Henry David Thoreau nació en Concord, Massachusetts, el 12 de julio de 1817. Después de asistir a la Universidad de Harvard (1833-1837), se unió a su hermano para establecer su propia escuela en Concord.
Thoreau amaba la naturaleza y pasaba la mayor parte de su tiempo libre explorando el campo local. Después de la muerte de su hermano en 1841, Thoreau fue invitado a quedarse con su amigo, el filósofo Ralph Waldo Emerson. Thoreau también comenzó a escribir durante este período y algunos de sus poemas aparecieron en The Dial.
En 1845, Thoreau se construyó una casa en el bosque en un terreno propiedad de Emerson. Al año siguiente fue encarcelado por negarse a pagar el impuesto de capitación. Su oposición a la guerra mexicana resultó en el influyente ensayo Desobediencia civil (1849). El argumento de Thoreau de que estaba moralmente justificado resistir pacíficamente las leyes injustas inspiró a los estadounidenses involucrados en la lucha contra la esclavitud y la lucha por los derechos sindicales y el sufragio femenino.
El libro más popular de Thoreau, Walden (1854), fue un largo ensayo autobiográfico en el que expuso sus ideas sobre cómo el individuo debería vivir su vida. En el libro describe su experimento de autosuficiencia de dos años (1845-47). Thoreau escribió y dio conferencias contra la esclavitud y durante muchos años fue miembro del Ferrocarril Subterráneo. y fue un amigo cercano del abolicionista radical, John Brown.
La mayor parte del trabajo de Thoreau se publicó después de su muerte por tuberculosis el 6 de mayo de 1862. Esto incluyó Excursions (1863), The Maine Woods (1864), Cape Cod (1865) y A Yankee in Canada (1866). La inmensa colección de diarios de Thoreau se publicó en 1906 en 14 volúmenes.
En el instante en que mi padre publicó su artículo Todos Juntos Gritemos: ¡Basta!, ese basta tomó en un gran porcentaje, el curso equivocado. Basta de injusticia, basta de crueldad, basta de muerte, son proclamas venerables, pero ese “basta” tenía y tiene el sentido de reacción. Aquellos damnificados por las leyes rotas bajo las cuales son juzgados, deben elevar la cabeza y no esconderla para levantarse contra el abuso, el absurdo y la iniquidad.
El hecho de que sea legal y permisible por los estándares del gobierno no significa que se deba permitir pasivamente la injusticia y permitir que el mal ocurra. De acuerdo a Alberdi, “No todo lo legal es justo”. Henry David Thoreau, el Padre de la Desobediencia Civil, no tuvo una lucha tan impactante como un Martin Luther King o un Mohandas K. Gandhi, pero su legado si fue más importante. Thoreau mostró desobediencia civil al negarse a pagar los impuestos que ayudaban en la lucha por la esclavitud. Pese a que no tuvo un gran papel en esta reyerta, si lo tuvo su obra. Muchos de los momentos más tétricos de la historia fueron disfrazados bajo el marco de la acción del gobierno, donde la faena fue facilitada por el falso pretexto de la ley y el orden y el mal se llevó a cabo a través de los jeroglíficos del nacionalismo, comunismo o el populismo.
La esclavitud era legal. La expulsión forzada y la opresión de los pueblos originarios era legal. El Holocausto era legal. La segregación era legal. Las purgas estalinistas eran legales. Prohibir a las mujeres votar era legal. La encarcelación masiva de ciudadanos japoneses americanos era legal. Incluso hoy en día, el racismo sistémico y los sesgos infligidos a numerosas personas en este universo son alimentados por las leyes y políticas que, por tiranía, teología o cambios en los códigos de justicia, destrozando las libertades civiles de las personas, se tornan “legales”.
El argumento más convincente que muestra la falta de confianza de un gobierno en lo que respecta a autoridad moral podría ilustrarse con lo que debería llamar una anécdota. Si Sócrates existió o no, en este caso no interesa. Lo que importa son sus enseñanzas (o la de Platón). Sócrates fue acusado, enjuiciado, sentenciado y “ajusticiado” -para utilizar una palabra tan controversial en nuestros días-. Fue un acto “legal”, tal vez no justo. En el mismo contexto, moral y espiritual, para los cristianos (Por la salud de este argumento, adoptaré la atribución y sin discutirla históricamente) que envuelve a una gran parte de militares y demás miembros de Fuerzas de Seguridad argentinas, hoy víctimas de la parodia “legal”, esta razón: el mismo Jesucristo fue arrestado, sometido a juicio y crucificado legalmente, dentro de las leyes del Imperio Romano.
Mencioné al doctor King, un hombre de fe, que vio cercenados sus caminos justamente por la Iglesia. Durante las protestas y con el propósito de obtener apoyo y refugio, King recurrió a los líderes de las iglesias cristianas de los alrededores para recibir un eco: Según las epístolas de Pablo, un cristiano debe regocijarse de su sufrimiento en pos de sus creencias. También el Preso Político argentino se enfrenta a esta premisa. La Iglesia argentina es nula, y -en cuanto a este tema- el Papa Francisco es mudo.
