“A Dios lo que es de Dios y al César, lo que es del César”. (1)
Nuestro Sr. Jesucristo -Año 30 d. C.-
LA RELIGIÓN Y LA CULTURA.
LA RELIGIÓN, LA CULTURA Y LA POLÍTICA.
UN ARGENTINO EN EL TRONO DE PEDRO.
LA RELIGIÓN Y LA CULTURA.
Cuando Europa, núcleo fundacional del Occidente Cristiano, daba un nuevo tropiezo –iniciando su progresiva autodestrucción– con la “Primera Guerra Civil Europea, de 1914/1918” y más tarde la “Segunda Guerra Civil Europea, de 1939/1945”- Oswald Spengler publicaba su obra “La decadencia de Occidente” en dos volúmenes. El primero -1918- con el subtítulo “Esbozo de una morfología de la historia universal” y el segundo -1922- con el subtítulo “Perspectivas de la historia mundial”. Fueron tiempos de una gran inestabilidad internacional, producto de la aparición de nuevas potencias que se encontraron con el egoísmo de un statu-quo imperial totalmente cerrado.
Spengler plantea en su tesis que las civilizaciones -al igual que los organismos vivos- tienen un ciclo vital: nacen, crecen, maduran y, eventualmente declinan. Según él, la Historia de la Humanidad no es lineal, sino cíclica. Cada civilización tiene una vida limitada, en la que pasa por etapas inevitables. La“cultura occidental” -según este autor- ya había entrado en su fase de decadencia -que él citaba como “civilización occidental“– y esta fase se caracterizaba por el dominio de la tecnocracia, el individualismo, la pérdida de creatividad artística y el crecimiento de las ciudades, “aspectos que marcan el ocaso espiritual de una cultura”.
A diferencia de Spengler, nosotros entendemos que “cultura” y “civilización”no se homologan. S. Huntington también las homologó en su best-seller “El Choque de las Civilizaciones” –1993- , pero la modificará en su libro póstumo: “La Cultura es lo que Importa- La Cultura da forma a la Civilización” -2000-.
La “cultura” y la “civilización” son términos relacionados, pero tienen diferencias conceptuales muy importantes: la cultura es permanentey estable -es la identidad de un pueblo- la civilización es dinámica ycambiante y -en la presente etapa de nuestra vida- los cambios se han acelerado, progresivamente. (2), (3) y (4).
La “cultura” es el conjunto de creencias, valores, costumbres, prácticas, conocimientos, lenguajes, artes, religión y formas de vida compartidos por un pueblo. Es el aspecto más íntimo y subjetivo de una sociedad, que influye en cómo los individuos interactúan y entienden su entorno. La cultura es eminentemente abstracta, espiritual o inmaterial (ideas, costumbres, normas, ritos).
La “civilización” -en cambio- es un concepto más amplio y estructural que hace referencia al desarrollo social, económico, político y tecnológico de una sociedad en su conjunto. Se asocia con niveles más complejos de organización social, sistemas de gobierno, economía, infraestructura, avances en la ciencia y en la tecnología. Implica también la capacidad de gestionar y dirigir grandes grupos de personas dentro de un sistema.
La “civilización” abarca aspectos visibles -estructurales- de una sociedad, mientras que la “cultura” es más íntima y está relacionada con las creencias y comportamientos individuales y colectivos. Las “civilizaciones” pueden transformarse y hoy evolucionan aceleradamente, mientras que las “culturas” se mantienen estables, tienden a ser casi permanentes, pues se adaptan y evolucionan gradualmente, con el tiempo.
Cuando el “confort” conmueve a las “culturas”, se pierde identidad y credibilidad. Es cuando se relativizan los valores y es lo que le ha ocurrido a Europa -el núcleo duro de Occidente y a la Argentina -su lejano apéndice Sur-, a ambas “se le ha marchitado el alma” -expresión que empleara 13 May 04 -en la Biblioteca del Senado italiano- el Cardenal Ratzinger.
A cada “religión” le corresponde una “cultura”. La “religión” es el sostén y cimiento de las “culturas”. Es la fuerza unificadora que moldea a una identidad colectiva. Por Ej.: en España el catolicismo jugó un papel fundamental en la consolidación del reino y de la identidad nacional, especialmente después de la Reconquista y la expulsión de musulmanes y judíos. En Oriente Medio -en países como Irán- el Islam chií es un elemento clave en la identidad cultural y política de la nación.
Las religiones proporcionan un sistema de creencias compartido que a menudo definen lo que significa ser miembro de una comunidad o nación. Las festividades religiosas, los ritos y las normas morales derivadasde la religión, sirven para reforzar los lazos sociales y comunitarios consolidando una identidad colectiva.
En la religión están los dogmas y en la cultura los valores, derivados de aquellos dogmas. Cuando se relativizan los valores nos encontramos con una sociedad débil, contractiva. Cuando los valores son firmes estamos en presencia de una sociedad fuerte, expansiva. Cuando se pretende reemplazar a los valores de la cultura por los dogmas religiosos, estamos en presencia del fanatismo fundamentalista, que lleva a la extrema violencia política.
LA RELIGIÓN, LA CULTURA Y LA POLÍTICA.
En muchos países la religión -y su correspondiente cultura- han influido en la Política moldeando a sus instituciones y sus leyes. En algunos casos los movimientos religiosos han desempeñado un papel crucial en la construcción del estado moderno, por Ej. : la Reforma Protestante -en Europa- fue clave para el surgimiento de identidades nacionales diferenciadas, como la alemana o la inglesa. En el Hindutva -de la India moderna- el hinduismo es usado como un elemento de la identidad nacional promovida por algunos sectores políticos.
En situaciones de colonización o dominación extranjera, la religión ha sido un recurso para mantener una identidad nacional o cultural. Por Ej. : en Iberoamérica el mestizaje -entre el catolicismo y las creencias indígenas- permitió la preservación de elementos de identidad prehispánica, dando como resultado al criollo. En la resistencia palestina, el Islam es un elemento unificador contra la reocupación israelí.
En muchas sociedades contemporáneas -aunque la influencia de la religión haya disminuido a nivel institucional- los valores y símbolos religiosos siguen estando presentes en la cultura nacional, por Ej.: en Francia la identidad laica es muy fuerte, pero gran parte de su historia, arte y tradiciones están fuertemente influenciados por el catolicismo. En México la Virgen de Guadalupe sigue siendo un símbolo nacional de gran importancia, tanto religioso como cultural, a pesar del comunismo que a través del tiempo ha prevalecido en la Política.
La religión puede ser también causa de conflicto en la construcción de identidades nacionales, cuando grupos religiosos minoritarios no se sienten representados o cuando la religión mayoritaria impone su visión. Ej.: en Israel la religión judía está estrechamente vinculada con la identidad nacional, lo que ha generado tensiones con la población palestina y otros grupos religiosos. En la India las tensiones entre hindúes, musulmanes y otros grupos religiosos, reflejan cómo la religión puede ser un campo de conflictos en la construcción de la identidad nacional.
En resumen, la interrelación entre la religión, la identidad cultural y la Política está marcando tanto su capacidad de cohesión, como su potencial para generar un conflicto. Cada sociedad ha vivido esta interacción de manera diferente -dependiendo de su historia- contexto y diversidad religiosa. Pero no tenemos dudas que es la causa central de la “Decadencia de Occidente” -y de la que llegó a nuestras playas hispano-criollas- aún no es abarcada ni asimiladaen su naturaleza por nuestra dirigencia. Lo decíamos hace cuarenta años y lo repetíamos el año pasado (5), antes de las elecciones presidenciales, en Jul 23:
“Desde hace décadas nuestro Instituto -IEEBA- viene señalando que la naturaleza de nuestra centenariacrisis-decadenciaes cultural y política, con severas consecuencias socioeconómicas que progresivamente se agravan con el transcurrir de los años. Debemos reconocer que aramos en el mar: lo objetivo y material oculta a las causas abstractas del drama y se continúa -cíclicamente- atacando a las consecuencias e ignorando a la causa primera de esta crítica situación calamitosa”.
Esa “causa primera” se origina -según nuestro análisis- en la grieta del cimiento religioso de nuestra cultura, es decir, de nuestra identidad de argentinos: -hispano- criollos, católicos-. Los Concilios de la Iglesia Católica -tanto los concilios ecuménicos como los sínodos locales– tienen como objetivo general preservar, aclarar y fortalecer la fe, la doctrina y la disciplina de la Iglesia. Estas reuniones de obispos y de otras autoridades eclesiásticas buscan abordar problemas o situaciones específicas que afectan a la Iglesia, asegurando la unidad en la enseñanza y la práctica. En resumen: el objetivo general de los concilios es guiar a la Iglesia en su misión evangelizadora yasegurar la fidelidad a su doctrina y tradición.
En plena Guerra Fría y en una década convulsionada en nuestra región por el asedio revolucionario armado del castro-comunismo, se desarrolló en la Basílica de San Pedro -Roma- el Concilio Vaticano II -1962-1965-. Tiempo después -para aplicar en Iberoamérica sus enseñanzas- el CELAM convoca a su Segunda Asamblea Generalen 1968:la Conferencia de Medellín, en la que la Iglesia Católica adopta una postura más comprometida con los pobres y oprimidos, dando lugar a lo que se conoció como la Teología de la Liberación. Se enfocaron temas como la justicia social, la pobreza, el desarrollo y los derechos humanos.
Diez años después –1979– y observando los acontecimientos y las consecuencias de la Conferencia de Medellín en nuestra América, es convocada por el Papa Juan Pablo II la Tercera Asamblea General del CELAM -entre el 27 Ene/13 Feb- en Puebla -Méjico-. El Papa polaco participa activamente en los primeros días de la Conferencia de Puebla. Allí se reafirma el compromiso de la Iglesia con los pobres, pero también hubo un intento de equilibrar esa postura con un enfoque más tradicional en lo doctrinal.
Juan Pablo II y el Cardenal Ratzinger habían observado un desvío -en nuestra Iberoamérica convulsionada por la revolución castrista- “hacia lo que es del César”, en palabras de Nuestro Señor Jesucristo. Recuerdo una anécdota muy significativa, de la que fui parte, relacionada con la intención del Vaticano de aquellos días.
Era Cardenal Primado de la Argentina Su Eminencia Antonio Quarracino, quien presidiría la representación argentina en la Conferencia de Puebla. En 1976 se realizó allí la Reunión Preparatoria de la Conferencia y el Cardenal recibió -anticipadamente- el borrador de una ponencia que el Jesuita Joseph Comblin (6) presentaría, para lograr su aprobación por parte de la Conferencia. Su título era: “La Doctrina de la Seguridad Nacional”. Siendo un tema ajeno a la Teología, Quarracino se lo envió a mi amigo Alberto Methol Ferré (7) -asesor laico del Cardenal- para que la estudiara. Siendo un tema de mi especialidad -como profesor de Estrategia- Methol me visitó y trabajamos dos días en un documento -que él expuso con éxito en la Reunión Preparatoria – bajo el título de “Refutación a la Tesis de Comblin” (8).
Terminada la Reunión Preparatoria, Comblin -de paso hacia Talca/Chile-, visitó a Methol y estuve presente en la reunión. Recuerdo sus palabras: “Tucho, pulverizaste mi ponencia en Puebla, con todo acierto. Yo he mentido a designio para conmover a los Obispos conservadores de Latino América”. Un año después -financiada por Fidel Castro- la ponencia era publicada como libro y distribuido en toda la región. Su tesis es: “La Doctrina de la Seguridad Nacional sirve como justificaciónpara la represión política, en nombre de la seguridad y el orden”. Como sabemos, TODOS los partidos políticos la adoptaron como VERDAD y ella se mantiene aún hoy, como ÚNICA VERDAD, en los eternos Juicios de Lesa Humanidad en los TTOOFF de nuestra querida Patria.
Si bien los Concilios de nuestra Iglesia Católica tienen como objeto general“preservar, aclarar y fortalecer la fe, la doctrina y la disciplina de la Iglesia”,la Conferencia de Medellín no cumplió con tan loables fines. Un sector importante de nuestros pastores católicos habían perdido el rumbo impuesto por Nuestro Señor Jesucristo, a quien encontraron como precursor de Marx. La Conferencia de Puebla -que intentó reencausar la “disciplina de la Iglesia”- fue solo un paliativo.
La descomposición cultural europea -que llegó a arrojar a Cristo en la propuesta de su nueva Constitución- hizo metástasis en Iberoamérica y se incorporó al proceso revolucionario regional castro-comunista, que se había iniciado en 1959. En ciertos lugares, sacerdotes adoptaron el nombre de “Cristianos para el Socialismo” o se incorporaron a las bandas revolucionarias armadas -caso Puigjané- o actuaron desde el púlpito -caso Capitanio-. El cimiento religioso de la cultura regional se agrietó severamente y continúa fragmentado, como lo demuestran los usos y costumbres en curso.
UN ARGENTINO EN EL TRONO DE PEDRO.
El Papa alemán que sucedió a Juan Pablo II fue Benedicto XVI. Tenía ocho doctorados, hablaba diez idiomas, era autor de más de 160 libros y era considerado el teólogo más importante del siglo XX. Fue conocido como el Papa de “la Fe y la Razón” luego de su recordado encuentro televisivo con Jürgen Habermas. Le gustaba la música clásica y leer poesía. Era sencillo y humilde. Tenía 96 años y 72 años como sacerdote católico. Fue el Papa más longevo en la historia de la Iglesia Católica. Renunció como Pontífice al sentir que no tenía fuerzas suficientes para seguir ejerciendo su oficio y para dedicarse a llevar una vida de oración.
Luego de aquellos dos pontificados excepcionales, la “fumata bianca” de la chimenea de la Capilla Sixtina nos anunció que teníamos a un nuevo Papa, el Cardenal Jorge Bergoglio, electo el 13 Mar 13, a los 76 años y -desde entonces- Papa Francisco.
Los argentinos -que vivíamos en aquellos días el drama de una profunda y centenaria crisis-decadencia- sentimos que Dios no nos había olvidado. Un hombre de Buenos Aires -un porteño- iba a conducir a 1.400 millones de católicos en el mundo entero. Ello lo hacía el ciudadano más importante nacido en nuestra joven Patria Argentina. Era un signo positivo que nos alentaba a tener grandes y nuevas esperanzas en un renacimiento nacional, que no llegaba.
