Como soy católico, apostólico y romano, me he abstenido hasta hoy de emitir opinión acerca del extraño comportamiento del Papa Francisco con relación al mundo en general y, sobre todo, a la Argentina.
Nunca he comentado cuánto disentía acerca de su clara posición pobrista y anticapitalista, con el que machaca en cada viaje que emprende y, menos aún, de su manifiesta debilidad amorosa por cuanto delincuente local se acercó al Vaticano, desde los condenados saqueadores -Cristina Fernández y su séquito de cómplices- hasta Juan Grabois, uno de los más destacados “gerentes de la pobreza”, cuyas criminales conductas no hicieron más que reiterarse a través de los años, y pasando por los nefastos y eternizados dirigentes sindicales, enriquecidos sin medida a costa de sus representados.
Tampoco lo hice cuando mostró fotográficamente su manifiesto rechazo a la gestión de Mauricio Macri mientras se reía a carcajadas con todos aquéllos que ya han sido condenados por la Justicia por robar recursos públicos y algunos por abusos sexuales.
Ni siquiera cuando, al visitar a los sanguinarios dictadores cubanos, se negó a recibir a las heroicas Damas de Blanco, que reclaman aún por sus hijos presos en las mazmorras castristas, o cuando recibió con afecto al asesino Nicolás Maduro mientras ignora hasta hoy a María Corina Machado, la tan corajuda dirigente que encabeza el tsunami de libertad que avanza en Venezuela.
Pero ayer Bergoglio agregó la gota que derramó el tan contenido vaso. Y lo hizo sin dejar duda alguna de su posición ideológica, respaldando a los peores movimientos de izquierda, siempre violentos y abusadores de los derechos de los demás, y denostando el protocolo que los obligó simplemente a respetar la ley y terminó con los piquetes que tanto complicaron la vida de todos los ciudadanos con cortes de calles y rutas.
Al condenar explícitamente, como lo hizo ayer, al Gobierno argentino por cumplir el imperativo constitucional de garantizar la libre circulación utilizando gas pimienta (que sólo produce molestias temporarias) para reprimir a quienes agredían a policías, prefectos y gendarmes, evitando así que se repitieran las dantescas escenas que concluyeran con dieciocho toneladas de piedras arrojadas sobre las fuerzas de seguridad, el Pontífice abdicó de su rol celestial.
Al incitar a sus oyentes –la lujosa comitiva de la CGT (el gangster Pablo Moyano incluido) que fue a visitarlo esta semana- a luchar por una “justicia social” que tanto ha empobrecido a sus teóricos destinatarios, ratificó su pertenencia a ese peronismo anacrónico y denostado en las urnas por la mayoría de los argentinos, hartos ya de discursos que han traído tamaña decadencia.
Esa palabra, Pontífice, quiere decir “hacedor de puentes”, y ha quedado claro que ha preferido profundizar la grieta que tanto nos lastima desde hace décadas.
Y qué decir de su sibilina denuncia de corrupción, cuidándose muy bien de precisar cuándo se habría producido, y sin identificar a quién le habría contado el episodio ni quién habría pedido la coima. Al no dar esos datos fundamentales, dejo traslucir que el sayo caía al gobierno de Milei, en otra actitud demoníaca y demonizadora, pero nunca se refirió a los probados hechos de defraudación a este Estado tan escuálido precisamente por ellos, que cometieron las gestiones kirchneristas.
Sus extrañas preferencias políticas lo llevaron a ausentarse nada menos que de la reinauguración de la Basílica de Notre Dame, después del terrible incendio que enlutó a Paris.
Hace bien el Papa en seguir difiriendo su primer viaje a la Argentina, su patria, algo que llama la atención de propios y extraños en el mundo entero.
Si lo hiciera, seguramente se encontraría con una profunda repulsa hacia su figura y correría el riesgo irreparable de no convocar aquí las multitudes que tanto aprecia en sus visitas a los lugares más remotos del globo.
El daño que Francisco ha causado a la Iglesia Católica es verdaderamente inconmensurable, revirtiendo cuanto habían logrado San Juan Pablo II y Benedicto, su inmediato predecesor.
En lo que me atañe, creo que ya ha quedado claro que, con enorme dolor, dejo de reconocerlo como representante de Cristo en la tierra.
“Cada partido y cada institución relevante tenía su propia prensa. La información, para esa
prensa, no era la búsqueda de la verdad, sino ganar espacio y vencer a su enemigo particular”.
Ryszard Kapuściński
Sin lugar a dudas, el acontecimiento de la semana fue el debate entre Kamala Harris y Donald Trump, que concitó justificadamente la atención masiva en todos los países, toda vez que dentro de sólo 51 días se dirimirá quién gobernará la primera potencia global y, con ello, diseñará la geopolítica mundial de los próximos cuatro años. Estuvieron seguramente muy atentos los gobiernos de Taiwan y Filipinas, de Israel e Irán, de Ucrania y Rusia, de Venezuela y Cuba, de China y de Corea del Norte, la OTAN, la Comunidad Europea, la ONU y los hutíes que controlan la entrada al Mar Rojo, o sea, aquéllos inmersos en conflictos bélicos o políticos de alta o baja intensidad.
