Mis condolencias por la muerte de la Sargento Debra Clayton y el diputado policial Norman Lewis dos servidores de azul del norte lejano, más precisamente de Orlando, Fl. Vivieron y murieron siendo respetados por todos los ciudadanos de bien de una nación que no es indiferente y se conmociona siempre que estos inevitables hechos ocurren. Saben que cuando mueren quienes los protegen, ellos también mueren. Ahora las circunstancias de sus decesos los analizaran especialistas y servirán como tema de academia en donde seleccionarán posibles cursos de acción para perfeccionar los protocolos policiales. Sus fallecimientos no se olvidarán y servirán para que otros servidores de azul, que continúen su labor, aprendan y tengan algún margen mayor cuando como policías les llegue el momento del todo o nada en muy breves segundos.
Mientras con gran tristeza miro a mi alrededor y veo lo que sucede en este territorio llamado Argentina. Allí donde los políticos sin importar de cual signo sean, en medio de su gran soberbia e ignorancia solo se preocupan de personalizar mediante colores carnavalescos las instituciones policiales. Cambiar sus uniformes y gastar presupuestos astronómicos casi sin control, gracias a la emergencia de seguridad provocada por ellos mismos. Simultáneamente desarman y menosprecian a su policía que es la nuestra. Publicitan cuando quitan corruptos de poca monta que llevan uniforme y encubren a los privilegiados dirigentes que timan en escalas mayores. Tan mayores que convirtieron una nación inmensamente rica en un territorio donde abunda la pobreza por doquier. Mientras en la calle donde está la cruda y real verdad, policías legalmente en desventaja y sin preparación, junto a ciudadanos de bien deben hacer frente a una delincuencia embravecida por la droga y leyes benignas, en total soledad.
“Créeme, si he llegado a amar la mugre de la calle, con todos sus inconvenientes, es porque me ha librado de la mugre de la palabrería. En el fondo, mi sargento, nunca dejarás de ser un poeta”.
DOS POLICIAS HAN MUERTO
DOS POLICIAS HAN MUERTO
Mis condolencias por la muerte de la Sargento Debra Clayton y el diputado policial Norman Lewis dos servidores de azul del norte lejano, más precisamente de Orlando, Fl. Vivieron y murieron siendo respetados por todos los ciudadanos de bien de una nación que no es indiferente y se conmociona siempre que estos inevitables hechos ocurren. Saben que cuando mueren quienes los protegen, ellos también mueren. Ahora las circunstancias de sus decesos los analizaran especialistas y servirán como tema de academia en donde seleccionarán posibles cursos de acción para perfeccionar los protocolos policiales. Sus fallecimientos no se olvidarán y servirán para que otros servidores de azul, que continúen su labor, aprendan y tengan algún margen mayor cuando como policías les llegue el momento del todo o nada en muy breves segundos.
Mientras con gran tristeza miro a mi alrededor y veo lo que sucede en este territorio llamado Argentina. Allí donde los políticos sin importar de cual signo sean, en medio de su gran soberbia e ignorancia solo se preocupan de personalizar mediante colores carnavalescos las instituciones policiales. Cambiar sus uniformes y gastar presupuestos astronómicos casi sin control, gracias a la emergencia de seguridad provocada por ellos mismos. Simultáneamente desarman y menosprecian a su policía que es la nuestra. Publicitan cuando quitan corruptos de poca monta que llevan uniforme y encubren a los privilegiados dirigentes que timan en escalas mayores. Tan mayores que convirtieron una nación inmensamente rica en un territorio donde abunda la pobreza por doquier. Mientras en la calle donde está la cruda y real verdad, policías legalmente en desventaja y sin preparación, junto a ciudadanos de bien deben hacer frente a una delincuencia embravecida por la droga y leyes benignas, en total soledad.
Escribe:
Claudio Kussman
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 16, 2017