Estados Unidos acumula su tercer déficit anual consecutivo en el comercio de alimentos agrícolas por primera vez en casi 70 años. De acuerdo con el pronóstico del Departamento de Agricultura del país, las importaciones estadounidenses superarán a las exportaciones en casi 50.000 millones de dólares.
La agencia destaca que, a lo largo de décadas, EE.UU. ostentó el papel de “supermercado para el mundo”, exportando más alimentos de los que importaba, pero esa época ya quedó atrás.
Las guerras comerciales desatadas durante el segundo mandato de Donald Trump pueden hacer que los déficits agrícolas del país norteamericano se vuelvan permanentes, afectando a sus posiciones en el mercado mundial. Durante los últimos diez años, EE.UU. perdió su liderazgo como mayor exportador mundial de trigo y soja ante Rusia y Brasil, al mismo tiempo que enfrenta el peligro de perder su corona ante Argentina por las exportaciones de maíz.
Este año, Washington introdujo aranceles no solo contra China, el tercer mayor comprador de productos agrícolas estadounidenses, sino también contra México y Canadá, su primer y segundo mayor importador, respectivamente. El medio indica que, en su conjunto, los tres países adquirieron casi la mitad de todas las exportaciones de alimentos de EE.UU. el año pasado.
Al mismo tiempo, EE.UU. está experimentando un gran déficit de huevos y ya se ha puesto en contacto con Dinamarca y otros países europeos para consultar si pueden exportar este producto. Los precios de los huevos al por mayor en EE.UU. están batiendo récords, a medida que un brote acelerado de gripe aviar en gallinas ponedoras reduce drásticamente los suministros. Donald Trump prometió en su primer día en la Casa Blanca disminuir los precios de dicho producto, pero estos aumentaron un 59 % interanual en febrero, el primer mes completo de su mandato.
El maíz transgénico, también conocido como maíz modificado genéticamente (GM), representa un avance significativo en la biotecnología agrícola. Al introducir características deseables a través de la ingeniería genética, los científicos han transformado el maíz tradicional en un cultivo capaz de satisfacer las demandas de una población mundial en crecimiento y, al mismo tiempo, abordar los desafíos agrícolas. Esta innovación ha despertado tanto entusiasmo como controversia, convirtiendo al maíz transgénico en un símbolo de la agricultura moderna.
El maíz transgénico se crea incorporando genes de otros organismos al genoma del maíz. Este proceso permite la introducción de características como resistencia a plagas, tolerancia a herbicidas y un contenido nutricional mejorado. Por ejemplo, el maíz Bt, una de las variedades más conocidas, contiene un gen de la bacteria Bacillus thuringiensis que produce una proteína tóxica para plagas específicas, como el barrenador europeo del maíz. Esto reduce la necesidad de pesticidas químicos, lo que beneficia tanto a los agricultores como al medio ambiente.
La introducción del maíz transgénico ha revolucionado la agricultura de varias maneras:
Mayor rendimiento: las modificaciones genéticas ayudan a proteger los cultivos de plagas y enfermedades, lo que reduce las pérdidas y aumenta la producción general.
Uso reducido de productos químicos: características como la resistencia a las plagas y la tolerancia a los herbicidas reducen la dependencia de agroquímicos nocivos, lo que promueve la sostenibilidad ambiental.
Valor nutricional mejorado: algunas variedades de maíz transgénico están diseñadas para contener niveles más altos de nutrientes esenciales, lo que aborda la desnutrición en las regiones en desarrollo.
Resiliencia climática: la ingeniería genética puede producir variedades de maíz que toleran la sequía, las temperaturas extremas y las malas condiciones del suelo.
A pesar de sus beneficios, el maíz transgénico ha sido objeto de críticas. Los opositores plantean inquietudes sobre los posibles riesgos ambientales, como la transferencia de genes a parientes silvestres y los impactos en organismos no objetivo como los polinizadores. Además, existen preocupaciones éticas y económicas, incluido el control corporativo sobre la producción de semillas y la dependencia de los agricultores de las semillas patentadas.
Algunos sostienen que no existen suficientes estudios a largo plazo para determinar la seguridad de los cultivos transgénicos para la salud humana y los ecosistemas. Esto ha llevado al escrutinio regulatorio y a debates sobre el etiquetado de los alimentos transgénicos.
El maíz transgénico es un testimonio del ingenio humano, que ofrece soluciones a la seguridad alimentaria mundial y a los desafíos ambientales. Si bien su adopción ha traído consigo importantes beneficios, también plantea cuestiones éticas y ecológicas que exigen una consideración cuidadosa. Lograr un equilibrio entre innovación y responsabilidad es fundamental para aprovechar todo el potencial del maíz transgénico en pos de un futuro sostenible.
Entre los dos países se ha desatado una disputa comercial en relación con el maíz transgénico. México emitió un decreto que prohíbe el uso de maíz transgénico en determinados productos alimenticios, como las tortillas, y anunció planes para eliminar gradualmente su uso para la alimentación animal y con fines industriales. Estados Unidos impugnó esta política en virtud del Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), argumentando que no se basaba en pruebas científicas y violaba los acuerdos comerciales.
Un panel de resolución de disputas del T-MEC falló recientemente a favor de Estados Unidos, afirmando que las medidas de México eran incompatibles con el acuerdo. Esta decisión garantiza que los productores de maíz estadounidenses puedan seguir accediendo al mercado mexicano. Si bien el asunto ha provocado tensiones, sigue siendo un desacuerdo comercial y político, más que un conflicto o una guerra.