Seguramente por el desconcierto que causó en la campaña republicana el cambio de contendiente tras la renuncia de Joe Biden a buscar la reelección, en general la prensa norteamericana adjudicó a la actual Vicepresidente la victoria, pero señalando el alto nivel de desconocimiento que aún la afecta, y por ello puso en duda que el evento haya servido para marcar un quiebre en una carrera que está prácticamente empatada, con una sociedad que sufre una virulenta grieta, similar a la de tantos otros países, como Brasil, España y, por supuesto, nuestra Argentina.
En los Estados Unidos, donde el voto no es obligatorio y hay que anotarse previamente para ejercer ese derecho, los ciudadanos de cada Estado eligen representantes al Colegio Electoral. Hay sólo dos partidos políticos importantes (Republicano y Demócrata) y el que gana en un Estado, se lleva todos los delegados atribuidos al mismo; la cantidad que corresponde a cada uno de ellos no está vinculada a su población o a su PBI.
Ese Colegio está integrado por 435 representantes estaduales más 3 por la capital, Washington DC, y 100 senadores; o sea, suma 538 delegados y, para hacerse con la Presidencia del país, un candidato debe reunir un mínimo de 270 voluntades. En caso de empate, la Cámara de Representantes (Diputados) elegirá al Presidente y el Senado al Vicepresidente. Como ya dije, creo que se repetirá este 4 de noviembre el resultado de 2016, cuando Hillary Clinton obtuvo casi tres millones de votos más que Trump pero éste mayor cantidad de delegados electorales y ganó la Presidencia.
El otro episodio relevante fue el asilo político que concedió , a tono con el generalizado respaldo de la Comunidad Europea, el Congreso español –no el gobierno de Pedro Sánchez- a Edmundo González Urrutia, a quien reconoce como Presidente electo de Venezuela, a pesar del masivo fraude que perpetró el tirano Nicolás Maduro para perpetuarse, mientras continúa secuestrando, torturando y asesinando a la población civil, y más de ocho millones de ciudadanos han debido emigrar; hay ya un proceso en marcha, en la Corte Penal Internacional, contra él y muchos de sus cómplices, todos socios y aliados de Néstor y Cristina Kirchner, por la comisión masiva de delitos de lesa humanidad.
En su país, el fuerte liderazgo de María Corina Machado, una verdadera heroína, mantiene unida a la oposición y sus seguidores superan el miedo y siguen saliendo a la calle a manifestar su descontento, tanto contra ese fraude cuanto por la terrible situación económica que atraviesa Venezuela, otrora inmensamente rica, después de veinticinco años de chavismo saqueador en el poder. Nada que sorprenda a los argentinos, que vivimos un proceso similar durante dieciséis años de populismo ladrón.
Volviendo a nuestro cotidiano peregrinar, felicito a Javier Milei por haberse recibido de político. Su negociación tan positiva con algunos miembros de la oposición le permitió blindar su veto a la irresponsable modificación el régimen jubilatorio, una ley sancionada por el H° Aguantadero sin explicar de dónde surgirían los fondos necesarios para atenderla. Los mismos que aplaudieron hasta que les sangraron las manos los disparates previsionales de Cristina Fernández (la confiscación de las AFJP y la incorporación al sistema, ya quebrado por la informalidad del 50% de nuestra economía, de varios millones de jubilados que no habían efectuado los aportes necesarios) ahora se disfrazaron de generosos reyes magos sólo para hacer pagar al Gobierno un enorme costo político.
Las críticas a los diputados del radicalismo que, cambiando su postura, permitieron al Gobierno ese logro me parecen injustificadas. Las bancas legislativas no pertenecen a los partidos sino que quienes las ocupan son elegidos por aquéllos a quienes deben representar, aunque las famosas listas-sábana (a punto de extinguirse, para bien de la República) hayan degradado ese rol constitucional. Estas negociaciones, como las que ahora lleva adelante Milei, son absolutamente normales en los países civilizados, en especial en aquéllos que utilizan sistemas parlamentarios como los europeos.
La misma conducta falsamente progresista se repitió con el aumento, que será vetado por el Presidente, de la financiación de las universidades, esa enorme caja que beneficia a la UCR en la UBA y al kirchnerismo en las decenas inauguradas, sin razón alguna, en todo el país, sobre todo en el Conurbano bonaerense, la mayoría de las cuales carece de real nivel académico. El colmo de esa puerca política fue el absurdo reconocimiento, con la asignación de monumentales fondos públicos para solventarla, a la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo que, en tantos años de funcionamiento, no logró graduar ni siquiera a un centenar de alumnos.
