“A Dios lo que es de Dios y al César, lo que es del César”. (1)
Nuestro Sr. Jesucristo -Año 30 d. C.-
LA RELIGIÓN Y LA CULTURA.
LA RELIGIÓN, LA CULTURA Y LA POLÍTICA.
UN ARGENTINO EN EL TRONO DE PEDRO.
LA RELIGIÓN Y LA CULTURA.
Cuando Europa, núcleo fundacional del Occidente Cristiano, daba un nuevo tropiezo –iniciando su progresiva autodestrucción– con la “Primera Guerra Civil Europea, de 1914/1918” y más tarde la “Segunda Guerra Civil Europea, de 1939/1945”- Oswald Spengler publicaba su obra “La decadencia de Occidente” en dos volúmenes. El primero -1918- con el subtítulo “Esbozo de una morfología de la historia universal” y el segundo -1922- con el subtítulo “Perspectivas de la historia mundial”. Fueron tiempos de una gran inestabilidad internacional, producto de la aparición de nuevas potencias que se encontraron con el egoísmo de un statu-quo imperial totalmente cerrado.
Spengler plantea en su tesis que las civilizaciones -al igual que los organismos vivos- tienen un ciclo vital: nacen, crecen, maduran y, eventualmente declinan. Según él, la Historia de la Humanidad no es lineal, sino cíclica. Cada civilización tiene una vida limitada, en la que pasa por etapas inevitables. La“cultura occidental” -según este autor- ya había entrado en su fase de decadencia -que él citaba como “civilización occidental“– y esta fase se caracterizaba por el dominio de la tecnocracia, el individualismo, la pérdida de creatividad artística y el crecimiento de las ciudades, “aspectos que marcan el ocaso espiritual de una cultura”.
A diferencia de Spengler, nosotros entendemos que “cultura” y “civilización”no se homologan. S. Huntington también las homologó en su best-seller “El Choque de las Civilizaciones” –1993- , pero la modificará en su libro póstumo: “La Cultura es lo que Importa- La Cultura da forma a la Civilización” -2000-.
La “cultura” y la “civilización” son términos relacionados, pero tienen diferencias conceptuales muy importantes: la cultura es permanentey estable -es la identidad de un pueblo- la civilización es dinámica ycambiante y -en la presente etapa de nuestra vida- los cambios se han acelerado, progresivamente. (2), (3) y (4).
La “cultura” es el conjunto de creencias, valores, costumbres, prácticas, conocimientos, lenguajes, artes, religión y formas de vida compartidos por un pueblo. Es el aspecto más íntimo y subjetivo de una sociedad, que influye en cómo los individuos interactúan y entienden su entorno. La cultura es eminentemente abstracta, espiritual o inmaterial (ideas, costumbres, normas, ritos).
La “civilización” -en cambio- es un concepto más amplio y estructural que hace referencia al desarrollo social, económico, político y tecnológico de una sociedad en su conjunto. Se asocia con niveles más complejos de organización social, sistemas de gobierno, economía, infraestructura, avances en la ciencia y en la tecnología. Implica también la capacidad de gestionar y dirigir grandes grupos de personas dentro de un sistema.
La “civilización” abarca aspectos visibles -estructurales- de una sociedad, mientras que la “cultura” es más íntima y está relacionada con las creencias y comportamientos individuales y colectivos. Las “civilizaciones” pueden transformarse y hoy evolucionan aceleradamente, mientras que las “culturas” se mantienen estables, tienden a ser casi permanentes, pues se adaptan y evolucionan gradualmente, con el tiempo.
Cuando el “confort” conmueve a las “culturas”, se pierde identidad y credibilidad. Es cuando se relativizan los valores y es lo que le ha ocurrido a Europa -el núcleo duro de Occidente y a la Argentina -su lejano apéndice Sur-, a ambas “se le ha marchitado el alma” -expresión que empleara 13 May 04 -en la Biblioteca del Senado italiano- el Cardenal Ratzinger.
A cada “religión” le corresponde una “cultura”. La “religión” es el sostén y cimiento de las “culturas”. Es la fuerza unificadora que moldea a una identidad colectiva. Por Ej.: en España el catolicismo jugó un papel fundamental en la consolidación del reino y de la identidad nacional, especialmente después de la Reconquista y la expulsión de musulmanes y judíos. En Oriente Medio -en países como Irán- el Islam chií es un elemento clave en la identidad cultural y política de la nación.
Las religiones proporcionan un sistema de creencias compartido que a menudo definen lo que significa ser miembro de una comunidad o nación. Las festividades religiosas, los ritos y las normas morales derivadasde la religión, sirven para reforzar los lazos sociales y comunitarios consolidando una identidad colectiva.
En la religión están los dogmas y en la cultura los valores, derivados de aquellos dogmas. Cuando se relativizan los valores nos encontramos con una sociedad débil, contractiva. Cuando los valores son firmes estamos en presencia de una sociedad fuerte, expansiva. Cuando se pretende reemplazar a los valores de la cultura por los dogmas religiosos, estamos en presencia del fanatismo fundamentalista, que lleva a la extrema violencia política.
LA RELIGIÓN, LA CULTURA Y LA POLÍTICA.
En muchos países la religión -y su correspondiente cultura- han influido en la Política moldeando a sus instituciones y sus leyes. En algunos casos los movimientos religiosos han desempeñado un papel crucial en la construcción del estado moderno, por Ej. : la Reforma Protestante -en Europa- fue clave para el surgimiento de identidades nacionales diferenciadas, como la alemana o la inglesa. En el Hindutva -de la India moderna- el hinduismo es usado como un elemento de la identidad nacional promovida por algunos sectores políticos.
En situaciones de colonización o dominación extranjera, la religión ha sido un recurso para mantener una identidad nacional o cultural. Por Ej. : en Iberoamérica el mestizaje -entre el catolicismo y las creencias indígenas- permitió la preservación de elementos de identidad prehispánica, dando como resultado al criollo. En la resistencia palestina, el Islam es un elemento unificador contra la reocupación israelí.
En muchas sociedades contemporáneas -aunque la influencia de la religión haya disminuido a nivel institucional- los valores y símbolos religiosos siguen estando presentes en la cultura nacional, por Ej.: en Francia la identidad laica es muy fuerte, pero gran parte de su historia, arte y tradiciones están fuertemente influenciados por el catolicismo. En México la Virgen de Guadalupe sigue siendo un símbolo nacional de gran importancia, tanto religioso como cultural, a pesar del comunismo que a través del tiempo ha prevalecido en la Política.
La religión puede ser también causa de conflicto en la construcción de identidades nacionales, cuando grupos religiosos minoritarios no se sienten representados o cuando la religión mayoritaria impone su visión. Ej.: en Israel la religión judía está estrechamente vinculada con la identidad nacional, lo que ha generado tensiones con la población palestina y otros grupos religiosos. En la India las tensiones entre hindúes, musulmanes y otros grupos religiosos, reflejan cómo la religión puede ser un campo de conflictos en la construcción de la identidad nacional.
En resumen, la interrelación entre la religión, la identidad cultural y la Política está marcando tanto su capacidad de cohesión, como su potencial para generar un conflicto. Cada sociedad ha vivido esta interacción de manera diferente -dependiendo de su historia- contexto y diversidad religiosa. Pero no tenemos dudas que es la causa central de la “Decadencia de Occidente” -y de la que llegó a nuestras playas hispano-criollas- aún no es abarcada ni asimiladaen su naturaleza por nuestra dirigencia. Lo decíamos hace cuarenta años y lo repetíamos el año pasado (5), antes de las elecciones presidenciales, en Jul 23:
“Desde hace décadas nuestro Instituto -IEEBA- viene señalando que la naturaleza de nuestra centenariacrisis-decadenciaes cultural y política, con severas consecuencias socioeconómicas que progresivamente se agravan con el transcurrir de los años. Debemos reconocer que aramos en el mar: lo objetivo y material oculta a las causas abstractas del drama y se continúa -cíclicamente- atacando a las consecuencias e ignorando a la causa primera de esta crítica situación calamitosa”.
Esa “causa primera” se origina -según nuestro análisis- en la grieta del cimiento religioso de nuestra cultura, es decir, de nuestra identidad de argentinos: -hispano- criollos, católicos-. Los Concilios de la Iglesia Católica -tanto los concilios ecuménicos como los sínodos locales– tienen como objetivo general preservar, aclarar y fortalecer la fe, la doctrina y la disciplina de la Iglesia. Estas reuniones de obispos y de otras autoridades eclesiásticas buscan abordar problemas o situaciones específicas que afectan a la Iglesia, asegurando la unidad en la enseñanza y la práctica. En resumen: el objetivo general de los concilios es guiar a la Iglesia en su misión evangelizadora yasegurar la fidelidad a su doctrina y tradición.
En plena Guerra Fría y en una década convulsionada en nuestra región por el asedio revolucionario armado del castro-comunismo, se desarrolló en la Basílica de San Pedro -Roma- el Concilio Vaticano II -1962-1965-. Tiempo después -para aplicar en Iberoamérica sus enseñanzas- el CELAM convoca a su Segunda Asamblea Generalen 1968:la Conferencia de Medellín, en la que la Iglesia Católica adopta una postura más comprometida con los pobres y oprimidos, dando lugar a lo que se conoció como la Teología de la Liberación. Se enfocaron temas como la justicia social, la pobreza, el desarrollo y los derechos humanos.
Diez años después –1979– y observando los acontecimientos y las consecuencias de la Conferencia de Medellín en nuestra América, es convocada por el Papa Juan Pablo II la Tercera Asamblea General del CELAM -entre el 27 Ene/13 Feb- en Puebla -Méjico-. El Papa polaco participa activamente en los primeros días de la Conferencia de Puebla. Allí se reafirma el compromiso de la Iglesia con los pobres, pero también hubo un intento de equilibrar esa postura con un enfoque más tradicional en lo doctrinal.
Juan Pablo II y el Cardenal Ratzinger habían observado un desvío -en nuestra Iberoamérica convulsionada por la revolución castrista- “hacia lo que es del César”, en palabras de Nuestro Señor Jesucristo. Recuerdo una anécdota muy significativa, de la que fui parte, relacionada con la intención del Vaticano de aquellos días.
