Oriana Fallaci estaba firmemente convencida de que las palabras pronunciadas por Neil Armstrong nada más poner un pie en la Luna, “un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”, eran fruto de un guión ideado por la administración de la NASA
Unas semanas después del primer alunizaje, tuvo la oportunidad de hablar de ello con Charles “Pete” Conrad, el astronauta elegido comandante del Apolo 12, mientras ella se alojaba en la casa familiar de éste.
Conrad intentó explicarle que la NASA no obligaba ni obligaría a sus astronautas a pronunciar frases pegadizas escritas antes de la misión, pero Oriana no atendió a razones, así que le dijo que podría demostrarlo una vez que llegara a la Luna.
“Imposible”, respondió Oriana, “no te dejarán decir lo que quieras”, por lo que Pete, que a menudo bromeaba sobre su altura como el candidato a astronauta más bajo de la selección (1,67 frente a los 1,80 de Armstrong), decidió apostar 500 dólares con la periodista.
El 19 de noviembre de 1969, Conrad aterrizó en la Luna y, tras posar sus botas sobre el regolito lunar, exclamó: “¡Guau! Puede que haya sido un pequeño paso para Neil, pero es un gran paso para mí”.
Más tarde, Conrad declaró que nunca cobró la apuesta.
A mediados de los 90, ya retirado, con mi esposa nos trasladábamos en tren de España a Francia y en el coche comedor, compartimos mesa con un matrimonio de alemanes que hablaban fluido español. Esto permitió conversar entre otros temas, las características de cada uno de nuestros respectivos países. Así nos llegaron a contar, ya hace más de 20 años, el drama que estaban viviendo en su país debido a la inmigración descontrolada de musulmanes, quienes les estaban cambiando su tranquila forma de vida. Les había aumentado los índices de inseguridad, las violaciones, las peleas callejeras, la limpieza de las calles a la que estaban acostumbrados y algún otro inconveniente que con el paso de los años no recordamos. Tiempo después leyendo a la célebre y valerosa ORIANA FALLACI en “La rabia y el orgullo” y “La fuerza de la razón”, en donde ella acopió el término EURABIA para referirse a Europa, las piezas de este rompecabezas que es el mundo fueron calzando perfectamente, cada una en su sitio. Y así pequeños detalles e imágenes que casi habían pasado desapercibidos en nuestros turísticos recorridos, comenzaron a tener importancia. No todo lo que brillaba era oro. Pasaron los años a FALLACI la tacharon de loca y racista por hablar de “subcultura e invasión del vientre” y hoy sus predicciones se están cumpliendo, sin que ya nadie pueda evitarlo. Así se pueden ver y comprobar en este video. Algo está aconteciendo en EUROPA-EURABIA. Y mientras ¿Dónde están los líderes de occidente?
Claudio Kussman
Interno L.U.P 345.349
Servicio Penitenciario Federal
Agosto 17, 2018
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* Neologismo político, un acrónimo de Europa y Arabia, utilizado para describir una conspiración de elementos globalistas, supuestamente liderados por potencias francesas y árabes, para islamizar y arabizar Europa, debilitando así su cultura existente y socavando una alineación previa con los Estados Unidos e Israel.
“Somos una era sin líderes.
Hemos dejado de tener líderes a finales del siglo 20”
“El aumento de la presencia de los musulmanes en Italia y
en Europa es directamente proporcional a la pérdida de nuestra libertad”
El periodismo alcanza un poder dentro de la sociedad por su influjo sobre los ciudadanos. El periodismo puede ser un instrumento cultural, si acierta a llevar a muchos un alimento espiritual. Se ha discutido si el periodismo es también un género literario. Hay quienes dicen que sí, pues debiera usar el laconismo con arte para decir mucho con pocas palabras, condición apreciable. Otros sostienen que no, pues todos los géneros caben en él, la arenga escrita, la historia que va haciéndose, la crítica de lo actual, el verso del poder o la novela de la oposición.
