Hoy a la mañana estuve en la Universidad del Museo Social Argentino donde me recibí de abogado, pero nunca tuve en mi profesión la pasión que siento por el periodismo. No busco un nuevo título Universitario, sino perfeccionar algunos aspectos del “periodismo digital” Allí fui muy bien atendido, por un joven que se llama “Juan Pablo”. Inmediatamente pensé en quien para mí ha sido uno de los mejores Papas de las ultimas centurias. Si lo recuerdo tan bien es por su relación con otra santa, María Teresa de Calcuta que la tengo presente todos los días. En mi escritorio al lado de mi computadora hay fotos de ambos a los que les pido bendigan a la Argentina. Que iluminen a nuestros gobernantes y a aquellos que buscan acceder al poder en las próximas elecciones. Les imploro para que todos los candidatos se pongan de acuerdo en terminar definitivamente con la corrupción y la impunidad judicial. Estos son parte de un “combo” corrupción e impunidad judicial una gran desgracia nacional. ¿No es acaso la corrupción un problema de todos? Los hechos acontecidos en estos últimos años señalan claramente que los justicialistas y kirchneristas jamás lucharán para extirpar el “cáncer de la corrupción” que afecta a todos los argentinos, pero particularmente a los más pobres. Es imposible a la luz de la experiencia objetiva y de lo acontecido en el Congreso Nacional al no votar la Ley de extinción de dominio o la finalización de los fueros parlamentarios. No nos engañemos más. Si la corrupción y la impunidad continua no vendrá a la Argentina ninguna inversión al sector productivo y no habrá generación de empleo genuino y privado. Los capitales extranjeros vendrán como si fueran palomas viajeras, harán su diferencia con el dólar y las altas tasas de interés y se irán. Tenemos que mirar al futuro a un país decente y no espantosamente corrupto con una imagen deplorable y triste a nivel internacional. Los argentinos que viajen al exterior no se sentirán orgullosos de serlo, lo sé por mi experiencia internacional. Recuerdo que alguien me dijo “Bueno tu eres argentino, pero has recorrido el mundo te has educado fuera de Argentina, poco te queda de argentino. Yo reaccione al principio con “mucho dolor y tristeza” me asuste tanto que decidí que mis hijos se educaran en el exterior bajo la influencia “anglosajona” pues es bien cierto si tomamos las estadísticas mundiales que estos son mucho más honestos que los latinos. Los argentinos se equivocan y creen que la corrupción no les mete la mano en los bolsillos a cada uno. Creen como decía en una nota en El Diario del Viajero: La cosa de todos es responsabilidad de los otros y no mía. Gran error es responsabilidad de todos los argentinos tanto ciudadanos como políticos. El problema no es solo la corrupción sino en la vigencia de un modelo de ética pública que no existe como debería ser. ¿Como es posible aceptar que un gobernante tenga sus propias empresas y contrate y haga negocios con empresas estatales que ellos mismos deben controlar? Hace 20 años casi que lucho contra la corrupción, mi única arma es mi pluma y mis profundas convicciones que no puedo mancillar. El honor de mi apellido y los sabios consejos de mi padre un hombre cabal y honesto, que fue un ejemplo para mí y mis hermanos. Santo Juan Pablo recuerdo cuando Dios te llamo y leí en un diario un título que nunca olvidare ADIOS, Dios te llamo y te fuiste rápidamente. Intercede ante él para que no seamos tan ingratos, nos dio riquezas, de todo y los desagradecidos argentinos roban y roban las riquezas de todos. Te pido y te pedimos tu bendición. Lamentablemente el Papa Francisco no está acá para auxiliarnos para ayudarnos a unirnos, es triste pero así lo siento yo y mucha gente.
El 18 de mayo de 1920, Karol Jozef Wojtyla nació en la ciudad polaca de Wadowice, 35 millas al suroeste de Cracovia. Wojtyla se convirtió en el Papa Juan Pablo II, el papa que más viajado en la historia de los papados y el primer no italiano en ocupar el cargo. Desde el siglo XVI. Después de la escuela secundaria, el futuro papa se inscribió en la Universidad Jagellónica de Cracovia, donde estudió filosofía y literatura y actuó en un grupo de teatro.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis ocuparon Cracovia y cerraron la universidad, lo que obligó a Wojtyla a buscar trabajo en una cantera y, más tarde, una fábrica de productos químicos. Para 1941, su madre, su padre y su único hermano habían muerto, dejándole como el único miembro sobreviviente de su familia.
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Aunque Wojtyla había estado involucrado en la iglesia toda su vida, no fue hasta 1942 que comenzó su entrenamiento en el seminario. Cuando terminó la guerra, regresó a la escuela en Jagiellonian para estudiar teología, se convirtió en sacerdote ordenado en 1946. Luego de completar dos doctorados, se convirtió en profesor de teología moral y ética social.
El 4 de julio de 1958, a la edad de 38 años, fue nombrado obispo auxiliar de Cracovia por el Papa Pío XII. Más tarde se convirtió en el arzobispo de la ciudad, donde habló a favor de la libertad religiosa, mientras que la iglesia comenzó el Concilio Vaticano II, que revolucionaría el catolicismo. Fue nombrado cardenal en 1967, asumiendo los desafíos de vivir y trabajar como sacerdote católico en la Europa oriental comunista.
Una vez que le preguntaron si temía la retribución de los líderes comunistas, respondió: “No les tengo miedo. Me tienen miedo”.
Wojtyla estaba construyendo tranquila y lentamente una reputación como un poderoso predicador y un hombre de gran intelecto y carisma.
Aún así, cuando el Papa Juan Pablo I murió en 1978 después de solo un reinado de 34 días, pocos sospechosos de Wojtyla serían elegidos para reemplazarlo. Pero, después de siete rondas de votación, el Colegio Sagrado de Cardenales eligió a los 58 años de edad, y se convirtió en el primer Papa eslavo y el más joven en ser elegido en 132 años.
Pontífice conservador, el papado de Juan Pablo II estuvo marcado por su firme y firme oposición al comunismo y la guerra, así como al aborto, la anticoncepción, la pena de muerte y el sexo homosexual. Más tarde salió en contra de la eutanasia, la clonación humana y la investigación con células madre.
Juan Pablo I
Viajó ampliamente como papa, utilizando los ocho idiomas que hablaba (polaco, italiano, francés, alemán, inglés, español, portugués y latín) y su conocido encanto personal, para conectarse con los fieles católicos, así como con muchos de los demás. el pliegue.
El 13 de mayo de 1981, el extremista político turco, Mehmet Ali Agca, disparó al Papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro.
Juan Pablo II y Mehmet Ali Agca
Después de ser dado de alta del hospital, el papa visitó a su presunto asesino en prisión, donde había comenzado a cumplir una sentencia de cadena perpetua, y personalmente lo perdonó por sus acciones. El año siguiente, otro intento fallido fue hecho en la vida del Papa, esta vez por un sacerdote fanático que se opuso a las reformas del Vaticano II.
Aunque no fue confirmado por el Vaticano hasta 2003, muchos creen que el Papa Juan Pablo II comenzó a padecer la enfermedad de Parkinson a principios de los años noventa. Comenzó a desarrollar dificultad para hablar y tuvo dificultad para caminar, aunque continuó manteniendo un horario de viaje físicamente exigente.
Joseph Ratzinger
En sus últimos años, se vio obligado a delegar muchos de sus deberes oficiales, pero aún así encontró la fuerza para hablar con los fieles desde una ventana en el Vaticano. En febrero de 2005, el Papa fue hospitalizado con complicaciones de la gripe. Murió dos meses después.
El Papa Juan Pablo II es recordado por sus exitosos esfuerzos para acabar con el comunismo, así como por construir puentes con personas de otras religiones, y por emitir la primera disculpa de la Iglesia Católica por sus acciones durante la Segunda Guerra Mundial.
Fue sucedido por el cardenal Joseph Ratzinger, quien se convirtió en el Papa Benedicto XVI. Benedicto XVI comenzó el proceso para beatificar a Juan Pablo II en mayo de 2005.