Era Cardenal Primado de la Argentina Su Eminencia Antonio Quarracino, quien presidiría la representación argentina en la Conferencia de Puebla. En 1976 se realizó allí la Reunión Preparatoria de la Conferencia y el Cardenal recibió -anticipadamente- el borrador de una ponencia que el Jesuita Joseph Comblin (6) presentaría, para lograr su aprobación por parte de la Conferencia. Su título era: “La Doctrina de la Seguridad Nacional”. Siendo un tema ajeno a la Teología, Quarracino se lo envió a mi amigo Alberto Methol Ferré (7) -asesor laico del Cardenal- para que la estudiara. Siendo un tema de mi especialidad -como profesor de Estrategia- Methol me visitó y trabajamos dos días en un documento -que él expuso con éxito en la Reunión Preparatoria – bajo el título de “Refutación a la Tesis de Comblin” (8).
Terminada la Reunión Preparatoria, Comblin -de paso hacia Talca/Chile-, visitó a Methol y estuve presente en la reunión. Recuerdo sus palabras: “Tucho, pulverizaste mi ponencia en Puebla, con todo acierto. Yo he mentido a designio para conmover a los Obispos conservadores de Latino América”. Un año después -financiada por Fidel Castro- la ponencia era publicada como libro y distribuido en toda la región. Su tesis es: “La Doctrina de la Seguridad Nacional sirve como justificaciónpara la represión política, en nombre de la seguridad y el orden”. Como sabemos, TODOS los partidos políticos la adoptaron como VERDAD y ella se mantiene aún hoy, como ÚNICA VERDAD, en los eternos Juicios de Lesa Humanidad en los TTOOFF de nuestra querida Patria.
Si bien los Concilios de nuestra Iglesia Católica tienen como objeto general“preservar, aclarar y fortalecer la fe, la doctrina y la disciplina de la Iglesia”,la Conferencia de Medellín no cumplió con tan loables fines. Un sector importante de nuestros pastores católicos habían perdido el rumbo impuesto por Nuestro Señor Jesucristo, a quien encontraron como precursor de Marx. La Conferencia de Puebla -que intentó reencausar la “disciplina de la Iglesia”- fue solo un paliativo.
La descomposición cultural europea -que llegó a arrojar a Cristo en la propuesta de su nueva Constitución- hizo metástasis en Iberoamérica y se incorporó al proceso revolucionario regional castro-comunista, que se había iniciado en 1959. En ciertos lugares, sacerdotes adoptaron el nombre de “Cristianos para el Socialismo” o se incorporaron a las bandas revolucionarias armadas -caso Puigjané- o actuaron desde el púlpito -caso Capitanio-. El cimiento religioso de la cultura regional se agrietó severamente y continúa fragmentado, como lo demuestran los usos y costumbres en curso.
UN ARGENTINO EN EL TRONO DE PEDRO.
El Papa alemán que sucedió a Juan Pablo II fue Benedicto XVI. Tenía ocho doctorados, hablaba diez idiomas, era autor de más de 160 libros y era considerado el teólogo más importante del siglo XX. Fue conocido como el Papa de “la Fe y la Razón” luego de su recordado encuentro televisivo con Jürgen Habermas. Le gustaba la música clásica y leer poesía. Era sencillo y humilde. Tenía 96 años y 72 años como sacerdote católico. Fue el Papa más longevo en la historia de la Iglesia Católica. Renunció como Pontífice al sentir que no tenía fuerzas suficientes para seguir ejerciendo su oficio y para dedicarse a llevar una vida de oración.
Luego de aquellos dos pontificados excepcionales, la “fumata bianca” de la chimenea de la Capilla Sixtina nos anunció que teníamos a un nuevo Papa, el Cardenal Jorge Bergoglio, electo el 13 Mar 13, a los 76 años y -desde entonces- Papa Francisco.
Los argentinos -que vivíamos en aquellos días el drama de una profunda y centenaria crisis-decadencia- sentimos que Dios no nos había olvidado. Un hombre de Buenos Aires -un porteño- iba a conducir a 1.400 millones de católicos en el mundo entero. Ello lo hacía el ciudadano más importante nacido en nuestra joven Patria Argentina. Era un signo positivo que nos alentaba a tener grandes y nuevas esperanzas en un renacimiento nacional, que no llegaba.
Esperábamos que el nuevo Papa intercedería por nosotros -por nuestra Argentina caída- para regresar a los días inolvidables del Primer Centenario. Sin embargo, al cumplirse más de una década de su Papado, aquella esperanza se ha esfumado. Hace unos pocos días, el más importante matutino de nuestra ciudad publicaba “Las desafortunadas declaraciones del Papa”. Citaremos solo un párrafo del citado artículo (9):
“El Sumo Pontífice no debería abandonar el tono pastoral y doctrinario de sus mensajes para incursionar en el terreno político localcon juicios caracterizados por una llamativa liviandad. No pocos argentinos se han lamentado de que durante los primeros 11 años al frente de la Santa Sede, a lo largo de los cuales visitó más de 60 naciones, el papa Francisco por razones que no se alcanzan a entender, haya dejado al margen a su propio país. No han faltado quienes atribuyen esa reticencia del Sumo Pontífice a un especial empeño personal por no ser utilizado políticamente por los gobernantes de turno. Si así hubiere sido realmente, se explicaría aún menos la frecuencia con la cual ha opinado, de un modo u otro, sobre la situación argentina y sus principales actores. Así las cosas, ha llamado poderosamente la atención el abierto cuestionamiento hecho al gobierno nacional. Ha ido en ese sentido el Papa más lejos de todo lo que se le había escuchado respecto de anteriores administraciones, manchadas, como las protagonizadas por la familia Kirchner y sus conmilitones, por no pocos escándalos de corrupción. Particularmente chocante resulta que se critique el uso por parte de efectivos policiales argentinos de gas pimienta –un elemento no letal empleado por las fuerzas de seguridad de muchos países– y no se condenen con el necesario énfasis las atroces violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen que encabeza el dictador Nicolás Maduro en Venezuela”.
Simultáneamente con esta publicación Monseñor Héctor Aguer -Arzobispo Emérito de La Plata- (10) profundo conocedor de la Iglesia Argentina y en particular de su clero, publicó en La Prensa un severo documento, del que extraemos solo dos párrafos:
“El presidente del peronismo. El Papa Francisco anunció repetidas veces que su intención es visitar la Argentina; pero no lo hará: sabe que no le iría muy bien acá. Entonces, ahora, desciende al campo sucio de los debates políticos con un discurso insólito, de furia, contra el gobierno libertario del Presidente Milei. Nunca hizo la menor alusión a los gobiernos de Cristina Kirchner, que hundieron al país en la pobreza y la indigencia. Tampoco reaccionó ante el peor gobierno de la historia: el del inútil y golpeador Alberto Fernández, el hipócrita que presumía de feminista y le pegaba a su mujer. La fuente principal del discurso de Francisco ha sido, como otras veces, las noticias que le alcanza su amigo Juan Grabois”.
“La intervención de Francisco contra el gobierno argentino es una nueva expresión del progresismo papal; andar siempre para adelante, como ocurre con el peronismo y su búsqueda nunca alcanzada de la justicia social. El Papa opone la justicia social al gas pimienta: reprimir el piquete, impedir la protesta continua y la revuelta sería contrariar el dinamismo del Evangelio, el cual siempre debe ser releído. Así, el Concilio Vaticano II, sería una relectura del Evangelio según la cultura de la modernidad. Allí está el progresismo y el peronismo que hoy día reinan en Roma. Francisco es el presidente del peronismo, como ya hemos explicado en otras ocasiones”.
A la luz de nuestra reflexiones contenidas en los puntos 1. y 2. de este ensayo, hemos perdido la confianza y esperanza de que el Cardenal que vivió intensamente y en primera línea los acontecimientos del último medio siglo en Iberoamérica -y en particular en Argentina-, llevado al trono de Pedro como Francisco -Obispo De Roma-, impulse con energía la continuidad de la acción de sus predecesores para “guiar a la Iglesia en su misión evangelizadora yasegurar la fidelidad a su doctrina y tradición” y que -contrariamente- se haya inclinado hacia lasgraves desviacionesoriginadas en Medellín como lo evidencian las citas de los publicaciones citadas (9) y (10).
Un cercano camarada del Liceo Militar Grl Belgrano -ferviente católico- me hizo llegar una precisa síntesis y sus consideraciones sobre el mensaje del Papa Francisco: “No quiero dejar pasar más tiempo sin expresar mi consideración al mensaje del Papa Francisco en la Celebración del “10mo Aniversario del Primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares”:
Me pareció un error tremendo la participación del Papa Francisco en asuntos de la Política interna de la Argentina.
Asumió una información parcial y predicó en base a mentiras para la Audiencia Mundial.
Predicó la actitud violenta para reclamos sectoriales, tomando ejemplos de las escrituras. Jesús no nos invitó a luchar por la injusticia con violencia. Nos invitó a defendernos con la justicia del bien y la Misericordia.
Impregnó a la Pastoral Social de un pensamiento sectorizado, no integro, no misericordioso, propio de la Revolución del Siglo XX.
Los seguidores de los Movimientos Populares de Francisco en la Argentina, a los 10 años de su fundación, han dado sus frutos; los valoro por los frutos del Bien, de la Verdad Histórica, no de la Memoria; por la Tradición del Amor a La Patria; por la Fidelidad a la Libertad de la República, y la Constitución que invoca a la Fuente de toda Razón y Justicia.
Los Discípulos del Papa Francisco de los Movimientos Populares están siendo juzgados por corruptos, abusadores de los pobres, mentirosos, violentos, organizadores de movimientos contrarios a la Constitución Nacional, cómplices de la Justicia Social del Grl. Perón; del gobierno Kirchnerista y de los Foros Latinoamericanos que luchan por la Revolución Castro Chavista.
Los Discípulos de Jesús eran grandes Pecadores: Mateo, corrupto. Pedro, pecador. Santiago, violento. Simón, el celote, terrorista de la época. Judas, traidor. Él los transformo con su Misericordia.
Observó su Misericordia con los Pecadores. Rechazó el Pecado, que no podemos Tolerar.
Nosotros, pecadores, rezamos por el P. Francisco. Rechazamos todo Pecado.
En la Iglesia CABEMOS todos, santos y pecadores, pero NO CABE TODO.
CUANDO NO SOMOS CAPACES DE TENER MISERICORDIA CON EL PECADOR Y DE NO ACEPTAR EL PECADO, ENTONCES LO QUE SE INTRODUCE EN LA IGLESIA NO ES LA MISERICORDIA SINO LA TOLERANCIA, LO QUE SE INTRODUCE ES EL PECADO, NO LO OLVIDEMOS.
