, pero que me da muchas satisfacciones porque parte del servicio público es decir la verdad. La verdad sana. Dije que la cifra de treinta mil desaparecidos era una cifra simbólica y ahora apareció un dictamen oficial del Ministerio de Justicia, por pedido de una ONG, donde dice que fueron 8.630 y pico entre desaparecidos y ejecutados en forma sumaria. También dije que las desapariciones en la Argentina no habían empezado con la dictadura, habían empezado en el gobierno justicialista de Isabel Perón. El informe dice exactamente eso”.
“El informe oficial que se publica me da la razón. Para mí es una tragedia 8.600 personas muertas en un país que no fue bombardeado, que fueron muertos de a uno, torturados. Como decía [Jorge Luis] Borges, ‘un solo desaparecido sería un escándalo de la razón‘. Fue tremendo. El fanático cree que si yo no digo “treinta mil”, soy un negacionista, la mayor canallada que escuché -muy estimulada desde el diario Página 12, que perdió millones cuando terminó el gobierno de Cristina Kirchner, porque les dieron millones durante todos los años a través de la pauta oficial-, es decirme a mí negacionista. Negacionista es, primero, un signo de vulgaridad intelectual, negacionista es decir: No hubo muertes en la Argentina“.
“Yo dije lo que dijo [Ernesto] Sábato, lo que dijo [Graciela] Fernández Meijide, lo que dijeron historiadores y lo que ahora dice un documento oficial que se ocupa de eso. Y no es un número fijo, porque nos podemos enterar dentro de un tiempo de que hubo otra persona desaparecida y se suma, es una lista abierta”.
“Dije que se había hecho el fraude audiovisual más grande de la historia en la época del kirchnerismo. Me acosaron, me amenazaron, me piquetearon. Ahora es público y notorio que lo que dije es cierto”.
“El kirchnerismo adoctrinó fanáticamente y lo hicieron de una manera intensiva, hasta se metieron en Pakapaka, un canal de niños donde se demonizaba a [Domingo F.] Sarmiento. Sarmiento fue Presidente de la República, escribió una cantidad impresionante de libros, fue un hombre que copió el modelo americano, donde había un lugar más pobre había que poner una escuela mejor, creía que la escuela era lo único que podía salvar al país. Y a él lo demonizaban”.
“El populismo te da un subsidio, el puntero que te lo da, se queda con la mitad y con esa mitad que te quedaste estás esclavizado a votar siempre al mismo para que no te lo saquen. Hay que transformar eso en un círculo virtuoso donde la gente tenga trabajo, pague cargas sociales, entonces tenga obra social y asignaciones familiares. Tengo mucha confianza, va a pasar. Lo que sucede es que no hace un año todavía que salimos de eso”.
“El populismo dice: ‘Nosotros estamos haciendo esto para los pobres’. Me sorprende el mal concepto que tienen los kirchneristas de los pobres. A mí me gusta que la gente pobre tenga herramientas culturales para dejar de ser pobre, no lo quiero condenar a que si te gusta el fútbol y la bailanta, entonces fútbol y bailanta toda la vida. No, quiero que tu hijo sea violinista y toque en la Filarmónica de Estocolmo”.
“Los argentinos estamos enojados y violentos. Yo se lo adjudico absolutamente al kirchnerismo, no existía esto en la Argentina. No quiere decir no discutir, yo estuve en muchas posiciones de gobierno y me he dicho de todo con gente por un problema puntual, pero después nos vamos a comer juntos. El poder tiene que ser ejemplificador, debe dar el ejemplo. Acá se han hecho unas burradas que no doy crédito, no te gustaba lo que decía un periodista y le hacían un juicio público. Cuando fue el conflicto por el campo D’Elía y Moreno iban a la plaza de Mayo, puteaban a los tipos que se estaban manifestando y les querían pegar, innumerable cantidad de ejemplos. La Presidente misma por una cosa que dijo Darín lo acusó de algo que además era falso. Si el que tiene el poder hace eso, para abajo se transmite y la sociedad se crispa”.
