John William Vessey Jr., el único oficial del Ejército de los Estados Unidos en el siglo XX que ascendió de soldado raso a general de cuatro estrellas y Jefe del Estado Mayor Conjunto, personificó toda una vida de dedicación, liderazgo y servicio. Su carrera militar, que abarcó más de cuatro décadas, demostró que la perseverancia, la habilidad y la integridad podían superar los humildes comienzos.
Nacido el 29 de junio de 1922 en Minneapolis, Minnesota, Vessey creció durante la Gran Depresión. A los 16 años, ávido de desafíos y oportunidades, mintió sobre su edad para alistarse en la Guardia Nacional de Minnesota en 1939, ingresando como soldado raso. Sus primeros años en la vida militar coincidieron con los preparativos para la Segunda Guerra Mundial, una época en la que el Ejército se expandía y transformaba rápidamente. Para 1940, su unidad, la 34.ª División de Infantería, fue llamada al servicio activo.
Vessey Jr.
El servicio de Vessey en tiempos de guerra fue una prueba que puso a prueba y perfeccionó sus habilidades de liderazgo. Sirviendo en el norte de África e Italia, luchó en importantes campañas, incluyendo la brutal Batalla de Anzio en 1944. En Anzio, el entonces sargento Vessey lideró un pelotón bajo el implacable fuego alemán, una experiencia que dejó una profunda huella en su comprensión del liderazgo en combate. Su servicio le valió reconocimiento por su valor y sentó las bases para su ascenso.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Vessey decidió permanecer en el Ejército, pasando de suboficial en tiempos de guerra a oficial a través de la Escuela de Candidatos a Oficiales. Su carrera lo llevó a diversos destinos: comandos de entrenamiento, asignaciones en el extranjero y puestos de Estado Mayor, cada uno de los cuales amplió su experiencia. Sirvió durante la Guerra de Corea y posteriormente en Vietnam, donde su liderazgo en combate volvió a destacar. En Vietnam, comandó unidades de artillería, demostrando adaptabilidad en operaciones móviles y complejas.
Su servicio en Vietnam, en particular durante la Campaña de Camboya de 1970, demostró su capacidad para integrar estrategia y táctica en condiciones difíciles. Para la década de 1970, la reputación de Vessey como líder disciplinado y reflexivo lo llevó a ocupar altos cargos. Llegó a ser vicejefe del Estado Mayor del Ejército y, finalmente, comandante de las Fuerzas Armadas de EE. UU. en Corea, donde gestionó las delicadas relaciones de defensa entre Estados Unidos y Corea del Sur.
En 1982, el presidente Ronald Reagan nombró a Vessey décimo jefe del Estado Mayor Conjunto, el cargo militar más alto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. En este cargo, asesoró sobre política de seguridad nacional, supervisó programas de modernización y gestionó las tensiones de la Guerra Fría. Su trayectoria incluyó su participación en la crisis del Líbano, la invasión de Granada y las negociaciones sobre control de armamentos con la Unión Soviética. Conocido por su claridad moral, a menudo enfatizaba que el propósito del ejército era prevenir la guerra mediante la preparación.
Vessey se retiró en 1985 tras 46 años de servicio, culminando una carrera notable por su ascenso desde el rango de alistado hasta la cima del liderazgo militar. Continuó sirviendo a la nación en funciones de asesoramiento, incluyendo como emisario especial en Vietnam sobre asuntos relacionados con prisioneros de guerra y desaparecidos en acción. El General Vessey falleció el 18 de agosto de 2016, dejando un legado como soldado de los soldados: pragmático, con principios y profundamente comprometido con los hombres y mujeres bajo su mando.
La vida del General John W. Vessey Jr. es un testimonio de la posibilidad de ascender en el ejército únicamente por mérito y dedicación. De soldado raso a general, su carrera reflejó los ideales de servicio, honor y liderazgo que siguen inspirando a generaciones de soldados.
Predecir el colapso de un país es como leer entre líneas la historia, la economía y la política. Sin embargo, algunas naciones caminan sobre hielo delgado, donde incluso una pequeña carga adicional podría llevarlas a la ruina. En este artículo, exploraremos 10 países que enfrentan graves riesgos que podrían ponerlos al borde del colapso en los próximos años. Algunos de ellos podrían ser sorpresa.
