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  Por JOSÉ LUIS MILIA.

“Es una discusión falaz decir que la educación debe ser un servicio esencial”. 

Nicolás Trotta, ministro de educación de Argentina 

Nicolás Trotta, ministro de educación, tiene un problema semántico que su paso por la Universidad de la Madres de Plaza de Mayo no ha sabido corregir. Su respuesta a Macri con la siguiente frase: “Es una discusión falaz decir que la educación debe ser un servicio esencial” nos advierte dos cosas, primero, que el desconoce que una discusión nunca puede ser falaz, las discusiones pueden ser bizantinas o “de tablón”, filosóficas, científicas, teológicas o, simplemente, de pareja, pero nunca son falaces. Falaces son los argumentos con que alguien puede o quiere entablar una polémica; segundo, que si él, en el alboroto con que normalmente se manejan los “científicos” del gobierno, usó la palabra “discusión” cuando debería haber dicho “argumento” probablemente se debió a que lo que él realmente piensa es que es una falacia que la educación sea un servicio esencial. 

 De cualquier manera, poco importa la respuesta de este nieto de “represores” a Macri -otro “prócer” de la educación nacional- sino que lo que es verdaderamente importante es poner en blanco sobre negro la mentira de la que él y el gobierno nacional son responsables. Ese embuste con el que se llenan la boca los que recitan el credo “nacional y popular”: la igualdad de oportunidades para todos, todas y “todes” como dice el mamarracho que ejerce la vicaría presidencial de la Argentina. 

 A los hechos me remito, en la Argentina Nac & Pop es una mentira flagrante que exista esa igualdad tan declamada, y, menos aún en lo que se refiere a educación. No terminaron el “año escolar” de igual manera los chicos que concurren a la escuela pública que los que concurren a las escuelas privadas. Por tener nietos que concurren a estas últimas sé cómo se procedió durante el año, por tener empleados cuyos hijos van a las primeras también conozco el nivel de falencia que evidenciaron maestros y autoridades. Un ejemplo, mi nieta terminó primer grado sabiendo leer de corrido, conociendo las operaciones matemáticas básicas y conceptos esenciales de historia y geografía; esto en un colegio privado del interior de la provincia de Buenos Aires; por lo que he visto, a eso no llegó ninguna escuela pública de la zona. No hablemos de las diferencias, aún más notables de los colegios privados y públicos de Capital y del gran Buenos Aires. 

Es una burda mentira que la banda que maneja la República, banda a la que pertenece Nicolás Trotta, diga que, ante la disyuntiva salud y economía se vieron obligados a privilegiar la primera por sobre la segunda; no, el resultado de la patética cuarentena implementada desde el gobierno no fue el éxito que nos quieren vender – filminas, “estadísticas” y mentiras por doquier- la cruda realidad nos muestra cómo pese a un encierro y aislamiento de campo de concentración, un gobierno de “científicos” nos posicionó en el sexto lugar en el mundo en muertos por millón de COVID 19. Pero que, además, no solo destruyó la economía nacional, sino que le hizo a la educación pública argentina- de por si una carmelita descalza que solo sirve para declamaciones grandilocuentes que jamás se cumplen- un agujero del que difícilmente se repondrá. Un agujero tan profundo como el daño psicológico que se les hizo a la mayoría de los chicos a los que con un concepto errado de cómo encarar una pandemia, se los encerró, se les impidió socializar y se les quitó amigos y juegos. 

No obstante, no es aquí donde fue perpetrado el daño mayor, quienes más han sufrido son aquellos que pertenecen a ese 63% de chicos sumergidos en la pobreza, pues les quitaron a estos- que solo tiene para vivir un universo compuesto de cuatro paredes y un techo de chapas, con padres “muy presentes” pero borrachos, drogados o abusivos- la escuela como referencia de vida. 

 

JOSE LUIS MILIA

josemilia_686@hotmail.com

Non nobis, Domine, non nobis. Sed Nomini tuo da gloriam.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 8, 2021