En un reciente artículo bajo el titulo “El escándalo jurídico”2 , Raúl Zaffaroni, recuerda que “Nadie nunca ejerció un poder represivo arbitrario en el mundo sin invocar la “necesidad” y la “excepción”, y reconoce que “…somos todos los argentinos quienes cargamos con el baldón de tener prisioneros políticos”. El autor de esas afirmaciones sabe de lo hablado porque fue uno de los artífices de la inseguridad jurídica en la Argentina que desde 2003, utiliza la excepcionalidad como procedimiento ilegal para perseguir, enjuiciar y encarcelar los (hasta la fecha) 2500 prisioneros políticos. Hombres y mujeres representando todas las actividades socio-profesionales, que en los años 70’, al servicio del Estado o en sus actividades privadas, defendieron y protegieron de los ataques terroristas, las instituciones nacionales y la sociedad, hoy son víctimas del abuso del Estado.
El ex miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), “se asombró” con la lectura de una sentencia brasileña del Tribunal Federal Regional de la 4ª Región porque se permiten excepciones a las normas que establecen garantías constitucionales, cuando él mismo como ministro de la Corte, fue un defensor visceral, de los principios que hoy se asombra. En el ejercicio de sus funciones se destacó como un fiel representante del juez Roland Freisler3 y garante del principio de estado de excepción de Carl Schmitt4 .
Recordando, que para ese jurista alemán, defensor del art. 48 de la Constitución de Weimar, el poder real se descubre en la situación de excepción, según quién conserve la capacidad de decisión, y no de acuerdo con la atribución constitucional de poderes.
– Así, afirmaba en 1922: “Soberano es quien decide el estado de excepción”5 . Para luego agregar que: “El caso excepcional, el que no está previsto en el orden jurídico vigente, puede a lo sumo ser calificado como caso de extrema necesidad, de peligro para la existencia del Estado o de otra manera análoga, pero no se puede delimitar rigurosamente…Ni se puede señalar con claridad cuándo un caso es de necesidad…” 6 . En 1921, ya había mencionado que: “La dictadura es un estado de excepción…La Dictadura es en realidad una historia de la “situación excepcional” 7
Este principio, considerado una jurisprudencia para la ilegalidad, recibió rápidamente la crítica de académicos alemanes de la época. En ese mismo periodo, Karl Loewenstein8 , constitucionalista reconocido e inspirador de la doctrina de la democracia militante, desde una perspectiva positivista y legalismo integral se opuso desde 1922, en numerosas publicaciones, a la tesis de Schmitt, a la vez sobre los límites inherentes al poder de revisión de la Constitución de Weismar (art.76) y sobre el estado de excepción (art.48), que lo considera inconstitucional porque la excepcionalidad por parte del soberano determina la suspensión de los sietes derechos fundamentales más importantes9 , precisando así que:
– “Los poderes de excepción tomaron corrientemente la forma de decretos de necesidad, ocupando el lugar de la legislación ordinaria. Ni el parlamento, ni los tribunales podían controlar la justificación de las medidas tomadas; ni tampoco la conveniencia de las medidas tomadas; los poderes en cuestión no estaban ni temporal ni materialmente limitados. Durante la duración de este periodo podían ser suspendidos los siete derechos fundamentales más importantes…”10
Tomando la referencia de Schmitt, en el caso argentino, ese poder lo ejerció la Corte Suprema de Justicia de la Nación quien decidió la excepción, como manifestación de voluntad del Presidente de la Republica, dejando de lado la legalidad constitucional. Desde ese momento, la falacia de la excepcionalidad es aplicada en todas las etapas procesales contra los únicos y verdaderos Prisioneros/Presos Políticos, en las decisiones administrativas, en los argumentos políticos-jurídicos. Zaffaroni participó activamente a esa ilegalidad y a la emergencia de una rigurosa y permanente inseguridad jurídica.