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Trás bambalinas
La Visita de Juan Pablo II a la Argentina, 1982
“EL PIBE” Y “LOS VIEJOS”
En l982, con 37 años de edad, y el grado de Sub Comisario era Jefe de la Brigada de Investigaciones de Mercedes con asiento en la ciudad de Luján, puesto normalmente ocupado por Comisarios Inspectores. Era la segunda Brigada de la que era “el uno” (Jefe) y en las periódicas reuniones de Jefes de Brigada, en la Jefatura (ciudad de La Plata) yo era “el pibe” para los otros, todos “viejos” de 43 a 46 años de edad y por supuesto muchas más vivencias. A 15 cuadras de la dependencia, alquilaba una casa quinta, donde vivía con mi familia. Me hacía tiempo para practicar ciclismo con ellos, teníamos una existencia simple, sana y alegre, conviviendo con numerosas mascotas recogidas de la calle. Sin lugar a dudas, la vida me sonreía tanto en lo profesional como en lo familiar, había logrado todo lo que quería, cuando con 14 años de edad me imaginaba detective.
SUFRIENDO Y MURIENDO EN MALVINAS
Concentrado en cumplir eficientemente con mi labor, ya que por tener 2 grados menos del que correspondía al cargo, no tenia margen para el error, el conflicto por Malvinas era solo noticias y votos de éxito para los soldados que sufrían y morían en el sur de nuestro país. Hoy lamentablemente algunos de los que lucharon allá, y recibieron condecoraciones, están en esta misma prisión.
EL FINAL DE UNA GESTA
El final de la conflagración se vislumbró con la llegada al país de Karol Wojtyla, el Papa Juan Pablo II, el viernes 11 de junio, horas antes de la rendición Argentina y más aún con su paso por Lujan, donde oficiaría una misa y pronunciaría una larga homilía. Esto dio lugar a una serie de lógicos preparativos de seguridad. Así desde el día anterior y durante la noche fueron llegando multitud de fieles, que según las crónicas de la época superaron los 800.000. Si bien el amanecer se presentó frío y lluvioso, el tiempo fue mejorando con el avance de las horas. Muchos hechos de ese día, dado el tiempo transcurrido ya no los recuerdo, si mencionaré algunos que me resultaron inolvidables.
LOS PREPARATIVOS
Con la Brigada, fui asignado a la custodia del sector correspondiente al altar donde el Santo Padre oficiaría la misa y diría sus palabras. O sea que cubriendo la franja del frente de la Basílica que comprendía desde las rejas a los primeros metros del interior de ella, estaríamos varias horas junto a él. Allí aparte del altar armado sobre la escalinata de ingreso, a la izquierda del mismo se ubicaron sacerdotes en general, a la derecha las altas autoridades eclesiásticas e invitados especiales. La vereda quedó para los seminaristas, separados del público por un vallado. Teníamos así amplios sectores de protección humana para el Papa. Nosotros ocupamos el lugar antes de las 8 de la mañana. Se lo selló y pasaron los peritos en explosivos. Luego yo también realicé una última inspección, a pesar de no ser experto como ellos. Recuerdo que se percibía en el aire un fuerte olor a humedad en los ropajes, por efecto de la lluvia sobre los cientos de miles de concurrentes al lugar, las voces de la muchedumbre a medida que pasaban las horas era casi ensordecedor.
LOS SACERDOTES Y “EL VIEJO“.
El ambiente era festivo y aún hoy recuerdo muchas de las conversaciones en tal sentido de los sacerdotes jóvenes, escuchadas mientras caminaba entre ellos. En todas se referían al Papa como “el viejo“. Se daba un paralelismo entre iglesia y policía, nosotros así les decíamos a los Comisarios, cuando éramos oficiales. Si bien estaban fuera de mi área de responsabilidad directa, algo de preocupación nos produjeron los seminaristas ubicados en la vereda. Estando la ciudad colapsada por el gentío, primero fijaron un sector contra la pared con rejas para orinar, esto con las horas hizo que el mismo corriera hacia la calzada donde se formó un gran charco. Segundo, trajeron gran cantidad de cajones con comida. Para evitar conflictos no fue aconsejable requisarlos, pero en prevención de la existencia de armas o explosivos, pusimos un “observador” permanente, sobre la manipulación que hacían de los mismos.
UNA FALLA DE SEGURIDAD
Ese día, una de las fallas en la seguridad producto de una imprevisión de Operaciones, oficina encargada de diagramar el servicio, fue la instalación de los francotiradores en las torres de la basílica. Si bien el lugar era ideal por su dominio y por permitir un ángulo de tiro casi vertical, lo que evitaría heridas a terceros, en caso de tener que disparar, las campanas que ese día tocaron al vuelo y en numerosas oportunidades, impidieron la permanencia de los tiradores allí. Así quedó neutralizada esta importante cobertura de seguridad. Luego fue reubicada en otro lugar menos estratégico.
“EL GORILA”
Yo no sabía nada de él. Estaba preparado para recibir a custodios profesionales e intercambiar saludos y tarjetas personales con ellos. En su lugar, en las primeras horas de la tarde, desde atrás del altar y fuera de la vista del público vimos la llegada de la comitiva Papal. En ese lugar nos encontramos con PAUL CASIMIR MARCINKUS, dado el tiempo transcurrido no recuerdo si arzobispo u obispo, que formaba parte del cortejo y era custodio del mismo. Su apodo “El Gorila” hacia juego con su personalidad avasallante. El cambió los lógicos saludos protocolares por un imperante – “Quienes son ustedes?” – Al responderle que la custodia – con voz prepotente dijo – “Entonces custodien” – y siguió adelante ingresando a la Basílica. Algunos metros atrás, venia el Papa. No hubo coordinación alguna y tampoco posteriores conversaciones. Todo se improvisó. Él por su lado y nosotros por el nuestro.
MAGNUM 357
Al pasar a mi lado, de costado pude verle a Marcinkus, debajo de la sotana con varios botones desabrochados, más arriba de la faja eclesiástica, la culata de un revólver Magnum 357 que portaba. Este detalle me hizo “ruido“, no unía sacerdocio y armas letales. Luego traté de pensar que esto era lógico y que más allá del hábito, en mas o en menos, todos éramos nada más que simples hombre, con temores y ansias de figuración y poder. Diré que ese mismo año comenzaron para él, diferentes complicaciones de orden legal. Estas fueron desde la quiebra del banco Ambrosiano, a su presunta vinculación con la P2, varios crímenes financieros y la desaparición de la menor Emanuela Orlandi. Desde ya, eso es terreno de entendidos e historiadores.
JUAN PABLO II, EL GRANDE
La presencia de Juan Pablo II, realmente era impactante. Su séquito de 6 a 10 cardenales, arzobispos y obispos, se movía a su alrededor nerviosamente, mientras que su figura fuera de los protocolos de la misa y los saludos, era etérea, y se mantenía al margen de lo que ocurría cerca de él. Pese a la curvatura de su espalda, la tela blanca de muy alta calidad de sus hábitos, sin arrugas caía en pliegues perfectos. Cuando se arrodilló para orar en un reclinatorio colocado en la nave central, cerca de la entrada de la Basílica, me llamó la atención su calzado color negro, acordonado de suela fina y capellada envolvente. Eso óptimamente le achicaba los pies, que parecían los de un niño, eran casi angelicales. En esos momentos éramos muy pocos y se imponía el silencio del interior por sobre el ruido de los helicópteros y el clamor de la gente que nos llegaban apagados del exterior. Afuera era la ebullición terrenal y adentro la paz celestial. Completaban el cuadro, la luz solar que a través de los vitrales bajaban en rayos multicolores hacia el piso, y el aroma a incienso.
UN CURA QUIEBRA LA “MAGIA”
En esos momentos se quebró “la magia”. A través de la sacristía, próxima a la zona del altar se nos coló un sacerdote que vino hacia nosotros corriendo. Sus últimos metros los hizo de rodillas y patinando, llevado por la velocidad que traía. Yo me coloqué en su camino tratando que no se me adelantara MARCINKUS. Todo el sequito papal, no disimulaba en su cara el fastidio por esta irrupción. El pobre cura se olvidó del Papa, nos observó a todos desde su posición y ante tantas miradas de rechazo, sin decir palabras, se levantó, comenzó a retroceder y volvió corriendo por donde había venido. Lo acompañó uno de los hombres de la Brigada, que corría detrás de él. Sin comentarios.