1. Líbano: un país donde ya nada funciona Aclamado alguna vez como la “Suiza de Oriente Medio”, Líbano se encuentra ahora en un caos económico absoluto. La hiperinflación, el colapso de la moneda y la corrupción política han puesto al estado de rodillas. Los ciudadanos comunes luchan por satisfacer necesidades básicas como alimentos y combustible.
¿Puede Líbano aún salvarse, o seguirá el destino de las naciones que se fragmentaron en entidades más pequeñas?
2. Afganistán: aislamiento y hambre de los talibanes Desde que los talibanes recuperaron el poder, Afganistán se ha hundido en el aislamiento internacional. Su economía se está derrumbando, la gente se muere de hambre y las organizaciones humanitarias no pueden satisfacer las necesidades abrumadoras.
Si la situación no mejora, el Estado corre el riesgo de fragmentarse en territorios controlados por facciones armadas.
3. Haití: De la libertad a una nación gobernada por pandillas Haití lleva años lidiando con una crisis. Sin un gobierno que funcione, las pandillas armadas dominan las ciudades.
Si a eso se suman desastres naturales como terremotos y huracanes, tenemos una receta para el colapso total. ¿Podrá Haití resurgir alguna vez?
4. Sudán: Una nación en conflicto perpetuo La guerra civil de Sudán entre el ejército y las milicias está desembocando en una catástrofe. Miles de personas han muerto, millones han sido desplazadas y la hambruna se cierne sobre ellas.
Si el conflicto continúa, Sudán podría desintegrarse en regiones más pequeñas controladas por caudillos locales.
5. Venezuela: De la riqueza a la miseria Venezuela, que alberga algunas de las mayores reservas de petróleo del mundo, lleva años en caída libre. La hiperinflación, la escasez de alimentos y la emigración masiva han devastado la nación.
¿Podría caer el régimen de Nicolás Maduro o Venezuela permanecerá atrapada en este “colapso congelado” durante décadas?
6. Myanmar: un golpe que aplastó la esperanza El golpe militar de 2021 sumió a Myanmar en el caos. Las protestas, los levantamientos y los conflictos étnicos se han convertido en la norma.
Si la junta militar no cede el poder, el país corre el riesgo de dividirse en regiones en guerra.
7. Yemen: una nación donde la supervivencia es una batalla Yemen es el epítome del desastre. Su guerra civil entre los rebeldes hutíes y el gobierno reconocido internacionalmente ha durado años.
Millones de personas padecen hambre y enfermedades. Si el conflicto no se resuelve, Yemen podría desaparecer por completo como estado funcional.
8. Corea del Norte: tras la cortina del aislamiento El régimen de Kim Jong Un parece sólido, pero ¿y si no lo es? Las sanciones económicas, la hambruna y una posible lucha de poder después de su muerte podrían conducir a un colapso inesperado.
Si eso sucede, el caos podría ser inimaginable.
9. Pakistán: luchando contra tormentas económicas y políticas Pakistán está lidiando con una crisis económica profundizada por las deudas y la inestabilidad política.
El extremismo, la corrupción y el empeoramiento de las relaciones con los vecinos podrían debilitar al país hasta el punto de perder el control sobre sus regiones.
10. Somalia: un colapso que nunca terminó Somalia ha sido un estado fallido durante décadas. El grupo terrorista Al-Shabaab todavía controla grandes franjas de territorio, mientras que el gobierno central sigue siendo débil.
Sin un apoyo internacional mínimo, la desintegración total parece inevitable.
¿Por qué los países colapsan la mayor parte del tiempo? Normalmente, el colapso de un estado siempre es el resultado de una combinación de factores:
Inestabilidad económica: hiperinflación, deudas abrumadoras o escasez de recursos. Corrupción política: gobiernos débiles incapaces de abordar las crisis. Conflictos civiles: guerras, tensiones étnicas o levantamientos regionales. Cambio climático: empeoramiento de las condiciones, desastres naturales y agotamiento de los recursos. Aislamiento internacional: sanciones o pérdida de apoyo extranjero.
Una ola de explosiones de radios personales y de dispositivos electrónicos en el Líbano fue reportada este miércoles en las redes sociales.