Desde nuestra humilde posición de analistas estratégicos volvemos a insistir en que nuestra crisis estructural es de origen “cultural y política”. El relativismo cultural europeo -“núcleo originante del Occidente Cristiano”– tiene su origen en la grieta de la “reforma”, la pérdida del rumbo social que impusieron sus guerras civiles y las consecuentes teorías sociológicas emergentes del “terror nuclear” en los años ´60 y ´70. Iberoamérica, -apéndice cultural del Viejo Continente- somatizó sus crisis y las sumó a las propias. No habrá recuperación de la identidad occidental, sin la recuperación del cristianismo y no habrá recuperación socioeconómica permanente sin restablecimiento cultural/moral, europea y americana. Por y para ello entender el mensaje divino:
“A Dios lo que es de Dios y al César, lo que es del César”.
CITAS Y ACLARACIONES:
(1). “A Dios lo que es de Dios y al César, lo que es del César”. Frase dicha por Jesús de Nazaret. Aparece en los Evangelios del Nuevo Testamento, específicamente en Mateo 22:21, Marcos 12:17, y Lucas 20:25. La frase es una respuesta de Jesús a los fariseos y herodianos que intentaban atraparlo en un dilema, sobre si era correcto pagar impuestos al emperador romano (César). Con esta respuesta Jesús evita la trampa y establece una distinción entre las responsabilidades de las autoridades terrenales y las responsabilidades hacia Dios.
(2). H. J. Auel. “La larga guerra civil argentina y el actual estado de guerra civil revolucionario”. 09 Jul 13. www.ieeba.org
(3). H. J. Auel. “La dirigencia argentina frente a los desafíos de la Seguridad Nacional en el Siglo XXI”. Ago 15. www.ieeba.org
(4). H. J. Auel. “Las claves de la Inseguridad Nacional”. 18 Jul 18. www.ieeba.org
(5). H. J. Auel. “La Argentina 2023: su longeva crisis, sus conflictos y estados de guerra”. 22 Jul 23. www.ieeba.org
(6). J. Comblin. -1923-2011- Fue un influyente teólogo y sacerdote belga que se convirtió en una figura clave dentro de la “Teología de la Liberación”. Desarrolló gran parte de su trabajo en Brasil y Chile, donde su pensamiento fue profundamente influenciado por la realidad socioeconómica y política de la región. Creía que la Teología no debía ser una mera especulación académica, sino que debía estar al servicio de la praxis, es decir, de la acción transformadora en el mundo. La fe debía manifestarse en la lucha por la justicia y la dignidad humana. Contradecía a Jesucristo.
(7). A. Methol Ferré. -1929-2009- Fue un filósofo, historiador y ensayista uruguayo, destacado por su pensamiento político y su análisis de la realidad latinoamericana desde una perspectiva católica y latinoamericanista. Nació en Montevideo y estudió en la Universidad de la República, donde se formó en Derecho y Filosofía. Sin embargo su influencia intelectual trascendió las aulas universitarias, convirtiéndose en un pensador clave en la región.
(8). “Refutación a la Tesis de Comblin”. Fue publicada por el Grl Guglialmelli en la Revista “Estrategia”, en el Nro. correspondiente al mes de Oct 76, a mi solicitud. Una nota de color: en 1988 y 1991, cuando se promulgan las Leyes de Defensa y de Seguridad Interior, se omite en ambas, cuidadosamente, la expresión académica Seguridad Nacional, pues es un término contaminado por la Doctrina de la Seguridad Nacional de las Dictaduras.
(9). Diario La Nación. “Las desafortunadas declaraciones del Papa”. 29 Sep 24.
(10). H. Aguer. “Progresismo Papal”. La Prensa. 03 Oct 24.
Solo quisiera transcribir un pequeño párrafo de una carta que en su momento hiciera llegar Joseph Ratzinger (ahora papa emérito Benedicto XVI) a los obispos de los Estados Unidos en 2004, y que creo oportuno recordar ahora, en vísperas de las elecciones PASO: en nuestro país: “Un católico sería culpable de cooperación formal en el mal, y tan indigno para presentarse a la Sagrada Comunión, si deliberadamente votara a favor de un candidato precisamente por la postura permisiva del candidato respecto del aborto y/o la eutanasia”. Y añade: “Cuando un católico no comparte la posición a favor del aborto o la eutanasia de un candidato, pero vota a favor de ese candidato por otras razones, esto es considerado una cooperación material remota, la cual puede ser permitida ante la presencia de razones proporcionales”.
El 18 de mayo de 1920, Karol Jozef Wojtyla nació en la ciudad polaca de Wadowice, 35 millas al suroeste de Cracovia. Wojtyla se convirtió en el Papa Juan Pablo II, el papa que más viajado en la historia de los papados y el primer no italiano en ocupar el cargo. Desde el siglo XVI. Después de la escuela secundaria, el futuro papa se inscribió en la Universidad Jagellónica de Cracovia, donde estudió filosofía y literatura y actuó en un grupo de teatro.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis ocuparon Cracovia y cerraron la universidad, lo que obligó a Wojtyla a buscar trabajo en una cantera y, más tarde, una fábrica de productos químicos. Para 1941, su madre, su padre y su único hermano habían muerto, dejándole como el único miembro sobreviviente de su familia.
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Aunque Wojtyla había estado involucrado en la iglesia toda su vida, no fue hasta 1942 que comenzó su entrenamiento en el seminario. Cuando terminó la guerra, regresó a la escuela en Jagiellonian para estudiar teología, se convirtió en sacerdote ordenado en 1946. Luego de completar dos doctorados, se convirtió en profesor de teología moral y ética social.
El 4 de julio de 1958, a la edad de 38 años, fue nombrado obispo auxiliar de Cracovia por el Papa Pío XII. Más tarde se convirtió en el arzobispo de la ciudad, donde habló a favor de la libertad religiosa, mientras que la iglesia comenzó el Concilio Vaticano II, que revolucionaría el catolicismo. Fue nombrado cardenal en 1967, asumiendo los desafíos de vivir y trabajar como sacerdote católico en la Europa oriental comunista.
Una vez que le preguntaron si temía la retribución de los líderes comunistas, respondió: “No les tengo miedo. Me tienen miedo”.
Wojtyla estaba construyendo tranquila y lentamente una reputación como un poderoso predicador y un hombre de gran intelecto y carisma.
Aún así, cuando el Papa Juan Pablo I murió en 1978 después de solo un reinado de 34 días, pocos sospechosos de Wojtyla serían elegidos para reemplazarlo. Pero, después de siete rondas de votación, el Colegio Sagrado de Cardenales eligió a los 58 años de edad, y se convirtió en el primer Papa eslavo y el más joven en ser elegido en 132 años.
Pontífice conservador, el papado de Juan Pablo II estuvo marcado por su firme y firme oposición al comunismo y la guerra, así como al aborto, la anticoncepción, la pena de muerte y el sexo homosexual. Más tarde salió en contra de la eutanasia, la clonación humana y la investigación con células madre.
Juan Pablo I
Viajó ampliamente como papa, utilizando los ocho idiomas que hablaba (polaco, italiano, francés, alemán, inglés, español, portugués y latín) y su conocido encanto personal, para conectarse con los fieles católicos, así como con muchos de los demás. el pliegue.
El 13 de mayo de 1981, el extremista político turco, Mehmet Ali Agca, disparó al Papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro.
Juan Pablo II y Mehmet Ali Agca
Después de ser dado de alta del hospital, el papa visitó a su presunto asesino en prisión, donde había comenzado a cumplir una sentencia de cadena perpetua, y personalmente lo perdonó por sus acciones. El año siguiente, otro intento fallido fue hecho en la vida del Papa, esta vez por un sacerdote fanático que se opuso a las reformas del Vaticano II.
Aunque no fue confirmado por el Vaticano hasta 2003, muchos creen que el Papa Juan Pablo II comenzó a padecer la enfermedad de Parkinson a principios de los años noventa. Comenzó a desarrollar dificultad para hablar y tuvo dificultad para caminar, aunque continuó manteniendo un horario de viaje físicamente exigente.
Joseph Ratzinger
En sus últimos años, se vio obligado a delegar muchos de sus deberes oficiales, pero aún así encontró la fuerza para hablar con los fieles desde una ventana en el Vaticano. En febrero de 2005, el Papa fue hospitalizado con complicaciones de la gripe. Murió dos meses después.
El Papa Juan Pablo II es recordado por sus exitosos esfuerzos para acabar con el comunismo, así como por construir puentes con personas de otras religiones, y por emitir la primera disculpa de la Iglesia Católica por sus acciones durante la Segunda Guerra Mundial.
Fue sucedido por el cardenal Joseph Ratzinger, quien se convirtió en el Papa Benedicto XVI. Benedicto XVI comenzó el proceso para beatificar a Juan Pablo II en mayo de 2005.
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Trás bambalinas
La Visita de Juan Pablo II a la Argentina, 1982
“EL PIBE” Y “LOS VIEJOS”
En l982, con 37 años de edad, y el grado de Sub Comisario era Jefe de la Brigada de Investigaciones de Mercedes con asiento en la ciudad de Luján, puesto normalmente ocupado por Comisarios Inspectores. Era la segunda Brigada de la que era “el uno” (Jefe) y en las periódicas reuniones de Jefes de Brigada, en la Jefatura (ciudad de La Plata) yo era “el pibe” para los otros, todos “viejos” de 43 a 46 años de edad y por supuesto muchas más vivencias. A 15 cuadras de la dependencia, alquilaba una casa quinta, donde vivía con mi familia. Me hacía tiempo para practicar ciclismo con ellos, teníamos una existencia simple, sana y alegre, conviviendo con numerosas mascotas recogidas de la calle. Sin lugar a dudas, la vida me sonreía tanto en lo profesional como en lo familiar, había logrado todo lo que quería, cuando con 14 años de edad me imaginaba detective.
SUFRIENDO Y MURIENDO EN MALVINAS
Concentrado en cumplir eficientemente con mi labor, ya que por tener 2 grados menos del que correspondía al cargo, no tenia margen para el error, el conflicto por Malvinas era solo noticias y votos de éxito para los soldados que sufrían y morían en el sur de nuestro país. Hoy lamentablemente algunos de los que lucharon allá, y recibieron condecoraciones, están en esta misma prisión.