Después de orar, el Papa esperó a unos familiares suyos, sentado en un gran banco con respaldo alto y ornamentaciones, colocado también próximo a la entrada. Estos no llegaron, luego le cambiaron sus atuendos y comenzó la tan anunciada misa.
UNA SIESTA
Al pronunciar su larga homilía y dado mi agotamiento de tantas horas de pié y de tensión, separando las telas que cubrían todo el contorno del altar, me introduje debajo de él y pude sentarme algunos minutos en las mismas escalinatas de entrada a la Basílica. También había cortado la tela al frente y a mi izquierda. De este último lado tenia a la vista a las máximas autoridades eclesiásticas e invitados especiales. Entre ellos el ex presidente Agustín Lanusse a quien había custodiado en 2 oportunidades en Bahía Blanca, unos 10 años antes, siendo presidente. Más atrás había otros militares cuyos nombres no recuerdo. Lo digno de mención fueron los cardenales, arzobispos y obispos sentados en ese sector. Estos mantenían sus ojos cerrados por lo que comencé creyendo que meditaban sobre las palabras del Santo Padre, lo cual no dudo que hacían algunos de ellos, pero resultó que la mayoría solo dormitaban, quizás vencidos por el cansancio de tantas horas de espera. Destaco que lo hacían manteniendo sus cabezas rectas, sin cabecear, de no ser por esta habilidad, supongo adquirida a través del tiempo, al llevar puesta la Mitra, esta seguramente hubiera caído al suelo.
Karol Józef Wojtyła, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska.
Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005. Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.
ERROR Y AVALANCHA ECLESIÁSTICA NO PREVISTA
Finalizada la misa, el Papa los cardenales y obispos con los que la concelebró, volvieron al interior de la Basílica. Detrás de ellos, vinieron corriendo gran cantidad de sacerdotes que pugnaban por llegar hasta él, varios portando cámaras fotográficas descartables. Ante la emergencia con 4 o 5 efectivos de la Brigada intentamos cerrar las puertas de entrada al lugar, no alcanzando a hacerlo. Así quedó una abertura entre hoja y hoja de unos 2 metros. Nos trabamos brazo con brazo mientras que los hombres de los extremos se aferraban a las puertas, entreabiertas. Así resistimos el embate, de 30 o más clérigos, quedando yo imposibilitado de acompañar la comitiva.
SORPRENDENTE MALDICIÓN
En el cuerpo a cuerpo que teníamos con los sacerdotes que como fanáticos de fútbol, pugnaban por entrar a la fuerza a la Basílica detrás de Juan Pablo II, primeramente tuve la mala idea de decirles a modo de humorada, que si las que empujaban fueran monjas sería más divertido. Un sacerdote de edad avanzada, me dijo – “Esas no sirven para nada” – lo cual no dejó de sorprenderme por su contenido discriminatorio. Un sacerdote cubierto por una túnica blanca se abrió paso hasta la primera línea del grupo, se levantó la falda, para que viera su faja eclesiástica de obispo y me pidió pasar. Ante mi negativa, casi me escupió en la cara – “Ojala te estés muriendo y me llamen a mí para darte la extremaunción” – retirándose furioso del lugar. Desconcertado, solo atiné a felicitarlo por sus palabras.
Mi hoy, será parte de esa maldición?
FINAL
Así seguimos resistiendo hasta poder cerrar finalmente las puertas. Para entonces el Papa y su comitiva luego de quitarse los ornamentos y orar en el presbiterio, se retiró a través de la sacristía, para volver a Buenos Aires. La tensión fue menguando como así la algarabía de los creyentes. Más tarde terminó nuestro cometido al tiempo que la ciudad era abandonada por la gente. Atrás quedaba una larga jornada memorable y agotadora. También gran cantidad de residuos en las calles.
PREGUNTAS SIN RESPUESTA.
Paul Casimir Marcinkus y Juan Pablo II
En las custodias a personalidades, si bien se porta un arma, primeramente y a cualquier precio se procura cubrir y proteger el objetivo. Uno no se protege, lo cual implica lamentablemente ponerle el cuerpo a las balas, luego se contraataca. Siendo varios los custodios, unos cubren y otros contraatacan. Cada vez que recuerdo el evento Papal, me hago 3 preguntas que por supuesto y por suerte quedaron sin respuesta en el tiempo.
1) Como hubiera actuado Marcinkus frente a un atentado?
2) Si hubiera desenfundado ante las cámaras, de la televisión, como lo habría tomado el mundo católico, viendo a un sacerdote con sus hábitos disparando y dando muerte a alguien, más allá de salvar la vida del Santo Padre?
3) Que hubiera pasado si aparte de abatir al magnicida, por la aglomeración de gente y la potencia del arma que portaba hubiera dado muerte a algún feligrés, hombre, mujer o niño?
Como dije, por suerte mis preguntas quedaron sin respuesta y hoy son solo simples divagaciones. Pasaron los años, los conflictos mundiales fueron cambiando y hoy vemos al Santo Padre custodiado por hombres de la Gendarmería Vaticana, muy bien entrenados y equipados, como realmente debe ser. Pese a ello el Papa Francisco se caracteriza por romper permanentemente los protocolos, anulando la efectividad de sus custodios y seguramente sometiéndolos así a permanente estrés.
“Déjanos solos”, solicita el Papa a uno de sus asistentes y se queda mirando desde la ventana en una habitación vacía. Ignorante de los protocolos religiosos, al leer este segmento de Las Sandalias del Pescador (Morris West, 1963) asumí -algo que no debe hacerse- que Kiril Lakota, este Papa ficticio de origen esloveno, se encontraba solo con Dios. Desconozco los mecanismos con los cuales se establece una comunicación con un espíritu. Sospecho que soy un ser insignificante ya que ni siquiera he sido testigo de apariciones. Ni un ser extraterrestre o un fantasma, ni siquiera la imagen de una virgen en la borra de café, pero los elegidos deben tener sus métodos. Si esto es así, el Papa Francisco debe usar un sistema poco fidedigno. Algo así como utilizar un teléfono celular con pocas barras de conexión. “El populismo es malo y termina mal, como lo demuestra el siglo pasado”. Sin dar ejemplos, debemos caer en la tentación de suponer que Francisco habla de Hitler o Mussolini, ya que cuando se trata de otros populistas, el Papa parece tener un grado de comprensión sobrenatural.
“¿Qué le pasa al mundo de hoy que, cuando se produce la bancarrota de un banco de inmediato aparecen sumas escandalosas para salvarlo, pero cuando se produce esta bancarrota de la humanidad no hay casi ni una milésima parte para salvar a esos hermanos que sufren tanto?“, preguntó Francisco desde el balcón de un edificio en el Vaticano cuyo valor podría haber salvado miles de vidas en Biafra, equipado cientos de hospitales en Argentina y decenas de canguros en Australia, mientras el banco de la Santa Sede ganaba 100 mil euros cada 24 horas en el año 2016, no gracias al capitalismo, claro.
Mientras tanto, Jorge Bergoglio continuaba con su discurso utilizando las mismas frases con las que los populistas sudamericanos (y algunos europeos) reciben aplausos de las mentes frágiles. “El capitalismo mata”, “la esclavitud del individualismo” son frases comunes y dan indicios de porque las figuras mundiales relevantes que tienen teléfono rojo con el Sumo Pontífice fueron Evo Morales o Rafael Correa, incluso la mismísima Cristina Fernández de Kirchner. Los dos primeros, junto a Bernie Sanders -quien parece un hombre decente, pero en sus proclamas como candidato también ofrece a los oídos de los votantes lo que estos quieren escuchar- estuvieron presentes cuando la Academia Pontificia de Ciencias Sociales celebró una conferencia en abril de 2016 para conmemorar el 25 aniversario de la encíclica “Centesimus Annus” de Juan Pablo II. Ambos fueron oradores. ¿Representantes de otras ideologías? Cero.