Tres personas murieron cuando dispositivos inalámbricos no identificados explotaron en la ciudad de Sohmor, en el valle de Bekaa.
Se presume que Israel habría hecho estallar miles de radios personales bidireccionales utilizadas por Hezbolá en una segunda ola de operación de inteligencia, de acuerdo con dos fuentes con conocimiento del asunto.
Los walkie-talkies fueron colocados con trampas explosivas por los servicios de inteligencia israelíes y luego entregados a Hezbolá como parte del sistema de comunicaciones de emergencia de la milicia, que se suponía debía ser utilizado durante una guerra con Israel, señalaron las personas consultadas.
Medios de comunicación locales, informan que se escucharon varias explosiones principalmente en el suburbio Dahiyeh de la capital, Beirut.
Mientras, un corresponsal reportó que se escucharon explosiones en el suburbio sur de Beirut y en varias regiones del país.
Fuentes del medio indicaron que las explosiones ocurrieron durante el funeral del hijo de un representante de Hezbolá. Las personas consultadas explicaron que las detonaciones ocurrieron en radios transportadas por miembros de la agrupación chiita, algunas de las cuales se encontraban en edificios residenciales.
Asimismo, varias radios portátiles de miembros de Hezbolá detonaron en diferentes puntos del país, reportó Reuters citando testigos y a una fuente de seguridad.
El suceso ocurre un día después de que una oleada de explosiones de dispositivos localizadores (buscapersonas o ‘beepers’) pertenecientes al grupo chiita Hezbolá se registraran en el territorio libanés, incluidos los suburbios del sur de Beirut, el valle de Bekaa y el sur del Líbano.
Al menos 11 personas han muerto, entre ellas una niña, y 4.000 han resultado heridas por las explosiones, comunicó el Ministerio de Salud del Líbano.
El embajador de Irán en el Líbano, Mojtabá Amaní, ha resultado levemente herido, pero está consciente y no se encuentra en condición grave.
Ya no hay dudas de que el mundo se ha desquiciado como nunca antes desde la II Guerra Mundial, y pruebas sobran.
En un breve inventario, debemos pensar en los cada vez más calientes conflictos en el Mar de la China por la pretensión de Beijing de incorporar Taiwan a la soberanía territorial y el acoso permanente de las fuerzas armadas chinas a Filipinas; en el acceso desde el Océano Indico al Mar Rojo por los ataques permanentes de las milicias hutíes fieles a Irán y basadas en Yemen al comercio marítimo internacional; en la guerra desatada por el ataque terrorista de Hamás a Israel que derivó en la represión sobre la Franja de Gaza y su probable extensión al Líbano y a Irán; en la prolongada guerra producida por la cruel invasión de Rusia a Ucrania; en la antigua e invisibilizada guerra civil de Sudán; en los incendiarios incidentes que se están generando entre los inmigrantes musulmanes y los ultranacionalistas británicos; en los permanentes episodios de tiroteos y asesinatos de los enloquecidos militantes del Ejército Islámico en todo el mundo; y en la feroz represión de los regímenes tiránicos en Cuba, Nicaragua y Venezuela.
En ese peligroso escenario global, tiene muchísima importancia la campaña electoral en los Estados Unidos, donde una creciente Kamala Harris parece estar superando a Donald Trump en las encuestas, cuando este último ha avisado que, de no triunfar, podría producirse un baño de sangre en la primera potencia del mundo.
Porque de esa definición, en noviembre, dependerá el rol que asumirá el nuevo Presidente ante la OTAN y con relación a la (ex) guerra fría que nuevamente amenaza la paz mundial.
Pero, volviendo a nuestra tan triste realidad local, me sigue haciendo mucho ruido la insistencia en intentar incorporar a Lijo a la Corte, básicamente porque no le encuentro otra explicación que no sea la existencia de un espurio pacto de impunidad, sobre el cual pone aún más sospechosas sombras la clara morosidad del Ejecutivo y sus organismos competentes en denunciar ante la Justicia los mismos escándalos de corrupción que, hasta ahora, se limita a llevar a los medios de comunicación.
En materia económica, sigo compartiendo el optimismo que exhiben algunos de los más prestigiosos académicos y analistas, pero me preocupa la lentitud y lo desparejo de la recuperación.
