DESESTIMAR LA DESESTIMACION

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romero-22 Por Marcelo Carlos Romero.

 

Natalio Alberto Nisman, el fiscal más importante de la República Argentina, ya que era el representante del Ministerio Público que investigaba el demencial ataque terrorista que redujo a escombros el edificio de la AMIA, llevando a la tumba a 85 personas y constituyendo el atentado más grave de la historia del Cono Sur, apareció muerto en su departamento del complejo “Le Parc”, en Puerto Madero, a pocas horas de haber presentado una gravísima denuncia contra la ex presidente de la Nación, Cristina Fernández, su ex Canciller Héctor Timerman y otros funcionarios y allegados al anterior gobierno.

La presentación del fiscal Nisman tuvo inmediata repercusión nacional e internacional y se esperaba una profunda investigación, en medio del espanto que cundía en la República Argentina luego de su muerte violenta, aún no esclarecida.

Nisman fue enterrado en el Cementerio Israelita de La Tablada. Con él, su denuncia y la investigación de su muerte. En pocas horas, el fiscal muerto se convirtió en mitómano, delirante, alcohólico, drogadicto, siervo de los servicios de inteligencia … Y hasta socio de los fondos buitre!!!  Su honra, su buen nombre y su memoria, fueron arrojadas a los perros carroñeros. 

En la escena del crímen del coqueto departamento de Puerto Madero, sólo faltó el pasaje de una tropilla de percherones y un concierto de la orquesta filarmónica de Buenos Aires,en medio de la sangre, vainas servidas, huellas digitales y demás rastros de interés pericial.

nisman4Pasaron casi dos años desde aquellos desgraciados acontecimientos. Durante todo este tiempo, la comunidad argentina vio como el Poder Judicial y el Ministerio Público -o algunos de sus integrantes- lograron colocar un elefante adulto en una caja de zapatos. La alquimia judicial para no investigar la denuncia de Nisman tuvo ribetes grotescos, absurdos, desafiando los límites de la racionalidad misma.

Tres jueces federales (Rafecas, Freiler y Ballestero),  y un fiscal federal (De Luca) decidieron que no debía investigarse una de las denuncias más graves de nuestra historia.

Los fiscales, representantes de los intereses de la comunidad en los procesos penales, debemos investigar las denuncias que llegan a nuestros despachos. De hecho, se investigan en nuestras fiscalías denuncias anónimas, llamados telefónicos, correos electrónicos, dichos de un vecino, artículos periodísticos, etc. Muchas veces, no logramos establecer la existencia de un delito. Otras tantas, aún existiendo una conducta delictiva, no logramos descubrir a sus autores, encubridores o cómplices. En ocasiones, los jueces consideran que la prueba de cargo reunida por el Ministerio Público es insuficiente para lograr una sentencia de condena, etc.

Pero, no investigar una denuncia, con medio centenar de medidas de prueba a producir, es inédito en la historia judicial argentina. También es vergonzante.

El fallo de la Cámara Federal de Casación Penal que ordena la apertura de la investigación de Alberto Nisman es un soplo de aire fresco en la vida republicana. Pero sólo eso. Ni siquiera es el capítulo 1 del libro “Cómo ser un país normal”. Es sólo el prólogo.

Como en la películas, sólo queremos saber la verdad y nada más que la verdad.

Nada más. Y nada menos.

 

Marcelo  Carlos  Romero  –  Fiscal del Ministerio Público de la Pcia. de Buenos Aires  –  Miembro de Usina de Justicia

 

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PrisioneroEnArgentina.com

Diciembre 29, 2016


 

Comisario Omar Hernández, 83 años. Otro imputado al que ningún “testigo” menciona o identifica.

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El 19 de diciembre del año 2014, allí con 81 años cumplidos, el Comisario Omar Hernández fue detenido bajo cargos que aún hoy, más de 24 meses después, todos quisiéramos conocer.

Fue llevado a Comodoro Py, donde fue notificado que -nada menos- el juez Rafecas estaba al frente de su caso. Luego de este acto, su destino fue la Unidad Penal de Marcos Paz.

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Hernández hoy -con su prisión preventiva vencida- duerme en el calabozo (Habitación según los grupos de “Derechos Humanos” argentinos) de la Unidad Penal 31 de Ezeiza. Si bien es un hombre lúcido y de buena dicción, posee problemas de salud. A los lógicos de la edad (Otra vez según los dichos de Adriana Taboada) como graves problemas de visión -cataratas- e inconvenientes odontológicos (No puede masticar) se le suman dificultades prostáticas que requieren un control cada 4 meses que nunca se lleva a cabo. Sin olvidar que su presión arterial parece estar estancada en 170-100.

Sus defensores legales han solicitado la eximición de prisión. La misma fue denegada. El paso siguiente fue el pedido de detención domiciliaria… y la aventura es la aventura: De la Cámara de Apelaciones pasó a la Cámara de Casación y de allí… nuevamente al cajón donde el juez Rafecas nunca pasa el plumero. Cuando la defensoría presentó un informe con el historial clínico del comisario Hernández, el doctor Rafecas envió el caso a juicio oral, dependiendo de la resolución del Tribunal Federal 5 de San Martín si esta fecha será en un futuro cercano o no. ¿Mi intuición? Cuatro o cinco años, siendo muy optimista. Ya no se puede decir que asombra, pero el caso del Comisario Hernández yace en un alegato de testigos que dicen haber sido arrestados y trasladados a una comisaria bajo su mando en Moreno en los años 76 o 77 donde a su vez eran transferidos a un Centro de Detención para ser sometidos a interrogatorios. No se pudo comprobar la existencia de este centro, ni el nombre o el rostro de Hernández fue mencionado o identificado.

Ya sabemos que por haber pertenecido a una fuerza en los años setentas, el Poder Judicial suele dictar imputaciones por control remoto al por mayor. El típico caso de haber estado en la profesión equivocada, en la hora equivocada: Un ex uniformado, parado en cualquier mosaico de suelo argentino.

 

fabian76 Por Fabian Kussman.


PrisioneroEnArgentina.com

Diciembre 28, 2016