Todos los tonos, géneros y maneras le pertenecen con la condición de insertárselos en forma oportuna, atinada, de buen gusto. Hasta el estilo burocrático tendría buena cabida si no se lo usara en dosis apabullantes. Aunque sea discutible el papel de lo literario en el periodismo, es innegable su peso sobre la opinión pública. El periodismo tiene la virtud de interesar a todos en los problemas generales, y por eso es natural que algunos gobiernos pretendan silenciarlo.Para mantener intangible su libertad la Constitución asegura la libertad de prensa, aunque algunos atropellen esa libertad al sentirse tocados. Por su aporte al periodismo en general. Por ser lugar de encuentro de amigos interesados en mejorar la formación para el ejercicio profesional del periodismo y la comunicación social en consonancia con la fe cristiana, deseo homenajear, felicitar y agradecer en este día al “Club Gente de Prensa”, “Prisioneros en Argentina”, “Crónicas y Análisis” y “Noticias en Argentina”y a cada uno de sus integrantes y miembros por su enorme aporte a la libertad de prensa en nuestro país. Asimismo un fraternal abrazo a todos los que me dieron la posibilidad de comunicarme a través de sus medios.
“No soy socialista. Lo he sido. Si usted realmente hubiera leído mis artículos y mi último libro, conocería mi desconfianza en los dogmas, y mi poca esperanza en que ni tan siquiera el socialismo pueda cambiar a los hombres”
(Oriana Fallaci, 1 de octubre de 1983, al saber que Fidel Castro no le concedería una entrevista.)
La gigante del papel se enfrentaría al gigante de papel en una entrevista seguramente volcánica. La italiana, que enfrentó a pesos pesados como Kissinger, Khomeini o Arafat y derrotándoles en su propio terreno, a locales como Neustad o Galtieri de quienes desnudó sus flaquezas o que no dudó en calificar de idiotas a los reyes de España, no pudo enfrentar al magnate cubano -una especie de Ali vs Stevenson- en lo que hubiera resultado, para mentes receptivas, revelador, esclarecedor.
Castro fue un buen orador, inteligente para contestar, hasta simpático para evitar preguntas que podían encadenar otras más comprometedoras y ningún periodista lo tuvo entre las cuerdas. Ni Barbara Walters (La entrevista de cinco horas se retransmitió en Cuba, usted haga las cuentas), ni Herbert Matthews (El periodista que casi lanzó a Castro como héroe romántico, en Sierra Madre en los años cincuenta), o Andrew St. George (Apenas pudo robarle alguna declaración homofóbica) lograron ganarle un asalto.
Oriana Fallaci -sin intentar ser un adivino- no le hubiera acercado interrogantes tipo” ¿Cómo ve a Cuba en un futuro sin Fidel? Tal vez eso consiguió que Castro evitara la contienda. El líder cubano se negó de manera terminante. No le concedería la audiencia ya que la periodista italiana era una contra-revolucionaria. “Nadie me había dicho que para entrevistar a Fidel Castro había que ser socialista, y creer que los países socialistas son el paraíso terrenal” -concluyó la florentina.
Carta a Fidel Castro
New York, 1ro de octubre 1983
Señor Presidente,
El miércoles 28 de septiembre su embajador a la Unesco, el doctor Alfredo Guevara -enviado por usted especialmente de Paris a Nueva York para entregarme su mensaje- me ha comunicado que la entrevista fijada para el mes de noviembre había sido cancelada. El motivo de esta decisión es increíble: «Dile a Oriana que he recibido por parte de una fuente de comprobada lealtad la información que, no muy lejos de Cuba, se expresó de manera irreverente a mi persona y que ha difundido declaraciones que denotan prejuicios acerca de la revolución y del socialismo». «En la Habana cinco testigos» agregó Guevara «pueden confirmar que el mismo “delito” fue cometido también en el territorio nacional.»
