Leo Ryan y la Tragedia de Jonestown

Share

  Por Michael Rossovich.

El congresista Leo Ryan fue un decidido defensor de la justicia y los derechos humanos, pero su nombre quedó trágicamente ligado a uno de los momentos más oscuros de la historia estadounidense: la Masacre de Jonestown. Su trascendental visita al asentamiento del Templo del Pueblo en Guyana en 1978 condujo a su asesinato y a la muerte masiva de más de 900 personas. Su legado sigue siendo el de un político intrépido dispuesto a arriesgarse por la verdad.

Ryan

 Nacido en 1925, Leo Ryan fue un congresista californiano conocido por su enfoque investigativo directo. Creía en presenciar las injusticias de primera mano antes de actuar. Ya fuera trabajando como maestro sustituto para comprender las deficiencias de la educación pública o visitando prisiones sin previo aviso, Ryan estaba profundamente comprometido con la investigación de problemas sociales. Cuando surgieron informes preocupantes sobre Jim Jones y su Templo del Pueblo, Ryan decidió investigar personalmente.

A finales de la década de 1970, Jim Jones había trasladado a sus seguidores de California a Jonestown, Guyana, prometiéndoles una comunidad socialista idílica, libre de opresión. Sin embargo, testimonios inquietantes de desertores y familiares preocupados sugerían que Jonestown era más bien un campo de prisioneros, dominado por el miedo, la vigilancia y la manipulación psicológica. Los seguidores supuestamente sufrían castigos, desnutrición y trabajos forzados. Ryan, decidido a verificar estas afirmaciones, organizó una misión de investigación en noviembre de 1978.

A su llegada, Ryan y su delegación se reunieron con los miembros del templo. Algunos expresaron su alegría, pero otros suplicaron en secreto que los dejaran marchar. Cuando Ryan anunció que cualquiera que quisiera regresar a casa con él podía hacerlo, Jim Jones se inquietó. Ryan iba a partir con un pequeño grupo de desertores, pero la tragedia azotó la pista de aterrizaje cercana. Los fieles del templo, temerosos de ser descubiertos, abrieron fuego y mataron a Ryan, periodistas y desertores.

Jones

Tras el asesinato de Ryan, Jones ordenó un asesinato-suicidio en masa, convenciendo a sus seguidores de que estaban siendo atacados y no tenían esperanza. Más de 900 hombres, mujeres y niños bebieron ponche con cianuro o fueron inyectados a la fuerza. Fue la mayor pérdida deliberada de vidas estadounidenses en un solo evento hasta el 11 de setiembre.

La valentía de Ryan condujo a un mayor escrutinio de las sectas, el control mental y la supervisión gubernamental de las organizaciones religiosas. Su muerte impulsó la creación de leyes que protegían a los ciudadanos de grupos coercitivos, incluyendo regulaciones más estrictas para las organizaciones que alegaban estar exentas de impuestos. Su hija, Patricia Ryan, se convirtió en una defensora de la lucha contra las sectas destructivas, manteniendo su compromiso con la verdad.

El legado de Leo Ryan es de intrépida indagación y sacrificio. Su disposición a afrontar realidades peligrosas le costó la vida, pero arrojó luz sobre las devastadoras consecuencias de la lealtad ciega y la manipulación carismática. Su nombre sigue siendo sinónimo de integridad periodística y política, un recordatorio de que la búsqueda de la verdad puede tener un alto precio.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 2, 2025


 

LESA: Y DALE CON LA VISITA A EZEIZA…

Share

  Por Dr. Gonzalo Miño.

En los años 80 un popular imitador cómico, popularizó una frase del entonces director técnico de la selección argentina de futbol: “… y dale con Pernía… y dale con Pernía”.

Esa frase había sido efectivamente proferida en un conferencia de prensa, cuando en vísperas del Mundial de Futbol del año 1978, el entrenador de la selección nacional respondía a los reiterados embates de la prensa por la falta de inclusión del entonces defensor de Boca Juniors en el equipo nacional, al cual había reemplazo por el defensor Olguín de San Lorenzo. Concretamente expresó: “Y dale con Pernía…. Y dale con Pernía… Saben cómo me tienen con Pernía…”

Esta frase se convirtió rápidamente en un latiguillo de todos los argentinos, y cada vez que alguien, en alguna reunión insistía una y otra vez con un mismo tema, otro le respondía: “Y dale con Pernía….”

Hoy casi cuarenta años después y emulando esa famosa frase, en el mundo lesa ya se dice: “Y dale con Ezeiza… y dale con la visita a Ezeiza… saben cómo nos tienen con Ezeiza”.

Y es que, una y otra vez los organismos de derechos humanos vuelven con este tema, reclamando sanciones a los diputados que fueron a visitar a condenados en una cárcel, declamando el cese de la impunidad.