Es innegable que – la soja siempre confirma que es peronista – los precios de nuestras commodities agropecuarias se han derrumbado, y también que los inquietos mercados financieros internacionales no permiten – el lunes pasado, desde Tokio, llegó un fuerte viento que, a Dios gracias, se calmó al día siguiente – hacerse demasiadas ilusiones a corto plazo, pero el Gobierno debiera dar más claros indicios acerca de su plan económico para tranquilizar a los potenciales inversores que, hasta ahora, se limitan a hacer grandes anuncios.
Por ahora, Milei sigue arropado por una aprobación mayoritaria, mientras que la oposición – sea ésta política o sindical – no consigue hacer pie ni, mucho menos, recuperar la capacidad para organizar una protesta social masiva.
Un querido amigo, el mayor “conurbanólogo” que conozco, me cuenta que la insólita paz que reina, más allá de la inseguridad derivada del narcotráfico que todo lo penetra, se debe a que la informalidad y quienes en ella trabajan y viven permite que las penurias económicas se sientan allí demasiado.
Me he extendido demasiado en esta respuesta, y pido disculpas por ello.
Hasta el sábado, si logramos sobrevivir hasta entonces.
Irán ha advertido este viernes que lanzará una guerra aniquiladora si Israel realiza una ofensiva militar contra el Líbano, en medio de una escalada de tensiones entre el país hebreo y la organización chiita libanesa Hezbolá.
“Aunque Irán considera una guerra psicológica la propaganda del régimen sionista sobre su intención de atacar al Líbano, si se embarca en una agresión militar a gran escala, se producirá una guerra aniquiladora”, comunicó la misión de Teherán ante la ONU desde su cuenta de X.
“Todas las opciones, incluida la plena participación de todos los Frentes de Resistencia, están sobre la mesa”, agregó.
La advertencia fue dada luego de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacaran estructuras militares de Hezbolá en el sur del Líbano.
El conflicto entre Hezbolá e Israel sigue de momento en fase “latente”, aunque el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, declaró el 23 de junio que el próximo objetivo del Ejército, tras acabar su operativo en la ciudad gazatí de Rafa, es enfrentarse a Hezbolá en la frontera norte.
A pesar de las presiones de la Administración de Joe Biden, los funcionarios israelíes se han mantenido firmes en su deseo de perseguir a Hezbolá en el Líbano, según funcionarios del Pentágono familiarizados con las conversaciones.
De soldado raso a general
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John William Vessey Jr., el único oficial del Ejército de los Estados Unidos en el siglo XX que ascendió de soldado raso a general de cuatro estrellas y Jefe del Estado Mayor Conjunto, personificó toda una vida de dedicación, liderazgo y servicio. Su carrera militar, que abarcó más de cuatro décadas, demostró que la perseverancia, la habilidad y la integridad podían superar los humildes comienzos.
Nacido el 29 de junio de 1922 en Minneapolis, Minnesota, Vessey creció durante la Gran Depresión. A los 16 años, ávido de desafíos y oportunidades, mintió sobre su edad para alistarse en la Guardia Nacional de Minnesota en 1939, ingresando como soldado raso. Sus primeros años en la vida militar coincidieron con los preparativos para la Segunda Guerra Mundial, una época en la que el Ejército se expandía y transformaba rápidamente. Para 1940, su unidad, la 34.ª División de Infantería, fue llamada al servicio activo.
El servicio de Vessey en tiempos de guerra fue una prueba que puso a prueba y perfeccionó sus habilidades de liderazgo. Sirviendo en el norte de África e Italia, luchó en importantes campañas, incluyendo la brutal Batalla de Anzio en 1944. En Anzio, el entonces sargento Vessey lideró un pelotón bajo el implacable fuego alemán, una experiencia que dejó una profunda huella en su comprensión del liderazgo en combate. Su servicio le valió reconocimiento por su valor y sentó las bases para su ascenso.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Vessey decidió permanecer en el Ejército, pasando de suboficial en tiempos de guerra a oficial a través de la Escuela de Candidatos a Oficiales. Su carrera lo llevó a diversos destinos: comandos de entrenamiento, asignaciones en el extranjero y puestos de Estado Mayor, cada uno de los cuales amplió su experiencia. Sirvió durante la Guerra de Corea y posteriormente en Vietnam, donde su liderazgo en combate volvió a destacar. En Vietnam, comandó unidades de artillería, demostrando adaptabilidad en operaciones móviles y complejas.