EL FINAL DE UNA GESTA
El final de la conflagración se vislumbró con la llegada al país de Karol Wojtyla, el Papa Juan Pablo II, el viernes 11 de junio, horas antes de la rendición Argentina y más aún con su paso por Lujan, donde oficiaría una misa y pronunciaría una larga homilía. Esto dio lugar a una serie de lógicos preparativos de seguridad. Así desde el día anterior y durante la noche fueron llegando multitud de fieles, que según las crónicas de la época superaron los 800.000. Si bien el amanecer se presentó frío y lluvioso, el tiempo fue mejorando con el avance de las horas. Muchos hechos de ese día, dado el tiempo transcurrido ya no los recuerdo, si mencionaré algunos que me resultaron inolvidables.
LOS PREPARATIVOS
Con la Brigada, fui asignado a la custodia del sector correspondiente al altar donde el Santo Padre oficiaría la misa y diría sus palabras. O sea que cubriendo la franja del frente de la Basílica que comprendía desde las rejas a los primeros metros del interior de ella, estaríamos varias horas junto a él. Allí aparte del altar armado sobre la escalinata de ingreso, a la izquierda del mismo se ubicaron sacerdotes en general, a la derecha las altas autoridades eclesiásticas e invitados especiales. La vereda quedó para los seminaristas, separados del público por un vallado. Teníamos así amplios sectores de protección humana para el Papa. Nosotros ocupamos el lugar antes de las 8 de la mañana. Se lo selló y pasaron los peritos en explosivos. Luego yo también realicé una última inspección, a pesar de no ser experto como ellos. Recuerdo que se percibía en el aire un fuerte olor a humedad en los ropajes, por efecto de la lluvia sobre los cientos de miles de concurrentes al lugar, las voces de la muchedumbre a medida que pasaban las horas era casi ensordecedor.
LOS SACERDOTES Y “EL VIEJO“.
El ambiente era festivo y aún hoy recuerdo muchas de las conversaciones en tal sentido de los sacerdotes jóvenes, escuchadas mientras caminaba entre ellos. En todas se referían al Papa como “el viejo“. Se daba un paralelismo entre iglesia y policía, nosotros así les decíamos a los Comisarios, cuando éramos oficiales. Si bien estaban fuera de mi área de responsabilidad directa, algo de preocupación nos produjeron los seminaristas ubicados en la vereda. Estando la ciudad colapsada por el gentío, primero fijaron un sector contra la pared con rejas para orinar, esto con las horas hizo que el mismo corriera hacia la calzada donde se formó un gran charco. Segundo, trajeron gran cantidad de cajones con comida. Para evitar conflictos no fue aconsejable requisarlos, pero en prevención de la existencia de armas o explosivos, pusimos un “observador” permanente, sobre la manipulación que hacían de los mismos.
UNA FALLA DE SEGURIDAD
Ese día, una de las fallas en la seguridad producto de una imprevisión de Operaciones, oficina encargada de diagramar el servicio, fue la instalación de los francotiradores en las torres de la basílica. Si bien el lugar era ideal por su dominio y por permitir un ángulo de tiro casi vertical, lo que evitaría heridas a terceros, en caso de tener que disparar, las campanas que ese día tocaron al vuelo y en numerosas oportunidades, impidieron la permanencia de los tiradores allí. Así quedó neutralizada esta importante cobertura de seguridad. Luego fue reubicada en otro lugar menos estratégico.
“EL GORILA”
Yo no sabía nada de él. Estaba preparado para recibir a custodios profesionales e intercambiar saludos y tarjetas personales con ellos. En su lugar, en las primeras horas de la tarde, desde atrás del altar y fuera de la vista del público vimos la llegada de la comitiva Papal. En ese lugar nos encontramos con PAUL CASIMIR MARCINKUS, dado el tiempo transcurrido no recuerdo si arzobispo u obispo, que formaba parte del cortejo y era custodio del mismo. Su apodo “El Gorila” hacia juego con su personalidad avasallante. El cambió los lógicos saludos protocolares por un imperante – “Quienes son ustedes?” – Al responderle que la custodia – con voz prepotente dijo – “Entonces custodien” – y siguió adelante ingresando a la Basílica. Algunos metros atrás, venia el Papa. No hubo coordinación alguna y tampoco posteriores conversaciones. Todo se improvisó. Él por su lado y nosotros por el nuestro.
MAGNUM 357
Al pasar a mi lado, de costado pude verle a Marcinkus, debajo de la sotana con varios botones desabrochados, más arriba de la faja eclesiástica, la culata de un revólver Magnum 357 que portaba. Este detalle me hizo “ruido“, no unía sacerdocio y armas letales. Luego traté de pensar que esto era lógico y que más allá del hábito, en mas o en menos, todos éramos nada más que simples hombre, con temores y ansias de figuración y poder. Diré que ese mismo año comenzaron para él, diferentes complicaciones de orden legal. Estas fueron desde la quiebra del banco Ambrosiano, a su presunta vinculación con la P2, varios crímenes financieros y la desaparición de la menor Emanuela Orlandi. Desde ya, eso es terreno de entendidos e historiadores.
JUAN PABLO II, EL GRANDE
La presencia de Juan Pablo II, realmente era impactante. Su séquito de 6 a 10 cardenales, arzobispos y obispos, se movía a su alrededor nerviosamente, mientras que su figura fuera de los protocolos de la misa y los saludos, era etérea, y se mantenía al margen de lo que ocurría cerca de él. Pese a la curvatura de su espalda, la tela blanca de muy alta calidad de sus hábitos, sin arrugas caía en pliegues perfectos. Cuando se arrodilló para orar en un reclinatorio colocado en la nave central, cerca de la entrada de la Basílica, me llamó la atención su calzado color negro, acordonado de suela fina y capellada envolvente. Eso óptimamente le achicaba los pies, que parecían los de un niño, eran casi angelicales. En esos momentos éramos muy pocos y se imponía el silencio del interior por sobre el ruido de los helicópteros y el clamor de la gente que nos llegaban apagados del exterior. Afuera era la ebullición terrenal y adentro la paz celestial. Completaban el cuadro, la luz solar que a través de los vitrales bajaban en rayos multicolores hacia el piso, y el aroma a incienso.
UN CURA QUIEBRA LA “MAGIA”
En esos momentos se quebró “la magia”. A través de la sacristía, próxima a la zona del altar se nos coló un sacerdote que vino hacia nosotros corriendo. Sus últimos metros los hizo de rodillas y patinando, llevado por la velocidad que traía. Yo me coloqué en su camino tratando que no se me adelantara MARCINKUS. Todo el sequito papal, no disimulaba en su cara el fastidio por esta irrupción. El pobre cura se olvidó del Papa, nos observó a todos desde su posición y ante tantas miradas de rechazo, sin decir palabras, se levantó, comenzó a retroceder y volvió corriendo por donde había venido. Lo acompañó uno de los hombres de la Brigada, que corría detrás de él. Sin comentarios.
Después de orar, el Papa esperó a unos familiares suyos, sentado en un gran banco con respaldo alto y ornamentaciones, colocado también próximo a la entrada. Estos no llegaron, luego le cambiaron sus atuendos y comenzó la tan anunciada misa.
UNA SIESTA
Al pronunciar su larga homilía y dado mi agotamiento de tantas horas de pié y de tensión, separando las telas que cubrían todo el contorno del altar, me introduje debajo de él y pude sentarme algunos minutos en las mismas escalinatas de entrada a la Basílica. También había cortado la tela al frente y a mi izquierda. De este último lado tenia a la vista a las máximas autoridades eclesiásticas e invitados especiales. Entre ellos el ex presidente Agustín Lanusse a quien había custodiado en 2 oportunidades en Bahía Blanca, unos 10 años antes, siendo presidente. Más atrás había otros militares cuyos nombres no recuerdo. Lo digno de mención fueron los cardenales, arzobispos y obispos sentados en ese sector. Estos mantenían sus ojos cerrados por lo que comencé creyendo que meditaban sobre las palabras del Santo Padre, lo cual no dudo que hacían algunos de ellos, pero resultó que la mayoría solo dormitaban, quizás vencidos por el cansancio de tantas horas de espera. Destaco que lo hacían manteniendo sus cabezas rectas, sin cabecear, de no ser por esta habilidad, supongo adquirida a través del tiempo, al llevar puesta la Mitra, esta seguramente hubiera caído al suelo.
Karol Józef Wojtyła, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska.
Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005. Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.
ERROR Y AVALANCHA ECLESIÁSTICA NO PREVISTA
Finalizada la misa, el Papa los cardenales y obispos con los que la concelebró, volvieron al interior de la Basílica. Detrás de ellos, vinieron corriendo gran cantidad de sacerdotes que pugnaban por llegar hasta él, varios portando cámaras fotográficas descartables. Ante la emergencia con 4 o 5 efectivos de la Brigada intentamos cerrar las puertas de entrada al lugar, no alcanzando a hacerlo. Así quedó una abertura entre hoja y hoja de unos 2 metros. Nos trabamos brazo con brazo mientras que los hombres de los extremos se aferraban a las puertas, entreabiertas. Así resistimos el embate, de 30 o más clérigos, quedando yo imposibilitado de acompañar la comitiva.
SORPRENDENTE MALDICIÓN
En el cuerpo a cuerpo que teníamos con los sacerdotes que como fanáticos de fútbol, pugnaban por entrar a la fuerza a la Basílica detrás de Juan Pablo II, primeramente tuve la mala idea de decirles a modo de humorada, que si las que empujaban fueran monjas sería más divertido. Un sacerdote de edad avanzada, me dijo – “Esas no sirven para nada” – lo cual no dejó de sorprenderme por su contenido discriminatorio. Un sacerdote cubierto por una túnica blanca se abrió paso hasta la primera línea del grupo, se levantó la falda, para que viera su faja eclesiástica de obispo y me pidió pasar. Ante mi negativa, casi me escupió en la cara – “Ojala te estés muriendo y me llamen a mí para darte la extremaunción” – retirándose furioso del lugar. Desconcertado, solo atiné a felicitarlo por sus palabras.
Mi hoy, será parte de esa maldición?
FINAL
Así seguimos resistiendo hasta poder cerrar finalmente las puertas. Para entonces el Papa y su comitiva luego de quitarse los ornamentos y orar en el presbiterio, se retiró a través de la sacristía, para volver a Buenos Aires. La tensión fue menguando como así la algarabía de los creyentes. Más tarde terminó nuestro cometido al tiempo que la ciudad era abandonada por la gente. Atrás quedaba una larga jornada memorable y agotadora. También gran cantidad de residuos en las calles.
PREGUNTAS SIN RESPUESTA.