Se vuelve a la insoportable pregunta de si existe populismo malo o populismo bueno. En tanto “el pueblo” sudamericano pasa hambre, suporta violencia y demás necesidades, las naciones que operan como el mismo Vaticano, no sufren tanto. Por supuesto, Francisco no habla de esto, sino de la participación que “el pueblo” sudamericano recibe de sus nuevos millonarios mandatarios. Tampoco descubre a estos mandatarios que se perpetúan en el poder, al mismo modo que Francisco (O todos sus antecesores, excepción más, excepción menos) se eternizan en sus papados.
No voy a poner en la mesa la discusión sobre la importancia de la Iglesia sobre la Declaración de los Derechos del Hombre, o su influencia. Solo puedo opinar sobre el comportamiento de un Papa que no profesa su cristianismo. El verdadero poder de las sociedades capitalistas reside en la oportunidad de discernir y debatir buenas y malas ideas. En el mundo populista, quien se encuentre en rebeldía contra el tirano (no encuentro otra definición) es un traidor a la patria.
El elegido del Dios cristiano en la tierra tiene que decir lo que la masa quiere escuchar. Su mensaje de “Confiamos Venezuela al Niño Jesús para que se pueda retomar un diálogo sereno entre los diversos componentes socialespor el bien de todo el querido pueblo venezolano”, posee un alcance inferior a la nada. Este “diálogo sereno” reclamado por el argentino, deja sin repudio los delitos cometidos por el personaje woodyallense interpretado por Nicolás Maduro. Si se trata de un camarada populista, la misericordia entrará en su corazón. Este no bombea sangre cuando se trae a la discusión a los ex uniformados ilegalmente esclavizados en Argentina. Solo aspira conveniencias e impele silencio. Estos, por supuesto, no son material popular.
El primer Papa polaco en la historia, y el primer no italiano en 456 años, tenía 58 años cuando el Colegio de Cardenales lo eligió para dirigir la Iglesia Católica Romana y jugó un rol muy activo en la lucha contra el comunismo que debió soportar en carne propia. El primer Papa americano…no.
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Karol Wojtyla apenas tenía menos de veinte años cuando la Alemania nazi invadió Polonia en 1939, y este régimen lo forzó a realizar trabajos manuales pesados, primero picando piedras en las canteras, y más tarde como un operario de una planta química. Pero Wojtyla se negó a inclinarse ante la propaganda nazi y como primera medida se acopló a la UNIA, un movimiento de resistencia clandestina que intentaba salvar a los judíos del Holocausto. Un año después del final de la Segunda Guerra Mundial, el futuro Papa fue identificado como un problema para las autoridades del Partido Comunista en Polonia. Un buen número de sacerdotes polacos estaban actuando en nombre del régimen, que les instruyó para grabar todo y tomar apuntes de cualquier cosa sobre Wojtyla, incluyendo qué ropa interior llevaba y qué comida era su favorita. Cuando fue nombrado cardenal en 1967, Karol Wojtyla había estado bajo vigilancia por la policía secreta en Varsovia durante más de 20 años. El Partido Comunista tenía la esperanza de recopilar información que pudiera usarse como chantaje y lograr así forzar al sacerdote a retribuir con favores el silencio, pero no pudieron encontrar o fabricar ningún delito.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los soviéticos liberaron y ocuparon Polonia. Este nuevo diseño geográfico trajo más represión, pero durante más de tres décadas, Wojtyla promovió el cristianismo y la libertad religiosa bajo la amenaza de un gobierno intentando aplastar cualquier oposición al sistema totalitario ateísta. Cuando llegó a ser Papa en 1979, Juan Pablo II se dirigió a la Asamblea General de los Estados Unidos y desafió al mundo libre a defender los derechos humanos. Más tarde advirtió a las autoridades comunistas que el papado los observaría de cerca. Después de esto, el Papa visitó Polonia y el pueblo respondió a su visita con la lealtad de años de sufrimientos compartidos, banderas con el lema del partido comunista “El Partido es para el pueblo”, pero sumándole una frase más: “… pero el pueblo es para el Papa.”
Cuando el Pacto de Varsovia planificó una invasión y detención masiva de los líderes de Solidaridad -el sindicato no gubernamental polaco-, Wojtyla intervino escribiendo directamente al presidente soviético, Leonid Brezhnev, dando su apoyo a Solidaridad y advirtiendo contra las consecuencias de tal acción. El Papa Juan Pablo II fue una de las figuras históricas clave, junto con Ronald Reagan y Margaret Thatcher, a quienes se atribuye el fomento del colapso de la Unión Soviética y la Cortina de Hierro. El apoyo material, espiritual y financiero al mencionado movimiento Solidaridad, liderado por Lech Walesa, quien más tarde le atribuyó el éxito de la agrupación. Muchos reconocen el papel crítico de Wojtyla, en Polonia y en otros lugares, para ayudar a derribar a los gobiernos comunistas de Europa del Este, poniendo así fin pacíficamente a la Guerra Fría.
Desde que se convirtió en el Papa Francisco en 2013, el primer Papa de América Latina ha hablado a menudo en defensa de los pobres y contra el capitalismo desenfrenado. En un discurso en Bolivia denunció un sistema que ha impuesto la mentalidad de lucro a cualquier precio, sin preocuparse por la exclusión social o la destrucción de la naturaleza.
“Este sistema ya es intolerable: los trabajadores agrícolas lo encuentran intolerable, los trabajadores lo encuentran intolerable, las comunidades lo encuentran intolerable, los pueblos lo encuentran intolerable. La tierra misma, nuestra hermana, la Madre Tierra, como diría San Francisco, también la encuentra intolerable “, dijo Bergoglio en su oportunidad.
El discurso del Papa fue precedido por largos comentarios del presidente boliviano de extrema izquierda Evo Morales, que llevaba una chaqueta adornada con la cara del revolucionario argentino Ernesto “Che” Guevara (El conocido asesino del régimen comunista de Castro en Cuba), ofrendándole una curiosa cruz realizada con un martillo y una hoz. Ante esto, Federico Lombardi, el portavoz del Vaticano, elucidó que el Papa Francisco no tuvo una particular reacción negativa al crucifijo con la hoz y el martillo que el presidente boliviano le había durante su visita al palacio presidencial en La Paz.
No soy una persona religiosa, si usted lo es, espero no se sienta agredido -más aún si es católico-, pero en su tránsito en Cuba, Francisco dejó el país luego de una conversación con un dictador comunista explícitamente anticristiano, mientras ignoró a los muchos disidentes -devotos de su misma fe- que pretendían concertar una reunión. Bergoglio, entonces, incluso sugirió que los que lo acusaban de idiotez o tendencia política son extremistas que lo evalúan sobre la base de sus zapatos en lugar de sus ideas.