¿Cuál era la supuesta amenaza para la existencia del Estado, el caso de extrema necesidad y la realidad empírica, que llevó a la CSJN y al gobierno de tomar medidas de excepcionalidad en violación a las garantías constitucionales, del estado de derecho, las obligaciones positivas, tratados y convenciones que son de aplicaciones obligatorias para la Argentina? Zaffaroni, por las funciones ejercidas, legalizó todos los principios de excepción sabiendo que eran ilegales y violatorias de los derechos humanos.
Es una pena que la admiración por Schmitt de parte de Zaffaroni le impide comentar y comparar, la importante contribución de Loewenstein como defensor de la constitución, de los derechos fundamentales y de haber realizado una publicación sobre la Argentina.11 La referencia a Schmitt es permanente en todas las publicaciones de Zaffaroni, por ejemplo, afirmando que: “Las decisiones estructurales actuales asumen en la práctica la forma pre moderna definida por Carl Schmitt, o sea, se limitan al mero ejercicio del poder de señalar al enemigo para destruirlo o reducirlo a la impotencia total… El enemigo no merece el trato de persona…” 12, cuando el concepto amigo-enemigo se adapta más al ámbito de las relaciones internacionales que al penal.
La posición del profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires es confusa porque observando la defensa por ciertos casos como los mencionados en el artículo y pese a declarar que: “…La ley penal no puede ser retroactiva…”, que “El crimen de lesa humanidad no es pretexto para las excepcionalidades….”, o “Cuando se invoca la excepcionalidad, cuando las condenas son pronunciadas sin respeto cuidadoso del derecho de defensa, cuando se imponen por una ley retroactiva, no tienen legitimidad…”13 , continua siendo un ferviente defensor de las excepcionalidades en los mal llamados crímenes de lesa humanidad aplicadas a los prisioneros/presos políticos.
Finalmente, el razonamiento del autor del artículo de pagina 12, es de un silogismo irreprochable porque desde su legitimidad de ex ministro de la CSJN, ex profesor universitario, actual juez de la corte IDH, afirma, confirma y reconoce, una situación que el poder judicial, el gobierno y los supuestos defensores de los derechos humanos en Argentina, niegan en forma permanente:
la utilización por parte de la justicia de la excepcionalidad no solo carece de legitimidad y de legalidad, sino que en realidad es una fascinación revanchista, una conducta de venganza, donde no se puede ocultar esos métodos.
existen prisioneros/presos políticos producto de procedimientos de excepción.
durante el gobierno de los Kirchner existió un poder represivo, arbitrario, que invocando una supuesta e ignorada necesidad y excepción, provoca presos políticos, donde “…todos afirmaron hipócritamente que actuaban legitimados por la urgencia de salvar valores superiores ante la amenaza de males de extrema gravedad…”.
la excepcionalidad es inconstitucional, viola los derechos fundamentales, los principios de legalidad, de no retroactividad, de la prescripción, las convenciones y tratados integrados a la Constitución Nacional.
el gobierno del Presidente Macri continúa con la nefasta excepcionalidad iniciada en 2003.
Pero lo más sorprendente es que como ex miembro de la CSJN, Eugenio Zaffaroni favoreció activamente la excepcionalidad con sus consecuencias jurídicas hacia numerosas personas que hoy están ilegalmente en las cárceles de la Nación.
Paris,
Prof. Mario Sandoval,
11 noviembre 2016,
marios46@hotmail.com
1 Mario Sandoval, francés, nació en Buenos Aires. Formación y actividades en ciencias políticas, filosofía, habiendo ocupado funciones en los sectores públicos y privados, la docencia superior y consultorías, a nivel nacional e internacional, en los campos de las relaciones internacionales, la geopolítica. Regularmente participa a conferencias, asesorías, publicaciones coloquios a nivel internacional. Miembro de centros de investigaciones, asociaciones multidisciplinarias.