El mandatario venezolano, Nicolás Maduro, fue proclamado presidente por las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE), tras resultar ganador en los comicios del pasado domingo. El presidente del máximo órgano electoral, Elvis Amoroso, dirigió el acto de proclamación de Maduro y le entregó la credencial que lo acredita como mandatario entre 2025 y 2031. Maduro fue postulado por 13 organizaciones políticas, entre ellas el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Con el 80 % de los votos escrutados y con un nivel de participación electoral de 59 %, el CNE emitió un primer boletín que arrojó que fue reelecto con el respaldo de 5 millones 150.092 electores, lo que implica 51,20 % de los resultados avalados. En su discurso ante las autoridades electorales, las cabezas de los poderes públicos, los representantes del Ejecutivo, los veedores internacionales presentes, entre otros, calificó la jornada electoral de la víspera como “histórica” por “vencer al fascismo”.
“Recibo esta credencial constitucional, legal, del poder encargado de llevar los temas electorales de Venezuela, que emitió un dictamen que recibo con humildad, porque soy un obrero, lo que no me perdonan los apellidos ni el imperialismo”, expresó. Al quedar proclamado, el mandatario dijo: “Soy Nicolás Maduro y asumo el mandato del pueblo para ser su presidente y llevar al país a la paz y la prosperidad, a la unión nacional, a través del diálogo, y hacer irreversible la igualdad, la paz, la dignidad, la independencia, la unión”.
Recordó que los venezolanos asistieron a una campaña electoral en medio del bloqueo económico alentado por EE.UU. y otros países con la finalidad de ejercer presión para deponerlo. Alertó que se está tratando de imponer un “golpe de Estado de carácter fascista y contrarrevolucionario”, al que denomina un “Guaidó 2.0”, con referencia al apellido del exdiputado que se autoproclamó en 2019 y que desconoció su triunfo en las elecciones de 2018, con el apoyo de Washington y de un grupo de gobiernos de América y Europa. Aseveró que los mismos gobiernos que cuestionan este nuevo proceso venezolano, la ultraderecha fascista y los grupos respaldados por EE.UU. son los que respaldaron al exparlamentario Juan Guaidó y que tras estos nuevos comicios “avalan esta operación contra la democracia venezolana”.
“Les digo, la película ‘Guaidó 2.0’ ya la sabemos y esta vez no va a haber ningún tipo de debilidad, esta vez se respetará la ley y la Constitución y no se impondrá ni el odio, ni el fascismo, ni la mentira ni la manipulación”, expresó. “En Venezuela se dio la batalla definitiva contra el fascismo y la ganamos”, afirmó.
El presidente venezolano advirtió además que quienes cometan delitos de odio serán duramente castigados por la ley, con referencia a los sabotajes en contra de los servicios públicos.
“Un pueblo no tiene sino un enemigo peligroso, su gobierno”,
Antoine de Saint-Just
Con el debate entre Donald Trump y Joe Biden, comenzó una saga que terminó con la renuncia de éste a la carrera electoral; el mundo, por el enorme peso específico que tienen los Estados Unidos en la geopolítica global, por las actuales guerras de Ucrania y Medio Oriente y por la agresividad bélica de China, está pendiente de la convención demócrata que, en agosto, definirá quién correrá con los colores del partido. Luego, habrá que esperar hasta noviembre para saber quién ocupará el Salón Oval los próximos cuatro años. Realmente, el tema justifica comerse las uñas.
Pero hoy todos estamos observando, con enorme preocupación, el proceso que se iniciará mañana en Venezuela, una nación crucificada por el socialismo del siglo XXI y que -todas las encuestas lo aseveran, en términos de votos- será rescatada de un terrible pasado de 25 años, en los cuales el chavismo provocó una inimaginable catástrofe, transformando a uno de los países más ricos de la región en uno miserable, que ha expulsado a 8,8 millones de sus habitantes y proscripto, encarcelado, torturado y asesinado a los opositores. Aunque habrá que seguir atentos a lo que allí suceda hasta el 10 de enero de 2025, una eternidad, cuando está previsto el cambio de gobierno, ya que, hasta entonces Nicolás Maduro, capaz de cualquier iniquidad, estará sentado en el Palacio de Miraflores.
Por primera vez, todos los partidos han decidido participar con un candidato único, Edmundo González Urrutia, y concurrir a las urnas en vez de abstenerse, un error repetido hasta el cansancio; a quien hubiera correspondido por su enorme mérito ocupar ese lugar, la muy corajuda María Corina Machado. ¿Se dará en Venezuela, de cambiar de manos el poder, algo similar a la breve presidencia de Héctor Cámpora aquí?
