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Las dos figuras principales de las guerras de independencia de América del Sur fueron Simón Bolívar en el norte y José de San Martín en el sur. Sus caminos se cruzaron en Ecuador, donde el modesto y desinteresado San Martín salió segundo. Mientras que en Argentina se le honra como un héroe nacional, en América del Sur en general, Bolívar es venerado casi como un dios.

José de San Martín nació de padres españoles en 1778 en Yapeyú, ahora en Argentina, donde su padre era gobernador. La familia regresó a España cuando era un niño pequeño y se educó en Madrid e hizo carrera en el ejército español, llegando a ser teniente coronel de caballería. En 1811, con España bajo el yugo francés y José Bonaparte en el trono, renunció a su cargo y fue a Buenos Aires a luchar por la independencia. Reorganizó el ejército y en 1817 llevó a cabo una de las hazañas más notables de la historia militar al liderar una fuerza de 5.000 hombres a través de los imponentes picos de los Andes para invadir Chile. Después de conseguir la independencia de Chile, con una flota comandada por el aventurero Lord Cochrane, invadió Perú y declaró la independencia en Lima en 1821, con él mismo como dictador.

Mientras tanto, sin embargo, Simón Bolívar había estado liberando a Venezuela, Colombia y Ecuador del dominio imperial español y era esencial unir los dos ejércitos. Los generales se reunieron en Guayaquil, Ecuador, en 1822. Se reunieron en secreto, pero se cree que San Martín se ofreció a servir a las órdenes de Bolívar. La oferta fue rechazada y San Martín, que no estaba dispuesto a poner en peligro la causa, renunció generosamente, para dejar a Bolívar en el mando sin oposición. Al año siguiente se exilió en Europa, donde pasaría casi los últimos treinta años de su vida, fuera de combate y sumido en una pobreza cada vez mayor. En 1824 estuvo brevemente en Londres y una placa en el 23 de Park Road NW1 marca su estancia, pero vivió en Bruselas y más tarde en París, cuidado por su hija Mercedes y su marido, hasta que murió en Boulogne en 1850, a los setenta y dos años.

San Martín legó su espada a Juan Manuel de Rosas, el dictador argentino. En 1880 sus restos fueron trasladados a Buenos Aires y enterrados ceremoniosamente en la Catedral Metropolitana, y en 1897 la familia Rosas presentó formalmente su espada a la nación argentina. Se le concedió un lugar de honor en el Museo Histórico. Actualmente hay un Museo San Martín en Buenos Aires y un monumento colosal en Mendoza al cruce de los Andes.

Extracto de BioDias.

 


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Agosto 17, 2024