Una exploración de nuestros orígenes

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  Por Courtney Bauer.

La pregunta de quién fue el primer ser humano en la Tierra ha intrigado a científicos, historiadores y filósofos durante siglos. Si bien las tradiciones religiosas suelen atribuir el origen de la humanidad a un solo individuo, la investigación científica apunta a un proceso evolutivo más complejo. La aparición del Homo sapiens, la especie a la que pertenecen todos los humanos modernos, fue un desarrollo gradual influenciado por la genética, los cambios ambientales y las adaptaciones para la supervivencia.

El primer ser humano no fue un solo individuo, sino el resultado de un largo viaje evolutivo. Los científicos creen que el Homo sapiens apareció por primera vez en África hace unos 300.000 años. Estos primeros humanos evolucionaron a partir de especies anteriores como el Homo erectus, que ya dominaba el uso de herramientas y el fuego. La evidencia fósil de yacimientos en Marruecos, Etiopía y Sudáfrica sugiere que los primeros Homo sapiens eran cazadores y recolectores, adaptándose a su entorno mediante la cooperación social y la innovación.

Una de las preguntas clave sobre el primer ser humano es qué características definen a la humanidad. El Homo sapiens se distingue de los homínidos anteriores por sus complejas funciones cerebrales, sus habilidades lingüísticas y su avanzada destreza para fabricar herramientas. A diferencia de sus predecesores, los primeros humanos desarrollaron prácticas culturales, como arte y rituales, lo que indica una mayor conciencia de la existencia.

Los primeros humanos vivían en pequeños grupos, formando comunidades que dependían de la caza, la pesca y la recolección de alimentos para sobrevivir. Estos grupos migraron a través de África y finalmente se extendieron a Asia, Europa y Australia, adaptándose a diferentes climas y entornos. Descubrimientos arqueológicos, como pinturas rupestres, sitios de enterramiento y armas primitivas, evidencian la capacidad de los primeros humanos para comunicarse, organizarse e innovar.

La genética moderna ha desempeñado un papel crucial en el rastreo del origen del Homo sapiens. Estudios de ADN sugieren que todos los humanos actuales comparten una ascendencia común en África, a menudo denominada la hipótesis de la “Eva Mitocondrial”. Si bien esto no significa que el primer humano fuera una sola persona, confirma que las poblaciones humanas han evolucionado a partir de un linaje genético compartido.

Muchas tradiciones religiosas ofrecen perspectivas únicas sobre el primer humano. En el cristianismo, Adán y Eva son descritos como los primeros humanos creados por Dios, mientras que en el hinduismo, Manu es considerado el progenitor de la humanidad. Estas historias resaltan la búsqueda de significado e identidad de la humanidad, reflejando profundas interpretaciones filosóficas de la existencia.

La búsqueda del primer ser humano es un viaje tanto científico como filosófico. Si bien la evolución proporciona un marco claro para comprender los orígenes biológicos de la humanidad, las narrativas culturales y religiosas continúan moldeando nuestra percepción de nuestro origen. La historia de los primeros humanos no trata de un solo individuo, sino de una evolución colectiva que condujo a la increíble diversidad y complejidad de la vida actual.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Abril 10, 2025


 

HAY ESPERANZAS

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espanadero-carlos Por Carlos Españadero

 

 La revolución de los enloquecidos de la década del 70, no pudieron imaginar que alguien pudiera superarlo. Prometían mejorar a Dios, con la creación del “hombre y la mujer nueva”. Solo lograron, empobrecer su nación con la corrupción; envilecer la democracia con el totalitarismo, y a su pueblo con el engaño; sumergirlo en la indefensión.

Pero la Humanidad, aún al margen de brillantes pensadores, sigue avanzando en el camino que no admite retrocesos, que nos alienta a vivir en este mundo hoy también muy lamentable, pero menos que el de ayer.

 hay2 Es que la evolución ha sido siempre la visión positiva del progreso. Al revés de la revolución que reparte muerte, desolación, crímenes sin sentido, persecuciones, justificando sus crueldades con promesas inalcanzables.

La evolución no tiene dueños. Su camino está regado por la lucha de humanos, que hicieron lo que pudieron y sufrieron lo que no merecían, para dejar a sus hijos un mundo mejor.

Y es anónima, es silenciosa, es sufriente, pero lo suficientemente fuerte para llegar un poco mas adelante.

En esta lucha silenciosa, hay una herramienta importante, mientras no caiga en manos de “revolucionarios”: la ciencia. Por supuesto, la ciencia de los investigadores, no de los fatuos, la ciencia que sin títulos rimbombantes van dejando sus productos, y ya en el siglo XXI, con un avance que parece incontenible.

Pero la verdadera ciencia, no se nutre con valiosos títulos que encubren la necedad de sus portantes. No basta decir soy científico, hay que entregar resultados; porque sin ellos no tienen sentido.

Todo esto viene a cuento, al leer entre la multitud de logros que día a día conocemos, el siguiente:

 

La importancia de un diagnóstico precoz

La tecnología no solo nos ayuda a curar enfermedades, también es una herramienta muy útil para el diagnóstico. La última invención en este aspecto es una máquina diseñada por los investigadores del Instituto de Tecnología de Israel para detectar enfermedades con solo el aliento del paciente.

Como quien sopla un alcoholímetro, con este aparato se van a poder diagnosticar hasta 17 enfermedades, como Párkinson, Crohn, esclerosis múltiple, enfermedades renales y cánceres incluyendo cáncer de pulmón, colorrectal, próstata y ovarios.

Quizás aún no seamos capaces de acabar definitivamente con el cáncer o de encontrar una forma de frenar las enfermedades degenerativas, pero un diagnóstico temprano puede mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufran estas enfermedades.

hay3¡Qué maravilla es esto! ¿Será para llenar Plaza Mayo o para salvar individualmente, quizás sin gran inversión ni bambolla muchas vidas?

Esa es un pequeñísimo ejemplo de la evolución de la Humanidad. ¡Se logró y no tiene vuelta!

Claro que como preso político, guerrero al fin, castigado por cumplir el deber ni hacer lo que no hizo, pero que revolucionarios (políticos, jueces, fiscales, periodistas, advenedizos) fabrican para empujándose entre sí, ocupar con el mármol el recuerdo inmerecido. Y desde mi interior, fuerza por salir un mal pensamiento: ¡Ojalá la ciencia logra en su implacable camino, poder diagnosticar con el aliento las absurdas e insanables ambiciones!

Pero me contengo y me reto. ¡Gracias investigadores, que implacablemente buscan mejorar la calidad de vida de la Humanidad! No pierdan tiempo en mi mal pensamiento.

En el largo camino de la evolución, en el mientras tanto, muchos pagamos y seguiremos pagando el precio de la vanidad e impunidad de los que detentan el poder, sea el que sea su status, como dice nuestro acertado tango “Cambalache”. Si lo tiene escúchelo.

 


 


PrisioneroEnArgentina.com

Enero 12, 2017