El “pecado” de los caprichos gubernamentales no siempre es obvio para los privilegiados, los que no los sufren, o para los que están aferrados al barco del poder. Ni siquiera reconocido por los que están en ese poder, enfrentado por sus mayores beneficiarios, o admitido por aquellos que quieren dar a su país – su hogar – el beneficio de la duda. Es tentador ver a un país como un sistema burocrático, con políticos que hacen su trabajo, y legisladores que hacen su trabajo, y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley simplemente hacen su trabajo. Cuando un presidente, por ejemplo, el ingeniero Macri, habla de una Justicia Independiente, en una Casa de la Ley donde todos quiebran la misma, hace su trabajo: Proclama sin adaptarse a la realidad. No quiero sugerir que desvía la atención o miente. La hipótesis de que desconoce el tema fue destrozada por su mismo Ministro de Justicia. El doctor Garavano fue claro al anunciar el abuso de las prisiones preventivas casi eternas para aquellos acusados de lesa humanidad. Pero la maldad (O indiferencia del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas) rutinariamente se encierra en tales atavíos: la tentación por el orgullo populista, gritar su respeto por el deber cívico -equivocado o no- y el celo patriótico disfrazado bajo una montaña de Memoria fabricada, Verdad corrompida, y Justicia manipulada.
Cada vez que un gobierno intenta promulgar una nueva legislación (Como Cecilia Moreau y su insólita Ley bozal) o un presidente expresa un pensamiento equivocado, los ciudadanos deben decidir cómo se alinea con su misión final y elegir los pasos seguir en consecuencia o someterse.
Desafortunadamente, muchos prisioneros ilegalmente arrestados permanecen callados, pasivos o incluso están apoyando activamente las políticas de un gobierno que les sepulta hora tras hora por no perder su acogedor calabozo o una dadiva también llamada prisión domiciliaria. Un gobierno que está perjudicando a la gente y destruyendo familias no merece tal actitud.
Si usted es católico, de acuerdo a la Biblia, Jesucristo reaccionó. Si usted es cristiano sin denominación, recuerde que el doctor King reaccionó. Así sus destinos fueron drásticos, el legado para la humanidad aún perdura. Creyendo que existía una Justicia Divina o un Juicio Final, los Hombres prefieren combatir por la imparcialidad, de pie, erguidos sobre la tierra.
Thoreau
◘
Por Eglee Bishop.
Henry David Thoreau nació en Concord, Massachusetts, el 12 de julio de 1817. Después de asistir a la Universidad de Harvard (1833-1837), se unió a su hermano para establecer su propia escuela en Concord.
Thoreau amaba la naturaleza y pasaba la mayor parte de su tiempo libre explorando el campo local. Después de la muerte de su hermano en 1841, Thoreau fue invitado a quedarse con su amigo, el filósofo Ralph Waldo Emerson. Thoreau también comenzó a escribir durante este período y algunos de sus poemas aparecieron en The Dial.
En 1845, Thoreau se construyó una casa en el bosque en un terreno propiedad de Emerson. Al año siguiente fue encarcelado por negarse a pagar el impuesto de capitación. Su oposición a la guerra mexicana resultó en el influyente ensayo Desobediencia civil (1849). El argumento de Thoreau de que estaba moralmente justificado resistir pacíficamente las leyes injustas inspiró a los estadounidenses involucrados en la lucha contra la esclavitud y la lucha por los derechos sindicales y el sufragio femenino.
El libro más popular de Thoreau, Walden (1854), fue un largo ensayo autobiográfico en el que expuso sus ideas sobre cómo el individuo debería vivir su vida. En el libro describe su experimento de autosuficiencia de dos años (1845-47). Thoreau escribió y dio conferencias contra la esclavitud y durante muchos años fue miembro del Ferrocarril Subterráneo. y fue un amigo cercano del abolicionista radical, John Brown.
La mayor parte del trabajo de Thoreau se publicó después de su muerte por tuberculosis el 6 de mayo de 1862. Esto incluyó Excursions (1863), The Maine Woods (1864), Cape Cod (1865) y A Yankee in Canada (1866). La inmensa colección de diarios de Thoreau se publicó en 1906 en 14 volúmenes.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 28, 2023
El Significado del ¡Basta!
Por Fabian Kussman.
En el instante en que mi padre publicó su artículo Todos Juntos Gritemos: ¡Basta!, ese basta tomó en un gran porcentaje, el curso equivocado. Basta de injusticia, basta de crueldad, basta de muerte, son proclamas venerables, pero ese “basta” tenía y tiene el sentido de reacción. Aquellos damnificados por las leyes rotas bajo las cuales son juzgados, deben elevar la cabeza y no esconderla para levantarse contra el abuso, el absurdo y la iniquidad.
