Seres prehistóricos, hoy

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  By J.G. Shear.

Si los científicos lograran resucitar dinosaurios como el Velociraptor, el Tiranosaurio rex y otros gigantes prehistóricos, la humanidad se encontraría ante una caja de Pandora de caos biológico, ecológico y ético. Si bien la idea de revivir a los dinosaurios ha cautivado la imaginación del público durante mucho tiempo, en gran parte gracias a las superproducciones de Hollywood, la realidad sería mucho más peligrosa que emocionante. La magnitud del peligro abarcaría desde la seguridad pública hasta el colapso ambiental.

Depredadores sin precedentes
Comencemos con lo obvio: dinosaurios como el T. rex y el Velociraptor fueron depredadores de la cima en ecosistemas que ya no existen. Un T. rex adulto pesaba hasta 9 toneladas, medía 3,6 metros de altura hasta la cadera y tenía una fuerza de mordida capaz de triturar huesos como palomitas de maíz. Los velociraptores, aunque más pequeños que sus homólogos cinematográficos, eran cazadores en manada rápidos e inteligentes, con garras afiladas y sentidos agudos. Estas criaturas evolucionaron en un mundo sin humanos, y sus instintos no serían compatibles con la sociedad moderna.

Si se liberaban, o si la contención fallaba, estos animales representarían una amenaza inmediata para la vida humana. Las zonas urbanas serían especialmente vulnerables. A diferencia de los depredadores modernos, los dinosaurios no reconocerían límites y su comportamiento sería impredecible. Un solo T. rex suelto en una ciudad podría causar pánico masivo, daños a la infraestructura y muertes antes de que las autoridades pudieran responder. Los velociraptores, con su agilidad e inteligencia, podían evadir la captura durante largos periodos, pudiendo anidar y reproducirse en zonas ocultas.

Catástrofe ecológica
Más allá del peligro inmediato para los humanos, la reintroducción de los dinosaurios causaría estragos en los ecosistemas. La flora y la fauna modernas han evolucionado durante millones de años sin estas especies ancestrales. Los dinosaurios no tendrían depredadores naturales, y sus hábitos alimenticios podrían diezmar la fauna local. Un dinosaurio herbívoro como el Triceratops podría consumir grandes cantidades de vegetación, superando a los herbívoros nativos y alterando los paisajes. Los carnívoros alterarían las cadenas tróficas, lo que podría llevar a la extinción a depredadores y presas más pequeños.

Incluso si los científicos intentaran aislar a estas criaturas en entornos controlados, el riesgo de escape o liberación accidental persistiría. La historia ha demostrado que las especies invasoras, como las pitones birmanas en Florida o los sapos de caña en Australia, pueden causar daños irreversibles. Los dinosaurios serían invasores a una escala nunca antes vista.

Atolladeros genéticos y éticos
La ciencia detrás de la resurrección de los dinosaurios probablemente implicaría ingeniería genética avanzada, posiblemente utilizando fragmentos de ADN antiguo combinados con genomas animales modernos. Esto plantea profundas cuestiones éticas. ¿Se considerarían estas criaturas naturales o sintéticas? ¿Tendrían derechos? ¿Podrían sufrir?

Además, el propio proceso podría producir híbridos inestables. Sin secuencias completas de ADN, los científicos podrían rellenar lagunas con genes de aves o reptiles, lo que resultaría en un comportamiento, una fisiología o incluso deformidades impredecibles. Estos “Franken-dinosaurios” podrían ser más peligrosos que sus homólogos prehistóricos, especialmente si poseen características que los hacen más adaptables a los entornos modernos.

Contención y Costo
Suponiendo que los científicos pudieran crear dinosaurios con éxito, el próximo desafío sería la contención. Las instalaciones tendrían que construirse con medidas de seguridad sin precedentes, mucho más allá de las que utilizan actualmente los zoológicos o parques naturales. Estos recintos tendrían que resistir una fuerza inmensa, evitar fugas y garantizar la salud y la seguridad tanto de los animales como del personal.

El costo de mantener tales instalaciones sería astronómico. Alimentar a un T. rex requeriría cientos de libras de carne al día. La atención médica, el control de la reproducción y la monitorización del comportamiento exigirían un equipo de especialistas. Los gobiernos y las instituciones privadas tendrían que decidir si la curiosidad científica o el valor del entretenimiento justifican el gasto y el riesgo. 

La Arrogancia Humana y la Tentación Jurásica
En última instancia, el mayor peligro podría no provenir de los propios dinosaurios, sino de la arrogancia humana. El deseo de controlar la naturaleza, de jugar a ser un dios con las especies extintas, refleja una arrogancia que la historia ha castigado una y otra vez. Las lecciones de la energía nuclear, la modificación genética y la inteligencia artificial apuntan a la misma verdad: que podamos hacer algo no significa que debamos hacerlo.

Revivir a los dinosaurios sería una maravilla científica, pero también una apuesta moral y existencial. Los riesgos para la seguridad humana, el equilibrio ecológico y la integridad ética son inmensos. En definitiva, la pregunta no es si podríamos sobrevivir en un mundo con dinosaurios. Es si alguna vez deberíamos intentar vivir en uno.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 20, 2025


 

Dinonegacionistas

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Se celebró el primer encuentro internacional de “dinonegacionismo” en la ciudad de La Plata, en Argentina, y en el que participan decenas de personas que aseguran que los dinosaurios jamás existieron.