NO SE PUEDE DEJAR DE PREGUNTAR: ¿QUÉ IMPUNIDAD QUIEREN QUE CESE? SI DESDE HACE VEINTE AÑOS SE VIENEN JUZGADO Y CONDENANDO A MILITARES Y POLICÍAS, EN REITERADOS JUICIOS, ENCIMA A LA PENA MÁXIMA. SI DURANTE ESTE GOBIERNO SE HAN ACELERADO LAS CAUSAS, SE HAN ABIERTOS NUEVAS Y HASTA SE HAN REVOCADO DETENCIONES EN MODALIDAD DOMICILIARIA Y LIBERTADES CONDICIONALES.

Blasfeman contra un gobierno que ha mantenido el status jurídico de los juicios denominados “de lesa” tal cual lo hicieron los gobiernos anteriores, manteniendo la intervención estatal, a través de la querella de la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación en los mismos. Maldicen a un Presidente que se ha cansado de decir que este tema “no está en su agenda” y a una Ministra de Seguridad que digo “que no visitaría a genocidas”, ergo nada harán por este tema.

ASI ES. LOS FUNCIONARIOS DE ESTE ACTUAL GOBIERNO SE HAN HARTADO DE DECIR NO SOLO QUE ESTE TEMA NO ESTA EN AGENDA SINO TAMBIEN QUE NO VAN A METERSE CON LAS DECISIONES JUDICIALES DE ESTOS JUICIOS, PUES NO CORRESPONDE AL ÁMBITO DEL EJECUTIVO. Claro lo que callan es que esas decisiones judiciales emanan de una Justicia cooptada por jueces militantes o complacientes con esas orgas, que hacen lo que es “políticamente correcto”, según el relato que impusieron desde hace casi veinte años, con  el cual comulgan sea por creencia ideológica o por comodidad; aceptado además, sin chistar, por un poder político, más preocupado por sus propios intereses que por la verdad y la legalidad.    

Se reitera hasta el hartazgo, ante lo cual las orgas se hacen bien las distraídas, que esas personas visitadas por los diputados nacionales fueron investigadas, juzgadas y condenadas. ¿DE QUE IMPUNIDAD HABLAN ENTONCES?

Está bien que un Presidente de la Nación, como hizo Alberto Fernandez, vaya a visitar a Milagros Salas pero está mal que legisladores nacionales visiten a personas condenadas por “lesa”.  El artículo 16 de la Constitución Nacional diga que “Todos sus habitantes son iguales ante la ley” o que art. 8 de la Ley 24660 (de ejecución penal) establezca que “Las normas de ejecución serán aplicadas sin establecer discriminación o distingo alguno en razón de raza, sexo, idioma, religión, ideología, condición social o cualquier otra circunstancia”; parecen ser meras coqueterías legales que no se aplica a los “de lesa”, según el credo de las orgas de los derechos humanos.

Como dijo irónicamente un profesor de derecho alguna vez: “la ley es igual para todos…. pero hay algunos más iguales que otros”.

Todo esto ha llevado al Ministerio Público Fiscal, donde la idoneidad para ser parte de ese organismo es haber sido militante nacional y popular o querellante anteriormente por HIJOS, a acelerar estas causas -al divisar que no hay cambio de política alguna- sosteniendo que “debe darse prioridad a estos juicios antes que cualquier otro”, retrasando así todas las demás causas, incluso la de NARCOTRAFICO, para celebrar únicamente juicios “de lesa”, incluso en simultaneo en la misma jurisdicción y ante diferentes tribunales.  La excusa es que no puede haber “impunidad biológica”.  A VER  SI TODAVIA A UN IMPUTADO EN ESAS CAUSAS, DE 80 AÑOS DE EDAD, SE LE OCURRE MORIRSE ANTES DE QUE COMIENCE UN JUICIO NUEVO, ESTANDO YA CONDENADO EN UNO ANTERIOR. Claro, las orgas de derechos humanos y su ariete, el Ministerio Publico Fiscal, no pueden permitir tamaña osadía.  

Quizás teman que los imputados de lesa, emulen a la masacre de Guayana, protagonizada por el líder sectario Jim Jones en el año 1978, donde casi 1.000 personas se suicidaron sincrónicamente, para evitar así ser detenidos.    

Lo cierto es que por ahora el ajuste es para los jubilados, la educación y la salud, NO para “el curro de los derechos humanos”, lo que hace que las orgas sigan vociferando sus espurias proclamas y su ariete los fiscales avancen a “toda máquina” con los juicios.  Dicho de otra forma, todo sigue igual o peor, pues quien proclamó que venía a hacer la revolución cultural y cambiar a la Argentina, resulta por ser -por lo menos hasta ahora- más de mismo.

 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 20, 2024