Maduro transformó a su país en uno de los tableros en los que se juega, como sucedió en los 60’s y 70’s, una guerra fría cada vez más caliente. Ha hecho que Rusia, China, Irán y hasta Turquía, Bielorrusia y Norcorea encuentren allí la puerta de acceso a América Latina, inquietando a todos los vecinos. Y su organización criminal “Tren de Aragua” intentó desestabilizar a los gobiernos que no se mostraron dispuestos a integrar las extintas Unasur, CELAC y ALBA, esos inventos de Hugo Chávez Frías para construir su soñada “Patria Grande”, ya en franco retroceso.
Los bolivarianos, herederos de la Cuba de antaño, están presentes en Bolivia, Nicaragua y Honduras, amén de haber sido bienvenidos, hasta hace poco tiempo, en Argentina, Colombia y Chile, aunque un reciente asesinato en el último haya invertido las tornas. Por su parte, Brasil que, en manos del PT de Luiz Inácio Lula da Silva venía mostrando simpatía hacia el chavismo, ahora marca sus diferencias ante la posibilidad de un conflicto civil y un nuevo drama migratorio provocado por Maduro, que va por su reelección y ha amenazado con un baño de sangre si pierde, cuando todas las previsiones dicen que la ventaja en favor de González Urrutia supera los 34 puntos.
Por supuesto, una solución evaluada ya por el arco opositor es fabricar para Maduro y algunos de sus cómplices un puente de plata que les garantice la impunidad por sus crímenes y sus inmensos latrocinios, aplicando una “justicia transicional” que permita un cambio en paz. Sin embargo, tampoco eso será fácil de concretar. Los ciudadanos que, empobrecidos al extremo (el salario mínimo equivale a US$ 3,5 mensuales), han visto asesinar a familiares, perdido sus patrimonios y soportado el exilio forzado de sus hijos y nietos durante tantos años, ¿aceptarán mansamente un perdón que permita un cambio pacífico, sin clamar por verdad y justicia?
El tirano y sus más inmediatos colaboradores están procesados ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya, y no creo que los países que los han denunciado ante él por crímenes de lesa humanidad coincidan en desistir en su persecución penal, ni que los jueces lo consientan. ¿Se sentirán tranquilos los acusados circulando por un mundo que les resultará tan hostil o sólo tendrán la posibilidad de mudarse a los países que, como las grandes potencias que sostuvieron a su régimen, no respetan las decisiones de ese Tribunal ni las circulares rojas de Interpol?
Por otra parte, detrás de Maduro están los “fierros” de la Fuerza Armada Bolivariana (¿cómo reaccionarán frente a una derrota electoral?) y hay una poderosa e inmensa organización criminal, el Cartel de los Soles, así llamada por las doradas charreteras de los generales que la integran, dueña de tráficos y contrabandos de todo tipo, desde personas y drogas hasta el petróleo de PdVSA y el oro, extraído ilegalmente en los departamentos que controla. Además, el dictador ha armado y empoderado a aterradoras bandas parapoliciales, que han probado estar dispuestas a matar y secuestrar a cuantos sean necesarios para mantenerlo en el poder. ¿Sería posible amnistiar a tantos jerarcas civiles y militares y a sus testaferros y, además, permitirles conservar las enormes fortunas que han escondido en paraísos fiscales alrededor del mundo?
Todas esas incógnitas comenzarán a develarse a partir de mañana a la noche, pero mucho me temo que nada será fácil ni, menos aún, agradable, y que a Venezuela le esperan más tragedias de las luctuosas manos de los herederos de Hugo Chávez Frías.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, aseguró este miércoles que “fórmulas extremistas” como la que representan el mandatario argentino, Javier Milei, o el expresidente brasileño Jair Bolsonaro no tienen opción de llegar al poder en su país.
En un acto con partidos minoritarios que respaldan su candidatura a las elecciones presidenciales —previstas para el próximo 28 de julio—, Maduro preguntó a la audiencia si querían que se impusiera “una fórmula extremista de derecha como la de Milei o Bolsonaro”.
Del mismo modo se preguntó retóricamente si se apostaba por que “el poder político en Venezuela lo tome una títere de Álvaro Uribe Vélez, de Iván Duque y de la oligarquía colombiana”, en alusión a la dirigente opositora María Corina Machado, que ha ventilado su interés de competir en la liza (aunque está inhabilitada) y goza del respaldo de referentes derechistas de la región.
“A los apellidos, a la oligarquía, a los títeres vendepatria, les decimos: en Venezuela no volverán”, sentenció.
POST DATA DE…TRAJE NUEVO
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Por Dr. Enrique Guillermo Avogadro.
Como soy católico, apostólico y romano, me he abstenido hasta hoy de emitir opinión acerca del extraño comportamiento del Papa Francisco con relación al mundo en general y, sobre todo, a la Argentina.