La movilización se realiza frente al Museo Nacional de Ciencias, en donde precisamente se exhiben restos fósiles o reproducciones. “Es todo un éxito”, celebra Landucci frente a cámara, mientras una de sus seguidoras escribe a mano y en un precario pizarrón blanco el nombre del evento que ha reunido a parte de los colectivos anticiencia que se dispersan en todo el mundo. Al final, posarán juntos con el brazo derecho extendido sobre el pecho. Es el saludo terraplanista. 

El encuentro en Argentina se llevó a cabo la semana pasada pero, además de chistes y burlas por el tema de los dinosaurios, desató una polémica porque permitió visibilizar el crecimiento de los negacionistas que primero, durante la pandemia de coronavirus, descartaron la efectividad de las vacunas.

Estos grupos de personas, además, dicen que la Tierra no es redonda y que ningún hombre llegó jamás a la luna, sin presentar prueba alguna. Ahora pregonan la idea de que los dinosaurios son un invento de los científicos a los que tanto defenestran. Como en el resto de los temas, desprecian las evidencias y se apoyan en teorías de conspiración.

Laducci, quien lidera el colectivo que se reunió en La Plata, es un técnico de efectos especiales que derivó en vocero de los terraplanistas y sus derivados. El hombre es un asiduo invitado de los numerosos y controvertidos programas de YouTube que promueven colectivos anticiencia.

Se vio la posición de los manifestantes y de los científicos. Los primeros explicaron que su intención es demostrar que los dinosaurios son un mito, al igual que otras cuestiones que se enseñan desde la escuela, como que la Tierra es redonda. También pretenden cuestionar ciencias como la paleontología, que estudia los organismos vivos del pasado a través de restos fósiles.

La paleontóloga Ana López, docente de la Universidad Nacional de La Plata, recordó que el negacionismo es peligroso porque afecta la credibilidad del trabajo científico. También advirtió que los fósiles no son opiniones, sino evidencia.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Mayo 5, 2025


 

Giganotosaurus, el desconocido

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  Por Linda Santa Ana.

Este es un terópodo menos conocido del Cretácico tardío. Giganotosaurus fue uno de los depredadores más letales que jamás haya caminado sobre la Tierra. Aterrorizó el paisaje de Argentina durante millones de años.

Estos tipos eran un poco más largos y un poco más altos que el T-Rex. Aunque pesaban menos, eran igual de temibles. Estaban equipados con 76 dientes que medían entre 10 y 20 cm de largo. Además, sus dientes estaban construidos como cuchillos de cocina. Largos y delgados. Estaban diseñados para cortar profundamente y obligar a sus presas a sangrar.

Se cree que Giganotosaurus se alimentaba del poderoso Argentinosaurus. El animal más grande que jamás haya caminado sobre el planeta.

 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 24, 2024


 

¿Podríamos haber sobrevivido en la época de los dinosaurios?

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  Por J.G. Shear.

Hubiera sido extremadamente difícil. En esa época, los problemas no serían solo los dinosaurios. Claro, el T-Rex era una picadora de carne andante y un paquete de velociraptor podía convertirte en KFC más rápido de lo que podías gritar “aves de corral primitivas”, pero, durante el reinado de los dinosaurios, el maldito mundo entero era de metal.

El aire era denso y húmedo, como la axila de un gigante después de una sesión de gimnasio. Los helechos gigantes se alzaban sobre ti, la luz del sol luchaba por penetrar el denso follaje. El suelo cruje bajo tus pies: una mezcla de vegetación en descomposición y quién sabe qué limo murió aquí. Los volcanes entran en erupción con una regularidad alarmante, arrojando cenizas y bloqueando el sol, que ya es escaso.

Bienvenidos a la Era Mesozoica: es una jungla ahí fuera, literal y figurativamente. Y eso sin contar el buffet de horrores que no era un T-Rex: Insectos gigantes del tamaño de tu cabeza zumbaban por todos lados, probablemente con gusto por los bocadillos sudorosos de los primates. Cocodrilos más grandes que tu casa acechaban en los pantanos, y quién sabe qué acechaba en las oscuras profundidades de los océanos primigenios. Incluso las plantas estaban dispuestas a hacerte daño: algunas tenían espinas desagradables o toxinas que podían convertir tus entrañas en un batido prehistórico. 

Encontrar comida decente sería otra misión épica. Olvídate del delivery (entrega)  de pizzas: las plantas con flores, la base de la mayoría de las dietas modernas, aún no habían aparecido. Tu menú se limitaría a helechos masticables, frutas extrañas y algún que otro lagarto escuálido. Buena suerte si quieres aumentar tu masa muscular para tu próximo partido de fútbol prisionero con dinosaurios.

El agua sería otro desafío. Si bien había muchos ríos y lagos, probablemente estarían repletos de parásitos y otras sorpresas desagradables.

En resumen: Sobrevivir a la época de los dinosaurios no habría sido un paseo por el Parque Jurásico.

 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 6, 2024