El hecho de que sea legal y permisible por los estándares del gobierno no significa que se deba permitir pasivamente la injusticia y permitir que el mal ocurra. De acuerdo a Alberdi, “No todo lo legal es justo”. Henry David Thoreau, el Padre de la Desobediencia Civil, no tuvo una lucha tan impactante como un Martin Luther King o un Mohandas K. Gandhi, pero su legado si fue más importante. Thoreau mostró desobediencia civil al negarse a pagar los impuestos que ayudaban en la lucha por la esclavitud. Pese a que no tuvo un gran papel en esta reyerta, si lo tuvo su obra. Muchos de los momentos más tétricos de la historia fueron disfrazados bajo el marco de la acción del gobierno, donde la faena fue facilitada por el falso pretexto de la ley y el orden y el mal se llevó a cabo a través de los jeroglíficos del nacionalismo, comunismo o el populismo.
La esclavitud era legal. La expulsión forzada y la opresión de los pueblos originarios era legal. El Holocausto era legal. La segregación era legal. Las purgas estalinistas eran legales. Prohibir a las mujeres votar era legal. La encarcelación masiva de ciudadanos japoneses americanos era legal. Incluso hoy en día, el racismo sistémico y los sesgos infligidos a numerosas personas en este universo son alimentados por las leyes y políticas que, por tiranía, teología o cambios en los códigos de justicia, destrozando las libertades civiles de las personas, se tornan “legales”.
El argumento más convincente que muestra la falta de confianza de un gobierno en lo que respecta a autoridad moral podría ilustrarse con lo que debería llamar una anécdota. Si Sócrates existió o no, en este caso no interesa. Lo que importa son sus enseñanzas (o la de Platón). Sócrates fue acusado, enjuiciado, sentenciado y “ajusticiado” -para utilizar una palabra tan controversial en nuestros días-. Fue un acto “legal”, tal vez no justo. En el mismo contexto, moral y espiritual, para los cristianos (Por la salud de este argumento, adoptaré la atribución y sin discutirla históricamente) que envuelve a una gran parte de militares y demás miembros de Fuerzas de Seguridad argentinas, hoy víctimas de la parodia “legal”, esta razón: el mismo Jesucristo fue arrestado, sometido a juicio y crucificado legalmente, dentro de las leyes del Imperio Romano.
Mencioné al doctor King, un hombre de fe, que vio cercenados sus caminos justamente por la Iglesia. Durante las protestas y con el propósito de obtener apoyo y refugio, King recurrió a los líderes de las iglesias cristianas de los alrededores para recibir un eco: Según las epístolas de Pablo, un cristiano debe regocijarse de su sufrimiento en pos de sus creencias. También el Preso Político argentino se enfrenta a esta premisa. La Iglesia argentina es nula, y -en cuanto a este tema- el Papa Francisco es mudo.
El “pecado” de los caprichos gubernamentales no siempre es obvio para los privilegiados, los que no los sufren, o para los que están aferrados al barco del poder. Ni siquiera reconocido por los que están en ese poder, enfrentado por sus mayores beneficiarios, o admitido por aquellos que quieren dar a su país – su hogar – el beneficio de la duda. Es tentador ver a un país como un sistema burocrático, con políticos que hacen su trabajo, y legisladores que hacen su trabajo, y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley simplemente hacen su trabajo. Cuando un presidente, por ejemplo, el ingeniero Macri, habla de una Justicia Independiente, en una Casa de la Ley donde todos quiebran la misma, hace su trabajo: Proclama sin adaptarse a la realidad. No quiero sugerir que desvía la atención o miente. La hipótesis de que desconoce el tema fue destrozada por su mismo Ministro de Justicia. El doctor Garavano fue claro al anunciar el abuso de las prisiones preventivas casi eternas para aquellos acusados de lesa humanidad. Pero la maldad (O indiferencia del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas) rutinariamente se encierra en tales atavíos: la tentación por el orgullo populista, gritar su respeto por el deber cívico -equivocado o no- y el celo patriótico disfrazado bajo una montaña de Memoria fabricada, Verdad corrompida, y Justicia manipulada.
Cada vez que un gobierno intenta promulgar una nueva legislación (Como Cecilia Moreau y su insólita Ley bozal) o un presidente expresa un pensamiento equivocado, los ciudadanos deben decidir cómo se alinea con su misión final y elegir los pasos seguir en consecuencia o someterse.
Desafortunadamente, muchos prisioneros ilegalmente arrestados permanecen callados, pasivos o incluso están apoyando activamente las políticas de un gobierno que les sepulta hora tras hora por no perder su acogedor calabozo o una dadiva también llamada prisión domiciliaria. Un gobierno que está perjudicando a la gente y destruyendo familias no merece tal actitud.
Si usted es católico, de acuerdo a la Biblia, Jesucristo reaccionó. Si usted es cristiano sin denominación, recuerde que el doctor King reaccionó. Así sus destinos fueron drásticos, el legado para la humanidad aún perdura. Creyendo que existía una Justicia Divina o un Juicio Final, los Hombres prefieren combatir por la imparcialidad, de pie, erguidos sobre la tierra.
Fabian Kussman
email@PrisioneroEnArgentina.com
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 3, 2017