3 Roland Freisler, juez del horror, (30 octubre1883 / 03 febero1945), presidente del tribunal del pueblo durante el periodo del III Reich
4Carl Schmitt jurista y filosofo alemán (11 julio1888 / 07abril1985), miembro del partido nacionalsocialista
5Carl Schmitt utiliza indiferentemente diversos términos: Estado de excepción, estado de urgencia, estado de excepción, caso de excepción, caso excepcional, estado de urgencia, caso de necesidad, caso de urgencia
8 Karl Loewenstein 09 noviembre 1891- 10 julio1973, constitucionalista, filosofo alemán, forzado al exilio en 1933 por el nazismo, junto a otros académicos judíos. Realizó numerosas publicaciones desde 1922-1933 en Alemania, posteriormente en USA y Europa
9 Los derechos fundamentes previstos en los artículos 114, 115, 117, 118, 123, 124 y 153 de la Constitución de Weimar, fueron suspendidos por decreto del 27 febrero 1933, hasta 1945.
10 Karl Lowenstein in Teoría de la Constitución, Ed. Ariel, 1979 (paginas 170-71, 278-79, 288-89, 518-19, 582- 83)
11 Legislation against Subversive Activities in Argentina. Karl Loewenstein Harvard Law Review Vol. 56, No. 8 (Jul., 1943), pp. 1261-1306 . Karl Loewenstein enviado especial en la Argentina por el gobierno de los Estados Unidos, periodo 1941-1942
La famosa y tan promocionada distribución real de la riqueza a menudo se ha comparado con un hipotético ideal o utopía, en lugar de la experiencia real en cualquier país, en cualquier momento de la historia.
Muchos occidentales una vez creyeron que los ingresos eran casi iguales en la antigua Unión Soviética, por ejemplo. Ahora sabemos que existían sustanciales privilegios para unos pocos elegidos, basado en el poder político en lugar de la contribución económica. Incluso al margen del soborno y la corrupción, el acceso especial a la atención de salud, educación, vivienda y tiendas especiales se concede a menudo a la jerarquía del Partido Comunista y la clase burocrática. En todos los casos, una porción de la población ha sido subvencionada. En ciertos casos la policía para atender los designios del dictador (Venezuela), el ejército (La Unión Soviética, la Venezuela de Chávez, la Cuba castrista) grupos paramilitares (La China de Mao) o sectores ciudadanos a cambio de un voto (La Argentina K)
A finales de los años 70, sólo un puñado de mandatarios de izquierda en occidente siguió defendiendo dictaduras como la Unión Soviética de Stalin, la China de Mao, la Cuba de Castro, o Corea del Norte, Kim Jong-il (Si, aquel que en un juego de golf podía hacer 18 hoyos con un solo golpe).
En los últimos años, el romanticismo anterior de la izquierda del comunismo a veces que ha sido recuperado con un disfraz, pero en realidad es un socialismo-populista que maquilla a ladrones. Este socialismo-comunismo suena mejor bajo esa denominación, pero no lo es. Otros han cambiado a idealizar una edad de oro del pasado. En los EE.UU., por ejemplo, se dice que la edad de oro de la equidad se produjo entre 1930 y 1973. Sin embargo, en Estados Unidos manda la eficiencia y quien no se prepara para competir, sufre.
El discurso populista siempre hace alusiones a la justicia social. Se emplea a menudo para sugerir que una mayor fracción de los beneficios de la economía (alimentos, vivienda, atención de salud, etc.) puede y debe ser distribuido por el gobierno en lugar de por los mercados. En teoría, se podrían entregar todos nuestros ingresos a los funcionarios elegidos democráticamente y dejarlos decidir quién obtiene qué. Sin embargo, la distribución sobre la base de criterios políticos, no es necesariamente el más conveniente. Sospeche usted donde terminara su sueldo si le entregara un sobre a José López -ex secretario de obras públicas del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, hoy entrenando para las próximas olimpíadas en lanzamiento de maletas-.
El mejor ejemplo de las distribuciones puede darse en Cuba, donde ciudadanos que ganan veinte dólares por mes distribuyen habitaciones en lujosos hoteles, sin tener oportunidad de reservar una para ellos. O un granjero especializado en cultivo de tabaco que debe distribuir el 90% de sus ingresos entre funcionarios del gobierno y hacer magia para distribuir las plantas en su campo para su nueva cosecha con mil dólares, 10% de lo que podría haber recaudado en un año.