Nunca he comentado cuánto disentía acerca de su clara posición pobrista y anticapitalista, con el que machaca en cada viaje que emprende y, menos aún, de su manifiesta debilidad amorosa por cuanto delincuente local se acercó al Vaticano, desde los condenados saqueadores -Cristina Fernández y su séquito de cómplices- hasta Juan Grabois, uno de los más destacados “gerentes de la pobreza”, cuyas criminales conductas no hicieron más que reiterarse a través de los años, y pasando por los nefastos y eternizados dirigentes sindicales, enriquecidos sin medida a costa de sus representados.
Tampoco lo hice cuando mostró fotográficamente su manifiesto rechazo a la gestión de Mauricio Macri mientras se reía a carcajadas con todos aquéllos que ya han sido condenados por la Justicia por robar recursos públicos y algunos por abusos sexuales.
Ni siquiera cuando, al visitar a los sanguinarios dictadores cubanos, se negó a recibir a las heroicas Damas de Blanco, que reclaman aún por sus hijos presos en las mazmorras castristas, o cuando recibió con afecto al asesino Nicolás Maduro mientras ignora hasta hoy a María Corina Machado, la tan corajuda dirigente que encabeza el tsunami de libertad que avanza en Venezuela.
Pero ayer Bergoglio agregó la gota que derramó el tan contenido vaso. Y lo hizo sin dejar duda alguna de su posición ideológica, respaldando a los peores movimientos de izquierda, siempre violentos y abusadores de los derechos de los demás, y denostando el protocolo que los obligó simplemente a respetar la ley y terminó con los piquetes que tanto complicaron la vida de todos los ciudadanos con cortes de calles y rutas.
Al condenar explícitamente, como lo hizo ayer, al Gobierno argentino por cumplir el imperativo constitucional de garantizar la libre circulación utilizando gas pimienta (que sólo produce molestias temporarias) para reprimir a quienes agredían a policías, prefectos y gendarmes, evitando así que se repitieran las dantescas escenas que concluyeran con dieciocho toneladas de piedras arrojadas sobre las fuerzas de seguridad, el Pontífice abdicó de su rol celestial.
Al incitar a sus oyentes –la lujosa comitiva de la CGT (el gangster Pablo Moyano incluido) que fue a visitarlo esta semana- a luchar por una “justicia social” que tanto ha empobrecido a sus teóricos destinatarios, ratificó su pertenencia a ese peronismo anacrónico y denostado en las urnas por la mayoría de los argentinos, hartos ya de discursos que han traído tamaña decadencia.
Esa palabra, Pontífice, quiere decir “hacedor de puentes”, y ha quedado claro que ha preferido profundizar la grieta que tanto nos lastima desde hace décadas.
Y qué decir de su sibilina denuncia de corrupción, cuidándose muy bien de precisar cuándo se habría producido, y sin identificar a quién le habría contado el episodio ni quién habría pedido la coima. Al no dar esos datos fundamentales, dejo traslucir que el sayo caía al gobierno de Milei, en otra actitud demoníaca y demonizadora, pero nunca se refirió a los probados hechos de defraudación a este Estado tan escuálido precisamente por ellos, que cometieron las gestiones kirchneristas.
Sus extrañas preferencias políticas lo llevaron a ausentarse nada menos que de la reinauguración de la Basílica de Notre Dame, después del terrible incendio que enlutó a Paris.
Hace bien el Papa en seguir difiriendo su primer viaje a la Argentina, su patria, algo que llama la atención de propios y extraños en el mundo entero.
Si lo hiciera, seguramente se encontraría con una profunda repulsa hacia su figura y correría el riesgo irreparable de no convocar aquí las multitudes que tanto aprecia en sus visitas a los lugares más remotos del globo.
El daño que Francisco ha causado a la Iglesia Católica es verdaderamente inconmensurable, revirtiendo cuanto habían logrado San Juan Pablo II y Benedicto, su inmediato predecesor.
En lo que me atañe, creo que ya ha quedado claro que, con enorme dolor, dejo de reconocerlo como representante de Cristo en la tierra.
Hasta el sábado.
Un enorme abrazo.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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Nota 411 del Dr, Enrique Avogadro en este portal (Hacer Clic)
PrisioneroEnArgentina.com
Setiembre 23, 2024
Made in USA
Por Enrique Guillermo Avogadro.
“Cada partido y cada institución relevante tenía su propia prensa. La información, para esa
prensa, no era la búsqueda de la verdad, sino ganar espacio y vencer a su enemigo particular”.