El actual representante de Dios en la tierra fue investigado y acosado por el régimen de los Kirchners y sus secuaces en Argentina. Las Abuelas de Plaza de Mayo reclamaron ante un tribunal que intervenía en el caso de bebés nacidos en cautiverio la citación a declarar del entonces Cardenal Primado de la Argentina, Jorge Bergoglio. La gran mayoría cambió de opinión sobre él (o escondieron su opinión) cuando Bergoglio pasó a ser Francisco, excepto -claro- Horacio Verbitsky que solo se limitó a confundir con sus ideas a Estela de Carlotto. “me estaban informando mal desde sectores que yo creía que eran serios”, decía la dirigente apropiadora de los Derechos Humanos en Argentina, allá sobre finales del año 2014 “luego salen sectores que informan la verdad y uno rectifica el pensamiento”
Lo que es claro es que el Papa Francisco no es un admirador del Capitalismo. Está autorizado a exclamar sus ideas, por supuesto. En su opinión este sistema tan norteamericano -y no ideologías populistas o cleptocracias (¿Son sinónimos?)- han oprimido al Hombre. Hombre que debe abandonar su arrasado territorio para encontrar trabajo en suelos capitalistas…
Argentina y la Corrupción sin fin
NUESTRA GRAN RESPONSABILIDAD
Hoy a la mañana estuve en la Universidad del Museo Social Argentino donde me recibí de abogado, pero nunca tuve en mi profesión la pasión que siento por el periodismo. No busco un nuevo título Universitario, sino perfeccionar algunos aspectos del “periodismo digital” Allí fui muy bien atendido, por un joven que se llama “Juan Pablo”. Inmediatamente pensé en quien para mí ha sido uno de los mejores Papas de las ultimas centurias. Si lo recuerdo tan bien es por su relación con otra santa, María Teresa de Calcuta que la tengo presente todos los días. En mi escritorio al lado de mi computadora hay fotos de ambos a los que les pido bendigan a la Argentina. Que iluminen a nuestros gobernantes y a aquellos que buscan acceder al poder en las próximas elecciones. Les imploro para que todos los candidatos se pongan de acuerdo en terminar definitivamente con la corrupción y la impunidad judicial. Estos son parte de un “combo” corrupción e impunidad judicial una gran desgracia nacional. ¿No es acaso la corrupción un problema de todos? Los hechos acontecidos en estos últimos años señalan claramente que los justicialistas y kirchneristas jamás lucharán para extirpar el “cáncer de la corrupción” que afecta a todos los argentinos, pero particularmente a los más pobres. Es imposible a la luz de la experiencia objetiva y de lo acontecido en el Congreso Nacional al no votar la Ley de extinción de dominio o la finalización de los fueros parlamentarios. No nos engañemos más. Si la corrupción y la impunidad continua no vendrá a la Argentina ninguna inversión al sector productivo y no habrá generación de empleo genuino y privado. Los capitales extranjeros vendrán como si fueran palomas viajeras, harán su diferencia con el dólar y las altas tasas de interés y se irán. Tenemos que mirar al futuro a un país decente y no espantosamente corrupto con una imagen deplorable y triste a nivel internacional. Los argentinos que viajen al exterior no se sentirán orgullosos de serlo, lo sé por mi experiencia internacional. Recuerdo que alguien me dijo “Bueno tu eres argentino, pero has recorrido el mundo te has educado fuera de Argentina, poco te queda de argentino. Yo reaccione al principio con “mucho dolor y tristeza” me asuste tanto que decidí que mis hijos se educaran en el exterior bajo la influencia “anglosajona” pues es bien cierto si tomamos las estadísticas mundiales que estos son mucho más honestos que los latinos. Los argentinos se equivocan y creen que la corrupción no les mete la mano en los bolsillos a cada uno. Creen como decía en una nota en El Diario del Viajero: La cosa de todos es responsabilidad de los otros y no mía. Gran error es responsabilidad de todos los argentinos tanto ciudadanos como políticos. El problema no es solo la corrupción sino en la vigencia de un modelo de ética pública que no existe como debería ser. ¿Como es posible aceptar que un gobernante tenga sus propias empresas y contrate y haga negocios con empresas estatales que ellos mismos deben controlar? Hace 20 años casi que lucho contra la corrupción, mi única arma es mi pluma y mis profundas convicciones que no puedo mancillar. El honor de mi apellido y los sabios consejos de mi padre un hombre cabal y honesto, que fue un ejemplo para mí y mis hermanos. Santo Juan Pablo recuerdo cuando Dios te llamo y leí en un diario un título que nunca olvidare ADIOS, Dios te llamo y te fuiste rápidamente. Intercede ante él para que no seamos tan ingratos, nos dio riquezas, de todo y los desagradecidos argentinos roban y roban las riquezas de todos. Te pido y te pedimos tu bendición. Lamentablemente el Papa Francisco no está acá para auxiliarnos para ayudarnos a unirnos, es triste pero así lo siento yo y mucha gente.
Francisco Benard
Abogado, Periodista. Escritor y Poeta
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 24, 2019
Wojtyla
El 18 de mayo de 1920, Karol Jozef Wojtyla nació en la ciudad polaca de Wadowice, 35 millas al suroeste de Cracovia. Wojtyla se convirtió en el Papa Juan Pablo II, el papa que más viajado en la historia de los papados y el primer no italiano en ocupar el cargo. Desde el siglo XVI. Después de la escuela secundaria, el futuro papa se inscribió en la Universidad Jagellónica de Cracovia, donde estudió filosofía y literatura y actuó en un grupo de teatro.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis ocuparon Cracovia y cerraron la universidad, lo que obligó a Wojtyla a buscar trabajo en una cantera y, más tarde, una fábrica de productos químicos. Para 1941, su madre, su padre y su único hermano habían muerto, dejándole como el único miembro sobreviviente de su familia.
[ezcol_1half]Aunque Wojtyla había estado involucrado en la iglesia toda su vida, no fue hasta 1942 que comenzó su entrenamiento en el seminario. Cuando terminó la guerra, regresó a la escuela en Jagiellonian para estudiar teología, se convirtió en sacerdote ordenado en 1946. Luego de completar dos doctorados, se convirtió en profesor de teología moral y ética social.
El 4 de julio de 1958, a la edad de 38 años, fue nombrado obispo auxiliar de Cracovia por el Papa Pío XII. Más tarde se convirtió en el arzobispo de la ciudad, donde habló a favor de la libertad religiosa, mientras que la iglesia comenzó el Concilio Vaticano II, que revolucionaría el catolicismo. Fue nombrado cardenal en 1967, asumiendo los desafíos de vivir y trabajar como sacerdote católico en la Europa oriental comunista.
Una vez que le preguntaron si temía la retribución de los líderes comunistas, respondió: “No les tengo miedo. Me tienen miedo”.
Wojtyla estaba construyendo tranquila y lentamente una reputación como un poderoso predicador y un hombre de gran intelecto y carisma.
Aún así, cuando el Papa Juan Pablo I murió en 1978 después de solo un reinado de 34 días, pocos sospechosos de Wojtyla serían elegidos para reemplazarlo. Pero, después de siete rondas de votación, el Colegio Sagrado de Cardenales eligió a los 58 años de edad, y se convirtió en el primer Papa eslavo y el más joven en ser elegido en 132 años.
Pontífice conservador, el papado de Juan Pablo II estuvo marcado por su firme y firme oposición al comunismo y la guerra, así como al aborto, la anticoncepción, la pena de muerte y el sexo homosexual. Más tarde salió en contra de la eutanasia, la clonación humana y la investigación con células madre.
Juan Pablo I
Viajó ampliamente como papa, utilizando los ocho idiomas que hablaba (polaco, italiano, francés, alemán, inglés, español, portugués y latín) y su conocido encanto personal, para conectarse con los fieles católicos, así como con muchos de los demás. el pliegue.
El 13 de mayo de 1981, el extremista político turco, Mehmet Ali Agca, disparó al Papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro.
Juan Pablo II y Mehmet Ali Agca
Después de ser dado de alta del hospital, el papa visitó a su presunto asesino en prisión, donde había comenzado a cumplir una sentencia de cadena perpetua, y personalmente lo perdonó por sus acciones. El año siguiente, otro intento fallido fue hecho en la vida del Papa, esta vez por un sacerdote fanático que se opuso a las reformas del Vaticano II.
Aunque no fue confirmado por el Vaticano hasta 2003, muchos creen que el Papa Juan Pablo II comenzó a padecer la enfermedad de Parkinson a principios de los años noventa. Comenzó a desarrollar dificultad para hablar y tuvo dificultad para caminar, aunque continuó manteniendo un horario de viaje físicamente exigente.
Joseph Ratzinger
En sus últimos años, se vio obligado a delegar muchos de sus deberes oficiales, pero aún así encontró la fuerza para hablar con los fieles desde una ventana en el Vaticano. En febrero de 2005, el Papa fue hospitalizado con complicaciones de la gripe. Murió dos meses después.
El Papa Juan Pablo II es recordado por sus exitosos esfuerzos para acabar con el comunismo, así como por construir puentes con personas de otras religiones, y por emitir la primera disculpa de la Iglesia Católica por sus acciones durante la Segunda Guerra Mundial.
Fue sucedido por el cardenal Joseph Ratzinger, quien se convirtió en el Papa Benedicto XVI. Benedicto XVI comenzó el proceso para beatificar a Juan Pablo II en mayo de 2005.