Esperábamos que el nuevo Papa intercedería por nosotros -por nuestra Argentina caída- para regresar a los días inolvidables del Primer Centenario. Sin embargo, al cumplirse más de una década de su Papado, aquella esperanza se ha esfumado. Hace unos pocos días, el más importante matutino de nuestra ciudad publicaba “Las desafortunadas declaraciones del Papa”. Citaremos solo un párrafo del citado artículo (9):
“El Sumo Pontífice no debería abandonar el tono pastoral y doctrinario de sus mensajes para incursionar en el terreno político localcon juicios caracterizados por una llamativa liviandad. No pocos argentinos se han lamentado de que durante los primeros 11 años al frente de la Santa Sede, a lo largo de los cuales visitó más de 60 naciones, el papa Francisco por razones que no se alcanzan a entender, haya dejado al margen a su propio país. No han faltado quienes atribuyen esa reticencia del Sumo Pontífice a un especial empeño personal por no ser utilizado políticamente por los gobernantes de turno. Si así hubiere sido realmente, se explicaría aún menos la frecuencia con la cual ha opinado, de un modo u otro, sobre la situación argentina y sus principales actores. Así las cosas, ha llamado poderosamente la atención el abierto cuestionamiento hecho al gobierno nacional. Ha ido en ese sentido el Papa más lejos de todo lo que se le había escuchado respecto de anteriores administraciones, manchadas, como las protagonizadas por la familia Kirchner y sus conmilitones, por no pocos escándalos de corrupción. Particularmente chocante resulta que se critique el uso por parte de efectivos policiales argentinos de gas pimienta –un elemento no letal empleado por las fuerzas de seguridad de muchos países– y no se condenen con el necesario énfasis las atroces violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen que encabeza el dictador Nicolás Maduro en Venezuela”.
Simultáneamente con esta publicación Monseñor Héctor Aguer -Arzobispo Emérito de La Plata- (10) profundo conocedor de la Iglesia Argentina y en particular de su clero, publicó en La Prensa un severo documento, del que extraemos solo dos párrafos:
“El presidente del peronismo. El Papa Francisco anunció repetidas veces que su intención es visitar la Argentina; pero no lo hará: sabe que no le iría muy bien acá. Entonces, ahora, desciende al campo sucio de los debates políticos con un discurso insólito, de furia, contra el gobierno libertario del Presidente Milei. Nunca hizo la menor alusión a los gobiernos de Cristina Kirchner, que hundieron al país en la pobreza y la indigencia. Tampoco reaccionó ante el peor gobierno de la historia: el del inútil y golpeador Alberto Fernández, el hipócrita que presumía de feminista y le pegaba a su mujer. La fuente principal del discurso de Francisco ha sido, como otras veces, las noticias que le alcanza su amigo Juan Grabois”.
“La intervención de Francisco contra el gobierno argentino es una nueva expresión del progresismo papal; andar siempre para adelante, como ocurre con el peronismo y su búsqueda nunca alcanzada de la justicia social. El Papa opone la justicia social al gas pimienta: reprimir el piquete, impedir la protesta continua y la revuelta sería contrariar el dinamismo del Evangelio, el cual siempre debe ser releído. Así, el Concilio Vaticano II, sería una relectura del Evangelio según la cultura de la modernidad. Allí está el progresismo y el peronismo que hoy día reinan en Roma. Francisco es el presidente del peronismo, como ya hemos explicado en otras ocasiones”.
A la luz de nuestra reflexiones contenidas en los puntos 1. y 2. de este ensayo, hemos perdido la confianza y esperanza de que el Cardenal que vivió intensamente y en primera línea los acontecimientos del último medio siglo en Iberoamérica -y en particular en Argentina-, llevado al trono de Pedro como Francisco -Obispo De Roma-, impulse con energía la continuidad de la acción de sus predecesores para “guiar a la Iglesia en su misión evangelizadora yasegurar la fidelidad a su doctrina y tradición” y que -contrariamente- se haya inclinado hacia lasgraves desviacionesoriginadas en Medellín como lo evidencian las citas de los publicaciones citadas (9) y (10).
Un cercano camarada del Liceo Militar Grl Belgrano -ferviente católico- me hizo llegar una precisa síntesis y sus consideraciones sobre el mensaje del Papa Francisco: “No quiero dejar pasar más tiempo sin expresar mi consideración al mensaje del Papa Francisco en la Celebración del “10mo Aniversario del Primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares”:
Me pareció un error tremendo la participación del Papa Francisco en asuntos de la Política interna de la Argentina.
Asumió una información parcial y predicó en base a mentiras para la Audiencia Mundial.
Predicó la actitud violenta para reclamos sectoriales, tomando ejemplos de las escrituras. Jesús no nos invitó a luchar por la injusticia con violencia. Nos invitó a defendernos con la justicia del bien y la Misericordia.
Impregnó a la Pastoral Social de un pensamiento sectorizado, no integro, no misericordioso, propio de la Revolución del Siglo XX.
Los seguidores de los Movimientos Populares de Francisco en la Argentina, a los 10 años de su fundación, han dado sus frutos; los valoro por los frutos del Bien, de la Verdad Histórica, no de la Memoria; por la Tradición del Amor a La Patria; por la Fidelidad a la Libertad de la República, y la Constitución que invoca a la Fuente de toda Razón y Justicia.
Los Discípulos del Papa Francisco de los Movimientos Populares están siendo juzgados por corruptos, abusadores de los pobres, mentirosos, violentos, organizadores de movimientos contrarios a la Constitución Nacional, cómplices de la Justicia Social del Grl. Perón; del gobierno Kirchnerista y de los Foros Latinoamericanos que luchan por la Revolución Castro Chavista.
Los Discípulos de Jesús eran grandes Pecadores: Mateo, corrupto. Pedro, pecador. Santiago, violento. Simón, el celote, terrorista de la época. Judas, traidor. Él los transformo con su Misericordia.
Observó su Misericordia con los Pecadores. Rechazó el Pecado, que no podemos Tolerar.
Nosotros, pecadores, rezamos por el P. Francisco. Rechazamos todo Pecado.
En la Iglesia CABEMOS todos, santos y pecadores, pero NO CABE TODO.
CUANDO NO SOMOS CAPACES DE TENER MISERICORDIA CON EL PECADOR Y DE NO ACEPTAR EL PECADO, ENTONCES LO QUE SE INTRODUCE EN LA IGLESIA NO ES LA MISERICORDIA SINO LA TOLERANCIA, LO QUE SE INTRODUCE ES EL PECADO, NO LO OLVIDEMOS.
Desde nuestra humilde posición de analistas estratégicos volvemos a insistir en que nuestra crisis estructural es de origen “cultural y política”. El relativismo cultural europeo -“núcleo originante del Occidente Cristiano”– tiene su origen en la grieta de la “reforma”, la pérdida del rumbo social que impusieron sus guerras civiles y las consecuentes teorías sociológicas emergentes del “terror nuclear” en los años ´60 y ´70. Iberoamérica, -apéndice cultural del Viejo Continente- somatizó sus crisis y las sumó a las propias. No habrá recuperación de la identidad occidental, sin la recuperación del cristianismo y no habrá recuperación socioeconómica permanente sin restablecimiento cultural/moral, europea y americana. Por y para ello entender el mensaje divino:
“A Dios lo que es de Dios y al César, lo que es del César”.
CITAS Y ACLARACIONES:
(1). “A Dios lo que es de Dios y al César, lo que es del César”. Frase dicha por Jesús de Nazaret. Aparece en los Evangelios del Nuevo Testamento, específicamente en Mateo 22:21, Marcos 12:17, y Lucas 20:25. La frase es una respuesta de Jesús a los fariseos y herodianos que intentaban atraparlo en un dilema, sobre si era correcto pagar impuestos al emperador romano (César). Con esta respuesta Jesús evita la trampa y establece una distinción entre las responsabilidades de las autoridades terrenales y las responsabilidades hacia Dios.
(2). H. J. Auel. “La larga guerra civil argentina y el actual estado de guerra civil revolucionario”. 09 Jul 13. www.ieeba.org
(3). H. J. Auel. “La dirigencia argentina frente a los desafíos de la Seguridad Nacional en el Siglo XXI”. Ago 15. www.ieeba.org
(4). H. J. Auel. “Las claves de la Inseguridad Nacional”. 18 Jul 18. www.ieeba.org
(5). H. J. Auel. “La Argentina 2023: su longeva crisis, sus conflictos y estados de guerra”. 22 Jul 23. www.ieeba.org
(6). J. Comblin. -1923-2011- Fue un influyente teólogo y sacerdote belga que se convirtió en una figura clave dentro de la “Teología de la Liberación”. Desarrolló gran parte de su trabajo en Brasil y Chile, donde su pensamiento fue profundamente influenciado por la realidad socioeconómica y política de la región. Creía que la Teología no debía ser una mera especulación académica, sino que debía estar al servicio de la praxis, es decir, de la acción transformadora en el mundo. La fe debía manifestarse en la lucha por la justicia y la dignidad humana. Contradecía a Jesucristo.
(7). A. Methol Ferré. -1929-2009- Fue un filósofo, historiador y ensayista uruguayo, destacado por su pensamiento político y su análisis de la realidad latinoamericana desde una perspectiva católica y latinoamericanista. Nació en Montevideo y estudió en la Universidad de la República, donde se formó en Derecho y Filosofía. Sin embargo su influencia intelectual trascendió las aulas universitarias, convirtiéndose en un pensador clave en la región.
(8). “Refutación a la Tesis de Comblin”. Fue publicada por el Grl Guglialmelli en la Revista “Estrategia”, en el Nro. correspondiente al mes de Oct 76, a mi solicitud. Una nota de color: en 1988 y 1991, cuando se promulgan las Leyes de Defensa y de Seguridad Interior, se omite en ambas, cuidadosamente, la expresión académica Seguridad Nacional, pues es un término contaminado por la Doctrina de la Seguridad Nacional de las Dictaduras.
(9). Diario La Nación. “Las desafortunadas declaraciones del Papa”. 29 Sep 24.
(10). H. Aguer. “Progresismo Papal”. La Prensa. 03 Oct 24.
El título de este pequeño trabajo es el mismo de una obra de Lenin que también se preguntaba qué hacer para concretar la Revolución Rusa. En nuestro caso sería una verdadera revolución que se concretaran nuestros anhelos con respecto a la Argentina que para muchos deben ser una utopía.
En las actuales circunstancias, de una decadencia sin precedentes de nuestro país, que podrían provocar conflictos internos de consecuencias gravísimas, es lógico preguntarnos ¿qué hacer?
Los militares y las personas que no lo son, pero entienden esa profesión, saben que ningún país que desea ser libre puede prescindir de las FFAA. Esto nos lleva naturalmente a preocuparnos, además de nuestras circunstancias personales o familiares, por el estado de la Defensa Nacional y sus FFAA.
Si bien durante años hemos escuchado la falacia “no hay hipótesis de conflicto”, síntesis de la poca importancia que se le ha dado a la Defensa Nacional, lo que está sucediendo en el resto del mundo debería alertarnos y reflexionar si es cierta o no la dura frase de Vo Gnuyen Giap, general del ejército de Vietnam del norte, de que el poder político se origina en la recámara de un fusil. Está claro que el origen de un proyecto político nace de una idea o de costumbres que se convierten en leyes, pero nunca ha faltado la fuerza para respaldarlo. Por ejemplo, la independencia americana necesitó de ejércitos y nuestra constitución se promulgó al amparo de un ejército que había triunfado en Caseros.
Hoy nuestras FFAA están desacreditadas, desarmadas y hasta perseguidas si vemos que los juicios, mal llamados, de “lesa humanidad” siguen vigentes después de más de 20 años. (El juicio de Nüremberg, después de la finalización de la IIº Guerra Mundial, duró menos de un año). El actual gobierno sólo ha dado una señal positiva cuando el presidente Milei dijo que los hombres de armas que están dispuestos a defender la Patria deben ser considerados héroes. Pero fuera de esa frase alentadora no hay nada nuevo favorable a las FFAA, salvo, al parecer, de terminar con los ascensos que dependían de la subordinación del ascendido al partido y no a sus méritos militares. Por supuesto que hubo muchas excepciones. Partido que gobernó sin ningún interés por esos méritos y qué, además, nunca tuvo reparos en demostrar su hostilidad hacia los hombres de armas.
Pero ¿cuál es la causa de esta situación que padecen nuestras FFAA? Básicamente son dos. La primera es el papel que nuestras FFAA jugaron en la lucha contra la subversión que representaba a uno de los protagonistas de la guerra fría: la Unión Soviética con su subordinado en América: Cuba; la otra, es el fracaso de los gobiernos militares para
detener la decadencia argentina, especialmente, el de 1976, con la Guerra de Malvinas como el hecho más relevante. En el primer caso se luchó con métodos legales e ilegales, estos últimos fueron la tortura y la desaparición de personas. Evidentemente, hubo generales contemporáneos al golpe de 1976 que sabían poco de lo que era una Guerra Revolucionaria donde aparte de ganar la guerra había que ganar la paz. Y ésta era difícil de lograr con la figura del desaparecido. Esto merece una aclaración: en el ejército y especialmente en la Escuela Superior de Guerra se estudió la Guerra de Argelia, qué si bien fue de liberación, también lo fue revolucionaria, tanto por su metodología como por los contenidos ideológicos de parte de los rebeldes. No obstante, en el estudio de la Guerra de Argelia no se repararon debidamente dos aspectos importantes:
Los excesos del ejército francés se cometieron contra argelinos y no contra personas de su misma nacionalidad.
Los franceses dijeron que la mayoría de la información se podía obtener con métodos legales.
Si estos dos conceptos se hubieran subrayado, las FFAA, Fuerzas de Seguridad y Fuerzas Policiales habrían sido aplaudidas y no condenadas.
La Guerra Revolucionaria argentina tuvo su génesis en el periodo que va desde 1959, cuando triunfa la Revolución Cubana y más precisamente desde 1961, cuando Fidel Castro declara el carácter socialista de la misma, hasta 1970 cuando el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y Montoneros declaran el inicio de la Guerra. Montoneros lo hizo asesinando al general Aramburu el 1º de junio de 1970 y el PRT creando el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), divulgando simultáneamente su pensamiento en el Vº Congreso partidario, a fines de julio del mismo año. Es de destacar algunas frases publicadas en Resoluciones del Vº Congreso y de los Comité Central y Comité Ejecutivo Posteriores, ediciones El Combatiente, 1973. Por ejemplo:
En este sentido podemos decir que la guerra civil revolucionaria ha comenzado en nuestro país…
A partir de esta realidad es inútil que nos pongamos a discutir en qué lugar geográfico vamos a comenzar una guerra que ya empezó hace más de un año y en la que estamos metidos hasta el pescuezo; o donde comenzará a combatir el Partido cuando ya tenemos más de medio Partido en la clandestinidad y combatiendo…
A partir de ese momento comenzó la Guerra Revolucionaria propiamente dicha. Los sediciosos, con su metodología guerrillera o terrorista, fueron enfrentados por el gobierno militar de 1966 a 1973 (Onganía, Levingston y Lanusse); por el gobierno peronista de 1973 a 1976 (Perón y María Estela Martínez de Perón). (No se cuenta el gobierno de Cámpora, “la primavera de Cámpora”, porque fue afín a Montoneros) y finalmente por el gobierno militar de 1976 a 1983 (Videla, Viola, Galtieri y Bignone).