Su servicio en Vietnam, en particular durante la Campaña de Camboya de 1970, demostró su capacidad para integrar estrategia y táctica en condiciones difíciles. Para la década de 1970, la reputación de Vessey como líder disciplinado y reflexivo lo llevó a ocupar altos cargos. Llegó a ser vicejefe del Estado Mayor del Ejército y, finalmente, comandante de las Fuerzas Armadas de EE. UU. en Corea, donde gestionó las delicadas relaciones de defensa entre Estados Unidos y Corea del Sur.
En 1982, el presidente Ronald Reagan nombró a Vessey décimo jefe del Estado Mayor Conjunto, el cargo militar más alto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. En este cargo, asesoró sobre política de seguridad nacional, supervisó programas de modernización y gestionó las tensiones de la Guerra Fría. Su trayectoria incluyó su participación en la crisis del Líbano, la invasión de Granada y las negociaciones sobre control de armamentos con la Unión Soviética. Conocido por su claridad moral, a menudo enfatizaba que el propósito del ejército era prevenir la guerra mediante la preparación.
Vessey se retiró en 1985 tras 46 años de servicio, culminando una carrera notable por su ascenso desde el rango de alistado hasta la cima del liderazgo militar. Continuó sirviendo a la nación en funciones de asesoramiento, incluyendo como emisario especial en Vietnam sobre asuntos relacionados con prisioneros de guerra y desaparecidos en acción. El General Vessey falleció el 18 de agosto de 2016, dejando un legado como soldado de los soldados: pragmático, con principios y profundamente comprometido con los hombres y mujeres bajo su mando.
La vida del General John W. Vessey Jr. es un testimonio de la posibilidad de ascender en el ejército únicamente por mérito y dedicación. De soldado raso a general, su carrera reflejó los ideales de servicio, honor y liderazgo que siguen inspirando a generaciones de soldados.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 14, 2025
Países que podrían colapsar
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Predecir el colapso de un país es como leer entre líneas la historia, la economía y la política. Sin embargo, algunas naciones caminan sobre hielo delgado, donde incluso una pequeña carga adicional podría llevarlas a la ruina. En este artículo, exploraremos 10 países que enfrentan graves riesgos que podrían ponerlos al borde del colapso en los próximos años. Algunos de ellos podrían ser sorpresa.
1. Líbano: un país donde ya nada funciona
Aclamado alguna vez como la “Suiza de Oriente Medio”, Líbano se encuentra ahora en un caos económico absoluto. La hiperinflación, el colapso de la moneda y la corrupción política han puesto al estado de rodillas. Los ciudadanos comunes luchan por satisfacer necesidades básicas como alimentos y combustible.
¿Puede Líbano aún salvarse, o seguirá el destino de las naciones que se fragmentaron en entidades más pequeñas?
2. Afganistán: aislamiento y hambre de los talibanes
Desde que los talibanes recuperaron el poder, Afganistán se ha hundido en el aislamiento internacional. Su economía se está derrumbando, la gente se muere de hambre y las organizaciones humanitarias no pueden satisfacer las necesidades abrumadoras.
Si la situación no mejora, el Estado corre el riesgo de fragmentarse en territorios controlados por facciones armadas.
3. Haití: De la libertad a una nación gobernada por pandillas
Haití lleva años lidiando con una crisis. Sin un gobierno que funcione, las pandillas armadas dominan las ciudades.
Si a eso se suman desastres naturales como terremotos y huracanes, tenemos una receta para el colapso total. ¿Podrá Haití resurgir alguna vez?
4. Sudán: Una nación en conflicto perpetuo
La guerra civil de Sudán entre el ejército y las milicias está desembocando en una catástrofe. Miles de personas han muerto, millones han sido desplazadas y la hambruna se cierne sobre ellas.
Si el conflicto continúa, Sudán podría desintegrarse en regiones más pequeñas controladas por caudillos locales.