Paul Casimir Marcinkus y Juan Pablo II
En las custodias a personalidades, si bien se porta un arma, primeramente y a cualquier precio se procura cubrir y proteger el objetivo. Uno no se protege, lo cual implica lamentablemente ponerle el cuerpo a las balas, luego se contraataca. Siendo varios los custodios, unos cubren y otros contraatacan. Cada vez que recuerdo el evento Papal, me hago 3 preguntas que por supuesto y por suerte quedaron sin respuesta en el tiempo.
1) Como hubiera actuado Marcinkus frente a un atentado?
2) Si hubiera desenfundado ante las cámaras, de la televisión, como lo habría tomado el mundo católico, viendo a un sacerdote con sus hábitos disparando y dando muerte a alguien, más allá de salvar la vida del Santo Padre?
3) Que hubiera pasado si aparte de abatir al magnicida, por la aglomeración de gente y la potencia del arma que portaba hubiera dado muerte a algún feligrés, hombre, mujer o niño?
Como dije, por suerte mis preguntas quedaron sin respuesta y hoy son solo simples divagaciones. Pasaron los años, los conflictos mundiales fueron cambiando y hoy vemos al Santo Padre custodiado por hombres de la Gendarmería Vaticana, muy bien entrenados y equipados, como realmente debe ser. Pese a ello el Papa Francisco se caracteriza por romper permanentemente los protocolos, anulando la efectividad de sus custodios y seguramente sometiéndolos así a permanente estrés.
LA INTERRELACIÓN DE LA RELIGIÓN, LA CULTURA Y LA POLÍTICA
◘
Grl Heriberto Justo Auel
03 de Octubre de 2024
Cuando Europa, núcleo fundacional del Occidente Cristiano, daba un nuevo tropiezo –iniciando su progresiva autodestrucción– con la “Primera Guerra Civil Europea, de 1914/1918” y más tarde la “Segunda Guerra Civil Europea, de 1939/1945”- Oswald Spengler publicaba su obra “La decadencia de Occidente” en dos volúmenes. El primero -1918- con el subtítulo “Esbozo de una morfología de la historia universal” y el segundo -1922- con el subtítulo “Perspectivas de la historia mundial”. Fueron tiempos de una gran inestabilidad internacional, producto de la aparición de nuevas potencias que se encontraron con el egoísmo de un statu-quo imperial totalmente cerrado.
Spengler plantea en su tesis que las civilizaciones -al igual que los organismos vivos- tienen un ciclo vital: nacen, crecen, maduran y, eventualmente declinan. Según él, la Historia de la Humanidad no es lineal, sino cíclica. Cada civilización tiene una vida limitada, en la que pasa por etapas inevitables. La “cultura occidental” -según este autor- ya había entrado en su fase de decadencia -que él citaba como “civilización occidental“– y esta fase se caracterizaba por el dominio de la tecnocracia, el individualismo, la pérdida de creatividad artística y el crecimiento de las ciudades, “aspectos que marcan el ocaso espiritual de una cultura”.
A diferencia de Spengler, nosotros entendemos que “cultura” y “civilización” no se homologan. S. Huntington también las homologó en su best-seller “El Choque de las Civilizaciones” –1993- , pero la modificará en su libro póstumo: “La Cultura es lo que Importa- La Cultura da forma a la Civilización” -2000-.
La “cultura” y la “civilización” son términos relacionados, pero tienen diferencias conceptuales muy importantes: la cultura es permanente y estable -es la identidad de un pueblo- la civilización es dinámica y cambiante y -en la presente etapa de nuestra vida- los cambios se han acelerado, progresivamente. (2), (3) y (4).
La “cultura” es el conjunto de creencias, valores, costumbres, prácticas, conocimientos, lenguajes, artes, religión y formas de vida compartidos por un pueblo. Es el aspecto más íntimo y subjetivo de una sociedad, que influye en cómo los individuos interactúan y entienden su entorno. La cultura es eminentemente abstracta, espiritual o inmaterial (ideas, costumbres, normas, ritos).
La “civilización” -en cambio- es un concepto más amplio y estructural que hace referencia al desarrollo social, económico, político y tecnológico de una sociedad en su conjunto. Se asocia con niveles más complejos de organización social, sistemas de gobierno, economía, infraestructura, avances en la ciencia y en la tecnología. Implica también la capacidad de gestionar y dirigir grandes grupos de personas dentro de un sistema.
La “civilización” abarca aspectos visibles -estructurales- de una sociedad, mientras que la “cultura” es más íntima y está relacionada con las creencias y comportamientos individuales y colectivos. Las “civilizaciones” pueden transformarse y hoy evolucionan aceleradamente, mientras que las “culturas” se mantienen estables, tienden a ser casi permanentes, pues se adaptan y evolucionan gradualmente, con el tiempo.
Cuando el “confort” conmueve a las “culturas”, se pierde identidad y credibilidad. Es cuando se relativizan los valores y es lo que le ha ocurrido a Europa -el núcleo duro de Occidente y a la Argentina -su lejano apéndice Sur-, a ambas “se le ha marchitado el alma” -expresión que empleara 13 May 04 -en la Biblioteca del Senado italiano- el Cardenal Ratzinger.
A cada “religión” le corresponde una “cultura”. La “religión” es el sostén y cimiento de las “culturas”. Es la fuerza unificadora que moldea a una identidad colectiva. Por Ej.: en España el catolicismo jugó un papel fundamental en la consolidación del reino y de la identidad nacional, especialmente después de la Reconquista y la expulsión de musulmanes y judíos. En Oriente Medio -en países como Irán- el Islam chií es un elemento clave en la identidad cultural y política de la nación.
Las religiones proporcionan un sistema de creencias compartido que a menudo definen lo que significa ser miembro de una comunidad o nación. Las festividades religiosas, los ritos y las normas morales derivadas de la religión, sirven para reforzar los lazos sociales y comunitarios consolidando una identidad colectiva.
En la religión están los dogmas y en la cultura los valores, derivados de aquellos dogmas. Cuando se relativizan los valores nos encontramos con una sociedad débil, contractiva. Cuando los valores son firmes estamos en presencia de una sociedad fuerte, expansiva. Cuando se pretende reemplazar a los valores de la cultura por los dogmas religiosos, estamos en presencia del fanatismo fundamentalista, que lleva a la extrema violencia política.
En muchos países la religión -y su correspondiente cultura- han influido en la Política moldeando a sus instituciones y sus leyes. En algunos casos los movimientos religiosos han desempeñado un papel crucial en la construcción del estado moderno, por Ej. : la Reforma Protestante -en Europa- fue clave para el surgimiento de identidades nacionales diferenciadas, como la alemana o la inglesa. En el Hindutva -de la India moderna- el hinduismo es usado como un elemento de la identidad nacional promovida por algunos sectores políticos.
En situaciones de colonización o dominación extranjera, la religión ha sido un recurso para mantener una identidad nacional o cultural. Por Ej. : en Iberoamérica el mestizaje -entre el catolicismo y las creencias indígenas- permitió la preservación de elementos de identidad prehispánica, dando como resultado al criollo. En la resistencia palestina, el Islam es un elemento unificador contra la reocupación israelí.
En muchas sociedades contemporáneas -aunque la influencia de la religión haya disminuido a nivel institucional- los valores y símbolos religiosos siguen estando presentes en la cultura nacional, por Ej.: en Francia la identidad laica es muy fuerte, pero gran parte de su historia, arte y tradiciones están fuertemente influenciados por el catolicismo. En México la Virgen de Guadalupe sigue siendo un símbolo nacional de gran importancia, tanto religioso como cultural, a pesar del comunismo que a través del tiempo ha prevalecido en la Política.
La religión puede ser también causa de conflicto en la construcción de identidades nacionales, cuando grupos religiosos minoritarios no se sienten representados o cuando la religión mayoritaria impone su visión. Ej.: en Israel la religión judía está estrechamente vinculada con la identidad nacional, lo que ha generado tensiones con la población palestina y otros grupos religiosos. En la India las tensiones entre hindúes, musulmanes y otros grupos religiosos, reflejan cómo la religión puede ser un campo de conflictos en la construcción de la identidad nacional.
En resumen, la interrelación entre la religión, la identidad cultural y la Política está marcando tanto su capacidad de cohesión, como su potencial para generar un conflicto. Cada sociedad ha vivido esta interacción de manera diferente -dependiendo de su historia- contexto y diversidad religiosa. Pero no tenemos dudas que es la causa central de la “Decadencia de Occidente” -y de la que llegó a nuestras playas hispano-criollas- aún no es abarcada ni asimilada en su naturaleza por nuestra dirigencia. Lo decíamos hace cuarenta años y lo repetíamos el año pasado (5), antes de las elecciones presidenciales, en Jul 23:
“Desde hace décadas nuestro Instituto -IEEBA- viene señalando que la naturaleza de nuestra centenaria crisis-decadencia es cultural y política, con severas consecuencias socioeconómicas que progresivamente se agravan con el transcurrir de los años. Debemos reconocer que aramos en el mar: lo objetivo y material oculta a las causas abstractas del drama y se continúa -cíclicamente- atacando a las consecuencias e ignorando a la causa primera de esta crítica situación calamitosa”.
Esa “causa primera” se origina -según nuestro análisis- en la grieta del cimiento religioso de nuestra cultura, es decir, de nuestra identidad de argentinos: -hispano- criollos, católicos-. Los Concilios de la Iglesia Católica -tanto los concilios ecuménicos como los sínodos locales– tienen como objetivo general preservar, aclarar y fortalecer la fe, la doctrina y la disciplina de la Iglesia. Estas reuniones de obispos y de otras autoridades eclesiásticas buscan abordar problemas o situaciones específicas que afectan a la Iglesia, asegurando la unidad en la enseñanza y la práctica. En resumen: el objetivo general de los concilios es guiar a la Iglesia en su misión evangelizadora y asegurar la fidelidad a su doctrina y tradición.
En plena Guerra Fría y en una década convulsionada en nuestra región por el asedio revolucionario armado del castro-comunismo, se desarrolló en la Basílica de San Pedro -Roma- el Concilio Vaticano II -1962-1965-. Tiempo después -para aplicar en Iberoamérica sus enseñanzas- el CELAM convoca a su Segunda Asamblea General en 1968: la Conferencia de Medellín, en la que la Iglesia Católica adopta una postura más comprometida con los pobres y oprimidos, dando lugar a lo que se conoció como la Teología de la Liberación. Se enfocaron temas como la justicia social, la pobreza, el desarrollo y los derechos humanos.