El gobierno militar fracasó Por tres causas que lo condenaron:
Los métodos ilegales en la lucha contra las organizaciones político militares,
La derrota en la Guerra
El fracaso de la política económica.
Cuando el gobierno militar de 1976 cayó, producto, especialmente, de la derrota de Malvinas1, se conformó un frente hostil a todo lo que sea militar, que estaba formado, básicamente, por la izquierda en sus diferentes manifestaciones, desde moderadas a extremas, y la partidocracia argentina. Por partidocracia hay que entender la parte de la política que carece de una visión nacional, incluso provincial o municipal, y sólo procura el bien personal o sectorial. La partidocracia también se caracteriza por sus prácticas feudales. Tenemos provincias que son feudos, donde posiblemente hasta exista el derecho de pernada, además de privilegios escandalosos, que también se dan en el plano nacional y una corrupción sin precedentes.
En cuanto a la izquierda, fue coherente con su ideología: para ella la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases entre opresores y oprimidos que en distintas épocas tomaron el nombre de hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos y finalmente, burgueses y proletarios. La lucha de clase comenzó cuando algunos hombres dejaron de vivir de la caza y de la pesca porque aprendieron a labrar y cultivar la tierra y a domesticar animales. Eso los puso en una situación favorable sobre los otros qué si no tenían éxito en la caza y en la pesca, debían trabajar para el propietario de la tierra y de los corrales de los animales domésticos. Según el marxismo allí nace la explotación del hombre por el hombre y con ella el Estado que es definido como el órgano de opresión de una clase por otra. La última defensa de ese Estado, sinónimo de opresión, son las FFAA. Si las FFAA son destruidas, desaparece el Estado que oprime y embrutece, desaparecen las clases por el triunfo de los oprimidos sobre los opresores, que ya no lo son porque quedan proletarizados al perder la propiedad de los medios de producción. Al no existir más la opresión de una clase por otra, por definición, desaparece el Estado. Sin la dialéctica del mando y la obediencia comienza un mundo idílico. Esto significa la creación de un nuevo Paraíso Terrenal, pero sin Dios que es una ficción creada por los opresores para consolar a los vencidos.
1 En otros países de Latinoamérica se realizaron juicios contra miembros de las fuerzas legales que habían cometido excesos en la lucha contra las organizaciones subversivas. Sin embargo, en ninguno de esos países los condenados fueron tan numerosos y los juicios duraron tanto tiempo. Según algunos analistas militares extranjeros, la diferencia fue la Guerra de Malvinas. Un hecho imperdonable para dos potencias mundiales, EEUU y Gran Bretaña, que tienen la capacidad de influir en los asuntos internos de los países de centro y sud américa, oprimidos. De esa manera, el marxismo se convierte en una religión, cuyo Dios es la nueva humanidad, y que teniendo al Paraíso cómo meta, todo es válido, incluso la violencia y la mentira, como sucedió en la década del 70 y posteriormente, donde la izquierda no ha tenido tapujos en mentir, sistemáticamente, sin hacerse ningún cuestionamiento.
El otro componente del frente anti militar es la partidocracia argentina, una de las más ineficientes y corruptas de Sudamérica. Por su cortísima mirada de la realidad, vieron a las FFAA como un rival político, como el “partido militar” golpista, aunque nunca se hicieran cargo de su participación en los mismos, y no como el muro de defensa de la nación. A la partidocracia les caben las mismas palabras que Oswald Spengler, en su obra Años decisivos utilizó para referirse a lo que él llamaba el “sentimentalismo trasnochado” que presidía las corrientes teóricas de los siglos XIX y XX:
Ve las cosas humanas, la historia y el destino político y económico desde abajo, pequeña y mezquinamente, desde el respiradero del sótano, desde la calle, el café de literatos o el mitín, no desde la altura y la lejanía. Toda clase de grandeza, todo lo que sobresale, impera o le es superior, le es odioso, y para él la actividad constructiva consiste en la demolición de todas las creaciones de la cultura, el Estado y la sociedad hasta el nivel de las gentes pequeñas, sobre el cuál no se alza comprensivamente su pobre sentir. ….
La partidocracia también pensó en construir, por un tiempo prolongado, o para siempre, un chivo expiatorio que tapara sus propias culpas y por ese motivo trasladó las del gobierno militar a las FFAA. El gobierno militar no podía ser el chivo expiatorio para siempre porque ya no estaba, pero las FFAA sí. No faltó en ese frente anti militar el aporte de Gran Bretaña que, a través de su embajada en Buenos Aires, apoya al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) (ver la página web del CELS), organización supuestamente de Derechos Humanos a cargo del terrorista Horacio Verbitsky, que por razones obvias quiere ver a nuestras FFAA destruidas. A Gran Bretaña también le interesa que las FFAA argentinas no estén o estén reducidas a su mínima expresión, ya sea para no tener que fortificar Malvinas o por algún motivo inconfesable como podría ser la pérdida de la Argentina de una parte de su territorio patagónico.
La carga contra las FFAA comenzó con el gobierno de Alfonsín y el ala izquierda de su partido “La Junta Coordinadora Nacional” o simplemente “La Coordinadora”, harto sospechosa de haber sido cómplice del ataque a la Tablada protagonizado por la organización terrorista Movimiento Todos por la Patria (MTP). Al respecto recomiendo la lectura de la obra de Enrique Gorriarán Merlo Memorias de Enrique Gorriarán Merlo, Buenos Aires, Planeta, 2003, donde confiesa que antes del ataque al cuartel de La Tablada, estando él en calidad de prófugo de la justicia, se reunió con Enrique “Coti” Nosiglia, ministro del interior y con Ricardo Gil Lavedra, miembro del tribunal que juzgó a las Juntas Militares y luego Ministro de Justicia y Derechos Humanos durante el gobierno de Fernando de la Rúa. También hubo avisos de que el MTP, que fue fundado en Nicaragua, no era un espacio político progresista sino una simple reconversión del ERP. Gorriarán Merlo dice en su libro que cambiaron de nombre, pero “éramos los mismos”. Es muy interesante ver el curriculum de los que fundaron el MTP; varios de ellos fueron miembros de organizaciones de DDHH (Eduardo Luis Duhalde2; Manuel Gaggero; Jorge Baños; Luis Lea Place; Juan Antonio Puijgané, Alfredo Seydell y Luis Baronetto). También había sacerdotes católicos enrolados en “los curas del Tercer Mundo” y en la “Teología de la Liberación”, tal el caso de Rubén Dri, sacerdote salesiano que escribió, entre otras obras: Autoritarismo y democracia en la Biblia y en la Iglesia, Buenos Aires, Biblos, 1996; El movimiento antiimperialista de Jesús. Jesús en los conflictos de su tiempo, Buenos Aires, Biblos, 2004 o Miguel Ramondetti, fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM) que escribió: “…imposible prescindir del planteo de la lucha. Tiene que haber una lucha a fondo, encarnizada, contra esos seres humanos e instituciones internacionales responsables de lo que está pasando en el mundo”.
Cuando se juzgó a los terroristas del MTP, el tema se circunscribió a lo ocurrido dentro del predio del cuartel con lo cual no hubo ninguna investigación de cómo entraron las armas anti tanques rusas proveniente de Nicaragua. Finalmente, después de unos años, sin haber cumplido la condena, todos los terroristas fueron indultados por los presidentes Eduardo Duhalde y Fernando de la Rúa. Actualmente el único condenado por ese hecho es el jefe de las tropas que recuperaron el cuartel, el general Arrillaga.
La partidocracia argentina, como era su plan, no podía contentarse sólo con el juicio a las Juntas Militares y luego mirar para adelante. Miró para atrás y comenzó una campaña de desprestigio de la FFAA, sin precedentes. Sobre la Guerra de Malvinas se repitió hasta el cansancio que los oficiales eran crueles con los soldados, “chicos de la guerra” llorones, a quienes los dejaban sin comer. Todas las muestras de valor y resistencia de las fuerzas argentinas fueron ocultadas, y la rendición, que se hizo inevitable, ante un enemigo muy superior tecnológicamente, apoyado además por EEUU, fue el punto de partida para desacreditar a las FFAA. Recién ahora empieza a salir a la luz el coraje y el enorme sacrificio de nuestros hombres.
2 Eduardo Luis Duhalde estuvo a cargo de la Secretaría de Derechos Humanos cuando ésta, en 2009, falsamente, hizo aparecer como asesinados a los dos guerrilleros que murieron en el combate de Pueblo Viejo, el primero de la Operación Independencia. La Secretaría de Derechos Humanos no pudo acusar a ningún integrante del Equipo de Combate que protagonizó ese enfrentamiento porque reparó tarde que tanto la revista Estrella Roja como El Combatiente que editaban el ERP y el PRT, respectivamente, daban cuenta que esos guerrilleros murieron combatiendo y no como consecuencia de un asesinato.
Los partidos políticos mayoritarios: el peronismo y el radicalismo ya venían con un ala izquierda cuyo origen estuvo dado por una idea de los socialistas a saber: la izquierda no puede triunfar si no tiene un movimiento nacional como el peronismo. Por lo tanto, hay que entrar en ese movimiento, el peronismo, y correrlo hacia la izquierda. A esa estrategia se la llamó “entrismo”, así nació Montoneros, Con el radicalismo sucedió algo similar, la “Coordinadora”, que poco tenía que ver con el radicalismo original, simpatizaba con el ERP. La mayoría de los principales cuadros del ERP provenían de familias radicales, como por ejemplo Gorriarán Merlo.
La campaña de desprestigio de las FFAA se montó sobre la base de una verdad irrefutable que impactó en la conciencia de los argentinos: los desaparecidos; unos 8.900 u 8.700, según las investigaciones más serias y 30.000 según un relato que a pesar de haberse demostrado que es falso, se sigue insistiendo con ese número. Pero sobre esa verdad se montaron muchas mentiras y muchos olvidos, aquellos que no convenían al “relato”, nombre que adquirió la versión tergiversada de la violencia de los setenta.
En el olvido quedaron los siguientes crímenes cometidos por el terrorismo:
8 ataques a cuarteles
Numerosos ataques a comisarías y puestos de las fuerzas de seguridad
Tomas de pueblos como La Calera, Garín
Colocación de 4380 (más de una por día durante 10 años).
758
El asesinato de 1094 inocentes (hombres, mujeres y niños) que no pertenecían a las Fuerzas legales.
2368
Sin contar el daño a la producción por las empresas que se fueron del país para poder trabajar en paz.
La campaña de desprestigio estuvo motivada por las razones ideológicas, ya comentadas, de la izquierda, y por razones de oportunismo político, incompetencia e irresponsabilidad, de la partidocracia.
La campaña de desprestigio de las FFAA, también contó con una deformación del lenguaje que fue muy importante a la hora de difundirla a la sociedad. Los sediciosos terroristas fueron catalogados como “militantes”, adjetivo impuesto por el presidente Néstor Kirchner; los miembros de las FFAA, Fuerzas de Seguridad y Fuerzas Policiales que combatieron a los sediciosos fueron llamados “represores” con lo cual se negaba la existencia de combates, además de toda la carga negativa que adquirió ese término; los lugares de reunión de detenidos (LRD), contemplados en un reglamento militar aprobado por un gobierno constitucional para el caso de una lucha contrainsurgente fueron llamados Centros Clandestinos de Detención; El término crimen de “lesa humanidad” fue usado para cualquier tipo de crimen cometido por las fuerzas legales con lo cual se convertía en imprescriptible y a todos los militares presos se los llamó genocidas. Alberto Fernández, el último presidente kirchnerista, era proclive a emplear ese término. Paralelamente, la bomba que Montoneros puso en un comedor dependiente de la Policía Federal, donde murieron 22 personas y aproximadamente 90 fueron heridas, muchas mutiladas, se definió como un crimen común prescripto por el tiempo.
El “relato”, en lo que respecta a la Guerra Revolucionaria, se montó sobre la verdad ya nombrada y sobre las siguientes falsedades.
1. En la Argentina no hubo una Guerra Revolucionaria. Falso.
El Tribunal que juzgó a las Juntas Militares, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, en el fallo que dictó el 9 de diciembre de 1985, afirmó:
Se ha examinado la situación preexistente a marzo de 1976, signada por la presencia en la República del fenómeno del terrorismo que, por su extensión, grado de ofensividad e intensidad, fue caracterizado como guerra revolucionaria.3
Previo a las últimas elecciones presidenciales de 2023 el general Balza se sumó a la campaña kirchnerista al afirmar que en la Argentina no hubo una Guerra Revolucionaria (postulado esgrimido por la izquierda) fundamentando su falacia al comparar la Guerra Revolucionaria con la de Comparación inválida porque son dos guerras sustancialmente distintas.
Para saber si un conflicto armado constituye una Guerra Revolucionaria hay que comparar a ese conflicto con aquellos postulados que constituyen el tipo de guerra en cuestión a saber:
3 En el capítulo V, Cuestiones de Hecho del fallo, el Tribunal dijo: El objetivo último de esta actividad fue la toma del poder político por parte de las organizaciones terroristas, algunas de las cuales incluso intentó, como paso previo, a través de los asentamientos en las zonas rurales de Tucumán ya mencionados, la obtención del dominio sobre un territorio, a fin de ser reconocida como beligerante por la comunidad internacional. Y en otro pasaje del mismo fallo: Aunque ello no quita gravedad objetiva a los delitos cometidos, corresponde hacer mérito de que los hechos juzgados se produjeron como reacción a los criminales ataques que la sociedad y el Estado argentinos sufrieron por parte de las organizaciones terroristas. Esa agresión, además de haber debilitado la fe en la aptitud de los medios legales para la preservación del orden y los derechos individuales, produjo una angustiosa sensación de inseguridad sin la cual estos hechos no hubieran podido ocurrir.
a. La existencia de una o más organizaciones políticas militares que tienen como objetivo tomar el poder por la fuerza a fin de instaurar un régimen totalmente distinto al existente.
Dos fueron las organizaciones político militares, entre muchas otras menores4, que estuvieron en capacidad de intentar tomar el poder por la fuerza: el PRT – ERP y Montoneros, vigentes durante 6 y 10 años respectivamente. El PRT – ERP, se reorganizó años después, desde el exilio, bajo otro nombre: Movimiento Todos por la Patria (MTP) y atacó el cuartel de La Tablada en enero de 1989 siendo completamente derrotado.
b. La capacidad de esas organizaciones (en la Argentina fueron dos) de enfrentar a las Fuerzas Armadas, Fuerza de Seguridad y Fuerzas Policiales.
Esa capacidad la prueban los 8 cuarteles militares que fueron atacados; los cuantiosos pueblos, puestos de guardia y comisarías tomadas, la apertura de un frente rural en la provincia de Tucumán y las bajas causadas en las fuerzas legales.
c. La capacidad de esas organizaciones de obtener cierto consenso político.