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]Trás bambalinas
La Visita de Juan Pablo II a la Argentina, 1982
“EL PIBE” Y “LOS VIEJOS”
En l982, con 37 años de edad, y el grado de Sub Comisario era Jefe de la Brigada de Investigaciones de Mercedes con asiento en la ciudad de Luján, puesto normalmente ocupado por Comisarios Inspectores. Era la segunda Brigada de la que era “el uno” (Jefe) y en las periódicas reuniones de Jefes de Brigada, en la Jefatura (ciudad de La Plata) yo era “el pibe” para los otros, todos “viejos” de 43 a 46 años de edad y por supuesto muchas más vivencias. A 15 cuadras de la dependencia, alquilaba una casa quinta, donde vivía con mi familia. Me hacía tiempo para practicar ciclismo con ellos, teníamos una existencia simple, sana y alegre, conviviendo con numerosas mascotas recogidas de la calle. Sin lugar a dudas, la vida me sonreía tanto en lo profesional como en lo familiar, había logrado todo lo que quería, cuando con 14 años de edad me imaginaba detective.
SUFRIENDO Y MURIENDO EN MALVINAS
Concentrado en cumplir eficientemente con mi labor, ya que por tener 2 grados menos del que correspondía al cargo, no tenia margen para el error, el conflicto por Malvinas era solo noticias y votos de éxito para los soldados que sufrían y morían en el sur de nuestro país. Hoy lamentablemente algunos de los que lucharon allá, y recibieron condecoraciones, están en esta misma prisión.
EL FINAL DE UNA GESTA
El final de la conflagración se vislumbró con la llegada al país de Karol Wojtyla, el Papa Juan Pablo II, el viernes 11 de junio, horas antes de la rendición Argentina y más aún con su paso por Lujan, donde oficiaría una misa y pronunciaría una larga homilía. Esto dio lugar a una serie de lógicos preparativos de seguridad. Así desde el día anterior y durante la noche fueron llegando multitud de fieles, que según las crónicas de la época superaron los 800.000. Si bien el amanecer se presentó frío y lluvioso, el tiempo fue mejorando con el avance de las horas. Muchos hechos de ese día, dado el tiempo transcurrido ya no los recuerdo, si mencionaré algunos que me resultaron inolvidables.
LOS PREPARATIVOS
Con la Brigada, fui asignado a la custodia del sector correspondiente al altar donde el Santo Padre oficiaría la misa y diría sus palabras. O sea que cubriendo la franja del frente de la Basílica que comprendía desde las rejas a los primeros metros del interior de ella, estaríamos varias horas junto a él. Allí aparte del altar armado sobre la escalinata de ingreso, a la izquierda del mismo se ubicaron sacerdotes en general, a la derecha las altas autoridades eclesiásticas e invitados especiales. La vereda quedó para los seminaristas, separados del público por un vallado. Teníamos así amplios sectores de protección humana para el Papa. Nosotros ocupamos el lugar antes de las 8 de la mañana. Se lo selló y pasaron los peritos en explosivos. Luego yo también realicé una última inspección, a pesar de no ser experto como ellos. Recuerdo que se percibía en el aire un fuerte olor a humedad en los ropajes, por efecto de la lluvia sobre los cientos de miles de concurrentes al lugar, las voces de la muchedumbre a medida que pasaban las horas era casi ensordecedor.
LOS SACERDOTES Y “EL VIEJO“.
El ambiente era festivo y aún hoy recuerdo muchas de las conversaciones en tal sentido de los sacerdotes jóvenes, escuchadas mientras caminaba entre ellos. En todas se referían al Papa como “el viejo“. Se daba un paralelismo entre iglesia y policía, nosotros así les decíamos a los Comisarios, cuando éramos oficiales. Si bien estaban fuera de mi área de responsabilidad directa, algo de preocupación nos produjeron los seminaristas ubicados en la vereda. Estando la ciudad colapsada por el gentío, primero fijaron un sector contra la pared con rejas para orinar, esto con las horas hizo que el mismo corriera hacia la calzada donde se formó un gran charco. Segundo, trajeron gran cantidad de cajones con comida. Para evitar conflictos no fue aconsejable requisarlos, pero en prevención de la existencia de armas o explosivos, pusimos un “observador” permanente, sobre la manipulación que hacían de los mismos.
UNA FALLA DE SEGURIDAD
Ese día, una de las fallas en la seguridad producto de una imprevisión de Operaciones, oficina encargada de diagramar el servicio, fue la instalación de los francotiradores en las torres de la basílica. Si bien el lugar era ideal por su dominio y por permitir un ángulo de tiro casi vertical, lo que evitaría heridas a terceros, en caso de tener que disparar, las campanas que ese día tocaron al vuelo y en numerosas oportunidades, impidieron la permanencia de los tiradores allí. Así quedó neutralizada esta importante cobertura de seguridad. Luego fue reubicada en otro lugar menos estratégico.
“EL GORILA”
Yo no sabía nada de él. Estaba preparado para recibir a custodios profesionales e intercambiar saludos y tarjetas personales con ellos. En su lugar, en las primeras horas de la tarde, desde atrás del altar y fuera de la vista del público vimos la llegada de la comitiva Papal. En ese lugar nos encontramos con PAUL CASIMIR MARCINKUS, dado el tiempo transcurrido no recuerdo si arzobispo u obispo, que formaba parte del cortejo y era custodio del mismo. Su apodo “El Gorila” hacia juego con su personalidad avasallante. El cambió los lógicos saludos protocolares por un imperante – “Quienes son ustedes?” – Al responderle que la custodia – con voz prepotente dijo – “Entonces custodien” – y siguió adelante ingresando a la Basílica. Algunos metros atrás, venia el Papa. No hubo coordinación alguna y tampoco posteriores conversaciones. Todo se improvisó. Él por su lado y nosotros por el nuestro.
MAGNUM 357
Al pasar a mi lado, de costado pude verle a Marcinkus, debajo de la sotana con varios botones desabrochados, más arriba de la faja eclesiástica, la culata de un revólver Magnum 357 que portaba. Este detalle me hizo “ruido“, no unía sacerdocio y armas letales. Luego traté de pensar que esto era lógico y que más allá del hábito, en mas o en menos, todos éramos nada más que simples hombre, con temores y ansias de figuración y poder. Diré que ese mismo año comenzaron para él, diferentes complicaciones de orden legal. Estas fueron desde la quiebra del banco Ambrosiano, a su presunta vinculación con la P2, varios crímenes financieros y la desaparición de la menor Emanuela Orlandi. Desde ya, eso es terreno de entendidos e historiadores.
JUAN PABLO II, EL GRANDE
La presencia de Juan Pablo II, realmente era impactante. Su séquito de 6 a 10 cardenales, arzobispos y obispos, se movía a su alrededor nerviosamente, mientras que su figura fuera de los protocolos de la misa y los saludos, era etérea, y se mantenía al margen de lo que ocurría cerca de él. Pese a la curvatura de su espalda, la tela blanca de muy alta calidad de sus hábitos, sin arrugas caía en pliegues perfectos. Cuando se arrodilló para orar en un reclinatorio colocado en la nave central, cerca de la entrada de la Basílica, me llamó la atención su calzado color negro, acordonado de suela fina y capellada envolvente. Eso óptimamente le achicaba los pies, que parecían los de un niño, eran casi angelicales. En esos momentos éramos muy pocos y se imponía el silencio del interior por sobre el ruido de los helicópteros y el clamor de la gente que nos llegaban apagados del exterior. Afuera era la ebullición terrenal y adentro la paz celestial. Completaban el cuadro, la luz solar que a través de los vitrales bajaban en rayos multicolores hacia el piso, y el aroma a incienso.
UN CURA QUIEBRA LA “MAGIA”
En esos momentos se quebró “la magia”. A través de la sacristía, próxima a la zona del altar se nos coló un sacerdote que vino hacia nosotros corriendo. Sus últimos metros los hizo de rodillas y patinando, llevado por la velocidad que traía. Yo me coloqué en su camino tratando que no se me adelantara MARCINKUS. Todo el sequito papal, no disimulaba en su cara el fastidio por esta irrupción. El pobre cura se olvidó del Papa, nos observó a todos desde su posición y ante tantas miradas de rechazo, sin decir palabras, se levantó, comenzó a retroceder y volvió corriendo por donde había venido. Lo acompañó uno de los hombres de la Brigada, que corría detrás de él. Sin comentarios.