Es decir, la distribución de la riqueza en países comunistas, o populistas, es en sentido inverso. El pueblo distribuye sangre, sudor y lágrimas (Y sus alcancías) para que los líderes los puedan seguir extorsionando.
Napoleón -el cerdo, no el militar francés- la tenía clara.
AGOSTO 17, 2020 – CUANDO UN PUEBLO DE PIE RECLAMA
♣
Por FRANCISCO BÉNARD
ARGENTINA, RECUPEREMOS LA CONCIENCIA CÍVICA
Estamos en cuarentena y no obstante el pueblo que está comenzando a cambiar su “conciencia cívica” sale a las calles a enfrentar “el coronavirus” es decir una posible muerte, para algunos. Esto parece ser una cosa “alocada” y sin sentido según la opinión del presidente y de sus portavoces. Nada que ver, esta decisión está muy pensada. La vida no tiene sentido sin libertad y el 17 de agosto recordamos los 270 años del fallecimiento del Libertador General San Martin. Lo recordamos al Padre de la Patria y a todos sus legados de hombre grande. Es lo que quiere hoy por hoy el pueblo argentino que no se siente representado por quienes quieren eludir el peso de la ley. Cristina Fernández de Kirchner y su familia despiertan en gran parte de la población un gran rechazo, todos sabemos que intenta eludir la Justicia y que para eso quiere una reforma judicial que la libere de toda culpabilidad en los distintos juicios que se le siguen. En lo personal no creo que sea culpable de todos los que se le endilgan, pero sí de muchos que no le hacen honor al cargo de vicepresidente. Mientras Alberto y su sequito festejaran alejados del pueblo, con todos los resguardos para no infectarse del virus, un pueblo con una naciente “conciencia cívica” lo desafía para recordarle que tienen muchos motivos para estar en las calles y es el profundo desagrado y rechazo a la reforma judicial hecha a la medida de la “liberación definitiva” de Cristina y de sus hijos y de los muchos que cometieron delitos económicos durante su gobierno. Alberto cada vez más lejos del pueblo, cada vez las encuestas le son menos favorables. Pareciera que el pueblo argentino está recuperando el honor perdido y se está dando cuenta de que es hora de terminar con la “bruja” de la política argentina. ¿Alberto deberá definirse si gobierna el o gobierna Cristina?
Francisco Benard
Abogado
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 16, 2020
Volvió Lopérfido
Después de un paso al costado (¿Ordenes de arriba?) Darío Lopérfido volvió al ruedo con declaraciones calientes que tiempo atrás -tal vez- supo callar. El ex de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires dejó la mesa servida para contestaciones de los intolerantes:
Medidas de excepcionalidad del gobierno argentino: la necesidad de tener actualmente 2500 prisioneros políticos.
Por Mario Sandoval 1
En un reciente artículo bajo el titulo “El escándalo jurídico”2 , Raúl Zaffaroni, recuerda que “Nadie nunca ejerció un poder represivo arbitrario en el mundo sin invocar la “necesidad” y la “excepción”, y reconoce que “…somos todos los argentinos quienes cargamos con el baldón de tener prisioneros políticos”. El autor de esas afirmaciones sabe de lo hablado porque fue uno de los artífices de la inseguridad jurídica en la Argentina que desde 2003, utiliza la excepcionalidad como procedimiento ilegal para perseguir, enjuiciar y encarcelar los (hasta la fecha) 2500 prisioneros políticos. Hombres y mujeres representando todas las actividades socio-profesionales, que en los años 70’, al servicio del Estado o en sus actividades privadas, defendieron y protegieron de los ataques terroristas, las instituciones nacionales y la sociedad, hoy son víctimas del abuso del Estado.
El ex miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), “se asombró” con la lectura de una sentencia brasileña del Tribunal Federal Regional de la 4ª Región porque se permiten excepciones a las normas que establecen garantías constitucionales, cuando él mismo como ministro de la Corte, fue un defensor visceral, de los principios que hoy se asombra. En el ejercicio de sus funciones se destacó como un fiel representante del juez Roland Freisler3 y garante del principio de estado de excepción de Carl Schmitt4 .