Tuvieron la capacidad de obtener cierto consenso político aprovechando el fracaso del gobierno militar de 1966 – 1973. Durante el gobierno de Héctor Cámpora (1973), por ejemplo, que duró sólo 49 días y que fue llamado “la primavera de Cámpora” por la extrema izquierda, ésta gozó de cierto consenso político. Esa fue una de las razones por la cual Perón lo indujo a Cámpora a renunciar a la presidencia.
d. La capacidad de esas organizaciones de crear un estado de cuestionamiento, anarquía, inseguridad y miedo, afectando el ámbito político, social, laboral, productivo, etc.
Tal fue el estado de anarquía, miedo y terror que crearon en la sociedad argentina (1100 civiles inocentes asesinados, hombres, mujeres y niños; 4380 bombas, etc.) que la misma sociedad que había aplaudido el fin del gobierno militar de 1966 a 1973, pedía a gritos que los militares se hicieran cargo. Intuían o sabían que la clase política argentina o gran parte de ella, la partidocracia, se negaría a asumir esa responsabilidad por cobardía, falta de patriotismo o incapacidad para afrontar esos momentos.
4 Otras organizaciones subversivas menores fueron: Uturuncos, Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP); Fuerzas Armadas de la Revolución Nacional (FARN); Organización Comunista Poder Obrero (OCPO); Fuerzas Armadas de Liberación (FAL); Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR); Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), etc.
e. La existencia de una potencia extranjera que apoya a la o las organizaciones revolucionarias.
Cuba fue la potencia extranjera que exportó su revolución al resto de América y que para tal fin creó centros de instrucción militar, como el de Pinar del Río, donde se prepararon muchos revolucionarios de toda América.
No olvidar qué Entre el 3 y el 15 de enero de 1966 se celebró en La Habana, Cuba, la Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina, (OSPAAAL), llamada también Tricontinental, que tenía como objetivo coordinar las acciones revolucionarias en los países del Tercer Mundo. El enemigo de los pueblos en vías de desarrollo fue definido como el Imperialismo cuyo principal representante eran los EEUU.
Fidel Castro, en el discurso de cierre y en relación al caso particular de Latinoamérica, dejó los siguientes conceptos:
La OSPAAAL representa los movimientos revolucionarios de tres continentes, que tienen una común posición antiimperialista.
En muchas naciones de América se dan las condiciones plenas para la lucha armada revolucionaria.
En la América Latina los pueblos no deben luchar solos contra el imperialismo. Debe haber una estrategia común, una lucha común y simultánea
Los revolucionarios deben invertir las energías en el trabajo práctico y no en teorizaciones, y deben comprender que más tarde o más temprano tendrán que tomar las armas.
En este continente la lucha asumirá las formas más violentas.
¡A prepararse!
En 1967, también en La Habana, Cuba, se llevó a cabo otra conferencia llamada Organización Latino Americana de Solidaridad
(OLAS) que era, en síntesis, similar a la OSPAAAL o Tricontinental, pero referida a Latinoamérica, exclusivamente.
En estos temas hay que explicar el papel que jugó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) o simplemente la Unión Soviética.
La Unión Soviética, ya en la década del 50, tenía como estrategia principal para su penetración en otros países, la revolución cultural, siguiendo la idea del comunista italiano Antonio Gramsci (1891 – 1937). Los jóvenes revolucionarios de la época, especialmente latinos (italianos, españoles y centro y sudamericanos), encandilados con la revolución cubana primero y la guerra de Vietnam, después, consideraron la nueva estrategia soviética cómo propia de viejos aburguesados. Éstos, lejos de enfrentarlos, no objetaron que se lanzaran a la lucha armada ya que podían convertirse en un ataque de distracción de occidente que favorecería el ataque principal: la lucha cultural. (Al respecto ver de Luis Alberto G. Somoza, su tesis doctoral La explotación subversiva de la desorganización social en la argentina: el “foquismo” como operación de velo y engaño. (un estudio de caso).
f. La existencia de grupos civiles que dejan de ser meros espectadores en la lucha entre las fuerzas legales y las revolucionarias para involucrarse en una u otra.
Este aspecto de la Guerra Revolucionaria, el que afirma la existencia de grupos civiles que dejan de ser meros espectadores en la lucha entre las fuerzas legales y las revolucionarias para involucrarse en cualquiera de los dos bandos puede cuestionarse.
Sin embargo, hay dos realidades que le quitan fundamento al cuestionamiento. En relación al bando revolucionario, además del PRT – ERP y Montoneros, que fueron las organizaciones más importantes, aparecieron otras pequeñas, casi espontáneamente, con matices ideológicos y metodológicos disímiles y particulares, que nos demuestran que hubo sectores sociales que se involucraron por mótu propio sin ningún mandato por encima de ellos. Por el lado contra revolucionario, sectores del peronismo, como el sindical, fueron fieles a la parte ortodoxa del partido y hostil a Montoneros, el ala izquierda del mismo partido, tolerada por Perón por razones tácticas, pero finalmente enfrentada.
En la llamada “Masacre de Ezeiza”, donde una multitud se estaba reuniendo para recibir a Perón en su definitivo regreso del exilio, se enfrentaron en una batalla campal, la izquierda y la derecha peronista. Los contendientes estaban bien armados y no hubo ninguna participación de las FFAA, Fuerzas de Seguridad o Fuerzas Policiales. Julio Bárbaro5 afirma que la Triple A (Asociación Anti comunista Argentina), organización de ultra derecha, cuya autoría intelectual se le atribuye al mismo Perón y que respondía con crímenes a los crímenes llevados a cabo por las organizaciones subversivas de la ultra izquierda, no fue la única causante de los mismos ya que hubo grupos del peronismo ortodoxo que no pertenecían a la Triple A y que también ejecutaron represalias armadas. Y si bien la población en general no participó del conflicto, no obstante, tuvo una parte que tenía sus simpatías por alguno de los dos bandos. Esto nos demuestra que no toda la sociedad fue espectadora del conflicto y que el mismo no fue exclusivamente entre las fuerzas legales y las sediciosas.
Las organizaciones político militares, guerrilleras y/o terroristas, eran insignificantes. Falso; las organizaciones como el ERP y Montoneros no eran insignificantes ni mucho menos.
El ERP, en un momento dado de su historia, fue considerado el ejército revolucionario más importante de América. Fidel Castro, cuando habló con el que luego fuera el último jefe del PRT- ERP, Arnol Kremer, nombre de guerra “Luis Matini”, le dijo que el comienzo del ERP, había sido mejor que el de su incipiente ejército guerrillero en Sierra Maestra.6
El ERP tenía cuatro compañías guerrilleras (Ramón Rosa Jiménez en Tucumán; Decididos de Córdoba en Córdoba; Combate de San Lorenzo en Rosario y la ribera sur del Paraná; y Héroes de Trelew en Buenos Aires) y grupos más pequeños en casi todas las otras Luego formó un batallón para atacar el Batallón de Depósito de Arsenales 601 en diciembre de 1975. Montoneros tenía más efectivos, aunque cualitativamente estaban por debajo del ERP.
El ERP, junto con Tupamaros de Uruguay, el Movimiento de Liberación Nacional (MLN) de Bolivia y el Movimiento de izquierda Revolucionaria (MIR)
6 Conversación de Arnol Kremer con Fidel Castro cuando el argentino fue a pedirle ayuda para abrir el Frente Rural en Tucumán. La conversación fue contada por Kremer al autor de esta nota.
de Chile, formó parte de una organización supra nacional llamada Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR) cuyo objetivo era la coordinación de las acciones revolucionaria en el llamado cono sur de América.
Los cuadros de las organizaciones subversivas recibieron instrucción militar en Cuba, en distintos centros de instrucción, además del de Pinar del Río. También hubo escuelas de cuadros y de combatientes en varios lugares de la Argentina.
Las dos organizaciones nombradas, más fuertes de la Argentina fabricaron armas. El PRT – ERP una pistola ametralladora sobre el modelo sueco Carl Gustav y Montoneros lanzacohetes y granadas.
La subversión llevó a cabo las acciones violentas
Las organizaciones mencionadas, y otras menores, luchaban por el regreso de la Falso; Roberto Santucho, jefe del PRT – ERP, en su pequeña obra Poder burgués y Poder Revolucionario, populibros, Buenos Aires, 2007, dice claramente que el enemigo es la burguesía sin importar si llegó al poder por un golpe militar o por elecciones libres. De los 8 cuarteles militares atacados por el ERP y Montoneros, sólo uno fue atacado durante la vigencia de un gobierno militar. También las acciones violentas fueron más numerosas durante los gobiernos constitucionales. Recordar 1975, el más violento de la Guerra Revolucionaria.
La Operación Independencia en Tucumán se realizó contras una guerrilla casi inexistente para justificar una “cruel represión” Falso; había unos 100 Hombres bien armados y uniformados en el monte y un número importante de guerrilleros mimetizados en la ciudad de Tucumán, sin contar los reemplazos que venían de otras provincias.
Cuando se cuestiona la supuesta insignificancia de la guerrilla en Tucumán recordando a los oficiales, suboficiales, soldados, gendarmes y policías que cayeron en esa provincia, el “relato”, cínicamente, afirma que murieron por fuego de la propia tropa por impericia. Daniel Gutman, por ejemplo, en su obra Sangre en el Monte. La increíble aventura del ERP en los cerros tucumanos, Buenos Aires, sudamericana, 2010, en un intento de demostrar la impericia del ejército narra una historia absurda donde un subteniente se pierde en el monte durante una semana junto con su sección. Cuando me crucé con Gutman, que me había entrevistado para su libro, le dije que una de las primeras instrucciones que recibe un cadete en el Colegio Militar es el manejo de la carta y la brújula y las prácticas de la llamada navegación terrestre. Agregué que en la zona de operaciones de Tucumán había muchos puntos de referencias como para perderse. Y le di una serie de ejemplos. No me contestó. También me resultó
indignante el escrito de un periodista tucumano que dijo que el teniente 1º Cáceres, en el momento en que quiso rescatarme porque había quedado herido en el combate de Pueblo Viejo, no fue abatido por un guerrillero sino por la propia tropa por impericia. Cuando le dije a ese periodista, al que no vale la pena nombrarlo, que yo sabía cómo murió Cáceres porque estaba a mi lado, me contestó: “pero vos no viste la autopsia”. Una muestra más de hasta qué punto la izquierda apela a la falsedad cuando se trata de escribir la historia de un conflicto revolucionario.
Los guerrilleros tenían el patrimonio del valor y el heroísmo porque luchaban para liberar a los oprimidos, en cambio las fuerzas gubernamentales luchaban para los opresores. Falso, había un espíritu patriótico en las fuerzas del orden que se demostró en combates y en pequeños enfrentamientos. Y en Tucumán, los guerrilleros, muy lejos de ser los liberadores de los pobres, eran vistos, por la gente común, como extraños a la provincia y nunca entendieron su ideología. El supuesto patrimonio del valor y el heroísmo guerrillero proviene de lo que Vicente Massot llama el “encandilamiento cubano” donde 300 guerrilleros7 derrotaron a un ejército de 40.000 hombres. Los 300 guerrilleros de Sierra Maestra no estuvieron solos porque el gobierno de Batista y su ejército estaban tan desprestigiados y era tan corruptos que habían provocado fuertes resistencias en otros lugares de la isla. Existen numerosas pruebas de que el ejército de Batista no quería pelear y algunas unidades fueron compradas por los revolucionarios que encontraron apoyo incluso en los EEUU. Dicho país le fue soltando la mano Batista para no entrar en una contradicción (liberar Europa del nazismo y luego apoyar a un tirano) y porque no conocía la verdadera ideología de Castro. Los revolucionarios argentinos prefirieron ilusionarse con una situación similar en el país sin reparar en las grandes diferencias que nuestro país tenía con Cuba, incluyendo a los ejércitos.
Los militares argentinos eran formados en el Colegio Militar para respaldar a los opresores y pertenecían a una casta. Falso, ya Robert Potash en su famosa obra El ejército y la política en la Argentina 1928 – 1945, Buenos Aires, Sudamericana, 1981, da cuenta de un nivel social medio en la mayoría de los oficiales, donde tampoco faltaban los hijos de inmigrantes que llegaron a buscar un futuro que no tenían en su país de origen. Además, muchos oficiales eran y son hijos de suboficiales, como por ejemplo el teniente 1º Cáceres, muerto.
7 Es muy probable que el número 300 haya sido arbitrariamente elegido por razones de propaganda, a fin de asociarlo a los 300 espartanos que defendieron heroicamente las Termópilas en la guerra contra los persas, heroicamente en combate. El concepto de lucha de clases era extraño al pensamiento de los cadetes de los institutos militares donde el espíritu de cuerpo salvaba las diferencias sociales. Lo mismo ocurría con los soldados conscriptos.
Cuando Néstor Kirchner llegó al poder en 2003, lo hizo tan sólo con el 22 % de los votos ya que su contrincante, Carlos Menem, no se presentó al ballotage. Para legitimarse y adquirir consenso hizo un pacto con Horacio Verbitsky. Por el mismo la izquierda apoyaría a Kirchner sin objetar el aumento de la pobreza y la corrupción. Como contra partida Kirchner se comprometió a darle a la izquierda, incluyendo la violenta:
Puestos importantes
Una historia ideologizada sobre la violencia de los setenta y su difusión.
Anulación de las leyes de punto final y obediencia debida pero sólo afectando a los militares y no a los terroristas que quedaron impunes (creación de ciudadanos de 1º y de 2º clase).
El manejo de los “Derechos Humanos” y el negocio que se hizo de los mismos.
A partir de ese momento, la campaña de desprestigio de las FFAA, FFSS y FFPP, se profundizó más, sobre todo durante los mandatos de Cristina Fernández de Kirchner, que en su calidad de peronista de izquierda (término contradictorio en sus partes porque el peronismo nació como un movimiento de derecha con influencia facsista) no ocultaba su odio a Perón en reuniones privadas.
Para que nuestras FFAA vuelvan a tener la capacidad de defender el territorio nacional (el 8º más grande del mundo) no basta con elevar el presupuesto para reponer el armamento y mejorar los magros sueldos, sino que se debe comenzar por fortalecer los valores espirituales que debe tener un soldado. Desde 1983 hasta el fin del kirchnerismo se trató de anular esos valores además de intentar crear un complejo de culpa en los militares. La disciplina, valor esencial de cualquier ejército, fue asociada al despotismo; la autoridad al autoritarismo y el espíritu de cuerpo que hace compacta a cualquier fuerza armada, fue descalificado como espíritu sectario o de casta. Lamentablemente hubo jefes que aceptaron una relajación de estos valores para estar de acuerdo a los “nuevos tiempos” que lejos de ser modernos, eran disolventes.