Diez años después –1979– y observando los acontecimientos y las consecuencias de la Conferencia de Medellín en nuestra América, es convocada por el Papa Juan Pablo II la Tercera Asamblea General del CELAM -entre el 27 Ene/13 Feb- en Puebla -Méjico-. El Papa polaco participa activamente en los primeros días de la Conferencia de Puebla. Allí se reafirma el compromiso de la Iglesia con los pobres, pero también hubo un intento de equilibrar esa postura con un enfoque más tradicional en lo doctrinal.
Juan Pablo II y el Cardenal Ratzinger habían observado un desvío -en nuestra Iberoamérica convulsionada por la revolución castrista- “hacia lo que es del César”, en palabras de Nuestro Señor Jesucristo. Recuerdo una anécdota muy significativa, de la que fui parte, relacionada con la intención del Vaticano de aquellos días.
Era Cardenal Primado de la Argentina Su Eminencia Antonio Quarracino, quien presidiría la representación argentina en la Conferencia de Puebla. En 1976 se realizó allí la Reunión Preparatoria de la Conferencia y el Cardenal recibió -anticipadamente- el borrador de una ponencia que el Jesuita Joseph Comblin (6) presentaría, para lograr su aprobación por parte de la Conferencia. Su título era: “La Doctrina de la Seguridad Nacional”. Siendo un tema ajeno a la Teología, Quarracino se lo envió a mi amigo Alberto Methol Ferré (7) -asesor laico del Cardenal- para que la estudiara. Siendo un tema de mi especialidad -como profesor de Estrategia- Methol me visitó y trabajamos dos días en un documento -que él expuso con éxito en la Reunión Preparatoria – bajo el título de “Refutación a la Tesis de Comblin” (8).
Terminada la Reunión Preparatoria, Comblin -de paso hacia Talca/Chile-, visitó a Methol y estuve presente en la reunión. Recuerdo sus palabras: “Tucho, pulverizaste mi ponencia en Puebla, con todo acierto. Yo he mentido a designio para conmover a los Obispos conservadores de Latino América”. Un año después -financiada por Fidel Castro- la ponencia era publicada como libro y distribuido en toda la región. Su tesis es: “La Doctrina de la Seguridad Nacional sirve como justificación para la represión política, en nombre de la seguridad y el orden”. Como sabemos, TODOS los partidos políticos la adoptaron como VERDAD y ella se mantiene aún hoy, como ÚNICA VERDAD, en los eternos Juicios de Lesa Humanidad en los TTOOFF de nuestra querida Patria.
Si bien los Concilios de nuestra Iglesia Católica tienen como objeto general “preservar, aclarar y fortalecer la fe, la doctrina y la disciplina de la Iglesia”, la Conferencia de Medellín no cumplió con tan loables fines. Un sector importante de nuestros pastores católicos habían perdido el rumbo impuesto por Nuestro Señor Jesucristo, a quien encontraron como precursor de Marx. La Conferencia de Puebla -que intentó reencausar la “disciplina de la Iglesia”- fue solo un paliativo.
La descomposición cultural europea -que llegó a arrojar a Cristo en la propuesta de su nueva Constitución- hizo metástasis en Iberoamérica y se incorporó al proceso revolucionario regional castro-comunista, que se había iniciado en 1959. En ciertos lugares, sacerdotes adoptaron el nombre de “Cristianos para el Socialismo” o se incorporaron a las bandas revolucionarias armadas -caso Puigjané- o actuaron desde el púlpito -caso Capitanio-. El cimiento religioso de la cultura regional se agrietó severamente y continúa fragmentado, como lo demuestran los usos y costumbres en curso.
El Papa alemán que sucedió a Juan Pablo II fue Benedicto XVI. Tenía ocho doctorados, hablaba diez idiomas, era autor de más de 160 libros y era considerado el teólogo más importante del siglo XX. Fue conocido como el Papa de “la Fe y la Razón” luego de su recordado encuentro televisivo con Jürgen Habermas. Le gustaba la música clásica y leer poesía. Era sencillo y humilde. Tenía 96 años y 72 años como sacerdote católico. Fue el Papa más longevo en la historia de la Iglesia Católica. Renunció como Pontífice al sentir que no tenía fuerzas suficientes para seguir ejerciendo su oficio y para dedicarse a llevar una vida de oración.
Luego de aquellos dos pontificados excepcionales, la “fumata bianca” de la chimenea de la Capilla Sixtina nos anunció que teníamos a un nuevo Papa, el Cardenal Jorge Bergoglio, electo el 13 Mar 13, a los 76 años y -desde entonces- Papa Francisco.
Los argentinos -que vivíamos en aquellos días el drama de una profunda y centenaria crisis-decadencia- sentimos que Dios no nos había olvidado. Un hombre de Buenos Aires -un porteño- iba a conducir a 1.400 millones de católicos en el mundo entero. Ello lo hacía el ciudadano más importante nacido en nuestra joven Patria Argentina. Era un signo positivo que nos alentaba a tener grandes y nuevas esperanzas en un renacimiento nacional, que no llegaba.
Esperábamos que el nuevo Papa intercedería por nosotros -por nuestra Argentina caída- para regresar a los días inolvidables del Primer Centenario. Sin embargo, al cumplirse más de una década de su Papado, aquella esperanza se ha esfumado. Hace unos pocos días, el más importante matutino de nuestra ciudad publicaba “Las desafortunadas declaraciones del Papa”. Citaremos solo un párrafo del citado artículo (9):
“El Sumo Pontífice no debería abandonar el tono pastoral y doctrinario de sus mensajes para incursionar en el terreno político local con juicios caracterizados por una llamativa liviandad. No pocos argentinos se han lamentado de que durante los primeros 11 años al frente de la Santa Sede, a lo largo de los cuales visitó más de 60 naciones, el papa Francisco por razones que no se alcanzan a entender, haya dejado al margen a su propio país. No han faltado quienes atribuyen esa reticencia del Sumo Pontífice a un especial empeño personal por no ser utilizado políticamente por los gobernantes de turno. Si así hubiere sido realmente, se explicaría aún menos la frecuencia con la cual ha opinado, de un modo u otro, sobre la situación argentina y sus principales actores. Así las cosas, ha llamado poderosamente la atención el abierto cuestionamiento hecho al gobierno nacional. Ha ido en ese sentido el Papa más lejos de todo lo que se le había escuchado respecto de anteriores administraciones, manchadas, como las protagonizadas por la familia Kirchner y sus conmilitones, por no pocos escándalos de corrupción. Particularmente chocante resulta que se critique el uso por parte de efectivos policiales argentinos de gas pimienta –un elemento no letal empleado por las fuerzas de seguridad de muchos países– y no se condenen con el necesario énfasis las atroces violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen que encabeza el dictador Nicolás Maduro en Venezuela”.
Simultáneamente con esta publicación Monseñor Héctor Aguer -Arzobispo Emérito de La Plata- (10) profundo conocedor de la Iglesia Argentina y en particular de su clero, publicó en La Prensa un severo documento, del que extraemos solo dos párrafos:
“El presidente del peronismo. El Papa Francisco anunció repetidas veces que su intención es visitar la Argentina; pero no lo hará: sabe que no le iría muy bien acá. Entonces, ahora, desciende al campo sucio de los debates políticos con un discurso insólito, de furia, contra el gobierno libertario del Presidente Milei. Nunca hizo la menor alusión a los gobiernos de Cristina Kirchner, que hundieron al país en la pobreza y la indigencia. Tampoco reaccionó ante el peor gobierno de la historia: el del inútil y golpeador Alberto Fernández, el hipócrita que presumía de feminista y le pegaba a su mujer. La fuente principal del discurso de Francisco ha sido, como otras veces, las noticias que le alcanza su amigo Juan Grabois”.
“La intervención de Francisco contra el gobierno argentino es una nueva expresión del progresismo papal; andar siempre para adelante, como ocurre con el peronismo y su búsqueda nunca alcanzada de la justicia social. El Papa opone la justicia social al gas pimienta: reprimir el piquete, impedir la protesta continua y la revuelta sería contrariar el dinamismo del Evangelio, el cual siempre debe ser releído. Así, el Concilio Vaticano II, sería una relectura del Evangelio según la cultura de la modernidad. Allí está el progresismo y el peronismo que hoy día reinan en Roma. Francisco es el presidente del peronismo, como ya hemos explicado en otras ocasiones”.
A la luz de nuestra reflexiones contenidas en los puntos 1. y 2. de este ensayo, hemos perdido la confianza y esperanza de que el Cardenal que vivió intensamente y en primera línea los acontecimientos del último medio siglo en Iberoamérica -y en particular en Argentina-, llevado al trono de Pedro como Francisco -Obispo De Roma-, impulse con energía la continuidad de la acción de sus predecesores para “guiar a la Iglesia en su misión evangelizadora y asegurar la fidelidad a su doctrina y tradición” y que -contrariamente- se haya inclinado hacia las graves desviaciones originadas en Medellín como lo evidencian las citas de los publicaciones citadas (9) y (10).
Un cercano camarada del Liceo Militar Grl Belgrano -ferviente católico- me hizo llegar una precisa síntesis y sus consideraciones sobre el mensaje del Papa Francisco: “No quiero dejar pasar más tiempo sin expresar mi consideración al mensaje del Papa Francisco en la Celebración del “10mo Aniversario del Primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares”:
Me pareció un error tremendo la participación del Papa Francisco en asuntos de la Política interna de la Argentina.
Asumió una información parcial y predicó en base a mentiras para la Audiencia Mundial.
Predicó la actitud violenta para reclamos sectoriales, tomando ejemplos de las escrituras. Jesús no nos invitó a luchar por la injusticia con violencia. Nos invitó a defendernos con la justicia del bien y la Misericordia.
Impregnó a la Pastoral Social de un pensamiento sectorizado, no integro, no misericordioso, propio de la Revolución del Siglo XX.
Los seguidores de los Movimientos Populares de Francisco en la Argentina, a los 10 años de su fundación, han dado sus frutos; los valoro por los frutos del Bien, de la Verdad Histórica, no de la Memoria; por la Tradición del Amor a La Patria; por la Fidelidad a la Libertad de la República, y la Constitución que invoca a la Fuente de toda Razón y Justicia.