Después de orar, el Papa esperó a unos familiares suyos, sentado en un gran banco con respaldo alto y ornamentaciones, colocado también próximo a la entrada. Estos no llegaron, luego le cambiaron sus atuendos y comenzó la tan anunciada misa.
UNA SIESTA
Al pronunciar su larga homilía y dado mi agotamiento de tantas horas de pié y de tensión, separando las telas que cubrían todo el contorno del altar, me introduje debajo de él y pude sentarme algunos minutos en las mismas escalinatas de entrada a la Basílica. También había cortado la tela al frente y a mi izquierda. De este último lado tenia a la vista a las máximas autoridades eclesiásticas e invitados especiales. Entre ellos el ex presidente Agustín Lanusse a quien había custodiado en 2 oportunidades en Bahía Blanca, unos 10 años antes, siendo presidente. Más atrás había otros militares cuyos nombres no recuerdo. Lo digno de mención fueron los cardenales, arzobispos y obispos sentados en ese sector. Estos mantenían sus ojos cerrados por lo que comencé creyendo que meditaban sobre las palabras del Santo Padre, lo cual no dudo que hacían algunos de ellos, pero resultó que la mayoría solo dormitaban, quizás vencidos por el cansancio de tantas horas de espera. Destaco que lo hacían manteniendo sus cabezas rectas, sin cabecear, de no ser por esta habilidad, supongo adquirida a través del tiempo, al llevar puesta la Mitra, esta seguramente hubiera caído al suelo.
Karol Józef Wojtyła, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska.
Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005. Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.
ERROR Y AVALANCHA ECLESIÁSTICA NO PREVISTA
Finalizada la misa, el Papa los cardenales y obispos con los que la concelebró, volvieron al interior de la Basílica. Detrás de ellos, vinieron corriendo gran cantidad de sacerdotes que pugnaban por llegar hasta él, varios portando cámaras fotográficas descartables. Ante la emergencia con 4 o 5 efectivos de la Brigada intentamos cerrar las puertas de entrada al lugar, no alcanzando a hacerlo. Así quedó una abertura entre hoja y hoja de unos 2 metros. Nos trabamos brazo con brazo mientras que los hombres de los extremos se aferraban a las puertas, entreabiertas. Así resistimos el embate, de 30 o más clérigos, quedando yo imposibilitado de acompañar la comitiva.
SORPRENDENTE MALDICIÓN
En el cuerpo a cuerpo que teníamos con los sacerdotes que como fanáticos de fútbol, pugnaban por entrar a la fuerza a la Basílica detrás de Juan Pablo II, primeramente tuve la mala idea de decirles a modo de humorada, que si las que empujaban fueran monjas sería más divertido. Un sacerdote de edad avanzada, me dijo – “Esas no sirven para nada” – lo cual no dejó de sorprenderme por su contenido discriminatorio. Un sacerdote cubierto por una túnica blanca se abrió paso hasta la primera línea del grupo, se levantó la falda, para que viera su faja eclesiástica de obispo y me pidió pasar. Ante mi negativa, casi me escupió en la cara – “Ojala te estés muriendo y me llamen a mí para darte la extremaunción” – retirándose furioso del lugar. Desconcertado, solo atiné a felicitarlo por sus palabras.
Mi hoy, será parte de esa maldición?
FINAL
Así seguimos resistiendo hasta poder cerrar finalmente las puertas. Para entonces el Papa y su comitiva luego de quitarse los ornamentos y orar en el presbiterio, se retiró a través de la sacristía, para volver a Buenos Aires. La tensión fue menguando como así la algarabía de los creyentes. Más tarde terminó nuestro cometido al tiempo que la ciudad era abandonada por la gente. Atrás quedaba una larga jornada memorable y agotadora. También gran cantidad de residuos en las calles.
PREGUNTAS SIN RESPUESTA.
Paul Casimir Marcinkus y Juan Pablo II
En las custodias a personalidades, si bien se porta un arma, primeramente y a cualquier precio se procura cubrir y proteger el objetivo. Uno no se protege, lo cual implica lamentablemente ponerle el cuerpo a las balas, luego se contraataca. Siendo varios los custodios, unos cubren y otros contraatacan. Cada vez que recuerdo el evento Papal, me hago 3 preguntas que por supuesto y por suerte quedaron sin respuesta en el tiempo.
1) Como hubiera actuado Marcinkus frente a un atentado?
2) Si hubiera desenfundado ante las cámaras, de la televisión, como lo habría tomado el mundo católico, viendo a un sacerdote con sus hábitos disparando y dando muerte a alguien, más allá de salvar la vida del Santo Padre?
3) Que hubiera pasado si aparte de abatir al magnicida, por la aglomeración de gente y la potencia del arma que portaba hubiera dado muerte a algún feligrés, hombre, mujer o niño?
Como dije, por suerte mis preguntas quedaron sin respuesta y hoy son solo simples divagaciones. Pasaron los años, los conflictos mundiales fueron cambiando y hoy vemos al Santo Padre custodiado por hombres de la Gendarmería Vaticana, muy bien entrenados y equipados, como realmente debe ser. Pese a ello el Papa Francisco se caracteriza por romper permanentemente los protocolos, anulando la efectividad de sus custodios y seguramente sometiéndolos así a permanente estrés.
Claudio A. Kussman
Septiembre 9, 2015
Un Dios Populista
“Déjanos solos”, solicita el Papa a uno de sus asistentes y se queda mirando desde la ventana en una habitación vacía. Ignorante de los protocolos religiosos, al leer este segmento de Las Sandalias del Pescador (Morris West, 1963) asumí -algo que no debe hacerse- que Kiril Lakota, este Papa ficticio de origen esloveno, se encontraba solo con Dios. Desconozco los mecanismos con los cuales se establece una comunicación con un espíritu. Sospecho que soy un ser insignificante ya que ni siquiera he sido testigo de apariciones. Ni un ser extraterrestre o un fantasma, ni siquiera la imagen de una virgen en la borra de café, pero los elegidos deben tener sus métodos. Si esto es así, el Papa Francisco debe usar un sistema poco fidedigno. Algo así como utilizar un teléfono celular con pocas barras de conexión. “El populismo es malo y termina mal, como lo demuestra el siglo pasado”. Sin dar ejemplos, debemos caer en la tentación de suponer que Francisco habla de Hitler o Mussolini, ya que cuando se trata de otros populistas, el Papa parece tener un grado de comprensión sobrenatural.
“¿Qué le pasa al mundo de hoy que, cuando se produce la bancarrota de un banco de inmediato aparecen sumas escandalosas para salvarlo, pero cuando se produce esta bancarrota de la humanidad no hay casi ni una milésima parte para salvar a esos hermanos que sufren tanto?“, preguntó Francisco desde el balcón de un edificio en el Vaticano cuyo valor podría haber salvado miles de vidas en Biafra, equipado cientos de hospitales en Argentina y decenas de canguros en Australia, mientras el banco de la Santa Sede ganaba 100 mil euros cada 24 horas en el año 2016, no gracias al capitalismo, claro.
Mientras tanto, Jorge Bergoglio continuaba con su discurso utilizando las mismas frases con las que los populistas sudamericanos (y algunos europeos) reciben aplausos de las mentes frágiles. “El capitalismo mata”, “la esclavitud del individualismo” son frases comunes y dan indicios de porque las figuras mundiales relevantes que tienen teléfono rojo con el Sumo Pontífice fueron Evo Morales o Rafael Correa, incluso la mismísima Cristina Fernández de Kirchner. Los dos primeros, junto a Bernie Sanders -quien parece un hombre decente, pero en sus proclamas como candidato también ofrece a los oídos de los votantes lo que estos quieren escuchar- estuvieron presentes cuando la Academia Pontificia de Ciencias Sociales celebró una conferencia en abril de 2016 para conmemorar el 25 aniversario de la encíclica “Centesimus Annus” de Juan Pablo II. Ambos fueron oradores. ¿Representantes de otras ideologías? Cero.
