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  Por Adam Monaco.

Ella, Sharbat Gula, tenía sólo 12 años y se encontró en un campo de refugiados en Pakistán, en una tienda de campaña que le servía de aula.

Gula

Un año después, su retrato se convirtió en portada de National Geographic gracias al fotografo Steve McCurry: los ojos verdes y la mirada profunda de Sharbat dieron la vuelta al mundo, convirtiéndose con razón en una de las imágenes más icónicas y reconocibles de nuestro tiempo.

Steve McCurry, sin conocer los detalles de la niña, decidió localizarla, pero no fue una tarea fácil. Gracias a la ayuda de un equipo de National Geographic, no fue hasta 2002 que logró reencontrarse con ella y finalmente conocer su historia. La niña retratada 18 años antes se había convertido en una novia muy joven y madre de tres hijas.

Sharbat, cuyo nombre significa “flor de agua dulce”, al mirar su propia imagen impresa por primera vez, recordó ese día como el único en el que había sido fotografiada y accedió a hacerlo de nuevo. Volvió a aparecer en portada y esta vez aceptó a cambio el agradecimiento del fotógrafo mediante el regalo de una máquina de coser, para poder ofrecerle a su hija mayor un trabajo seguro y la posibilidad de cumplir un sueño: peregrinar. a La Meca.

Gula, hoy
McCurry

Sin embargo, en 2015 fue arrestada porque le encontraron documentos falsos: Steve McCurry la defendió y gracias a la intervención del gobierno afgano regresó a Afganistán, donde le asignaron una casa.

Hasta 2021, cuando, tras el regreso de los talibanes al poder, Sharbat todavía se encontraba en dificultades.

A través de un programa organizado para acoger e integrar a los ciudadanos afganos, llegó a Italia, donde comenzó una nueva vida.

La historia de la “niña afgana” removió conciencias, lo que motivó la fundación del Fondo Afgano para la Infancia, una asociación que trabaja para garantizar a los niños afganos el derecho a recibir una educación adecuada.

 


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Mayo 26, 2024