Los Discípulos del Papa Francisco de los Movimientos Populares están siendo juzgados por corruptos, abusadores de los pobres, mentirosos, violentos, organizadores de movimientos contrarios a la Constitución Nacional, cómplices de la Justicia Social del Grl. Perón; del gobierno Kirchnerista y de los Foros Latinoamericanos que luchan por la Revolución Castro Chavista.
Los Discípulos de Jesús eran grandes Pecadores: Mateo, corrupto. Pedro, pecador. Santiago, violento. Simón, el celote, terrorista de la época. Judas, traidor. Él los transformo con su Misericordia.
Observó su Misericordia con los Pecadores. Rechazó el Pecado, que no podemos Tolerar.
Nosotros, pecadores, rezamos por el P. Francisco. Rechazamos todo Pecado.
En la Iglesia CABEMOS todos, santos y pecadores, pero NO CABE TODO.
CUANDO NO SOMOS CAPACES DE TENER MISERICORDIA CON EL PECADOR Y DE NO ACEPTAR EL PECADO, ENTONCES LO QUE SE INTRODUCE EN LA IGLESIA NO ES LA MISERICORDIA SINO LA TOLERANCIA, LO QUE SE INTRODUCE ES EL PECADO, NO LO OLVIDEMOS.
Desde nuestra humilde posición de analistas estratégicos volvemos a insistir en que nuestra crisis estructural es de origen “cultural y política”. El relativismo cultural europeo -“núcleo originante del Occidente Cristiano”– tiene su origen en la grieta de la “reforma”, la pérdida del rumbo social que impusieron sus guerras civiles y las consecuentes teorías sociológicas emergentes del “terror nuclear” en los años ´60 y ´70. Iberoamérica, -apéndice cultural del Viejo Continente- somatizó sus crisis y las sumó a las propias. No habrá recuperación de la identidad occidental, sin la recuperación del cristianismo y no habrá recuperación socioeconómica permanente sin restablecimiento cultural/moral, europea y americana. Por y para ello entender el mensaje divino:
“A Dios lo que es de Dios y al César, lo que es del César”.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 5, 2024
Candidatos y aborto
Solo quisiera transcribir un pequeño párrafo de una carta que en su momento hiciera llegar Joseph Ratzinger (ahora papa emérito Benedicto XVI) a los obispos de los Estados Unidos en 2004, y que creo oportuno recordar ahora, en vísperas de las elecciones PASO: en nuestro país: “Un católico sería culpable de cooperación formal en el mal, y tan indigno para presentarse a la Sagrada Comunión, si deliberadamente votara a favor de un candidato precisamente por la postura permisiva del candidato respecto del aborto y/o la eutanasia”. Y añade: “Cuando un católico no comparte la posición a favor del aborto o la eutanasia de un candidato, pero vota a favor de ese candidato por otras razones, esto es considerado una cooperación material remota, la cual puede ser permitida ante la presencia de razones proporcionales”.
Dolores Seeber de Castaños
[/ezcol_3fifth] [ezcol_1fifth_end].[/ezcol_1fifth_end]PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 10, 2019
Wojtyla
El 18 de mayo de 1920, Karol Jozef Wojtyla nació en la ciudad polaca de Wadowice, 35 millas al suroeste de Cracovia. Wojtyla se convirtió en el Papa Juan Pablo II, el papa que más viajado en la historia de los papados y el primer no italiano en ocupar el cargo. Desde el siglo XVI. Después de la escuela secundaria, el futuro papa se inscribió en la Universidad Jagellónica de Cracovia, donde estudió filosofía y literatura y actuó en un grupo de teatro.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis ocuparon Cracovia y cerraron la universidad, lo que obligó a Wojtyla a buscar trabajo en una cantera y, más tarde, una fábrica de productos químicos. Para 1941, su madre, su padre y su único hermano habían muerto, dejándole como el único miembro sobreviviente de su familia.
[ezcol_1half]Aunque Wojtyla había estado involucrado en la iglesia toda su vida, no fue hasta 1942 que comenzó su entrenamiento en el seminario. Cuando terminó la guerra, regresó a la escuela en Jagiellonian para estudiar teología, se convirtió en sacerdote ordenado en 1946. Luego de completar dos doctorados, se convirtió en profesor de teología moral y ética social.
El 4 de julio de 1958, a la edad de 38 años, fue nombrado obispo auxiliar de Cracovia por el Papa Pío XII. Más tarde se convirtió en el arzobispo de la ciudad, donde habló a favor de la libertad religiosa, mientras que la iglesia comenzó el Concilio Vaticano II, que revolucionaría el catolicismo. Fue nombrado cardenal en 1967, asumiendo los desafíos de vivir y trabajar como sacerdote católico en la Europa oriental comunista.
Una vez que le preguntaron si temía la retribución de los líderes comunistas, respondió: “No les tengo miedo. Me tienen miedo”.
Wojtyla estaba construyendo tranquila y lentamente una reputación como un poderoso predicador y un hombre de gran intelecto y carisma.
Aún así, cuando el Papa Juan Pablo I murió en 1978 después de solo un reinado de 34 días, pocos sospechosos de Wojtyla serían elegidos para reemplazarlo. Pero, después de siete rondas de votación, el Colegio Sagrado de Cardenales eligió a los 58 años de edad, y se convirtió en el primer Papa eslavo y el más joven en ser elegido en 132 años.
Pontífice conservador, el papado de Juan Pablo II estuvo marcado por su firme y firme oposición al comunismo y la guerra, así como al aborto, la anticoncepción, la pena de muerte y el sexo homosexual. Más tarde salió en contra de la eutanasia, la clonación humana y la investigación con células madre.
Juan Pablo I
Viajó ampliamente como papa, utilizando los ocho idiomas que hablaba (polaco, italiano, francés, alemán, inglés, español, portugués y latín) y su conocido encanto personal, para conectarse con los fieles católicos, así como con muchos de los demás. el pliegue.
El 13 de mayo de 1981, el extremista político turco, Mehmet Ali Agca, disparó al Papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro.
Juan Pablo II y Mehmet Ali Agca
Después de ser dado de alta del hospital, el papa visitó a su presunto asesino en prisión, donde había comenzado a cumplir una sentencia de cadena perpetua, y personalmente lo perdonó por sus acciones. El año siguiente, otro intento fallido fue hecho en la vida del Papa, esta vez por un sacerdote fanático que se opuso a las reformas del Vaticano II.
Aunque no fue confirmado por el Vaticano hasta 2003, muchos creen que el Papa Juan Pablo II comenzó a padecer la enfermedad de Parkinson a principios de los años noventa. Comenzó a desarrollar dificultad para hablar y tuvo dificultad para caminar, aunque continuó manteniendo un horario de viaje físicamente exigente.
Joseph Ratzinger
En sus últimos años, se vio obligado a delegar muchos de sus deberes oficiales, pero aún así encontró la fuerza para hablar con los fieles desde una ventana en el Vaticano. En febrero de 2005, el Papa fue hospitalizado con complicaciones de la gripe. Murió dos meses después.
El Papa Juan Pablo II es recordado por sus exitosos esfuerzos para acabar con el comunismo, así como por construir puentes con personas de otras religiones, y por emitir la primera disculpa de la Iglesia Católica por sus acciones durante la Segunda Guerra Mundial.
Fue sucedido por el cardenal Joseph Ratzinger, quien se convirtió en el Papa Benedicto XVI. Benedicto XVI comenzó el proceso para beatificar a Juan Pablo II en mayo de 2005.
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]Trás bambalinas
La Visita de Juan Pablo II a la Argentina, 1982
“EL PIBE” Y “LOS VIEJOS”
En l982, con 37 años de edad, y el grado de Sub Comisario era Jefe de la Brigada de Investigaciones de Mercedes con asiento en la ciudad de Luján, puesto normalmente ocupado por Comisarios Inspectores. Era la segunda Brigada de la que era “el uno” (Jefe) y en las periódicas reuniones de Jefes de Brigada, en la Jefatura (ciudad de La Plata) yo era “el pibe” para los otros, todos “viejos” de 43 a 46 años de edad y por supuesto muchas más vivencias. A 15 cuadras de la dependencia, alquilaba una casa quinta, donde vivía con mi familia. Me hacía tiempo para practicar ciclismo con ellos, teníamos una existencia simple, sana y alegre, conviviendo con numerosas mascotas recogidas de la calle. Sin lugar a dudas, la vida me sonreía tanto en lo profesional como en lo familiar, había logrado todo lo que quería, cuando con 14 años de edad me imaginaba detective.
SUFRIENDO Y MURIENDO EN MALVINAS
Concentrado en cumplir eficientemente con mi labor, ya que por tener 2 grados menos del que correspondía al cargo, no tenia margen para el error, el conflicto por Malvinas era solo noticias y votos de éxito para los soldados que sufrían y morían en el sur de nuestro país. Hoy lamentablemente algunos de los que lucharon allá, y recibieron condecoraciones, están en esta misma prisión.
EL FINAL DE UNA GESTA
El final de la conflagración se vislumbró con la llegada al país de Karol Wojtyla, el Papa Juan Pablo II, el viernes 11 de junio, horas antes de la rendición Argentina y más aún con su paso por Lujan, donde oficiaría una misa y pronunciaría una larga homilía. Esto dio lugar a una serie de lógicos preparativos de seguridad. Así desde el día anterior y durante la noche fueron llegando multitud de fieles, que según las crónicas de la época superaron los 800.000. Si bien el amanecer se presentó frío y lluvioso, el tiempo fue mejorando con el avance de las horas. Muchos hechos de ese día, dado el tiempo transcurrido ya no los recuerdo, si mencionaré algunos que me resultaron inolvidables.
LOS PREPARATIVOS
Con la Brigada, fui asignado a la custodia del sector correspondiente al altar donde el Santo Padre oficiaría la misa y diría sus palabras. O sea que cubriendo la franja del frente de la Basílica que comprendía desde las rejas a los primeros metros del interior de ella, estaríamos varias horas junto a él. Allí aparte del altar armado sobre la escalinata de ingreso, a la izquierda del mismo se ubicaron sacerdotes en general, a la derecha las altas autoridades eclesiásticas e invitados especiales. La vereda quedó para los seminaristas, separados del público por un vallado. Teníamos así amplios sectores de protección humana para el Papa. Nosotros ocupamos el lugar antes de las 8 de la mañana. Se lo selló y pasaron los peritos en explosivos. Luego yo también realicé una última inspección, a pesar de no ser experto como ellos. Recuerdo que se percibía en el aire un fuerte olor a humedad en los ropajes, por efecto de la lluvia sobre los cientos de miles de concurrentes al lugar, las voces de la muchedumbre a medida que pasaban las horas era casi ensordecedor.
