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  Por Karen Boyd.

No es casualidad que uno de los principales líderes de Hamás, Ismail Haniyeh, residiera de forma lujosa y segura en Qatar durante el ataque del 7 de octubre. Tampoco es casualidad que Irán, el país que ha financiado a Hamás, Hezbolá y los hutíes, no estuviera cerca de Gaza durante el ataque.

Tanto los propios líderes de Hamás como quienes los financian (Irán, en su mayor parte) sabían que Israel respondería con fuego y furia después de su ataque. Fueron lo suficientemente inteligentes como para evitar la destrucción y, en cambio, permitieron que tanto los combatientes leales de Hamás en el terreno como los civiles comunes sufrieran la represalia.

Entonces, la pregunta obvia: ¿por qué atacar en primer lugar si Israel los diezmaría?

Bueno, la respuesta es simple: para influir en la opinión pública en general. Hamás e Irán saben que cuando Israel responda, los civiles que los terroristas tienen como escudos humanos serán los que sufrirán. Así que utilizan ese hecho para publicitar una crisis humanitaria y convertir a Israel en el villano ante el resto del mundo.

Definitivamente funcionó.

El objetivo de Hamás era poner a otros países internacionales en contra de Israel. Lograr eso será un paso más hacia el objetivo final que han tenido durante décadas: la destrucción total del Estado judío.

El hecho de que sus propios combatientes y sus propios civiles estén muriendo en el proceso es simplemente un precio que Hamás está más que dispuesto a pagar. 

 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 9, 2024