Ryszard Kapuściński
Sin lugar a dudas, el acontecimiento de la semana fue el debate entre Kamala Harris y Donald Trump, que concitó justificadamente la atención masiva en todos los países, toda vez que dentro de sólo 51 días se dirimirá quién gobernará la primera potencia global y, con ello, diseñará la geopolítica mundial de los próximos cuatro años. Estuvieron seguramente muy atentos los gobiernos de Taiwan y Filipinas, de Israel e Irán, de Ucrania y Rusia, de Venezuela y Cuba, de China y de Corea del Norte, la OTAN, la Comunidad Europea, la ONU y los hutíes que controlan la entrada al Mar Rojo, o sea, aquéllos inmersos en conflictos bélicos o políticos de alta o baja intensidad.
Seguramente por el desconcierto que causó en la campaña republicana el cambio de contendiente tras la renuncia de Joe Biden a buscar la reelección, en general la prensa norteamericana adjudicó a la actual Vicepresidente la victoria, pero señalando el alto nivel de desconocimiento que aún la afecta, y por ello puso en duda que el evento haya servido para marcar un quiebre en una carrera que está prácticamente empatada, con una sociedad que sufre una virulenta grieta, similar a la de tantos otros países, como Brasil, España y, por supuesto, nuestra Argentina.
En los Estados Unidos, donde el voto no es obligatorio y hay que anotarse previamente para ejercer ese derecho, los ciudadanos de cada Estado eligen representantes al Colegio Electoral. Hay sólo dos partidos políticos importantes (Republicano y Demócrata) y el que gana en un Estado, se lleva todos los delegados atribuidos al mismo; la cantidad que corresponde a cada uno de ellos no está vinculada a su población o a su PBI.
Ese Colegio está integrado por 435 representantes estaduales más 3 por la capital, Washington DC, y 100 senadores; o sea, suma 538 delegados y, para hacerse con la Presidencia del país, un candidato debe reunir un mínimo de 270 voluntades. En caso de empate, la Cámara de Representantes (Diputados) elegirá al Presidente y el Senado al Vicepresidente. Como ya dije, creo que se repetirá este 4 de noviembre el resultado de 2016, cuando Hillary Clinton obtuvo casi tres millones de votos más que Trump pero éste mayor cantidad de delegados electorales y ganó la Presidencia.
El otro episodio relevante fue el asilo político que concedió , a tono con el generalizado respaldo de la Comunidad Europea, el Congreso español –no el gobierno de Pedro Sánchez- a Edmundo González Urrutia, a quien reconoce como Presidente electo de Venezuela, a pesar del masivo fraude que perpetró el tirano Nicolás Maduro para perpetuarse, mientras continúa secuestrando, torturando y asesinando a la población civil, y más de ocho millones de ciudadanos han debido emigrar; hay ya un proceso en marcha, en la Corte Penal Internacional, contra él y muchos de sus cómplices, todos socios y aliados de Néstor y Cristina Kirchner, por la comisión masiva de delitos de lesa humanidad.
En su país, el fuerte liderazgo de María Corina Machado, una verdadera heroína, mantiene unida a la oposición y sus seguidores superan el miedo y siguen saliendo a la calle a manifestar su descontento, tanto contra ese fraude cuanto por la terrible situación económica que atraviesa Venezuela, otrora inmensamente rica, después de veinticinco años de chavismo saqueador en el poder. Nada que sorprenda a los argentinos, que vivimos un proceso similar durante dieciséis años de populismo ladrón.
Volviendo a nuestro cotidiano peregrinar, felicito a Javier Milei por haberse recibido de político. Su negociación tan positiva con algunos miembros de la oposición le permitió blindar su veto a la irresponsable modificación el régimen jubilatorio, una ley sancionada por el H° Aguantadero sin explicar de dónde surgirían los fondos necesarios para atenderla. Los mismos que aplaudieron hasta que les sangraron las manos los disparates previsionales de Cristina Fernández (la confiscación de las AFJP y la incorporación al sistema, ya quebrado por la informalidad del 50% de nuestra economía, de varios millones de jubilados que no habían efectuado los aportes necesarios) ahora se disfrazaron de generosos reyes magos sólo para hacer pagar al Gobierno un enorme costo político.
Las críticas a los diputados del radicalismo que, cambiando su postura, permitieron al Gobierno ese logro me parecen injustificadas. Las bancas legislativas no pertenecen a los partidos sino que quienes las ocupan son elegidos por aquéllos a quienes deben representar, aunque las famosas listas-sábana (a punto de extinguirse, para bien de la República) hayan degradado ese rol constitucional. Estas negociaciones, como las que ahora lleva adelante Milei, son absolutamente normales en los países civilizados, en especial en aquéllos que utilizan sistemas parlamentarios como los europeos.
La misma conducta falsamente progresista se repitió con el aumento, que será vetado por el Presidente, de la financiación de las universidades, esa enorme caja que beneficia a la UCR en la UBA y al kirchnerismo en las decenas inauguradas, sin razón alguna, en todo el país, sobre todo en el Conurbano bonaerense, la mayoría de las cuales carece de real nivel académico. El colmo de esa puerca política fue el absurdo reconocimiento, con la asignación de monumentales fondos públicos para solventarla, a la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo que, en tantos años de funcionamiento, no logró graduar ni siquiera a un centenar de alumnos.