También hay que devolverle el prestigio a las FFAA, que es cuestionado y lo seguirá siendo cada vez que se presente una oportunidad. El valor más importante de un ejército está dado por los factores espirituales, antes que los materiales. No olvidar a Karl Von Clausewitz qué en su famosa obra De la Guerra, leída en todas las academias del mundo, dice:
Y bien pudiéramos decir que lo físico es la empuñadura de madera, mientras que lo moral es el noble metal de la hoja; por consiguiente, la verdadera y resplandeciente arma que hay que manejar.
Además de fortalecer los valores morales es necesario disolver el “relato” que durante 40 años no cesó de difundirse, incluso en los colegios primarios, dejando hasta el día de hoy un residuo negativo. Es ingenuo creer que el tiempo disolverá el relato. Podrá creerse que eso va a suceder, pero si no se lo disuelve, si no se denuncia sus falacias, no hay duda que volverá a aparecer.
Ya han aparecidos voces, denunciando las falacias, como por ejemplo las de D’Angelo, Márquez; Villaruel, Di Paquale, etc. La ciudadanía ya no ve a nuestros Veteranos de Guerra como “los chicos de la guerra” que allá por la década del 80 y del 90 se los hacía desfilar para que la gente dijera ¡pobres! en vez de sentirse orgullosa de ellos. Anteponer el sentimiento de lástima por el de orgullo fue una forma perversa de no reconocerles el valor demostrado. Pero a pesar de la existencia de las voces que denuncian la mentira, el camino es largo. No obstante, de la misma manera que existió un movimiento de estudios históricos argentinos que se llamó “revisionismo” (algunos lo entendieron mal y en vez de revisar pretendían poner toda la historia al revés) también creo que, inevitablemente, habrá un revisionismo histórico sobre la Guerra Revolucionaria y la de Malvinas. Sobre esta última el revisionismo ya empezó.
Entonces, cuando nos preguntamos ¿Qué hacer? para tener las FFAA que la Argentina necesita, en principio hay que dejar de lado las soluciones erróneas. Hay un argumento absurdo que se está difundiendo en parte del ejército que se podría sintetizar en la frase “nosotros no somos el ejército de los 70, nosotros somos otro ejército”. ¡Qué ingenuidad!! La única forma de que los enemigos del ejército cesen en su campaña de desprestigio y desarme es que deje de ser un ejército nacional y se convierta en el ejército de un determinado Partido y de una determinada ideología aceptando, además, renegar a parte de su historia. Creo que se trata de una manera cómoda y hasta cobarde de no hacerse cargo de nada. Hay que enfrentar la realidad tal cual es. Refutar todo lo que es refutable, que es mucho; aceptar lo que no se puede refutar y enorgullecerse de muchas acciones militares, en donde no faltan las de Malvinas y las de la Guerra Revolucionaria. También hay que evitar la tentación de muchos políticos de hacer del ejército la fuerza armada de un Partido. Eso sería una guardia pretoriana. En Roma los pretorianos eran los encargados de proteger al César, pero muchas veces terminaban envueltos en intrigas palaciegas. Fueron los legionarios, comandados por centuriones, y no los pretorianos los que hicieron la grandeza de Roma. Fueron esos legionarios los que en la frontera del imperio seguían creyendo en la grandeza de Roma, aun cuando ésta empezaba a no creer en ella misma. Fueron esos legionarios los que no abandonaron su puesto de guardia en el confín de la frontera.
Cuando se removieron las ruinas de Pompeya se encontraron muchos cadáveres al que los había alcanzado el flujo piroclástico de la explosión del volcán Vesubio. Estaban en la misma posición en que los alcanzó ese flujo mezcla de gases volcánicos, de altísima temperatura, y materiales sólidos incandescentes que los cubrió instantáneamente. Allí se encontró el de un legionario en la posición en que montaba guardia. Es decir que no abandonó su puesto ni su postura ante semejante peligro. Para los subversivos de una guerra revolucionaria o para los corruptos que pretenden hacer del ejército una guardia pretoriana, ese legionario es el arquetipo que tienen que destruir diluir o evitar que se forme. Y por lo tanto, por el contrario, ese es el arquetipo que debemos mantener para el bien de la República. Los Estados soberanos, con afán de grandeza y permanencia, lo hacen; los que están predestinados a desaparecer, no. Entonces, cuando nos preguntamos ¿qué hacer? para que las FFAA puedan cumplir con su misión de defender a la Patria, la respuesta correcta es la siguiente:
Fortalecer los valores morales cuestionados por un mundo que tiene una concepción puramente materialista de la vida.
Escribir la verdadera historia sobre las décadas del 70 y del 80 y difundirla masivamente, anulando el “relato”.
Denunciar a sus autores: la izquierda y la partidocracia, y sus inconfesables
Finalmente restituir los medios.
Es cierto que la realidad exige encarar simultáneamente todos estos aspectos. Pero no se puede dejar de lado el orden de importancia descripto.
LA INTERRELACIÓN DE LA RELIGIÓN, LA CULTURA Y LA POLÍTICA
◘
Grl Heriberto Justo Auel
03 de Octubre de 2024
Cuando Europa, núcleo fundacional del Occidente Cristiano, daba un nuevo tropiezo –iniciando su progresiva autodestrucción– con la “Primera Guerra Civil Europea, de 1914/1918” y más tarde la “Segunda Guerra Civil Europea, de 1939/1945”- Oswald Spengler publicaba su obra “La decadencia de Occidente” en dos volúmenes. El primero -1918- con el subtítulo “Esbozo de una morfología de la historia universal” y el segundo -1922- con el subtítulo “Perspectivas de la historia mundial”. Fueron tiempos de una gran inestabilidad internacional, producto de la aparición de nuevas potencias que se encontraron con el egoísmo de un statu-quo imperial totalmente cerrado.
Spengler plantea en su tesis que las civilizaciones -al igual que los organismos vivos- tienen un ciclo vital: nacen, crecen, maduran y, eventualmente declinan. Según él, la Historia de la Humanidad no es lineal, sino cíclica. Cada civilización tiene una vida limitada, en la que pasa por etapas inevitables. La “cultura occidental” -según este autor- ya había entrado en su fase de decadencia -que él citaba como “civilización occidental“– y esta fase se caracterizaba por el dominio de la tecnocracia, el individualismo, la pérdida de creatividad artística y el crecimiento de las ciudades, “aspectos que marcan el ocaso espiritual de una cultura”.
A diferencia de Spengler, nosotros entendemos que “cultura” y “civilización” no se homologan. S. Huntington también las homologó en su best-seller “El Choque de las Civilizaciones” –1993- , pero la modificará en su libro póstumo: “La Cultura es lo que Importa- La Cultura da forma a la Civilización” -2000-.
La “cultura” y la “civilización” son términos relacionados, pero tienen diferencias conceptuales muy importantes: la cultura es permanente y estable -es la identidad de un pueblo- la civilización es dinámica y cambiante y -en la presente etapa de nuestra vida- los cambios se han acelerado, progresivamente. (2), (3) y (4).
La “cultura” es el conjunto de creencias, valores, costumbres, prácticas, conocimientos, lenguajes, artes, religión y formas de vida compartidos por un pueblo. Es el aspecto más íntimo y subjetivo de una sociedad, que influye en cómo los individuos interactúan y entienden su entorno. La cultura es eminentemente abstracta, espiritual o inmaterial (ideas, costumbres, normas, ritos).
La “civilización” -en cambio- es un concepto más amplio y estructural que hace referencia al desarrollo social, económico, político y tecnológico de una sociedad en su conjunto. Se asocia con niveles más complejos de organización social, sistemas de gobierno, economía, infraestructura, avances en la ciencia y en la tecnología. Implica también la capacidad de gestionar y dirigir grandes grupos de personas dentro de un sistema.
La “civilización” abarca aspectos visibles -estructurales- de una sociedad, mientras que la “cultura” es más íntima y está relacionada con las creencias y comportamientos individuales y colectivos. Las “civilizaciones” pueden transformarse y hoy evolucionan aceleradamente, mientras que las “culturas” se mantienen estables, tienden a ser casi permanentes, pues se adaptan y evolucionan gradualmente, con el tiempo.
Cuando el “confort” conmueve a las “culturas”, se pierde identidad y credibilidad. Es cuando se relativizan los valores y es lo que le ha ocurrido a Europa -el núcleo duro de Occidente y a la Argentina -su lejano apéndice Sur-, a ambas “se le ha marchitado el alma” -expresión que empleara 13 May 04 -en la Biblioteca del Senado italiano- el Cardenal Ratzinger.
A cada “religión” le corresponde una “cultura”. La “religión” es el sostén y cimiento de las “culturas”. Es la fuerza unificadora que moldea a una identidad colectiva. Por Ej.: en España el catolicismo jugó un papel fundamental en la consolidación del reino y de la identidad nacional, especialmente después de la Reconquista y la expulsión de musulmanes y judíos. En Oriente Medio -en países como Irán- el Islam chií es un elemento clave en la identidad cultural y política de la nación.
Las religiones proporcionan un sistema de creencias compartido que a menudo definen lo que significa ser miembro de una comunidad o nación. Las festividades religiosas, los ritos y las normas morales derivadas de la religión, sirven para reforzar los lazos sociales y comunitarios consolidando una identidad colectiva.
En la religión están los dogmas y en la cultura los valores, derivados de aquellos dogmas. Cuando se relativizan los valores nos encontramos con una sociedad débil, contractiva. Cuando los valores son firmes estamos en presencia de una sociedad fuerte, expansiva. Cuando se pretende reemplazar a los valores de la cultura por los dogmas religiosos, estamos en presencia del fanatismo fundamentalista, que lleva a la extrema violencia política.
En muchos países la religión -y su correspondiente cultura- han influido en la Política moldeando a sus instituciones y sus leyes. En algunos casos los movimientos religiosos han desempeñado un papel crucial en la construcción del estado moderno, por Ej. : la Reforma Protestante -en Europa- fue clave para el surgimiento de identidades nacionales diferenciadas, como la alemana o la inglesa. En el Hindutva -de la India moderna- el hinduismo es usado como un elemento de la identidad nacional promovida por algunos sectores políticos.
En situaciones de colonización o dominación extranjera, la religión ha sido un recurso para mantener una identidad nacional o cultural. Por Ej. : en Iberoamérica el mestizaje -entre el catolicismo y las creencias indígenas- permitió la preservación de elementos de identidad prehispánica, dando como resultado al criollo. En la resistencia palestina, el Islam es un elemento unificador contra la reocupación israelí.
En muchas sociedades contemporáneas -aunque la influencia de la religión haya disminuido a nivel institucional- los valores y símbolos religiosos siguen estando presentes en la cultura nacional, por Ej.: en Francia la identidad laica es muy fuerte, pero gran parte de su historia, arte y tradiciones están fuertemente influenciados por el catolicismo. En México la Virgen de Guadalupe sigue siendo un símbolo nacional de gran importancia, tanto religioso como cultural, a pesar del comunismo que a través del tiempo ha prevalecido en la Política.
La religión puede ser también causa de conflicto en la construcción de identidades nacionales, cuando grupos religiosos minoritarios no se sienten representados o cuando la religión mayoritaria impone su visión. Ej.: en Israel la religión judía está estrechamente vinculada con la identidad nacional, lo que ha generado tensiones con la población palestina y otros grupos religiosos. En la India las tensiones entre hindúes, musulmanes y otros grupos religiosos, reflejan cómo la religión puede ser un campo de conflictos en la construcción de la identidad nacional.
En resumen, la interrelación entre la religión, la identidad cultural y la Política está marcando tanto su capacidad de cohesión, como su potencial para generar un conflicto. Cada sociedad ha vivido esta interacción de manera diferente -dependiendo de su historia- contexto y diversidad religiosa. Pero no tenemos dudas que es la causa central de la “Decadencia de Occidente” -y de la que llegó a nuestras playas hispano-criollas- aún no es abarcada ni asimilada en su naturaleza por nuestra dirigencia. Lo decíamos hace cuarenta años y lo repetíamos el año pasado (5), antes de las elecciones presidenciales, en Jul 23:
“Desde hace décadas nuestro Instituto -IEEBA- viene señalando que la naturaleza de nuestra centenaria crisis-decadencia es cultural y política, con severas consecuencias socioeconómicas que progresivamente se agravan con el transcurrir de los años. Debemos reconocer que aramos en el mar: lo objetivo y material oculta a las causas abstractas del drama y se continúa -cíclicamente- atacando a las consecuencias e ignorando a la causa primera de esta crítica situación calamitosa”.
Esa “causa primera” se origina -según nuestro análisis- en la grieta del cimiento religioso de nuestra cultura, es decir, de nuestra identidad de argentinos: -hispano- criollos, católicos-. Los Concilios de la Iglesia Católica -tanto los concilios ecuménicos como los sínodos locales– tienen como objetivo general preservar, aclarar y fortalecer la fe, la doctrina y la disciplina de la Iglesia. Estas reuniones de obispos y de otras autoridades eclesiásticas buscan abordar problemas o situaciones específicas que afectan a la Iglesia, asegurando la unidad en la enseñanza y la práctica. En resumen: el objetivo general de los concilios es guiar a la Iglesia en su misión evangelizadora y asegurar la fidelidad a su doctrina y tradición.
En plena Guerra Fría y en una década convulsionada en nuestra región por el asedio revolucionario armado del castro-comunismo, se desarrolló en la Basílica de San Pedro -Roma- el Concilio Vaticano II -1962-1965-. Tiempo después -para aplicar en Iberoamérica sus enseñanzas- el CELAM convoca a su Segunda Asamblea General en 1968: la Conferencia de Medellín, en la que la Iglesia Católica adopta una postura más comprometida con los pobres y oprimidos, dando lugar a lo que se conoció como la Teología de la Liberación. Se enfocaron temas como la justicia social, la pobreza, el desarrollo y los derechos humanos.
Diez años después –1979– y observando los acontecimientos y las consecuencias de la Conferencia de Medellín en nuestra América, es convocada por el Papa Juan Pablo II la Tercera Asamblea General del CELAM -entre el 27 Ene/13 Feb- en Puebla -Méjico-. El Papa polaco participa activamente en los primeros días de la Conferencia de Puebla. Allí se reafirma el compromiso de la Iglesia con los pobres, pero también hubo un intento de equilibrar esa postura con un enfoque más tradicional en lo doctrinal.
Juan Pablo II y el Cardenal Ratzinger habían observado un desvío -en nuestra Iberoamérica convulsionada por la revolución castrista- “hacia lo que es del César”, en palabras de Nuestro Señor Jesucristo. Recuerdo una anécdota muy significativa, de la que fui parte, relacionada con la intención del Vaticano de aquellos días.