Recordando, que para ese jurista alemán, defensor del art. 48 de la Constitución de Weimar, el poder real se descubre en la situación de excepción, según quién conserve la capacidad de decisión, y no de acuerdo con la atribución constitucional de poderes.
– Así, afirmaba en 1922: “Soberano es quien decide el estado de excepción”5 . Para luego agregar que: “El caso excepcional, el que no está previsto en el orden jurídico vigente, puede a lo sumo ser calificado como caso de extrema necesidad, de peligro para la existencia del Estado o de otra manera análoga, pero no se puede delimitar rigurosamente…Ni se puede señalar con claridad cuándo un caso es de necesidad…” 6 . En 1921, ya había mencionado que: “La dictadura es un estado de excepción…La Dictadura es en realidad una historia de la “situación excepcional” 7
Este principio, considerado una jurisprudencia para la ilegalidad, recibió rápidamente la crítica de académicos alemanes de la época. En ese mismo periodo, Karl Loewenstein8 , constitucionalista reconocido e inspirador de la doctrina de la democracia militante, desde una perspectiva positivista y legalismo integral se opuso desde 1922, en numerosas publicaciones, a la tesis de Schmitt, a la vez sobre los límites inherentes al poder de revisión de la Constitución de Weismar (art.76) y sobre el estado de excepción (art.48), que lo considera inconstitucional porque la excepcionalidad por parte del soberano determina la suspensión de los sietes derechos fundamentales más importantes9 , precisando así que:
– “Los poderes de excepción tomaron corrientemente la forma de decretos de necesidad, ocupando el lugar de la legislación ordinaria. Ni el parlamento, ni los tribunales podían controlar la justificación de las medidas tomadas; ni tampoco la conveniencia de las medidas tomadas; los poderes en cuestión no estaban ni temporal ni materialmente limitados. Durante la duración de este periodo podían ser suspendidos los siete derechos fundamentales más importantes…”10
Tomando la referencia de Schmitt, en el caso argentino, ese poder lo ejerció la Corte Suprema de Justicia de la Nación quien decidió la excepción, como manifestación de voluntad del Presidente de la Republica, dejando de lado la legalidad constitucional. Desde ese momento, la falacia de la excepcionalidad es aplicada en todas las etapas procesales contra los únicos y verdaderos Prisioneros/Presos Políticos, en las decisiones administrativas, en los argumentos políticos-jurídicos. Zaffaroni participó activamente a esa ilegalidad y a la emergencia de una rigurosa y permanente inseguridad jurídica.
¿Cuál era la supuesta amenaza para la existencia del Estado, el caso de extrema necesidad y la realidad empírica, que llevó a la CSJN y al gobierno de tomar medidas de excepcionalidad en violación a las garantías constitucionales, del estado de derecho, las obligaciones positivas, tratados y convenciones que son de aplicaciones obligatorias para la Argentina? Zaffaroni, por las funciones ejercidas, legalizó todos los principios de excepción sabiendo que eran ilegales y violatorias de los derechos humanos.
Es una pena que la admiración por Schmitt de parte de Zaffaroni le impide comentar y comparar, la importante contribución de Loewenstein como defensor de la constitución, de los derechos fundamentales y de haber realizado una publicación sobre la Argentina.11 La referencia a Schmitt es permanente en todas las publicaciones de Zaffaroni, por ejemplo, afirmando que: “Las decisiones estructurales actuales asumen en la práctica la forma pre moderna definida por Carl Schmitt, o sea, se limitan al mero ejercicio del poder de señalar al enemigo para destruirlo o reducirlo a la impotencia total… El enemigo no merece el trato de persona…” 12, cuando el concepto amigo-enemigo se adapta más al ámbito de las relaciones internacionales que al penal.