Este mensaje es un insulto a mi inteligencia y a mi dignidad. Su gesto es una traición, y más, una falta de respeto hacia mi persona que nunca le ha faltado consideración y a quien usted debe -y no solo por esta razón- mucho respeto.
Sin embargo, ya que soy una señora educada, voy a tratar de controlar la indignación que se apodera de mí. Y le responderé.
1) No sé cuál es, ni mucho menos me interesa, el nivel intelectual y cultural de los informantes de «comprobada lealtad» que me han puesto en mi nombre tan ridículas acusaciones dentro y fuera del territorio cubano. Además, que con Alfredo Guevara, Gabriel García Márquez y su círculo de amigos – personas inteligentes que nunca me hubiesen atribuido un comportamiento tan estúpido- en Cuba he tenido contacto solo con el embajador italiano y con esos que se encargaron de mis necesidades en los últimos días. En el aeropuerto se me unió un periodista argentino que tenía como tarea asistirme en caso de cualquier eventualidad.
2) El embajador italiano es un idiota que no sabe lo que dice, al igual que su terrible esposa y su inepto personal. Todos ellos que se ocuparon de mí en esos últimos días fueron extremadamente serviciales y sonrientes, pero – lo siento por usted – no parecían tener ni idea de quién era Oriana Fallaci, ni poder comprender sus ideas y mucho menos entender su idioma. Decían hablar inglés e italiano, pero me di cuenta que entendían muy poco de lo que decía y que de lo poco que entendían, perdían frecuentemente el hilo de la conversación… Y cuando se trata del periodista argentino, el italiano al igual que los otros lo hablaba muy mal. Y como si esto no fuese suficiente, malamente disimulaba una irritación hacia mí por lo que declaré en Buenos Aires acerca de los periodistas de su país. Me abstuve cuidadosamente de proporcionarle alguna oportunidad que pudiese ser utilizada para construir una inútil y mal ideada calumnia en mi contra.
No nací ayer. Sé bien que el escolta que me acompañaba ya sea alrededor de la ciudad o en el aeropuerto le reportaría cada uno de mis pasos, desde el nombre del perfume que uso al número de cigarros fumados. Aunque si no hubiese establecido con usted el acuerdo que pensaba haber establecido, no hubiese sido tan imbécil de cometer un error tan grotesco e infantil como ese que usted me atribuye.
3) Una vez fuera de Cuba mantuve el silencio acerca de su persona y el secreto de nuestro proyecto, tanto que ni los más sofisticados micrófonos de la CIA unidos con esos de la KGB hubiesen podido captar mi voz. He roto el silencio solo con tres personas: a) William Broyles Jr., director de «Newsweek», quien sería el primero en publicar mi entrevista con usted y quien quedó estupefacto al escuchar el entusiasmo con que describía nuestro futuro encuentro; b) nuestro ministro del interior, Giulio Andreotti, quien me había ayudado a renovar la solicitud para entrevistarlo; c) mi padre quien tiene ochenta años y que vive en las colinas de la Toscana junto a sus perros, sus gatos, sus gallinas y sus abejas. Excluyo la posibilidad de que William Broyles, Giulio Andreotti, mi padre, sus perros, gatos, gallinas o abejas puedan haber dicho lo que sus informantes de «comprobada lealtad» le han reportado.
En referencia a los «irreverentes juicios y prejuicios» de los que he sido acusada, esto es todo. Y no acepto ser llevada a juicio por chismes de la calle. Es más, no acepto ser llevada a juicio por nada ni por nadie.
4) No soy socialista. Lo era. Si usted en realidad hubiese leído mis artículos y mi último libro, conocería mi desconfianza hacia los dogmas de salvación, al igual que de mi descorazonada conclusión que ni el socialismo es capaz de cambiar a los hombres. (Y esto sí es un tema que me hubiese gustado discutir con usted, en vez de preguntarle – como lo ha hecho la televisión americana – «Quien duerme en su cama».)