Era Cardenal Primado de la Argentina Su Eminencia Antonio Quarracino, quien presidiría la representación argentina en la Conferencia de Puebla. En 1976 se realizó allí la Reunión Preparatoria de la Conferencia y el Cardenal recibió -anticipadamente- el borrador de una ponencia que el Jesuita Joseph Comblin (6) presentaría, para lograr su aprobación por parte de la Conferencia. Su título era: “La Doctrina de la Seguridad Nacional”. Siendo un tema ajeno a la Teología, Quarracino se lo envió a mi amigo Alberto Methol Ferré (7) -asesor laico del Cardenal- para que la estudiara. Siendo un tema de mi especialidad -como profesor de Estrategia- Methol me visitó y trabajamos dos días en un documento -que él expuso con éxito en la Reunión Preparatoria – bajo el título de “Refutación a la Tesis de Comblin” (8).
Terminada la Reunión Preparatoria, Comblin -de paso hacia Talca/Chile-, visitó a Methol y estuve presente en la reunión. Recuerdo sus palabras: “Tucho, pulverizaste mi ponencia en Puebla, con todo acierto. Yo he mentido a designio para conmover a los Obispos conservadores de Latino América”. Un año después -financiada por Fidel Castro- la ponencia era publicada como libro y distribuido en toda la región. Su tesis es: “La Doctrina de la Seguridad Nacional sirve como justificación para la represión política, en nombre de la seguridad y el orden”. Como sabemos, TODOS los partidos políticos la adoptaron como VERDAD y ella se mantiene aún hoy, como ÚNICA VERDAD, en los eternos Juicios de Lesa Humanidad en los TTOOFF de nuestra querida Patria.
Si bien los Concilios de nuestra Iglesia Católica tienen como objeto general “preservar, aclarar y fortalecer la fe, la doctrina y la disciplina de la Iglesia”, la Conferencia de Medellín no cumplió con tan loables fines. Un sector importante de nuestros pastores católicos habían perdido el rumbo impuesto por Nuestro Señor Jesucristo, a quien encontraron como precursor de Marx. La Conferencia de Puebla -que intentó reencausar la “disciplina de la Iglesia”- fue solo un paliativo.
La descomposición cultural europea -que llegó a arrojar a Cristo en la propuesta de su nueva Constitución- hizo metástasis en Iberoamérica y se incorporó al proceso revolucionario regional castro-comunista, que se había iniciado en 1959. En ciertos lugares, sacerdotes adoptaron el nombre de “Cristianos para el Socialismo” o se incorporaron a las bandas revolucionarias armadas -caso Puigjané- o actuaron desde el púlpito -caso Capitanio-. El cimiento religioso de la cultura regional se agrietó severamente y continúa fragmentado, como lo demuestran los usos y costumbres en curso.
El Papa alemán que sucedió a Juan Pablo II fue Benedicto XVI. Tenía ocho doctorados, hablaba diez idiomas, era autor de más de 160 libros y era considerado el teólogo más importante del siglo XX. Fue conocido como el Papa de “la Fe y la Razón” luego de su recordado encuentro televisivo con Jürgen Habermas. Le gustaba la música clásica y leer poesía. Era sencillo y humilde. Tenía 96 años y 72 años como sacerdote católico. Fue el Papa más longevo en la historia de la Iglesia Católica. Renunció como Pontífice al sentir que no tenía fuerzas suficientes para seguir ejerciendo su oficio y para dedicarse a llevar una vida de oración.
Luego de aquellos dos pontificados excepcionales, la “fumata bianca” de la chimenea de la Capilla Sixtina nos anunció que teníamos a un nuevo Papa, el Cardenal Jorge Bergoglio, electo el 13 Mar 13, a los 76 años y -desde entonces- Papa Francisco.
Los argentinos -que vivíamos en aquellos días el drama de una profunda y centenaria crisis-decadencia- sentimos que Dios no nos había olvidado. Un hombre de Buenos Aires -un porteño- iba a conducir a 1.400 millones de católicos en el mundo entero. Ello lo hacía el ciudadano más importante nacido en nuestra joven Patria Argentina. Era un signo positivo que nos alentaba a tener grandes y nuevas esperanzas en un renacimiento nacional, que no llegaba.
Esperábamos que el nuevo Papa intercedería por nosotros -por nuestra Argentina caída- para regresar a los días inolvidables del Primer Centenario. Sin embargo, al cumplirse más de una década de su Papado, aquella esperanza se ha esfumado. Hace unos pocos días, el más importante matutino de nuestra ciudad publicaba “Las desafortunadas declaraciones del Papa”. Citaremos solo un párrafo del citado artículo (9):
“El Sumo Pontífice no debería abandonar el tono pastoral y doctrinario de sus mensajes para incursionar en el terreno político local con juicios caracterizados por una llamativa liviandad. No pocos argentinos se han lamentado de que durante los primeros 11 años al frente de la Santa Sede, a lo largo de los cuales visitó más de 60 naciones, el papa Francisco por razones que no se alcanzan a entender, haya dejado al margen a su propio país. No han faltado quienes atribuyen esa reticencia del Sumo Pontífice a un especial empeño personal por no ser utilizado políticamente por los gobernantes de turno. Si así hubiere sido realmente, se explicaría aún menos la frecuencia con la cual ha opinado, de un modo u otro, sobre la situación argentina y sus principales actores. Así las cosas, ha llamado poderosamente la atención el abierto cuestionamiento hecho al gobierno nacional. Ha ido en ese sentido el Papa más lejos de todo lo que se le había escuchado respecto de anteriores administraciones, manchadas, como las protagonizadas por la familia Kirchner y sus conmilitones, por no pocos escándalos de corrupción. Particularmente chocante resulta que se critique el uso por parte de efectivos policiales argentinos de gas pimienta –un elemento no letal empleado por las fuerzas de seguridad de muchos países– y no se condenen con el necesario énfasis las atroces violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen que encabeza el dictador Nicolás Maduro en Venezuela”.
Simultáneamente con esta publicación Monseñor Héctor Aguer -Arzobispo Emérito de La Plata- (10) profundo conocedor de la Iglesia Argentina y en particular de su clero, publicó en La Prensa un severo documento, del que extraemos solo dos párrafos:
“El presidente del peronismo. El Papa Francisco anunció repetidas veces que su intención es visitar la Argentina; pero no lo hará: sabe que no le iría muy bien acá. Entonces, ahora, desciende al campo sucio de los debates políticos con un discurso insólito, de furia, contra el gobierno libertario del Presidente Milei. Nunca hizo la menor alusión a los gobiernos de Cristina Kirchner, que hundieron al país en la pobreza y la indigencia. Tampoco reaccionó ante el peor gobierno de la historia: el del inútil y golpeador Alberto Fernández, el hipócrita que presumía de feminista y le pegaba a su mujer. La fuente principal del discurso de Francisco ha sido, como otras veces, las noticias que le alcanza su amigo Juan Grabois”.
“La intervención de Francisco contra el gobierno argentino es una nueva expresión del progresismo papal; andar siempre para adelante, como ocurre con el peronismo y su búsqueda nunca alcanzada de la justicia social. El Papa opone la justicia social al gas pimienta: reprimir el piquete, impedir la protesta continua y la revuelta sería contrariar el dinamismo del Evangelio, el cual siempre debe ser releído. Así, el Concilio Vaticano II, sería una relectura del Evangelio según la cultura de la modernidad. Allí está el progresismo y el peronismo que hoy día reinan en Roma. Francisco es el presidente del peronismo, como ya hemos explicado en otras ocasiones”.
A la luz de nuestra reflexiones contenidas en los puntos 1. y 2. de este ensayo, hemos perdido la confianza y esperanza de que el Cardenal que vivió intensamente y en primera línea los acontecimientos del último medio siglo en Iberoamérica -y en particular en Argentina-, llevado al trono de Pedro como Francisco -Obispo De Roma-, impulse con energía la continuidad de la acción de sus predecesores para “guiar a la Iglesia en su misión evangelizadora y asegurar la fidelidad a su doctrina y tradición” y que -contrariamente- se haya inclinado hacia las graves desviaciones originadas en Medellín como lo evidencian las citas de los publicaciones citadas (9) y (10).
Un cercano camarada del Liceo Militar Grl Belgrano -ferviente católico- me hizo llegar una precisa síntesis y sus consideraciones sobre el mensaje del Papa Francisco: “No quiero dejar pasar más tiempo sin expresar mi consideración al mensaje del Papa Francisco en la Celebración del “10mo Aniversario del Primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares”:
Me pareció un error tremendo la participación del Papa Francisco en asuntos de la Política interna de la Argentina.
Asumió una información parcial y predicó en base a mentiras para la Audiencia Mundial.
Predicó la actitud violenta para reclamos sectoriales, tomando ejemplos de las escrituras. Jesús no nos invitó a luchar por la injusticia con violencia. Nos invitó a defendernos con la justicia del bien y la Misericordia.
Impregnó a la Pastoral Social de un pensamiento sectorizado, no integro, no misericordioso, propio de la Revolución del Siglo XX.
Los seguidores de los Movimientos Populares de Francisco en la Argentina, a los 10 años de su fundación, han dado sus frutos; los valoro por los frutos del Bien, de la Verdad Histórica, no de la Memoria; por la Tradición del Amor a La Patria; por la Fidelidad a la Libertad de la República, y la Constitución que invoca a la Fuente de toda Razón y Justicia.
Los Discípulos del Papa Francisco de los Movimientos Populares están siendo juzgados por corruptos, abusadores de los pobres, mentirosos, violentos, organizadores de movimientos contrarios a la Constitución Nacional, cómplices de la Justicia Social del Grl. Perón; del gobierno Kirchnerista y de los Foros Latinoamericanos que luchan por la Revolución Castro Chavista.
Los Discípulos de Jesús eran grandes Pecadores: Mateo, corrupto. Pedro, pecador. Santiago, violento. Simón, el celote, terrorista de la época. Judas, traidor. Él los transformo con su Misericordia.
Observó su Misericordia con los Pecadores. Rechazó el Pecado, que no podemos Tolerar.
Nosotros, pecadores, rezamos por el P. Francisco. Rechazamos todo Pecado.
En la Iglesia CABEMOS todos, santos y pecadores, pero NO CABE TODO.
CUANDO NO SOMOS CAPACES DE TENER MISERICORDIA CON EL PECADOR Y DE NO ACEPTAR EL PECADO, ENTONCES LO QUE SE INTRODUCE EN LA IGLESIA NO ES LA MISERICORDIA SINO LA TOLERANCIA, LO QUE SE INTRODUCE ES EL PECADO, NO LO OLVIDEMOS.
Desde nuestra humilde posición de analistas estratégicos volvemos a insistir en que nuestra crisis estructural es de origen “cultural y política”. El relativismo cultural europeo -“núcleo originante del Occidente Cristiano”– tiene su origen en la grieta de la “reforma”, la pérdida del rumbo social que impusieron sus guerras civiles y las consecuentes teorías sociológicas emergentes del “terror nuclear” en los años ´60 y ´70. Iberoamérica, -apéndice cultural del Viejo Continente- somatizó sus crisis y las sumó a las propias. No habrá recuperación de la identidad occidental, sin la recuperación del cristianismo y no habrá recuperación socioeconómica permanente sin restablecimiento cultural/moral, europea y americana. Por y para ello entender el mensaje divino:
“A Dios lo que es de Dios y al César, lo que es del César”.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 5, 2024
¿Qué hacer?
•
Por Teniente Coronel ( R ) Rodolfo Richter
El título de este pequeño trabajo es el mismo de una obra de Lenin que también se preguntaba qué hacer para concretar la Revolución Rusa. En nuestro caso sería una verdadera revolución que se concretaran nuestros anhelos con respecto a la Argentina que para muchos deben ser una utopía.
En las actuales circunstancias, de una decadencia sin precedentes de nuestro país, que podrían provocar conflictos internos de consecuencias gravísimas, es lógico preguntarnos ¿qué hacer?
Los militares y las personas que no lo son, pero entienden esa profesión, saben que ningún país que desea ser libre puede prescindir de las FFAA. Esto nos lleva naturalmente a preocuparnos, además de nuestras circunstancias personales o familiares, por el estado de la Defensa Nacional y sus FFAA.
Si bien durante años hemos escuchado la falacia “no hay hipótesis de conflicto”, síntesis de la poca importancia que se le ha dado a la Defensa Nacional, lo que está sucediendo en el resto del mundo debería alertarnos y reflexionar si es cierta o no la dura frase de Vo Gnuyen Giap, general del ejército de Vietnam del norte, de que el poder político se origina en la recámara de un fusil. Está claro que el origen de un proyecto político nace de una idea o de costumbres que se convierten en leyes, pero nunca ha faltado la fuerza para respaldarlo. Por ejemplo, la independencia americana necesitó de ejércitos y nuestra constitución se promulgó al amparo de un ejército que había triunfado en Caseros.
Hoy nuestras FFAA están desacreditadas, desarmadas y hasta perseguidas si vemos que los juicios, mal llamados, de “lesa humanidad” siguen vigentes después de más de 20 años. (El juicio de Nüremberg, después de la finalización de la IIº Guerra Mundial, duró menos de un año). El actual gobierno sólo ha dado una señal positiva cuando el presidente Milei dijo que los hombres de armas que están dispuestos a defender la Patria deben ser considerados héroes. Pero fuera de esa frase alentadora no hay nada nuevo favorable a las FFAA, salvo, al parecer, de terminar con los ascensos que dependían de la subordinación del ascendido al partido y no a sus méritos militares. Por supuesto que hubo muchas excepciones. Partido que gobernó sin ningún interés por esos méritos y qué, además, nunca tuvo reparos en demostrar su hostilidad hacia los hombres de armas.
Pero ¿cuál es la causa de esta situación que padecen nuestras FFAA? Básicamente son dos. La primera es el papel que nuestras FFAA jugaron en la lucha contra la subversión que representaba a uno de los protagonistas de la guerra fría: la Unión Soviética con su subordinado en América: Cuba; la otra, es el fracaso de los gobiernos militares para
detener la decadencia argentina, especialmente, el de 1976, con la Guerra de Malvinas como el hecho más relevante. En el primer caso se luchó con métodos legales e ilegales, estos últimos fueron la tortura y la desaparición de personas. Evidentemente, hubo generales contemporáneos al golpe de 1976 que sabían poco de lo que era una Guerra Revolucionaria donde aparte de ganar la guerra había que ganar la paz. Y ésta era difícil de lograr con la figura del desaparecido. Esto merece una aclaración: en el ejército y especialmente en la Escuela Superior de Guerra se estudió la Guerra de Argelia, qué si bien fue de liberación, también lo fue revolucionaria, tanto por su metodología como por los contenidos ideológicos de parte de los rebeldes. No obstante, en el estudio de la Guerra de Argelia no se repararon debidamente dos aspectos importantes:
Si estos dos conceptos se hubieran subrayado, las FFAA, Fuerzas de Seguridad y Fuerzas Policiales habrían sido aplaudidas y no condenadas.
