Hasta diciembre de 2015 los argentinos, o mejor dicho, poco más del cincuenta por ciento de los argentinos estábamos convencidos que el relato kirchnerista terminaba con el cambio de gobierno que la presidente saliente no quiso entregar al entrante… algo insólito que ya quedó en el pasado pero que no hay que olvidar.
Sin embargo, por esas cosas repugnantes que tiene la política, el nuevo gobierno, en materia de derechos humanos, no sólo no terminó con el relato de la mentira del terrorismo, genocidio y los desaparecidos, sino que lo profundizó a niveles que hasta ni Maquiavelo hubiese imaginado como estrategia para mantenerse en el poder.
En efecto, cuando Mauricio Macri dijo en plena campaña electoral que iba a terminar con el curro de los derechos humanos –dicho por el cual logró el apoyo total de la clase media argentina– , no lo hizo por demagogia ni tampoco por oportunismo político, lo hizo porque ese es su verdadero pensamiento, porque está convencido que el tema de los derechos humanos en la Argentina es un gran curro que sirvió para que muchos terroristas se enriquecieran con arbitrarias, excesivas y desmedidas indemnizaciones.
Pero la realidad nefasta de la Argentina sin Patriotas, sin hombres probos y virtuosos en el poder, hizo que Mauricio Macri pareciera Gramsci al lado de Kristina cuando convalidó la política de ésta ante los principales líderes mundiales.
Verlo arrojar flores en el Río de la Plata en homenaje a los miembros del terrorismo subversivo acontecido en la Argentina, independientemente si murieron arrojados de un avión, en pleno combate con las Fuerzas del Orden de la Nación, o ajusticiados por sus propias organizaciones, sin dudas es una muestra de hipocresía humana y política que sobrepasa los límites de lo ético y moral.
Pero, si bien los argentinos siempre, en todos los órdenes de la vida damos la nota por nuestra transgresión innata, en materia de hipocresía podemos asegurar que no estamos solos. En efecto, la conducta de Obama, Hollande y recientemente Merkel tirando flores al río por los terroristas muertos, cuando ellos en sus países sufren a diario sus sangrientas consecuencias, a las claras nos habla de la gran falsedad que predomina en los supuestos grandes líderes mundiales y de la confusión que siembran en la humanidad. O como alguien dijo por ahí, “¿acaso el terrorismo argentino es bueno y el del resto del mundo malo?”.
Si al menos junto con esos actos, el gobierno hubiese tenido el tino de rendirle homenaje a San Martín y los caídos en Malvinas, todo hubiese quedado como un acto protocolar, pero de este modo se instala que los únicos héroes argentinos son los terroristas.
Cuesta creerlo, pero es verdad, el presidente actual de los argentinos, Mauricio Macri, oficializó ante el mundo una flagrante mentira. Y el mundo confundido y aturdido, sobre esa base creerá que, la mentira es lo cierto y lo cierto es la mentira.
“Líderes mundiales y el relato argentino”
Escribe el ex Mayor Hugo R. Abete.
Hasta diciembre de 2015 los argentinos, o mejor dicho, poco más del cincuenta por ciento de los argentinos estábamos convencidos que el relato kirchnerista terminaba con el cambio de gobierno que la presidente saliente no quiso entregar al entrante… algo insólito que ya quedó en el pasado pero que no hay que olvidar.
Sin embargo, por esas cosas repugnantes que tiene la política, el nuevo gobierno, en materia de derechos humanos, no sólo no terminó con el relato de la mentira del terrorismo, genocidio y los desaparecidos, sino que lo profundizó a niveles que hasta ni Maquiavelo hubiese imaginado como estrategia para mantenerse en el poder.
En efecto, cuando Mauricio Macri dijo en plena campaña electoral que iba a terminar con el curro de los derechos humanos –dicho por el cual logró el apoyo total de la clase media argentina– , no lo hizo por demagogia ni tampoco por oportunismo político, lo hizo porque ese es su verdadero pensamiento, porque está convencido que el tema de los derechos humanos en la Argentina es un gran curro que sirvió para que muchos terroristas se enriquecieran con arbitrarias, excesivas y desmedidas indemnizaciones.
Pero la realidad nefasta de la Argentina sin Patriotas, sin hombres probos y virtuosos en el poder, hizo que Mauricio Macri pareciera Gramsci al lado de Kristina cuando convalidó la política de ésta ante los principales líderes mundiales.
Verlo arrojar flores en el Río de la Plata en homenaje a los miembros del terrorismo subversivo acontecido en la Argentina, independientemente si murieron arrojados de un avión, en pleno combate con las Fuerzas del Orden de la Nación, o ajusticiados por sus propias organizaciones, sin dudas es una muestra de hipocresía humana y política que sobrepasa los límites de lo ético y moral.
Pero, si bien los argentinos siempre, en todos los órdenes de la vida damos la nota por nuestra transgresión innata, en materia de hipocresía podemos asegurar que no estamos solos. En efecto, la conducta de Obama, Hollande y recientemente Merkel tirando flores al río por los terroristas muertos, cuando ellos en sus países sufren a diario sus sangrientas consecuencias, a las claras nos habla de la gran falsedad que predomina en los supuestos grandes líderes mundiales y de la confusión que siembran en la humanidad. O como alguien dijo por ahí, “¿acaso el terrorismo argentino es bueno y el del resto del mundo malo?”.
Si al menos junto con esos actos, el gobierno hubiese tenido el tino de rendirle homenaje a San Martín y los caídos en Malvinas, todo hubiese quedado como un acto protocolar, pero de este modo se instala que los únicos héroes argentinos son los terroristas.
Cuesta creerlo, pero es verdad, el presidente actual de los argentinos, Mauricio Macri, oficializó ante el mundo una flagrante mentira. Y el mundo confundido y aturdido, sobre esa base creerá que, la mentira es lo cierto y lo cierto es la mentira.
Sólo Dios salvará a la Patria.
¡Por Dios y por la Patria!
Hugo Reinaldo Abete
Ex Mayor E.A.
PrisioneroEnArgentina.com
Hunio 10, 2017