Pero nadie me había dicho que para entrevistar a Fidel Castro era necesario ser socialista y creer que los países socialistas son el paraíso terrenal. Los periodistas norteamericanos que usted recibe sin tiempo de espera de 7 años, sin ofenderlos con acusaciones mal enmarcadas, que no son más que pretextos muy bien calculados, sin protestar cuando reducen cuatro horas de entrevista a una pequeña página de extrapolaciones arbitrarias o quince minutos de superficialidad televisiva, no son socialistas. No van a Cuba para decir que el socialismo es el paraíso terrenal y que es capaz de cambiar a los hombres. Es más, son los peores reaccionarios que conozco.
Nadie puede decir lo mismo de mí. Sus informantes «de comprobada lealtad» hubiesen hecho mejor tarea tomando en cuenta la historia de mi vida; el afecto, la admiración y la credibilidad de la que gozo y que me rodea en todas partes del mundo; y lo que hago y continúo haciendo a favor de la libertad, a costo de mi tranquilidad y de mi seguridad personal.
5) Obviamente no creo que la razón por la cual usted haya retractado su palabra sea el motivo que me fue comunicado por parte de Alfredo Guevara. Si lo creyese, para empezar, estuviese insultando mi inteligencia. Y añado: puede ser que se haya tramado una conspiración en mi contra, pero dudo que usted sea el tipo de persona y el tipo de gobernante que se deje manipular por la mala fe de sus subordinados.
La verdad es que usted ha retractado su palabra; me ha traicionado porque se arrepintió. Y se arrepintió porque tuvo miedo de hablar conmigo de Fidel Castro y de los temas por los cuales lo consideraba un interlocutor ideal. (Y yo al igual era para usted la interlocutora ideal) En lugar de esto, usted ha previsto el riesgo que ciertos líderes ven en mí: la mujer incómoda, de pensamiento independiente, la escritora a quien no le impresiona el poder y que lo enfrenta sin miedo y sin timidez para permitir que su trabajo quede grabado en la historia. ¡Qué pena! Lo consideraba más audaz, más feroz. No hay nada que admire más que la valentía y cultivo siempre gran respeto por aquellos que no tienen miedo de lidiar conmigo.
6) Dos representantes del poder me han dado la espalda en este día: Augusto Pinochet y Fidel Castro. Pinochet ha cambiado de opinión, acusándome de ser una subversiva que vagaba por los entornos de Santiago sublevando al pueblo en contra del régimen. No fue exactamente de esa manera, pero los temores del chileno eran justificables… Puedo entender a Pinochet. No puedo decir lo mismo de Fidel Castro. No me halaga saber que le ha tenido miedo a Oriana Fallaci. Al contrario, me decepciona como hombre y como político. Y más como hombre que como político. Creía haber conocido a un hombre que no solo era jefe de estado o político. Pero ahora entiendo que conocí solo a uno de tantos jefes de estado. Y más, he conocido a un político que se ha atrevido a burlarse de mí. Escribiré todo en el próximo libro, explicando la razón por la que no aparece la entrevista con Castro. Y este triste capítulo será la amarga conclusión de mis estudios acerca del poder.
Se dará cuenta que el miércoles 28 de septiembre cometió un grave error: no solo se deshizo de una entrevista de primera calidad y de relieve histórico. No solo ha indignado a una persona que hubiese sido mucho más sabio no ofender e insultar. Como una piedra que cae pesadamente en un cuarto de cristal y que rompe todo lo que es precioso, usted ha destruido algo de mucho más valor.
Y por esta razón, no lo absolveré.
Oriana Fallaci.
El pequeño asunto con los Reyes de España
“No es sorprendente que (Juan Carlos y Sofía) se conviertan en rey y reina de España cuando muera el Asesino”, sigue explicando Oriana en una carta, refiriéndose al dictador español. Y añade: «Son sus protegidos. Desde pequeño, Juan Carlos vivió bajo la sombra de Franco y es su robot obediente”. En cuanto a Sofía, la describe así: “Es simplemente la hija de aquella reina de Grecia que estaba en la Juventud Hitleriana y que hizo encarcelar a 50.000 ciudadanos griegos”.
Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad
◘
Por Tom Hefferman.
Oriana Fallaci estaba firmemente convencida de que las palabras pronunciadas por Neil Armstrong nada más poner un pie en la Luna, “un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”, eran fruto de un guión ideado por la administración de la NASA
Unas semanas después del primer alunizaje, tuvo la oportunidad de hablar de ello con Charles “Pete” Conrad, el astronauta elegido comandante del Apolo 12, mientras ella se alojaba en la casa familiar de éste.
Conrad intentó explicarle que la NASA no obligaba ni obligaría a sus astronautas a pronunciar frases pegadizas escritas antes de la misión, pero Oriana no atendió a razones, así que le dijo que podría demostrarlo una vez que llegara a la Luna.
“Imposible”, respondió Oriana, “no te dejarán decir lo que quieras”, por lo que Pete, que a menudo bromeaba sobre su altura como el candidato a astronauta más bajo de la selección (1,67 frente a los 1,80 de Armstrong), decidió apostar 500 dólares con la periodista.
El 19 de noviembre de 1969, Conrad aterrizó en la Luna y, tras posar sus botas sobre el regolito lunar, exclamó: “¡Guau! Puede que haya sido un pequeño paso para Neil, pero es un gran paso para mí”.
Más tarde, Conrad declaró que nunca cobró la apuesta.
PrisioneroEnArgentina.com
Setiembre 17, 2024
EurAbia *
Por CLAUDIO KUSSMAN
EL PASADO PRESENTE
[ezcol_1half]A mediados de los 90, ya retirado, con mi esposa nos trasladábamos en tren de España a Francia y en el coche comedor, compartimos mesa con un matrimonio de alemanes que hablaban fluido español. Esto permitió conversar entre otros temas, las características de cada uno de nuestros respectivos países. Así nos llegaron a contar, ya hace más de 20 años, el drama que estaban viviendo en su país debido a la inmigración descontrolada de musulmanes, quienes les estaban cambiando su tranquila forma de vida. Les había aumentado los índices de inseguridad, las violaciones, las peleas callejeras, la limpieza de las calles a la que estaban acostumbrados y algún otro inconveniente que con el paso de los años no recordamos. Tiempo después leyendo a la célebre y valerosa ORIANA FALLACI en “La rabia y el orgullo” y “La fuerza de la razón”, en donde ella acopió el término EURABIA para referirse a Europa, las piezas de este rompecabezas que es el mundo fueron calzando perfectamente, cada una en su sitio. Y así pequeños detalles e imágenes que casi habían pasado desapercibidos en nuestros turísticos recorridos, comenzaron a tener importancia. No todo lo que brillaba era oro. Pasaron los años a FALLACI la tacharon de loca y racista por hablar de “subcultura e invasión del vientre” y hoy sus predicciones se están cumpliendo, sin que ya nadie pueda evitarlo. Así se pueden ver y comprobar en este video. Algo está aconteciendo en EUROPA-EURABIA. Y mientras ¿Dónde están los líderes de occidente?
Claudio Kussman
Interno L.U.P 345.349
Servicio Penitenciario Federal
Agosto 17, 2018
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]* Neologismo político, un acrónimo de Europa y Arabia, utilizado para describir una conspiración de elementos globalistas, supuestamente liderados por potencias francesas y árabes, para islamizar y arabizar Europa, debilitando así su cultura existente y socavando una alineación previa con los Estados Unidos e Israel.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 17, 2018
Día del Periodista
Por
Jorge Lobo Aragón
El periodismo alcanza un poder dentro de la sociedad por su influjo sobre los ciudadanos. El periodismo puede ser un instrumento cultural, si acierta a llevar a muchos un alimento espiritual. Se ha discutido si el periodismo es también un género literario. Hay quienes dicen que sí, pues debiera usar el laconismo con arte para decir mucho con pocas palabras, condición apreciable. Otros sostienen que no, pues todos los géneros caben en él, la arenga escrita, la historia que va haciéndose, la crítica de lo actual, el verso del poder o la novela de la oposición.