LOS SACERDOTES Y “EL VIEJO“.
El ambiente era festivo y aún hoy recuerdo muchas de las conversaciones en tal sentido de los sacerdotes jóvenes, escuchadas mientras caminaba entre ellos. En todas se referían al Papa como “el viejo“. Se daba un paralelismo entre iglesia y policía, nosotros así les decíamos a los Comisarios, cuando éramos oficiales. Si bien estaban fuera de mi área de responsabilidad directa, algo de preocupación nos produjeron los seminaristas ubicados en la vereda. Estando la ciudad colapsada por el gentío, primero fijaron un sector contra la pared con rejas para orinar, esto con las horas hizo que el mismo corriera hacia la calzada donde se formó un gran charco. Segundo, trajeron gran cantidad de cajones con comida. Para evitar conflictos no fue aconsejable requisarlos, pero en prevención de la existencia de armas o explosivos, pusimos un “observador” permanente, sobre la manipulación que hacían de los mismos.
UNA FALLA DE SEGURIDAD
Ese día, una de las fallas en la seguridad producto de una imprevisión de Operaciones, oficina encargada de diagramar el servicio, fue la instalación de los francotiradores en las torres de la basílica. Si bien el lugar era ideal por su dominio y por permitir un ángulo de tiro casi vertical, lo que evitaría heridas a terceros, en caso de tener que disparar, las campanas que ese día tocaron al vuelo y en numerosas oportunidades, impidieron la permanencia de los tiradores allí. Así quedó neutralizada esta importante cobertura de seguridad. Luego fue reubicada en otro lugar menos estratégico.
“EL GORILA”
Yo no sabía nada de él. Estaba preparado para recibir a custodios profesionales e intercambiar saludos y tarjetas personales con ellos. En su lugar, en las primeras horas de la tarde, desde atrás del altar y fuera de la vista del público vimos la llegada de la comitiva Papal. En ese lugar nos encontramos con PAUL CASIMIR MARCINKUS, dado el tiempo transcurrido no recuerdo si arzobispo u obispo, que formaba parte del cortejo y era custodio del mismo. Su apodo “El Gorila” hacia juego con su personalidad avasallante. El cambió los lógicos saludos protocolares por un imperante – “Quienes son ustedes?” – Al responderle que la custodia – con voz prepotente dijo – “Entonces custodien” – y siguió adelante ingresando a la Basílica. Algunos metros atrás, venia el Papa. No hubo coordinación alguna y tampoco posteriores conversaciones. Todo se improvisó. Él por su lado y nosotros por el nuestro.
MAGNUM 357
Al pasar a mi lado, de costado pude verle a Marcinkus, debajo de la sotana con varios botones desabrochados, más arriba de la faja eclesiástica, la culata de un revólver Magnum 357 que portaba. Este detalle me hizo “ruido“, no unía sacerdocio y armas letales. Luego traté de pensar que esto era lógico y que más allá del hábito, en mas o en menos, todos éramos nada más que simples hombre, con temores y ansias de figuración y poder. Diré que ese mismo año comenzaron para él, diferentes complicaciones de orden legal. Estas fueron desde la quiebra del banco Ambrosiano, a su presunta vinculación con la P2, varios crímenes financieros y la desaparición de la menor Emanuela Orlandi. Desde ya, eso es terreno de entendidos e historiadores.
JUAN PABLO II, EL GRANDE
La presencia de Juan Pablo II, realmente era impactante. Su séquito de 6 a 10 cardenales, arzobispos y obispos, se movía a su alrededor nerviosamente, mientras que su figura fuera de los protocolos de la misa y los saludos, era etérea, y se mantenía al margen de lo que ocurría cerca de él. Pese a la curvatura de su espalda, la tela blanca de muy alta calidad de sus hábitos, sin arrugas caía en pliegues perfectos. Cuando se arrodilló para orar en un reclinatorio colocado en la nave central, cerca de la entrada de la Basílica, me llamó la atención su calzado color negro, acordonado de suela fina y capellada envolvente. Eso óptimamente le achicaba los pies, que parecían los de un niño, eran casi angelicales. En esos momentos éramos muy pocos y se imponía el silencio del interior por sobre el ruido de los helicópteros y el clamor de la gente que nos llegaban apagados del exterior. Afuera era la ebullición terrenal y adentro la paz celestial. Completaban el cuadro, la luz solar que a través de los vitrales bajaban en rayos multicolores hacia el piso, y el aroma a incienso.
UN CURA QUIEBRA LA “MAGIA”
En esos momentos se quebró “la magia”. A través de la sacristía, próxima a la zona del altar se nos coló un sacerdote que vino hacia nosotros corriendo. Sus últimos metros los hizo de rodillas y patinando, llevado por la velocidad que traía. Yo me coloqué en su camino tratando que no se me adelantara MARCINKUS. Todo el sequito papal, no disimulaba en su cara el fastidio por esta irrupción. El pobre cura se olvidó del Papa, nos observó a todos desde su posición y ante tantas miradas de rechazo, sin decir palabras, se levantó, comenzó a retroceder y volvió corriendo por donde había venido. Lo acompañó uno de los hombres de la Brigada, que corría detrás de él. Sin comentarios.
Después de orar, el Papa esperó a unos familiares suyos, sentado en un gran banco con respaldo alto y ornamentaciones, colocado también próximo a la entrada. Estos no llegaron, luego le cambiaron sus atuendos y comenzó la tan anunciada misa.
UNA SIESTA
Al pronunciar su larga homilía y dado mi agotamiento de tantas horas de pié y de tensión, separando las telas que cubrían todo el contorno del altar, me introduje debajo de él y pude sentarme algunos minutos en las mismas escalinatas de entrada a la Basílica. También había cortado la tela al frente y a mi izquierda. De este último lado tenia a la vista a las máximas autoridades eclesiásticas e invitados especiales. Entre ellos el ex presidente Agustín Lanusse a quien había custodiado en 2 oportunidades en Bahía Blanca, unos 10 años antes, siendo presidente. Más atrás había otros militares cuyos nombres no recuerdo. Lo digno de mención fueron los cardenales, arzobispos y obispos sentados en ese sector. Estos mantenían sus ojos cerrados por lo que comencé creyendo que meditaban sobre las palabras del Santo Padre, lo cual no dudo que hacían algunos de ellos, pero resultó que la mayoría solo dormitaban, quizás vencidos por el cansancio de tantas horas de espera. Destaco que lo hacían manteniendo sus cabezas rectas, sin cabecear, de no ser por esta habilidad, supongo adquirida a través del tiempo, al llevar puesta la Mitra, esta seguramente hubiera caído al suelo.
Karol Józef Wojtyła, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska.
Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005. Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.
ERROR Y AVALANCHA ECLESIÁSTICA NO PREVISTA
Finalizada la misa, el Papa los cardenales y obispos con los que la concelebró, volvieron al interior de la Basílica. Detrás de ellos, vinieron corriendo gran cantidad de sacerdotes que pugnaban por llegar hasta él, varios portando cámaras fotográficas descartables. Ante la emergencia con 4 o 5 efectivos de la Brigada intentamos cerrar las puertas de entrada al lugar, no alcanzando a hacerlo. Así quedó una abertura entre hoja y hoja de unos 2 metros. Nos trabamos brazo con brazo mientras que los hombres de los extremos se aferraban a las puertas, entreabiertas. Así resistimos el embate, de 30 o más clérigos, quedando yo imposibilitado de acompañar la comitiva.
SORPRENDENTE MALDICIÓN
En el cuerpo a cuerpo que teníamos con los sacerdotes que como fanáticos de fútbol, pugnaban por entrar a la fuerza a la Basílica detrás de Juan Pablo II, primeramente tuve la mala idea de decirles a modo de humorada, que si las que empujaban fueran monjas sería más divertido. Un sacerdote de edad avanzada, me dijo – “Esas no sirven para nada” – lo cual no dejó de sorprenderme por su contenido discriminatorio. Un sacerdote cubierto por una túnica blanca se abrió paso hasta la primera línea del grupo, se levantó la falda, para que viera su faja eclesiástica de obispo y me pidió pasar. Ante mi negativa, casi me escupió en la cara – “Ojala te estés muriendo y me llamen a mí para darte la extremaunción” – retirándose furioso del lugar. Desconcertado, solo atiné a felicitarlo por sus palabras.
Mi hoy, será parte de esa maldición?
FINAL
Así seguimos resistiendo hasta poder cerrar finalmente las puertas. Para entonces el Papa y su comitiva luego de quitarse los ornamentos y orar en el presbiterio, se retiró a través de la sacristía, para volver a Buenos Aires. La tensión fue menguando como así la algarabía de los creyentes. Más tarde terminó nuestro cometido al tiempo que la ciudad era abandonada por la gente. Atrás quedaba una larga jornada memorable y agotadora. También gran cantidad de residuos en las calles.
PREGUNTAS SIN RESPUESTA.
Paul Casimir Marcinkus y Juan Pablo II
En las custodias a personalidades, si bien se porta un arma, primeramente y a cualquier precio se procura cubrir y proteger el objetivo. Uno no se protege, lo cual implica lamentablemente ponerle el cuerpo a las balas, luego se contraataca. Siendo varios los custodios, unos cubren y otros contraatacan. Cada vez que recuerdo el evento Papal, me hago 3 preguntas que por supuesto y por suerte quedaron sin respuesta en el tiempo.
1) Como hubiera actuado Marcinkus frente a un atentado?
2) Si hubiera desenfundado ante las cámaras, de la televisión, como lo habría tomado el mundo católico, viendo a un sacerdote con sus hábitos disparando y dando muerte a alguien, más allá de salvar la vida del Santo Padre?
3) Que hubiera pasado si aparte de abatir al magnicida, por la aglomeración de gente y la potencia del arma que portaba hubiera dado muerte a algún feligrés, hombre, mujer o niño?
Como dije, por suerte mis preguntas quedaron sin respuesta y hoy son solo simples divagaciones. Pasaron los años, los conflictos mundiales fueron cambiando y hoy vemos al Santo Padre custodiado por hombres de la Gendarmería Vaticana, muy bien entrenados y equipados, como realmente debe ser. Pese a ello el Papa Francisco se caracteriza por romper permanentemente los protocolos, anulando la efectividad de sus custodios y seguramente sometiéndolos así a permanente estrés.
Claudio A. Kussman
Septiembre 9, 2015