[ezcol_1half][/ezcol_1half] [ezcol_1half_end][/ezcol_1half_end]Se vuelve a la insoportable pregunta de si existe populismo malo o populismo bueno. En tanto “el pueblo” sudamericano pasa hambre, suporta violencia y demás necesidades, las naciones que operan como el mismo Vaticano, no sufren tanto. Por supuesto, Francisco no habla de esto, sino de la participación que “el pueblo” sudamericano recibe de sus nuevos millonarios mandatarios. Tampoco descubre a estos mandatarios que se perpetúan en el poder, al mismo modo que Francisco (O todos sus antecesores, excepción más, excepción menos) se eternizan en sus papados.
No voy a poner en la mesa la discusión sobre la importancia de la Iglesia sobre la Declaración de los Derechos del Hombre, o su influencia. Solo puedo opinar sobre el comportamiento de un Papa que no profesa su cristianismo. El verdadero poder de las sociedades capitalistas reside en la oportunidad de discernir y debatir buenas y malas ideas. En el mundo populista, quien se encuentre en rebeldía contra el tirano (no encuentro otra definición) es un traidor a la patria.
El elegido del Dios cristiano en la tierra tiene que decir lo que la masa quiere escuchar. Su mensaje de “Confiamos Venezuela al Niño Jesús para que se pueda retomar un diálogo sereno entre los diversos componentes sociales por el bien de todo el querido pueblo venezolano”, posee un alcance inferior a la nada. Este “diálogo sereno” reclamado por el argentino, deja sin repudio los delitos cometidos por el personaje woodyallense interpretado por Nicolás Maduro. Si se trata de un camarada populista, la misericordia entrará en su corazón. Este no bombea sangre cuando se trae a la discusión a los ex uniformados ilegalmente esclavizados en Argentina. Solo aspira conveniencias e impele silencio. Estos, por supuesto, no son material popular.
Fabian Kussman
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 26, 2017
Por qué Bergoglio nunca será Wojtyla
Por Fabian Kussman.
El primer Papa polaco en la historia, y el primer no italiano en 456 años, tenía 58 años cuando el Colegio de Cardenales lo eligió para dirigir la Iglesia Católica Romana y jugó un rol muy activo en la lucha contra el comunismo que debió soportar en carne propia. El primer Papa americano…no.
[five_sixth_last padding=”0 0 0 30px”]Karol Wojtyla apenas tenía menos de veinte años cuando la Alemania nazi invadió Polonia en 1939, y este régimen lo forzó a realizar trabajos manuales pesados, primero picando piedras en las canteras, y más tarde como un operario de una planta química. Pero Wojtyla se negó a inclinarse ante la propaganda nazi y como primera medida se acopló a la UNIA, un movimiento de resistencia clandestina que intentaba salvar a los judíos del Holocausto. Un año después del final de la Segunda Guerra Mundial, el futuro Papa fue identificado como un problema para las autoridades del Partido Comunista en Polonia. Un buen número de sacerdotes polacos estaban actuando en nombre del régimen, que les instruyó para grabar todo y tomar apuntes de cualquier cosa sobre Wojtyla, incluyendo qué ropa interior llevaba y qué comida era su favorita. Cuando fue nombrado cardenal en 1967, Karol Wojtyla había estado bajo vigilancia por la policía secreta en Varsovia durante más de 20 años. El Partido Comunista tenía la esperanza de recopilar información que pudiera usarse como chantaje y lograr así forzar al sacerdote a retribuir con favores el silencio, pero no pudieron encontrar o fabricar ningún delito.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los soviéticos liberaron y ocuparon Polonia. Este nuevo diseño geográfico trajo más represión, pero durante más de tres décadas, Wojtyla promovió el cristianismo y la libertad religiosa bajo la amenaza de un gobierno intentando aplastar cualquier oposición al sistema totalitario ateísta. Cuando llegó a ser Papa en 1979, Juan Pablo II se dirigió a la Asamblea General de los Estados Unidos y desafió al mundo libre a defender los derechos humanos. Más tarde advirtió a las autoridades comunistas que el papado los observaría de cerca. Después de esto, el Papa visitó Polonia y el pueblo respondió a su visita con la lealtad de años de sufrimientos compartidos, banderas con el lema del partido comunista “El Partido es para el pueblo”, pero sumándole una frase más: “… pero el pueblo es para el Papa.”
Cuando el Pacto de Varsovia planificó una invasión y detención masiva de los líderes de Solidaridad -el sindicato no gubernamental polaco-, Wojtyla intervino escribiendo directamente al presidente soviético, Leonid Brezhnev, dando su apoyo a Solidaridad y advirtiendo contra las consecuencias de tal acción. El Papa Juan Pablo II fue una de las figuras históricas clave, junto con Ronald Reagan y Margaret Thatcher, a quienes se atribuye el fomento del colapso de la Unión Soviética y la Cortina de Hierro. El apoyo material, espiritual y financiero al mencionado movimiento Solidaridad, liderado por Lech Walesa, quien más tarde le atribuyó el éxito de la agrupación. Muchos reconocen el papel crítico de Wojtyla, en Polonia y en otros lugares, para ayudar a derribar a los gobiernos comunistas de Europa del Este, poniendo así fin pacíficamente a la Guerra Fría.
Desde que se convirtió en el Papa Francisco en 2013, el primer Papa de América Latina ha hablado a menudo en defensa de los pobres y contra el capitalismo desenfrenado. En un discurso en Bolivia denunció un sistema que ha impuesto la mentalidad de lucro a cualquier precio, sin preocuparse por la exclusión social o la destrucción de la naturaleza.
“Este sistema ya es intolerable: los trabajadores agrícolas lo encuentran intolerable, los trabajadores lo encuentran intolerable, las comunidades lo encuentran intolerable, los pueblos lo encuentran intolerable. La tierra misma, nuestra hermana, la Madre Tierra, como diría San Francisco, también la encuentra intolerable “, dijo Bergoglio en su oportunidad.
El discurso del Papa fue precedido por largos comentarios del presidente boliviano de extrema izquierda Evo Morales, que llevaba una chaqueta adornada con la cara del revolucionario argentino Ernesto “Che” Guevara (El conocido asesino del régimen comunista de Castro en Cuba), ofrendándole una curiosa cruz realizada con un martillo y una hoz. Ante esto, Federico Lombardi, el portavoz del Vaticano, elucidó que el Papa Francisco no tuvo una particular reacción negativa al crucifijo con la hoz y el martillo que el presidente boliviano le había durante su visita al palacio presidencial en La Paz.
No soy una persona religiosa, si usted lo es, espero no se sienta agredido -más aún si es católico-, pero en su tránsito en Cuba, Francisco dejó el país luego de una conversación con un dictador comunista explícitamente anticristiano, mientras ignoró a los muchos disidentes -devotos de su misma fe- que pretendían concertar una reunión. Bergoglio, entonces, incluso sugirió que los que lo acusaban de idiotez o tendencia política son extremistas que lo evalúan sobre la base de sus zapatos en lugar de sus ideas.
El actual representante de Dios en la tierra fue investigado y acosado por el régimen de los Kirchners y sus secuaces en Argentina. Las Abuelas de Plaza de Mayo reclamaron ante un tribunal que intervenía en el caso de bebés nacidos en cautiverio la citación a declarar del entonces Cardenal Primado de la Argentina, Jorge Bergoglio. La gran mayoría cambió de opinión sobre él (o escondieron su opinión) cuando Bergoglio pasó a ser Francisco, excepto -claro- Horacio Verbitsky que solo se limitó a confundir con sus ideas a Estela de Carlotto. “me estaban informando mal desde sectores que yo creía que eran serios”, decía la dirigente apropiadora de los Derechos Humanos en Argentina, allá sobre finales del año 2014 “luego salen sectores que informan la verdad y uno rectifica el pensamiento”
Lo que es claro es que el Papa Francisco no es un admirador del Capitalismo. Está autorizado a exclamar sus ideas, por supuesto. En su opinión este sistema tan norteamericano -y no ideologías populistas o cleptocracias (¿Son sinónimos?)- han oprimido al Hombre. Hombre que debe abandonar su arrasado territorio para encontrar trabajo en suelos capitalistas…
[/five_sixth_last]PrisioneroEnArgentina.com
Enero 25, 2017