5. Venezuela: De la riqueza a la miseria
Venezuela, que alberga algunas de las mayores reservas de petróleo del mundo, lleva años en caída libre. La hiperinflación, la escasez de alimentos y la emigración masiva han devastado la nación.
¿Podría caer el régimen de Nicolás Maduro o Venezuela permanecerá atrapada en este “colapso congelado” durante décadas?
6. Myanmar: un golpe que aplastó la esperanza
El golpe militar de 2021 sumió a Myanmar en el caos. Las protestas, los levantamientos y los conflictos étnicos se han convertido en la norma.
Si la junta militar no cede el poder, el país corre el riesgo de dividirse en regiones en guerra.
7. Yemen: una nación donde la supervivencia es una batalla
Yemen es el epítome del desastre. Su guerra civil entre los rebeldes hutíes y el gobierno reconocido internacionalmente ha durado años.
Millones de personas padecen hambre y enfermedades. Si el conflicto no se resuelve, Yemen podría desaparecer por completo como estado funcional.
8. Corea del Norte: tras la cortina del aislamiento
El régimen de Kim Jong Un parece sólido, pero ¿y si no lo es? Las sanciones económicas, la hambruna y una posible lucha de poder después de su muerte podrían conducir a un colapso inesperado.
Si eso sucede, el caos podría ser inimaginable.
9. Pakistán: luchando contra tormentas económicas y políticas
Pakistán está lidiando con una crisis económica profundizada por las deudas y la inestabilidad política.
El extremismo, la corrupción y el empeoramiento de las relaciones con los vecinos podrían debilitar al país hasta el punto de perder el control sobre sus regiones.
10. Somalia: un colapso que nunca terminó
Somalia ha sido un estado fallido durante décadas. El grupo terrorista Al-Shabaab todavía controla grandes franjas de territorio, mientras que el gobierno central sigue siendo débil.
Sin un apoyo internacional mínimo, la desintegración total parece inevitable.
¿Por qué los países colapsan la mayor parte del tiempo?
Normalmente, el colapso de un estado siempre es el resultado de una combinación de factores:
Inestabilidad económica: hiperinflación, deudas abrumadoras o escasez de recursos.
Corrupción política: gobiernos débiles incapaces de abordar las crisis.
Conflictos civiles: guerras, tensiones étnicas o levantamientos regionales.
Cambio climático: empeoramiento de las condiciones, desastres naturales y agotamiento de los recursos.
Aislamiento internacional: sanciones o pérdida de apoyo extranjero.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 27, 2024
Ola de explosiones en el Líbano
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Tres personas murieron cuando dispositivos inalámbricos no identificados explotaron en la ciudad de Sohmor, en el valle de Bekaa.
Los walkie-talkies fueron colocados con trampas explosivas por los servicios de inteligencia israelíes y luego entregados a Hezbolá como parte del sistema de comunicaciones de emergencia de la milicia, que se suponía debía ser utilizado durante una guerra con Israel, señalaron las personas consultadas.
Medios de comunicación locales, informan que se escucharon varias explosiones principalmente en el suburbio Dahiyeh de la capital, Beirut.
Mientras, un corresponsal reportó que se escucharon explosiones en el suburbio sur de Beirut y en varias regiones del país.
Fuentes del medio indicaron que las explosiones ocurrieron durante el funeral del hijo de un representante de Hezbolá. Las personas consultadas explicaron que las detonaciones ocurrieron en radios transportadas por miembros de la agrupación chiita, algunas de las cuales se encontraban en edificios residenciales.
Asimismo, varias radios portátiles de miembros de Hezbolá detonaron en diferentes puntos del país, reportó Reuters citando testigos y a una fuente de seguridad.
El suceso ocurre un día después de que una oleada de explosiones de dispositivos localizadores (buscapersonas o ‘beepers’) pertenecientes al grupo chiita Hezbolá se registraran en el territorio libanés, incluidos los suburbios del sur de Beirut, el valle de Bekaa y el sur del Líbano.
Al menos 11 personas han muerto, entre ellas una niña, y 4.000 han resultado heridas por las explosiones, comunicó el Ministerio de Salud del Líbano.
El embajador de Irán en el Líbano, Mojtabá Amaní, ha resultado levemente herido, pero está consciente y no se encuentra en condición grave.