Enrique Guillermo Avogadro
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Setiembre 13, 2024
Proclaman a Maduro como presidente electo de Venezuela
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El mandatario venezolano, Nicolás Maduro, fue proclamado presidente por las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE), tras resultar ganador en los comicios del pasado domingo. El presidente del máximo órgano electoral, Elvis Amoroso, dirigió el acto de proclamación de Maduro y le entregó la credencial que lo acredita como mandatario entre 2025 y 2031. Maduro fue postulado por 13 organizaciones políticas, entre ellas el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Con el 80 % de los votos escrutados y con un nivel de participación electoral de 59 %, el CNE emitió un primer boletín que arrojó que fue reelecto con el respaldo de 5 millones 150.092 electores, lo que implica 51,20 % de los resultados avalados. En su discurso ante las autoridades electorales, las cabezas de los poderes públicos, los representantes del Ejecutivo, los veedores internacionales presentes, entre otros, calificó la jornada electoral de la víspera como “histórica” por “vencer al fascismo”.
“Recibo esta credencial constitucional, legal, del poder encargado de llevar los temas electorales de Venezuela, que emitió un dictamen que recibo con humildad, porque soy un obrero, lo que no me perdonan los apellidos ni el imperialismo”, expresó. Al quedar proclamado, el mandatario dijo: “Soy Nicolás Maduro y asumo el mandato del pueblo para ser su presidente y llevar al país a la paz y la prosperidad, a la unión nacional, a través del diálogo, y hacer irreversible la igualdad, la paz, la dignidad, la independencia, la unión”.
Recordó que los venezolanos asistieron a una campaña electoral en medio del bloqueo económico alentado por EE.UU. y otros países con la finalidad de ejercer presión para deponerlo. Alertó que se está tratando de imponer un “golpe de Estado de carácter fascista y contrarrevolucionario”, al que denomina un “Guaidó 2.0”, con referencia al apellido del exdiputado que se autoproclamó en 2019 y que desconoció su triunfo en las elecciones de 2018, con el apoyo de Washington y de un grupo de gobiernos de América y Europa. Aseveró que los mismos gobiernos que cuestionan este nuevo proceso venezolano, la ultraderecha fascista y los grupos respaldados por EE.UU. son los que respaldaron al exparlamentario Juan Guaidó y que tras estos nuevos comicios “avalan esta operación contra la democracia venezolana”.
“Les digo, la película ‘Guaidó 2.0’ ya la sabemos y esta vez no va a haber ningún tipo de debilidad, esta vez se respetará la ley y la Constitución y no se impondrá ni el odio, ni el fascismo, ni la mentira ni la manipulación”, expresó. “En Venezuela se dio la batalla definitiva contra el fascismo y la ganamos”, afirmó.
El presidente venezolano advirtió además que quienes cometan delitos de odio serán duramente castigados por la ley, con referencia a los sabotajes en contra de los servicios públicos.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 29, 2024
EN VILO
○
por Enrique Guillermo Avogadro
Con el debate entre Donald Trump y Joe Biden, comenzó una saga que terminó con la renuncia de éste a la carrera electoral; el mundo, por el enorme peso específico que tienen los Estados Unidos en la geopolítica global, por las actuales guerras de Ucrania y Medio Oriente y por la agresividad bélica de China, está pendiente de la convención demócrata que, en agosto, definirá quién correrá con los colores del partido. Luego, habrá que esperar hasta noviembre para saber quién ocupará el Salón Oval los próximos cuatro años. Realmente, el tema justifica comerse las uñas.
Pero hoy todos estamos observando, con enorme preocupación, el proceso que se iniciará mañana en Venezuela, una nación crucificada por el socialismo del siglo XXI y que -todas las encuestas lo aseveran, en términos de votos- será rescatada de un terrible pasado de 25 años, en los cuales el chavismo provocó una inimaginable catástrofe, transformando a uno de los países más ricos de la región en uno miserable, que ha expulsado a 8,8 millones de sus habitantes y proscripto, encarcelado, torturado y asesinado a los opositores. Aunque habrá que seguir atentos a lo que allí suceda hasta el 10 de enero de 2025, una eternidad, cuando está previsto el cambio de gobierno, ya que, hasta entonces Nicolás Maduro, capaz de cualquier iniquidad, estará sentado en el Palacio de Miraflores.
Por primera vez, todos los partidos han decidido participar con un candidato único, Edmundo González Urrutia, y concurrir a las urnas en vez de abstenerse, un error repetido hasta el cansancio; a quien hubiera correspondido por su enorme mérito ocupar ese lugar, la muy corajuda María Corina Machado. ¿Se dará en Venezuela, de cambiar de manos el poder, algo similar a la breve presidencia de Héctor Cámpora aquí?