La Guerra Revolucionaria argentina tuvo su génesis en el periodo que va desde 1959, cuando triunfa la Revolución Cubana y más precisamente desde 1961, cuando Fidel Castro declara el carácter socialista de la misma, hasta 1970 cuando el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y Montoneros declaran el inicio de la Guerra. Montoneros lo hizo asesinando al general Aramburu el 1º de junio de 1970 y el PRT creando el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), divulgando simultáneamente su pensamiento en el Vº Congreso partidario, a fines de julio del mismo año. Es de destacar algunas frases publicadas en Resoluciones del Vº Congreso y de los Comité Central y Comité Ejecutivo Posteriores, ediciones El Combatiente, 1973. Por ejemplo:
A partir de ese momento comenzó la Guerra Revolucionaria propiamente dicha. Los sediciosos, con su metodología guerrillera o terrorista, fueron enfrentados por el gobierno militar de 1966 a 1973 (Onganía, Levingston y Lanusse); por el gobierno peronista de 1973 a 1976 (Perón y María Estela Martínez de Perón). (No se cuenta el gobierno de Cámpora, “la primavera de Cámpora”, porque fue afín a Montoneros) y finalmente por el gobierno militar de 1976 a 1983 (Videla, Viola, Galtieri y Bignone).
El gobierno militar fracasó Por tres causas que lo condenaron:
Cuando el gobierno militar de 1976 cayó, producto, especialmente, de la derrota de Malvinas1, se conformó un frente hostil a todo lo que sea militar, que estaba formado, básicamente, por la izquierda en sus diferentes manifestaciones, desde moderadas a extremas, y la partidocracia argentina. Por partidocracia hay que entender la parte de la política que carece de una visión nacional, incluso provincial o municipal, y sólo procura el bien personal o sectorial. La partidocracia también se caracteriza por sus prácticas feudales. Tenemos provincias que son feudos, donde posiblemente hasta exista el derecho de pernada, además de privilegios escandalosos, que también se dan en el plano nacional y una corrupción sin precedentes.
En cuanto a la izquierda, fue coherente con su ideología: para ella la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases entre opresores y oprimidos que en distintas épocas tomaron el nombre de hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos y finalmente, burgueses y proletarios. La lucha de clase comenzó cuando algunos hombres dejaron de vivir de la caza y de la pesca porque aprendieron a labrar y cultivar la tierra y a domesticar animales. Eso los puso en una situación favorable sobre los otros qué si no tenían éxito en la caza y en la pesca, debían trabajar para el propietario de la tierra y de los corrales de los animales domésticos. Según el marxismo allí nace la explotación del hombre por el hombre y con ella el Estado que es definido como el órgano de opresión de una clase por otra. La última defensa de ese Estado, sinónimo de opresión, son las FFAA. Si las FFAA son destruidas, desaparece el Estado que oprime y embrutece, desaparecen las clases por el triunfo de los oprimidos sobre los opresores, que ya no lo son porque quedan proletarizados al perder la propiedad de los medios de producción. Al no existir más la opresión de una clase por otra, por definición, desaparece el Estado. Sin la dialéctica del mando y la obediencia comienza un mundo idílico. Esto significa la creación de un nuevo Paraíso Terrenal, pero sin Dios que es una ficción creada por los opresores para consolar a los vencidos.
1 En otros países de Latinoamérica se realizaron juicios contra miembros de las fuerzas legales que habían cometido excesos en la lucha contra las organizaciones subversivas. Sin embargo, en ninguno de esos países los condenados fueron tan numerosos y los juicios duraron tanto tiempo. Según algunos analistas militares extranjeros, la diferencia fue la Guerra de Malvinas. Un hecho imperdonable para dos potencias mundiales, EEUU y Gran Bretaña, que tienen la capacidad de influir en los asuntos internos de los países de centro y sud américa, oprimidos. De esa manera, el marxismo se convierte en una religión, cuyo Dios es la nueva humanidad, y que teniendo al Paraíso cómo meta, todo es válido, incluso la violencia y la mentira, como sucedió en la década del 70 y posteriormente, donde la izquierda no ha tenido tapujos en mentir, sistemáticamente, sin hacerse ningún cuestionamiento.
El otro componente del frente anti militar es la partidocracia argentina, una de las más ineficientes y corruptas de Sudamérica. Por su cortísima mirada de la realidad, vieron a las FFAA como un rival político, como el “partido militar” golpista, aunque nunca se hicieran cargo de su participación en los mismos, y no como el muro de defensa de la nación. A la partidocracia les caben las mismas palabras que Oswald Spengler, en su obra Años decisivos utilizó para referirse a lo que él llamaba el “sentimentalismo trasnochado” que presidía las corrientes teóricas de los siglos XIX y XX:
Ve las cosas humanas, la historia y el destino político y económico desde abajo, pequeña y mezquinamente, desde el respiradero del sótano, desde la calle, el café de literatos o el mitín, no desde la altura y la lejanía. Toda clase de grandeza, todo lo que sobresale, impera o le es superior, le es odioso, y para él la actividad constructiva consiste en la demolición de todas las creaciones de la cultura, el Estado y la sociedad hasta el nivel de las gentes pequeñas, sobre el cuál no se alza comprensivamente su pobre sentir. ….
La partidocracia también pensó en construir, por un tiempo prolongado, o para siempre, un chivo expiatorio que tapara sus propias culpas y por ese motivo trasladó las del gobierno militar a las FFAA. El gobierno militar no podía ser el chivo expiatorio para siempre porque ya no estaba, pero las FFAA sí. No faltó en ese frente anti militar el aporte de Gran Bretaña que, a través de su embajada en Buenos Aires, apoya al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) (ver la página web del CELS), organización supuestamente de Derechos Humanos a cargo del terrorista Horacio Verbitsky, que por razones obvias quiere ver a nuestras FFAA destruidas. A Gran Bretaña también le interesa que las FFAA argentinas no estén o estén reducidas a su mínima expresión, ya sea para no tener que fortificar Malvinas o por algún motivo inconfesable como podría ser la pérdida de la Argentina de una parte de su territorio patagónico.
La carga contra las FFAA comenzó con el gobierno de Alfonsín y el ala izquierda de su partido “La Junta Coordinadora Nacional” o simplemente “La Coordinadora”, harto sospechosa de haber sido cómplice del ataque a la Tablada protagonizado por la organización terrorista Movimiento Todos por la Patria (MTP). Al respecto recomiendo la lectura de la obra de Enrique Gorriarán Merlo Memorias de Enrique Gorriarán Merlo, Buenos Aires, Planeta, 2003, donde confiesa que antes del ataque al cuartel de La Tablada, estando él en calidad de prófugo de la justicia, se reunió con Enrique “Coti” Nosiglia, ministro del interior y con Ricardo Gil Lavedra, miembro del tribunal que juzgó a las Juntas Militares y luego Ministro de Justicia y Derechos Humanos durante el gobierno de Fernando de la Rúa. También hubo avisos de que el MTP, que fue fundado en Nicaragua, no era un espacio político progresista sino una simple reconversión del ERP. Gorriarán Merlo dice en su libro que cambiaron de nombre, pero “éramos los mismos”. Es muy interesante ver el curriculum de los que fundaron el MTP; varios de ellos fueron miembros de organizaciones de DDHH (Eduardo Luis Duhalde2; Manuel Gaggero; Jorge Baños; Luis Lea Place; Juan Antonio Puijgané, Alfredo Seydell y Luis Baronetto). También había sacerdotes católicos enrolados en “los curas del Tercer Mundo” y en la “Teología de la Liberación”, tal el caso de Rubén Dri, sacerdote salesiano que escribió, entre otras obras: Autoritarismo y democracia en la Biblia y en la Iglesia, Buenos Aires, Biblos, 1996; El movimiento antiimperialista de Jesús. Jesús en los conflictos de su tiempo, Buenos Aires, Biblos, 2004 o Miguel Ramondetti, fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM) que escribió: “…imposible prescindir del planteo de la lucha. Tiene que haber una lucha a fondo, encarnizada, contra esos seres humanos e instituciones internacionales responsables de lo que está pasando en el mundo”.
Cuando se juzgó a los terroristas del MTP, el tema se circunscribió a lo ocurrido dentro del predio del cuartel con lo cual no hubo ninguna investigación de cómo entraron las armas anti tanques rusas proveniente de Nicaragua. Finalmente, después de unos años, sin haber cumplido la condena, todos los terroristas fueron indultados por los presidentes Eduardo Duhalde y Fernando de la Rúa. Actualmente el único condenado por ese hecho es el jefe de las tropas que recuperaron el cuartel, el general Arrillaga.
La partidocracia argentina, como era su plan, no podía contentarse sólo con el juicio a las Juntas Militares y luego mirar para adelante. Miró para atrás y comenzó una campaña de desprestigio de la FFAA, sin precedentes. Sobre la Guerra de Malvinas se repitió hasta el cansancio que los oficiales eran crueles con los soldados, “chicos de la guerra” llorones, a quienes los dejaban sin comer. Todas las muestras de valor y resistencia de las fuerzas argentinas fueron ocultadas, y la rendición, que se hizo inevitable, ante un enemigo muy superior tecnológicamente, apoyado además por EEUU, fue el punto de partida para desacreditar a las FFAA. Recién ahora empieza a salir a la luz el coraje y el enorme sacrificio de nuestros hombres.
2 Eduardo Luis Duhalde estuvo a cargo de la Secretaría de Derechos Humanos cuando ésta, en 2009, falsamente, hizo aparecer como asesinados a los dos guerrilleros que murieron en el combate de Pueblo Viejo, el primero de la Operación Independencia. La Secretaría de Derechos Humanos no pudo acusar a ningún integrante del Equipo de Combate que protagonizó ese enfrentamiento porque reparó tarde que tanto la revista Estrella Roja como El Combatiente que editaban el ERP y el PRT, respectivamente, daban cuenta que esos guerrilleros murieron combatiendo y no como consecuencia de un asesinato.
Los partidos políticos mayoritarios: el peronismo y el radicalismo ya venían con un ala izquierda cuyo origen estuvo dado por una idea de los socialistas a saber: la izquierda no puede triunfar si no tiene un movimiento nacional como el peronismo. Por lo tanto, hay que entrar en ese movimiento, el peronismo, y correrlo hacia la izquierda. A esa estrategia se la llamó “entrismo”, así nació Montoneros, Con el radicalismo sucedió algo similar, la “Coordinadora”, que poco tenía que ver con el radicalismo original, simpatizaba con el ERP. La mayoría de los principales cuadros del ERP provenían de familias radicales, como por ejemplo Gorriarán Merlo.
La campaña de desprestigio de las FFAA se montó sobre la base de una verdad irrefutable que impactó en la conciencia de los argentinos: los desaparecidos; unos 8.900 u 8.700, según las investigaciones más serias y 30.000 según un relato que a pesar de haberse demostrado que es falso, se sigue insistiendo con ese número. Pero sobre esa verdad se montaron muchas mentiras y muchos olvidos, aquellos que no convenían al “relato”, nombre que adquirió la versión tergiversada de la violencia de los setenta.
En el olvido quedaron los siguientes crímenes cometidos por el terrorismo:
La campaña de desprestigio estuvo motivada por las razones ideológicas, ya comentadas, de la izquierda, y por razones de oportunismo político, incompetencia e irresponsabilidad, de la partidocracia.
La campaña de desprestigio de las FFAA, también contó con una deformación del lenguaje que fue muy importante a la hora de difundirla a la sociedad. Los sediciosos terroristas fueron catalogados como “militantes”, adjetivo impuesto por el presidente Néstor Kirchner; los miembros de las FFAA, Fuerzas de Seguridad y Fuerzas Policiales que combatieron a los sediciosos fueron llamados “represores” con lo cual se negaba la existencia de combates, además de toda la carga negativa que adquirió ese término; los lugares de reunión de detenidos (LRD), contemplados en un reglamento militar aprobado por un gobierno constitucional para el caso de una lucha contrainsurgente fueron llamados Centros Clandestinos de Detención; El término crimen de “lesa humanidad” fue usado para cualquier tipo de crimen cometido por las fuerzas legales con lo cual se convertía en imprescriptible y a todos los militares presos se los llamó genocidas. Alberto Fernández, el último presidente kirchnerista, era proclive a emplear ese término. Paralelamente, la bomba que Montoneros puso en un comedor dependiente de la Policía Federal, donde murieron 22 personas y aproximadamente 90 fueron heridas, muchas mutiladas, se definió como un crimen común prescripto por el tiempo.
El “relato”, en lo que respecta a la Guerra Revolucionaria, se montó sobre la verdad ya nombrada y sobre las siguientes falsedades.
1. En la Argentina no hubo una Guerra Revolucionaria. Falso.
Se ha examinado la situación preexistente a marzo de 1976, signada por la presencia en la República del fenómeno del terrorismo que, por su extensión, grado de ofensividad e intensidad, fue caracterizado como guerra revolucionaria.3
3 En el capítulo V, Cuestiones de Hecho del fallo, el Tribunal dijo: El objetivo último de esta actividad fue la toma del poder político por parte de las organizaciones terroristas, algunas de las cuales incluso intentó, como paso previo, a través de los asentamientos en las zonas rurales de Tucumán ya mencionados, la obtención del dominio sobre un territorio, a fin de ser reconocida como beligerante por la comunidad internacional. Y en otro pasaje del mismo fallo: Aunque ello no quita gravedad objetiva a los delitos cometidos, corresponde hacer mérito de que los hechos juzgados se produjeron como reacción a los criminales ataques que la sociedad y el Estado argentinos sufrieron por parte de las organizaciones terroristas. Esa agresión, además de haber debilitado la fe en la aptitud de los medios legales para la preservación del orden y los derechos individuales, produjo una angustiosa sensación de inseguridad sin la cual estos hechos no hubieran podido ocurrir.
a. La existencia de una o más organizaciones políticas militares que tienen como objetivo tomar el poder por la fuerza a fin de instaurar un régimen totalmente distinto al existente.
Dos fueron las organizaciones político militares, entre muchas otras menores4, que estuvieron en capacidad de intentar tomar el poder por la fuerza: el PRT – ERP y Montoneros, vigentes durante 6 y 10 años respectivamente. El PRT – ERP, se reorganizó años después, desde el exilio, bajo otro nombre: Movimiento Todos por la Patria (MTP) y atacó el cuartel de La Tablada en enero de 1989 siendo completamente derrotado.
b. La capacidad de esas organizaciones (en la Argentina fueron dos) de enfrentar a las Fuerzas Armadas, Fuerza de Seguridad y Fuerzas Policiales.
Esa capacidad la prueban los 8 cuarteles militares que fueron atacados; los cuantiosos pueblos, puestos de guardia y comisarías tomadas, la apertura de un frente rural en la provincia de Tucumán y las bajas causadas en las fuerzas legales.
c. La capacidad de esas organizaciones de obtener cierto consenso político.