La posición del profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires es confusa porque observando la defensa por ciertos casos como los mencionados en el artículo y pese a declarar que: “…La ley penal no puede ser retroactiva…”, que “El crimen de lesa humanidad no es pretexto para las excepcionalidades….”, o “Cuando se invoca la excepcionalidad, cuando las condenas son pronunciadas sin respeto cuidadoso del derecho de defensa, cuando se imponen por una ley retroactiva, no tienen legitimidad…”13 , continua siendo un ferviente defensor de las excepcionalidades en los mal llamados crímenes de lesa humanidad aplicadas a los prisioneros/presos políticos.
Finalmente, el razonamiento del autor del artículo de pagina 12, es de un silogismo irreprochable porque desde su legitimidad de ex ministro de la CSJN, ex profesor universitario, actual juez de la corte IDH, afirma, confirma y reconoce, una situación que el poder judicial, el gobierno y los supuestos defensores de los derechos humanos en Argentina, niegan en forma permanente:
la utilización por parte de la justicia de la excepcionalidad no solo carece de legitimidad y de legalidad, sino que en realidad es una fascinación revanchista, una conducta de venganza, donde no se puede ocultar esos métodos.
existen prisioneros/presos políticos producto de procedimientos de excepción.
durante el gobierno de los Kirchner existió un poder represivo, arbitrario, que invocando una supuesta e ignorada necesidad y excepción, provoca presos políticos, donde “…todos afirmaron hipócritamente que actuaban legitimados por la urgencia de salvar valores superiores ante la amenaza de males de extrema gravedad…”.
la excepcionalidad es inconstitucional, viola los derechos fundamentales, los principios de legalidad, de no retroactividad, de la prescripción, las convenciones y tratados integrados a la Constitución Nacional.
el gobierno del Presidente Macri continúa con la nefasta excepcionalidad iniciada en 2003.
Pero lo más sorprendente es que como ex miembro de la CSJN, Eugenio Zaffaroni favoreció activamente la excepcionalidad con sus consecuencias jurídicas hacia numerosas personas que hoy están ilegalmente en las cárceles de la Nación.
Paris,
Prof. Mario Sandoval,
11 noviembre 2016,
marios46@hotmail.com
1 Mario Sandoval, francés, nació en Buenos Aires. Formación y actividades en ciencias políticas, filosofía, habiendo ocupado funciones en los sectores públicos y privados, la docencia superior y consultorías, a nivel nacional e internacional, en los campos de las relaciones internacionales, la geopolítica. Regularmente participa a conferencias, asesorías, publicaciones coloquios a nivel internacional. Miembro de centros de investigaciones, asociaciones multidisciplinarias.
2 El escándalo jurídico, E. Raúl Zaffaroni, 30 octubre 2016 http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-313021-2016-10-30.html
3 Roland Freisler, juez del horror, (30 octubre1883 / 03 febero1945), presidente del tribunal del pueblo durante el periodo del III Reich
4Carl Schmitt jurista y filosofo alemán (11 julio1888 / 07abril1985), miembro del partido nacionalsocialista
5Carl Schmitt utiliza indiferentemente diversos términos: Estado de excepción, estado de urgencia, estado de excepción, caso de excepción, caso excepcional, estado de urgencia, caso de necesidad, caso de urgencia
6 Carl Schmitt in Teología Política, página 14, Ed. Trotta, 2009 https://filosevilla2012.files.wordpress.com/2014/10/teologc3ada-polc3adtica.pdf
7 Carl Schmitt in La dictadura, Ed. Revista de Occidente, Madrid, 1968, https://ia601306.us.archive.org/35/items/SCHMITTCarl.LaDictadura/SCHMITT,%20Carl.%20La%20Dic tadura.pdf
8 Karl Loewenstein 09 noviembre 1891- 10 julio1973, constitucionalista, filosofo alemán, forzado al exilio en 1933 por el nazismo, junto a otros académicos judíos. Realizó numerosas publicaciones desde 1922-1933 en Alemania, posteriormente en USA y Europa
9 Los derechos fundamentes previstos en los artículos 114, 115, 117, 118, 123, 124 y 153 de la Constitución de Weimar, fueron suspendidos por decreto del 27 febrero 1933, hasta 1945.