Todos los tonos, géneros y maneras le pertenecen con la condición de insertárselos en forma oportuna, atinada, de buen gusto. Hasta el estilo burocrático tendría buena cabida si no se lo usara en dosis apabullantes. Aunque sea discutible el papel de lo literario en el periodismo, es innegable su peso sobre la opinión pública. El periodismo tiene la virtud de interesar a todos en los problemas generales, y por eso es natural que algunos gobiernos pretendan silenciarlo. Para mantener intangible su libertad la Constitución asegura la libertad de prensa, aunque algunos atropellen esa libertad al sentirse tocados. Por su aporte al periodismo en general. Por ser lugar de encuentro de amigos interesados en mejorar la formación para el ejercicio profesional del periodismo y la comunicación social en consonancia con la fe cristiana, deseo homenajear, felicitar y agradecer en este día al “Club Gente de Prensa”, “Prisioneros en Argentina”, “Crónicas y Análisis” y “Noticias en Argentina” y a cada uno de sus integrantes y miembros por su enorme aporte a la libertad de prensa en nuestro país. Asimismo un fraternal abrazo a todos los que me dieron la posibilidad de comunicarme a través de sus medios.
Dr. Jorge B. Lobo Aragón
jorgeloboaragon@gmail.com
PrisioneroEnArgentina.com
Junio 7, 2018
Fallaci vs. Castro: Doce rounds que nunca se produjeron
“No soy socialista. Lo he sido. Si usted realmente hubiera leído mis artículos y mi último libro, conocería mi desconfianza en los dogmas, y mi poca esperanza en que ni tan siquiera el socialismo pueda cambiar a los hombres”
(Oriana Fallaci, 1 de octubre de 1983, al saber que Fidel Castro no le concedería una entrevista.)
La gigante del papel se enfrentaría al gigante de papel en una entrevista seguramente volcánica. La italiana, que enfrentó a pesos pesados como Kissinger, Khomeini o Arafat y derrotándoles en su propio terreno, a locales como Neustad o Galtieri de quienes desnudó sus flaquezas o que no dudó en calificar de idiotas a los reyes de España, no pudo enfrentar al magnate cubano -una especie de Ali vs Stevenson- en lo que hubiera resultado, para mentes receptivas, revelador, esclarecedor.
Castro fue un buen orador, inteligente para contestar, hasta simpático para evitar preguntas que podían encadenar otras más comprometedoras y ningún periodista lo tuvo entre las cuerdas. Ni Barbara Walters (La entrevista de cinco horas se retransmitió en Cuba, usted haga las cuentas), ni Herbert Matthews (El periodista que casi lanzó a Castro como héroe romántico, en Sierra Madre en los años cincuenta), o Andrew St. George (Apenas pudo robarle alguna declaración homofóbica) lograron ganarle un asalto.
Oriana Fallaci -sin intentar ser un adivino- no le hubiera acercado interrogantes tipo” ¿Cómo ve a Cuba en un futuro sin Fidel? Tal vez eso consiguió que Castro evitara la contienda. El líder cubano se negó de manera terminante. No le concedería la audiencia ya que la periodista italiana era una contra-revolucionaria. “Nadie me había dicho que para entrevistar a Fidel Castro había que ser socialista, y creer que los países socialistas son el paraíso terrenal” -concluyó la florentina.
Carta a Fidel Castro
New York, 1ro de octubre 1983
Señor Presidente,
El miércoles 28 de septiembre su embajador a la Unesco, el doctor Alfredo Guevara -enviado por usted especialmente de Paris a Nueva York para entregarme su mensaje- me ha comunicado que la entrevista fijada para el mes de noviembre había sido cancelada. El motivo de esta decisión es increíble: «Dile a Oriana que he recibido por parte de una fuente de comprobada lealtad la información que, no muy lejos de Cuba, se expresó de manera irreverente a mi persona y que ha difundido declaraciones que denotan prejuicios acerca de la revolución y del socialismo». «En la Habana cinco testigos» agregó Guevara «pueden confirmar que el mismo “delito” fue cometido también en el territorio nacional.»