Estados Unidos ya no es el supermercado del mundo
♦
La agencia destaca que, a lo largo de décadas, EE.UU. ostentó el papel de “supermercado para el mundo”, exportando más alimentos de los que importaba, pero esa época ya quedó atrás.
Las guerras comerciales desatadas durante el segundo mandato de Donald Trump pueden hacer que los déficits agrícolas del país norteamericano se vuelvan permanentes, afectando a sus posiciones en el mercado mundial. Durante los últimos diez años, EE.UU. perdió su liderazgo como mayor exportador mundial de trigo y soja ante Rusia y Brasil, al mismo tiempo que enfrenta el peligro de perder su corona ante Argentina por las exportaciones de maíz.
Este año, Washington introdujo aranceles no solo contra China, el tercer mayor comprador de productos agrícolas estadounidenses, sino también contra México y Canadá, su primer y segundo mayor importador, respectivamente. El medio indica que, en su conjunto, los tres países adquirieron casi la mitad de todas las exportaciones de alimentos de EE.UU. el año pasado.
Al mismo tiempo, EE.UU. está experimentando un gran déficit de huevos y ya se ha puesto en contacto con Dinamarca y otros países europeos para consultar si pueden exportar este producto. Los precios de los huevos al por mayor en EE.UU. están batiendo récords, a medida que un brote acelerado de gripe aviar en gallinas ponedoras reduce drásticamente los suministros. Donald Trump prometió en su primer día en la Casa Blanca disminuir los precios de dicho producto, pero estos aumentaron un 59 % interanual en febrero, el primer mes completo de su mandato.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 20, 2025
El maíz transgénico y la guerra entre Estados Unidos y México
♦
El maíz transgénico, también conocido como maíz modificado genéticamente (GM), representa un avance significativo en la biotecnología agrícola. Al introducir características deseables a través de la ingeniería genética, los científicos han transformado el maíz tradicional en un cultivo capaz de satisfacer las demandas de una población mundial en crecimiento y, al mismo tiempo, abordar los desafíos agrícolas. Esta innovación ha despertado tanto entusiasmo como controversia, convirtiendo al maíz transgénico en un símbolo de la agricultura moderna.
El maíz transgénico se crea incorporando genes de otros organismos al genoma del maíz. Este proceso permite la introducción de características como resistencia a plagas, tolerancia a herbicidas y un contenido nutricional mejorado. Por ejemplo, el maíz Bt, una de las variedades más conocidas, contiene un gen de la bacteria Bacillus thuringiensis que produce una proteína tóxica para plagas específicas, como el barrenador europeo del maíz. Esto reduce la necesidad de pesticidas químicos, lo que beneficia tanto a los agricultores como al medio ambiente.
La introducción del maíz transgénico ha revolucionado la agricultura de varias maneras:
Mayor rendimiento: las modificaciones genéticas ayudan a proteger los cultivos de plagas y enfermedades, lo que reduce las pérdidas y aumenta la producción general.
Uso reducido de productos químicos: características como la resistencia a las plagas y la tolerancia a los herbicidas reducen la dependencia de agroquímicos nocivos, lo que promueve la sostenibilidad ambiental.
Valor nutricional mejorado: algunas variedades de maíz transgénico están diseñadas para contener niveles más altos de nutrientes esenciales, lo que aborda la desnutrición en las regiones en desarrollo.
Resiliencia climática: la ingeniería genética puede producir variedades de maíz que toleran la sequía, las temperaturas extremas y las malas condiciones del suelo.
A pesar de sus beneficios, el maíz transgénico ha sido objeto de críticas. Los opositores plantean inquietudes sobre los posibles riesgos ambientales, como la transferencia de genes a parientes silvestres y los impactos en organismos no objetivo como los polinizadores. Además, existen preocupaciones éticas y económicas, incluido el control corporativo sobre la producción de semillas y la dependencia de los agricultores de las semillas patentadas.
Algunos sostienen que no existen suficientes estudios a largo plazo para determinar la seguridad de los cultivos transgénicos para la salud humana y los ecosistemas. Esto ha llevado al escrutinio regulatorio y a debates sobre el etiquetado de los alimentos transgénicos.
El maíz transgénico es un testimonio del ingenio humano, que ofrece soluciones a la seguridad alimentaria mundial y a los desafíos ambientales. Si bien su adopción ha traído consigo importantes beneficios, también plantea cuestiones éticas y ecológicas que exigen una consideración cuidadosa. Lograr un equilibrio entre innovación y responsabilidad es fundamental para aprovechar todo el potencial del maíz transgénico en pos de un futuro sostenible.
Entre los dos países se ha desatado una disputa comercial en relación con el maíz transgénico. México emitió un decreto que prohíbe el uso de maíz transgénico en determinados productos alimenticios, como las tortillas, y anunció planes para eliminar gradualmente su uso para la alimentación animal y con fines industriales. Estados Unidos impugnó esta política en virtud del Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), argumentando que no se basaba en pruebas científicas y violaba los acuerdos comerciales.
Un panel de resolución de disputas del T-MEC falló recientemente a favor de Estados Unidos, afirmando que las medidas de México eran incompatibles con el acuerdo. Esta decisión garantiza que los productores de maíz estadounidenses puedan seguir accediendo al mercado mexicano. Si bien el asunto ha provocado tensiones, sigue siendo un desacuerdo comercial y político, más que un conflicto o una guerra.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 9, 2025