10 Karl Lowenstein in Teoría de la Constitución, Ed. Ariel, 1979 (paginas 170-71, 278-79, 288-89, 518-19, 582- 83)
11 Legislation against Subversive Activities in Argentina. Karl Loewenstein Harvard Law Review Vol. 56, No. 8 (Jul., 1943), pp. 1261-1306 . Karl Loewenstein enviado especial en la Argentina por el gobierno de los Estados Unidos, periodo 1941-1942
12 Eugenio Zaffaroni in El enemigo en el derecho penal, Editorial Ediar, 2006, pagina 17. https://issuu.com/hdavalos/docs/raul_zaffaroni_el_enemigo_en_el_der?e=1807535/8533198
13 “ El juicio en ausencia de ninguna manera es posible” http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-291972- 2016-02-07.html
EL QUE QUIERE COMUNISMO, QUE LE CUESTE
Por Fabian Kussman.
La famosa y tan promocionada distribución real de la riqueza a menudo se ha comparado con un hipotético ideal o utopía, en lugar de la experiencia real en cualquier país, en cualquier momento de la historia.
Muchos occidentales una vez creyeron que los ingresos eran casi iguales en la antigua Unión Soviética, por ejemplo. Ahora sabemos que existían sustanciales privilegios para unos pocos elegidos, basado en el poder político en lugar de la contribución económica. Incluso al margen del soborno y la corrupción, el acceso especial a la atención de salud, educación, vivienda y tiendas especiales se concede a menudo a la jerarquía del Partido Comunista y la clase burocrática. En todos los casos, una porción de la población ha sido subvencionada. En ciertos casos la policía para atender los designios del dictador (Venezuela), el ejército (La Unión Soviética, la Venezuela de Chávez, la Cuba castrista) grupos paramilitares (La China de Mao) o sectores ciudadanos a cambio de un voto (La Argentina K)
A finales de los años 70, sólo un puñado de mandatarios de izquierda en occidente siguió defendiendo dictaduras como la Unión Soviética de Stalin, la China de Mao, la Cuba de Castro, o Corea del Norte, Kim Jong-il (Si, aquel que en un juego de golf podía hacer 18 hoyos con un solo golpe).
En los últimos años, el romanticismo anterior de la izquierda del comunismo a veces que ha sido recuperado con un disfraz, pero en realidad es un socialismo-populista que maquilla a ladrones. Este socialismo-comunismo suena mejor bajo esa denominación, pero no lo es. Otros han cambiado a idealizar una edad de oro del pasado. En los EE.UU., por ejemplo, se dice que la edad de oro de la equidad se produjo entre 1930 y 1973. Sin embargo, en Estados Unidos manda la eficiencia y quien no se prepara para competir, sufre.
El discurso populista siempre hace alusiones a la justicia social. Se emplea a menudo para sugerir que una mayor fracción de los beneficios de la economía (alimentos, vivienda, atención de salud, etc.) puede y debe ser distribuido por el gobierno en lugar de por los mercados. En teoría, se podrían entregar todos nuestros ingresos a los funcionarios elegidos democráticamente y dejarlos decidir quién obtiene qué. Sin embargo, la distribución sobre la base de criterios políticos, no es necesariamente el más conveniente. Sospeche usted donde terminara su sueldo si le entregara un sobre a José López -ex secretario de obras públicas del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, hoy entrenando para las próximas olimpíadas en lanzamiento de maletas-.
El mejor ejemplo de las distribuciones puede darse en Cuba, donde ciudadanos que ganan veinte dólares por mes distribuyen habitaciones en lujosos hoteles, sin tener oportunidad de reservar una para ellos. O un granjero especializado en cultivo de tabaco que debe distribuir el 90% de sus ingresos entre funcionarios del gobierno y hacer magia para distribuir las plantas en su campo para su nueva cosecha con mil dólares, 10% de lo que podría haber recaudado en un año.
Es decir, la distribución de la riqueza en países comunistas, o populistas, es en sentido inverso. El pueblo distribuye sangre, sudor y lágrimas (Y sus alcancías) para que los líderes los puedan seguir extorsionando.
Napoleón -el cerdo, no el militar francés- la tenía clara.