Este mensaje es un insulto a mi inteligencia y a mi dignidad. Su gesto es una traición, y más, una falta de respeto hacia mi persona que nunca le ha faltado consideración y a quien usted debe -y no solo por esta razón- mucho respeto.
Sin embargo, ya que soy una señora educada, voy a tratar de controlar la indignación que se apodera de mí. Y le responderé.
1) No sé cuál es, ni mucho menos me interesa, el nivel intelectual y cultural de los informantes de «comprobada lealtad» que me han puesto en mi nombre tan ridículas acusaciones dentro y fuera del territorio cubano. Además, que con Alfredo Guevara, Gabriel García Márquez y su círculo de amigos – personas inteligentes que nunca me hubiesen atribuido un comportamiento tan estúpido- en Cuba he tenido contacto solo con el embajador italiano y con esos que se encargaron de mis necesidades en los últimos días. En el aeropuerto se me unió un periodista argentino que tenía como tarea asistirme en caso de cualquier eventualidad.
2) El embajador italiano es un idiota que no sabe lo que dice, al igual que su terrible esposa y su inepto personal. Todos ellos que se ocuparon de mí en esos últimos días fueron extremadamente serviciales y sonrientes, pero – lo siento por usted – no parecían tener ni idea de quién era Oriana Fallaci, ni poder comprender sus ideas y mucho menos entender su idioma. Decían hablar inglés e italiano, pero me di cuenta que entendían muy poco de lo que decía y que de lo poco que entendían, perdían frecuentemente el hilo de la conversación… Y cuando se trata del periodista argentino, el italiano al igual que los otros lo hablaba muy mal. Y como si esto no fuese suficiente, malamente disimulaba una irritación hacia mí por lo que declaré en Buenos Aires acerca de los periodistas de su país. Me abstuve cuidadosamente de proporcionarle alguna oportunidad que pudiese ser utilizada para construir una inútil y mal ideada calumnia en mi contra.
No nací ayer. Sé bien que el escolta que me acompañaba ya sea alrededor de la ciudad o en el aeropuerto le reportaría cada uno de mis pasos, desde el nombre del perfume que uso al número de cigarros fumados. Aunque si no hubiese establecido con usted el acuerdo que pensaba haber establecido, no hubiese sido tan imbécil de cometer un error tan grotesco e infantil como ese que usted me atribuye.
3) Una vez fuera de Cuba mantuve el silencio acerca de su persona y el secreto de nuestro proyecto, tanto que ni los más sofisticados micrófonos de la CIA unidos con esos de la KGB hubiesen podido captar mi voz. He roto el silencio solo con tres personas: a) William Broyles Jr., director de «Newsweek», quien sería el primero en publicar mi entrevista con usted y quien quedó estupefacto al escuchar el entusiasmo con que describía nuestro futuro encuentro; b) nuestro ministro del interior, Giulio Andreotti, quien me había ayudado a renovar la solicitud para entrevistarlo; c) mi padre quien tiene ochenta años y que vive en las colinas de la Toscana junto a sus perros, sus gatos, sus gallinas y sus abejas. Excluyo la posibilidad de que William Broyles, Giulio Andreotti, mi padre, sus perros, gatos, gallinas o abejas puedan haber dicho lo que sus informantes de «comprobada lealtad» le han reportado.
En referencia a los «irreverentes juicios y prejuicios» de los que he sido acusada, esto es todo. Y no acepto ser llevada a juicio por chismes de la calle. Es más, no acepto ser llevada a juicio por nada ni por nadie.
