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  Por Juan Carlos Neves.

   Narnia es un reino de ficción poblado de seres y sucesos fantásticos al que solo acceden unos pocos privilegiados mientras permanece ajeno a la mayoría de los mortales.  Al cabo de un año de gobierno, el presidente Milei pronunció un discurso recortando datos seleccionados de la realidad para mostrarnos un país maravilloso con un relato equiparable a una de las fantasiosas crónicas de Narnia.                       

Milei

En el país de Milei no se habla de millones de miembros de la clase pasiva  que cobran jubilaciones y pensiones que  están muy por debajo de la línea de pobreza y a los que se les recortan sistemáticamente medicamentos y beneficios que constituyen paliativos a su precaria situación. Para el presidente, la pérdida   de poder adquisitivo de los asalariados es invisible, sean ellos docentes, empleados del Estado o cuentapropistas. El ajuste ejecutado para cerrar el déficit fiscal barrió con cientos de miles de puestos de trabajo, produjo el cierre de decenas de miles de pequeñas y medianas empresas y ha generado una innegable caída del Producto Bruto Interno.

   El presidente presume de la baja de la inflación pero luego de un año de gestión el crecimiento de los precios al consumidor aun supera el 110 por ciento mientras que el dólar administrado por el gobierno se devaluó el presente año solo un 32 por ciento, produciendo una sobrevaluación de la moneda argentina  de proporciones mundiales. Los que viven en Narnia están felices porque ahora pueden volver a viajar al extranjero y comprar suntuosos productos importados. Ya disfrutaron de una situación similar durante el gobierno de Carlos Saúl Menem y aquello barrió la industria nacional y alimentó por un tiempo la fantasía de vivir en el primer mundo. Entonces los dólares provenían de la venta de las empresas públicas rebautizadas como “las joyas de la abuela”. Hoy nos nutrimos de la explotación de recursos naturales no renovables y de la oportunidad que se dio a los evasores de blanquear  sus acreencias. Los que peinamos canas recordamos como terminó aquella aventura de la que inocentemente pensamos que se había aprendido la gran lección: que la única riqueza perdurable es la que proviene del crecimiento y la producción basados en la aplicación de tecnología, patentes y valor agregado a las materias primas  a través de una industria desarrollada y vigorosa.

No es nuestra pretensión que el presidente Milei se flagele exponiendo los enormes costos de sus políticas de ajuste sin crecimiento y aprietes sin criterio social pero al menos esperábamos un relato balanceado y equilibrado que no ocultara los costos y los sufrimientos del programa anarco capitalista.  En la calle, luego del discurso presidencial, la pregunta que más escucho es: ¿si estamos tan bien porqué vivimos tan mal? Posiblemente se deba a  que las variables que el ciudadano que no puede acceder a Narnia debe enfrentar son, un aumento del transporte, la energía y los servicios, que triplica y cuadruplica las cifras oficiales de inflación.

   Empezaremos el 2025 sin presupuesto, sin leyes que cierren el camino a los corruptos  y con la promesa de una “motosierra profunda” que significa más ajuste, más desocupación y más necesidades insatisfechas. Y esta situación durará mientras la seducción de los relatores de Narnia mantenga a la ciudadanía convencida de que en un futuro sin plazos todos podremos acceder al mundo de belleza y fantasía con que nos quiere hacer soñar el presidente.

   A esta altura cabe pedir que Dios nos ayude y deje caer el velo que nubla los ojos de los que aun los tienen velados,  de modo que todos percibamos el mismo mundo real por más duro que este sea.

JUAN CARLOS NEVES

Presidente de Nueva Unión Ciudadana.

Buenos Aires, Argentina

 


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Diciembre 13, 2024