PrisioneroEnArgentina.com
Setiembre 19, 2024
POST DATA DE… ¡GRACIAS, ALBERTITO!
○
Ya no hay dudas de que el mundo se ha desquiciado como nunca antes desde la II Guerra Mundial, y pruebas sobran.
En un breve inventario, debemos pensar en los cada vez más calientes conflictos en el Mar de la China por la pretensión de Beijing de incorporar Taiwan a la soberanía territorial y el acoso permanente de las fuerzas armadas chinas a Filipinas; en el acceso desde el Océano Indico al Mar Rojo por los ataques permanentes de las milicias hutíes fieles a Irán y basadas en Yemen
al comercio marítimo internacional; en la guerra desatada por el ataque terrorista de Hamás a Israel que derivó en la represión sobre la Franja de Gaza y su probable extensión al Líbano y a Irán; en la prolongada guerra producida por la cruel invasión de Rusia a Ucrania; en la antigua e invisibilizada guerra civil de Sudán; en los incendiarios incidentes que se están generando entre los inmigrantes musulmanes y los ultranacionalistas británicos; en los permanentes episodios de tiroteos y asesinatos de los enloquecidos militantes del Ejército Islámico en todo el mundo; y en la feroz represión de los regímenes tiránicos en Cuba, Nicaragua y Venezuela.
En ese peligroso escenario global, tiene muchísima importancia la campaña electoral en los Estados Unidos, donde una creciente Kamala Harris parece estar superando a Donald Trump en las encuestas, cuando este último ha avisado que, de no triunfar, podría producirse un baño de sangre en la primera potencia del mundo.
Porque de esa definición, en noviembre, dependerá el rol que asumirá el nuevo Presidente ante la OTAN y con relación a la (ex) guerra fría que nuevamente amenaza la paz mundial.
Pero, volviendo a nuestra tan triste realidad local, me sigue haciendo mucho ruido la insistencia en intentar incorporar a Lijo a la Corte, básicamente porque no le encuentro otra explicación que no sea la existencia de un espurio pacto de impunidad, sobre el cual pone aún más sospechosas sombras la clara morosidad del Ejecutivo y sus organismos competentes en denunciar ante la Justicia los mismos escándalos de corrupción que, hasta ahora, se limita a llevar a los medios de comunicación.
En materia económica, sigo compartiendo el optimismo que exhiben algunos de los más prestigiosos académicos y analistas, pero me preocupa la lentitud y lo desparejo de la recuperación.
Por ahora, Milei sigue arropado por una aprobación mayoritaria, mientras que la oposición – sea ésta política o sindical – no consigue hacer pie ni, mucho menos, recuperar la capacidad para organizar una protesta social masiva.
Un querido amigo, el mayor “conurbanólogo” que conozco, me cuenta que la insólita paz que reina, más allá de la inseguridad derivada del narcotráfico que todo lo penetra, se debe a que la informalidad y quienes en ella trabajan y viven permite que las penurias económicas se sientan allí demasiado.
Me he extendido demasiado en esta respuesta, y pido disculpas por ello.
Hasta el sábado, si logramos sobrevivir hasta entonces.
Un abrazo grande.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 12, 2024
Irán promete una guerra aniquiladora si Israel ataca el Líbano
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“Aunque Irán considera una guerra psicológica la propaganda del régimen sionista sobre su intención de atacar al Líbano, si se embarca en una agresión militar a gran escala, se producirá una guerra aniquiladora”, comunicó la misión de Teherán ante la ONU desde su cuenta de X.
“Todas las opciones, incluida la plena participación de todos los Frentes de Resistencia, están sobre la mesa”, agregó.
La advertencia fue dada luego de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacaran estructuras militares de Hezbolá en el sur del Líbano.
El conflicto entre Hezbolá e Israel sigue de momento en fase “latente”, aunque el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, declaró el 23 de junio que el próximo objetivo del Ejército, tras acabar su operativo en la ciudad gazatí de Rafa, es enfrentarse a Hezbolá en la frontera norte.
A pesar de las presiones de la Administración de Joe Biden, los funcionarios israelíes se han mantenido firmes en su deseo de perseguir a Hezbolá en el Líbano, según funcionarios del Pentágono familiarizados con las conversaciones.
PrisioneroEnArgentina.com
Junio 30, 2024