4) No soy socialista. Lo era. Si usted en realidad hubiese leído mis artículos y mi último libro, conocería mi desconfianza hacia los dogmas de salvación, al igual que de mi descorazonada conclusión que ni el socialismo es capaz de cambiar a los hombres. (Y esto sí es un tema que me hubiese gustado discutir con usted, en vez de preguntarle – como lo ha hecho la televisión americana – «Quien duerme en su cama».)
Pero nadie me había dicho que para entrevistar a Fidel Castro era necesario ser socialista y creer que los países socialistas son el paraíso terrenal. Los periodistas norteamericanos que usted recibe sin tiempo de espera de 7 años, sin ofenderlos con acusaciones mal enmarcadas, que no son más que pretextos muy bien calculados, sin protestar cuando reducen cuatro horas de entrevista a una pequeña página de extrapolaciones arbitrarias o quince minutos de superficialidad televisiva, no son socialistas. No van a Cuba para decir que el socialismo es el paraíso terrenal y que es capaz de cambiar a los hombres. Es más, son los peores reaccionarios que conozco.
Nadie puede decir lo mismo de mí. Sus informantes «de comprobada lealtad» hubiesen hecho mejor tarea tomando en cuenta la historia de mi vida; el afecto, la admiración y la credibilidad de la que gozo y que me rodea en todas partes del mundo; y lo que hago y continúo haciendo a favor de la libertad, a costo de mi tranquilidad y de mi seguridad personal.
5) Obviamente no creo que la razón por la cual usted haya retractado su palabra sea el motivo que me fue comunicado por parte de Alfredo Guevara. Si lo creyese, para empezar, estuviese insultando mi inteligencia. Y añado: puede ser que se haya tramado una conspiración en mi contra, pero dudo que usted sea el tipo de persona y el tipo de gobernante que se deje manipular por la mala fe de sus subordinados.
La verdad es que usted ha retractado su palabra; me ha traicionado porque se arrepintió. Y se arrepintió porque tuvo miedo de hablar conmigo de Fidel Castro y de los temas por los cuales lo consideraba un interlocutor ideal. (Y yo al igual era para usted la interlocutora ideal) En lugar de esto, usted ha previsto el riesgo que ciertos líderes ven en mí: la mujer incómoda, de pensamiento independiente, la escritora a quien no le impresiona el poder y que lo enfrenta sin miedo y sin timidez para permitir que su trabajo quede grabado en la historia. ¡Qué pena! Lo consideraba más audaz, más feroz. No hay nada que admire más que la valentía y cultivo siempre gran respeto por aquellos que no tienen miedo de lidiar conmigo.
6) Dos representantes del poder me han dado la espalda en este día: Augusto Pinochet y Fidel Castro. Pinochet ha cambiado de opinión, acusándome de ser una subversiva que vagaba por los entornos de Santiago sublevando al pueblo en contra del régimen. No fue exactamente de esa manera, pero los temores del chileno eran justificables… Puedo entender a Pinochet. No puedo decir lo mismo de Fidel Castro. No me halaga saber que le ha tenido miedo a Oriana Fallaci. Al contrario, me decepciona como hombre y como político. Y más como hombre que como político. Creía haber conocido a un hombre que no solo era jefe de estado o político. Pero ahora entiendo que conocí solo a uno de tantos jefes de estado. Y más, he conocido a un político que se ha atrevido a burlarse de mí. Escribiré todo en el próximo libro, explicando la razón por la que no aparece la entrevista con Castro. Y este triste capítulo será la amarga conclusión de mis estudios acerca del poder.
Se dará cuenta que el miércoles 28 de septiembre cometió un grave error: no solo se deshizo de una entrevista de primera calidad y de relieve histórico. No solo ha indignado a una persona que hubiese sido mucho más sabio no ofender e insultar. Como una piedra que cae pesadamente en un cuarto de cristal y que rompe todo lo que es precioso, usted ha destruido algo de mucho más valor.
Y por esta razón, no lo absolveré.
Oriana Fallaci.
Fabian Kussman
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 30, 2016