Tuvieron la capacidad de obtener cierto consenso político aprovechando el fracaso del gobierno militar de 1966 – 1973. Durante el gobierno de Héctor Cámpora (1973), por ejemplo, que duró sólo 49 días y que fue llamado “la primavera de Cámpora” por la extrema izquierda, ésta gozó de cierto consenso político. Esa fue una de las razones por la cual Perón lo indujo a Cámpora a renunciar a la presidencia.
d. La capacidad de esas organizaciones de crear un estado de cuestionamiento, anarquía, inseguridad y miedo, afectando el ámbito político, social, laboral, productivo, etc.
Tal fue el estado de anarquía, miedo y terror que crearon en la sociedad argentina (1100 civiles inocentes asesinados, hombres, mujeres y niños; 4380 bombas, etc.) que la misma sociedad que había aplaudido el fin del gobierno militar de 1966 a 1973, pedía a gritos que los militares se hicieran cargo. Intuían o sabían que la clase política argentina o gran parte de ella, la partidocracia, se negaría a asumir esa responsabilidad por cobardía, falta de patriotismo o incapacidad para afrontar esos momentos.
4 Otras organizaciones subversivas menores fueron: Uturuncos, Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP); Fuerzas Armadas de la Revolución Nacional (FARN); Organización Comunista Poder Obrero (OCPO); Fuerzas Armadas de Liberación (FAL); Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR); Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), etc.
e. La existencia de una potencia extranjera que apoya a la o las organizaciones revolucionarias.
Cuba fue la potencia extranjera que exportó su revolución al resto de América y que para tal fin creó centros de instrucción militar, como el de Pinar del Río, donde se prepararon muchos revolucionarios de toda América.
No olvidar qué Entre el 3 y el 15 de enero de 1966 se celebró en La Habana, Cuba, la Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina, (OSPAAAL), llamada también Tricontinental, que tenía como objetivo coordinar las acciones revolucionarias en los países del Tercer Mundo. El enemigo de los pueblos en vías de desarrollo fue definido como el Imperialismo cuyo principal representante eran los EEUU.
Fidel Castro, en el discurso de cierre y en relación al caso particular de Latinoamérica, dejó los siguientes conceptos:
La OSPAAAL representa los movimientos revolucionarios de tres continentes, que tienen una común posición antiimperialista.
En muchas naciones de América se dan las condiciones plenas para la lucha armada revolucionaria.
En la América Latina los pueblos no deben luchar solos contra el imperialismo. Debe haber una estrategia común, una lucha común y simultánea
Los revolucionarios deben invertir las energías en el trabajo práctico y no en teorizaciones, y deben comprender que más tarde o más temprano tendrán que tomar las armas.
En este continente la lucha asumirá las formas más violentas.
¡A prepararse!
En 1967, también en La Habana, Cuba, se llevó a cabo otra conferencia llamada Organización Latino Americana de Solidaridad
(OLAS) que era, en síntesis, similar a la OSPAAAL o Tricontinental, pero referida a Latinoamérica, exclusivamente.
En estos temas hay que explicar el papel que jugó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) o simplemente la Unión Soviética.
La Unión Soviética, ya en la década del 50, tenía como estrategia principal para su penetración en otros países, la revolución cultural, siguiendo la idea del comunista italiano Antonio Gramsci (1891 – 1937). Los jóvenes revolucionarios de la época, especialmente latinos (italianos, españoles y centro y sudamericanos), encandilados con la revolución cubana primero y la guerra de Vietnam, después, consideraron la nueva estrategia soviética cómo propia de viejos aburguesados. Éstos, lejos de enfrentarlos, no objetaron que se lanzaran a la lucha armada ya que podían convertirse en un ataque de distracción de occidente que favorecería el ataque principal: la lucha cultural. (Al respecto ver de Luis Alberto G. Somoza, su tesis doctoral La explotación subversiva de la desorganización social en la argentina: el “foquismo” como operación de velo y engaño. (un estudio de caso).
f. La existencia de grupos civiles que dejan de ser meros espectadores en la lucha entre las fuerzas legales y las revolucionarias para involucrarse en una u otra.
Este aspecto de la Guerra Revolucionaria, el que afirma la existencia de grupos civiles que dejan de ser meros espectadores en la lucha entre las fuerzas legales y las revolucionarias para involucrarse en cualquiera de los dos bandos puede cuestionarse.
Sin embargo, hay dos realidades que le quitan fundamento al cuestionamiento. En relación al bando revolucionario, además del PRT – ERP y Montoneros, que fueron las organizaciones más importantes, aparecieron otras pequeñas, casi espontáneamente, con matices ideológicos y metodológicos disímiles y particulares, que nos demuestran que hubo sectores sociales que se involucraron por mótu propio sin ningún mandato por encima de ellos. Por el lado contra revolucionario, sectores del peronismo, como el sindical, fueron fieles a la parte ortodoxa del partido y hostil a Montoneros, el ala izquierda del mismo partido, tolerada por Perón por razones tácticas, pero finalmente enfrentada.
En la llamada “Masacre de Ezeiza”, donde una multitud se estaba reuniendo para recibir a Perón en su definitivo regreso del exilio, se enfrentaron en una batalla campal, la izquierda y la derecha peronista. Los contendientes estaban bien armados y no hubo ninguna participación de las FFAA, Fuerzas de Seguridad o Fuerzas Policiales. Julio Bárbaro5 afirma que la Triple A (Asociación Anti comunista Argentina), organización de ultra derecha, cuya autoría intelectual se le atribuye al mismo Perón y que respondía con crímenes a los crímenes llevados a cabo por las organizaciones subversivas de la ultra izquierda, no fue la única causante de los mismos ya que hubo grupos del peronismo ortodoxo que no pertenecían a la Triple A y que también ejecutaron represalias armadas. Y si bien la población en general no participó del conflicto, no obstante, tuvo una parte que tenía sus simpatías por alguno de los dos bandos. Esto nos demuestra que no toda la sociedad fue espectadora del conflicto y que el mismo no fue exclusivamente entre las fuerzas legales y las sediciosas.
5 Julio Donato Bárbaro (Buenos Aires, 1942 – ) es un escritor, pensador, profesor y político argentino peronista. Licenciado en Ciencias Políticas, fue diputado nacional (1973-1976), secretario de Cultura de la Nación (1989-1991) durante la presidencia de Carlos Menem, e interventor del Comité Federal de Radiodifusión (COMFER) (2003-2008), durante las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Más afín al peronismo ortodoxo, continuó su labor escribiendo libros y artículos para publicaciones periódicas como su columna semanal en Infobae.
6 Conversación de Arnol Kremer con Fidel Castro cuando el argentino fue a pedirle ayuda para abrir el Frente Rural en Tucumán. La conversación fue contada por Kremer al autor de esta nota.
de Chile, formó parte de una organización supra nacional llamada Junta de Coordinación Revolucionaria (JCR) cuyo objetivo era la coordinación de las acciones revolucionaria en el llamado cono sur de América.
Cuando se cuestiona la supuesta insignificancia de la guerrilla en Tucumán recordando a los oficiales, suboficiales, soldados, gendarmes y policías que cayeron en esa provincia, el “relato”, cínicamente, afirma que murieron por fuego de la propia tropa por impericia. Daniel Gutman, por ejemplo, en su obra Sangre en el Monte. La increíble aventura del ERP en los cerros tucumanos, Buenos Aires, sudamericana, 2010, en un intento de demostrar la impericia del ejército narra una historia absurda donde un subteniente se pierde en el monte durante una semana junto con su sección. Cuando me crucé con Gutman, que me había entrevistado para su libro, le dije que una de las primeras instrucciones que recibe un cadete en el Colegio Militar es el manejo de la carta y la brújula y las prácticas de la llamada navegación terrestre. Agregué que en la zona de operaciones de Tucumán había muchos puntos de referencias como para perderse. Y le di una serie de ejemplos. No me contestó. También me resultó
indignante el escrito de un periodista tucumano que dijo que el teniente 1º Cáceres, en el momento en que quiso rescatarme porque había quedado herido en el combate de Pueblo Viejo, no fue abatido por un guerrillero sino por la propia tropa por impericia. Cuando le dije a ese periodista, al que no vale la pena nombrarlo, que yo sabía cómo murió Cáceres porque estaba a mi lado, me contestó: “pero vos no viste la autopsia”. Una muestra más de hasta qué punto la izquierda apela a la falsedad cuando se trata de escribir la historia de un conflicto revolucionario.
7 Es muy probable que el número 300 haya sido arbitrariamente elegido por razones de propaganda, a fin de asociarlo a los 300 espartanos que defendieron heroicamente las Termópilas en la guerra contra los persas, heroicamente en combate. El concepto de lucha de clases era extraño al pensamiento de los cadetes de los institutos militares donde el espíritu de cuerpo salvaba las diferencias sociales. Lo mismo ocurría con los soldados conscriptos.
Cuando Néstor Kirchner llegó al poder en 2003, lo hizo tan sólo con el 22 % de los votos ya que su contrincante, Carlos Menem, no se presentó al ballotage. Para legitimarse y adquirir consenso hizo un pacto con Horacio Verbitsky. Por el mismo la izquierda apoyaría a Kirchner sin objetar el aumento de la pobreza y la corrupción. Como contra partida Kirchner se comprometió a darle a la izquierda, incluyendo la violenta:
A partir de ese momento, la campaña de desprestigio de las FFAA, FFSS y FFPP, se profundizó más, sobre todo durante los mandatos de Cristina Fernández de Kirchner, que en su calidad de peronista de izquierda (término contradictorio en sus partes porque el peronismo nació como un movimiento de derecha con influencia facsista) no ocultaba su odio a Perón en reuniones privadas.
Para que nuestras FFAA vuelvan a tener la capacidad de defender el territorio nacional (el 8º más grande del mundo) no basta con elevar el presupuesto para reponer el armamento y mejorar los magros sueldos, sino que se debe comenzar por fortalecer los valores espirituales que debe tener un soldado. Desde 1983 hasta el fin del kirchnerismo se trató de anular esos valores además de intentar crear un complejo de culpa en los militares. La disciplina, valor esencial de cualquier ejército, fue asociada al despotismo; la autoridad al autoritarismo y el espíritu de cuerpo que hace compacta a cualquier fuerza armada, fue descalificado como espíritu sectario o de casta. Lamentablemente hubo jefes que aceptaron una relajación de estos valores para estar de acuerdo a los “nuevos tiempos” que lejos de ser modernos, eran disolventes.
También hay que devolverle el prestigio a las FFAA, que es cuestionado y lo seguirá siendo cada vez que se presente una oportunidad. El valor más importante de un ejército está dado por los factores espirituales, antes que los materiales. No olvidar a Karl Von Clausewitz qué en su famosa obra De la Guerra, leída en todas las academias del mundo, dice:
Y bien pudiéramos decir que lo físico es la empuñadura de madera, mientras que lo moral es el noble metal de la hoja; por consiguiente, la verdadera y resplandeciente arma que hay que manejar.
Además de fortalecer los valores morales es necesario disolver el “relato” que durante 40 años no cesó de difundirse, incluso en los colegios primarios, dejando hasta el día de hoy un residuo negativo. Es ingenuo creer que el tiempo disolverá el relato. Podrá creerse que eso va a suceder, pero si no se lo disuelve, si no se denuncia sus falacias, no hay duda que volverá a aparecer.
Ya han aparecidos voces, denunciando las falacias, como por ejemplo las de D’Angelo, Márquez; Villaruel, Di Paquale, etc. La ciudadanía ya no ve a nuestros Veteranos de Guerra como “los chicos de la guerra” que allá por la década del 80 y del 90 se los hacía desfilar para que la gente dijera ¡pobres! en vez de sentirse orgullosa de ellos. Anteponer el sentimiento de lástima por el de orgullo fue una forma perversa de no reconocerles el valor demostrado. Pero a pesar de la existencia de las voces que denuncian la mentira, el camino es largo. No obstante, de la misma manera que existió un movimiento de estudios históricos argentinos que se llamó “revisionismo” (algunos lo entendieron mal y en vez de revisar pretendían poner toda la historia al revés) también creo que, inevitablemente, habrá un revisionismo histórico sobre la Guerra Revolucionaria y la de Malvinas. Sobre esta última el revisionismo ya empezó.
Entonces, cuando nos preguntamos ¿Qué hacer? para tener las FFAA que la Argentina necesita, en principio hay que dejar de lado las soluciones erróneas. Hay un argumento absurdo que se está difundiendo en parte del ejército que se podría sintetizar en la frase “nosotros no somos el ejército de los 70, nosotros somos otro ejército”. ¡Qué ingenuidad!! La única forma de que los enemigos del ejército cesen en su campaña de desprestigio y desarme es que deje de ser un ejército nacional y se convierta en el ejército de un determinado Partido y de una determinada ideología aceptando, además, renegar a parte de su historia. Creo que se trata de una manera cómoda y hasta cobarde de no hacerse cargo de nada. Hay que enfrentar la realidad tal cual es. Refutar todo lo que es refutable, que es mucho; aceptar lo que no se puede refutar y enorgullecerse de muchas acciones militares, en donde no faltan las de Malvinas y las de la Guerra Revolucionaria. También hay que evitar la tentación de muchos políticos de hacer del ejército la fuerza armada de un Partido. Eso sería una guardia pretoriana. En Roma los pretorianos eran los encargados de proteger al César, pero muchas veces terminaban envueltos en intrigas palaciegas. Fueron los legionarios, comandados por centuriones, y no los pretorianos los que hicieron la grandeza de Roma. Fueron esos legionarios los que en la frontera del imperio seguían creyendo en la grandeza de Roma, aun cuando ésta empezaba a no creer en ella misma. Fueron esos legionarios los que no abandonaron su puesto de guardia en el confín de la frontera.
Cuando se removieron las ruinas de Pompeya se encontraron muchos cadáveres al que los había alcanzado el flujo piroclástico de la explosión del volcán Vesubio. Estaban en la misma posición en que los alcanzó ese flujo mezcla de gases volcánicos, de altísima temperatura, y materiales sólidos incandescentes que los cubrió instantáneamente. Allí se encontró el de un legionario en la posición en que montaba guardia. Es decir que no abandonó su puesto ni su postura ante semejante peligro. Para los subversivos de una guerra revolucionaria o para los corruptos que pretenden hacer del ejército una guardia pretoriana, ese legionario es el arquetipo que tienen que destruir diluir o evitar que se forme. Y por lo tanto, por el contrario, ese es el arquetipo que debemos mantener para el bien de la República. Los Estados soberanos, con afán de grandeza y permanencia, lo hacen; los que están predestinados a desaparecer, no. Entonces, cuando nos preguntamos ¿qué hacer? para que las FFAA puedan cumplir con su misión de defender a la Patria, la respuesta correcta es la siguiente:
Es cierto que la realidad exige encarar simultáneamente todos estos aspectos. Pero no se puede dejar de lado el orden de importancia descripto.
Ese es el desafío actual de nuestras FFAA.
Envío y colaboración: Sr. Eloy Martin.
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 10, 2024