Maduro transformó a su país en uno de los tableros en los que se juega, como sucedió en los 60’s y 70’s, una guerra fría cada vez más caliente. Ha hecho que Rusia, China, Irán y hasta Turquía, Bielorrusia y Norcorea encuentren allí la puerta de acceso a América Latina, inquietando a todos los vecinos. Y su organización criminal “Tren de Aragua” intentó desestabilizar a los gobiernos que no se mostraron dispuestos a integrar las extintas Unasur, CELAC y ALBA, esos inventos de Hugo Chávez Frías para construir su soñada “Patria Grande”, ya en franco retroceso.
Los bolivarianos, herederos de la Cuba de antaño, están presentes en Bolivia, Nicaragua y Honduras, amén de haber sido bienvenidos, hasta hace poco tiempo, en Argentina, Colombia y Chile, aunque un reciente asesinato en el último haya invertido las tornas. Por su parte, Brasil que, en manos del PT de Luiz Inácio Lula da Silva venía mostrando simpatía hacia el chavismo, ahora marca sus diferencias ante la posibilidad de un conflicto civil y un nuevo drama migratorio provocado por Maduro, que va por su reelección y ha amenazado con un baño de sangre si pierde, cuando todas las previsiones dicen que la ventaja en favor de González Urrutia supera los 34 puntos.
Por supuesto, una solución evaluada ya por el arco opositor es fabricar para Maduro y algunos de sus cómplices un puente de plata que les garantice la impunidad por sus crímenes y sus inmensos latrocinios, aplicando una “justicia transicional” que permita un cambio en paz. Sin embargo, tampoco eso será fácil de concretar. Los ciudadanos que, empobrecidos al extremo (el salario mínimo equivale a US$ 3,5 mensuales), han visto asesinar a familiares, perdido sus patrimonios y soportado el exilio forzado de sus hijos y nietos durante tantos años, ¿aceptarán mansamente un perdón que permita un cambio pacífico, sin clamar por verdad y justicia?
El tirano y sus más inmediatos colaboradores están procesados ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya, y no creo que los países que los han denunciado ante él por crímenes de lesa humanidad coincidan en desistir en su persecución penal, ni que los jueces lo consientan. ¿Se sentirán tranquilos los acusados circulando por un mundo que les resultará tan hostil o sólo tendrán la posibilidad de mudarse a los países que, como las grandes potencias que sostuvieron a su régimen, no respetan las decisiones de ese Tribunal ni las circulares rojas de Interpol?
Por otra parte, detrás de Maduro están los “fierros” de la Fuerza Armada Bolivariana (¿cómo reaccionarán frente a una derrota electoral?) y hay una poderosa e inmensa organización criminal, el Cartel de los Soles, así llamada por las doradas charreteras de los generales que la integran, dueña de tráficos y contrabandos de todo tipo, desde personas y drogas hasta el petróleo de PdVSA y el oro, extraído ilegalmente en los departamentos que controla. Además, el dictador ha armado y empoderado a aterradoras bandas parapoliciales, que han probado estar dispuestas a matar y secuestrar a cuantos sean necesarios para mantenerlo en el poder. ¿Sería posible amnistiar a tantos jerarcas civiles y militares y a sus testaferros y, además, permitirles conservar las enormes fortunas que han escondido en paraísos fiscales alrededor del mundo?
Todas esas incógnitas comenzarán a develarse a partir de mañana a la noche, pero mucho me temo que nada será fácil ni, menos aún, agradable, y que a Venezuela le esperan más tragedias de las luctuosas manos de los herederos de Hugo Chávez Frías.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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PrisioneroEnArgentina.com
Julio 26, 2024
“En Venezuela no se impondrá la fórmula extremista de Milei y Bolsonaro”
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El presidente venezolano, Nicolás Maduro, aseguró este miércoles que “fórmulas extremistas” como la que representan el mandatario argentino, Javier Milei, o el expresidente brasileño Jair Bolsonaro no tienen opción de llegar al poder en su país.
En un acto con partidos minoritarios que respaldan su candidatura a las elecciones presidenciales —previstas para el próximo 28 de julio—, Maduro preguntó a la audiencia si querían que se impusiera “una fórmula extremista de derecha como la de Milei o Bolsonaro”.
Del mismo modo se preguntó retóricamente si se apostaba por que “el poder político en Venezuela lo tome una títere de Álvaro Uribe Vélez, de Iván Duque y de la oligarquía colombiana”, en alusión a la dirigente opositora María Corina Machado, que ha ventilado su interés de competir en la liza (aunque está inhabilitada) y goza del respaldo de referentes derechistas de la región.
“A los apellidos, a la oligarquía, a los títeres vendepatria, les decimos: en Venezuela no volverán”, sentenció.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 23, 2024