Estamos por conmemorar el día del Veterano y de los caídos en la guerra de Malvinas y en los medios se desato una guerra mediática en donde se enlazan y confunden temas de enorme importancia como el aborto y su legalización; la tiranía de los jueces contra los presos con enfermedades terminales; los derechos humano, el tema Astiz y el golpe de estado de 1976, entre muchos más. Pero estimo que no se puede olvidar que el 2 de abril de 1982, la dictadura cívico-militar inició el desembarco de tropas en las islas Malvinas, usurpadas por Inglaterra desde 1833. Leyendo un excelente libro sobre “La pasión según Malvinas” del entonces corresponsal de guerra Nicolás Kasanzew, me vino a la memoria cuando paraguayos y bolivianos se trenzaron en una guerra, dejando atrás un período de cinco años de ataques crónicos en la frontera. Debieron luchar por intereses extranjeros que se disputaban la explotación del petróleo en ricos yacimientos del Chaco. Una guerra evidentemente injusta. Pero una guerra, una vez declarada es, se lo quiera o no, una guerra de la Nación.Es la Nación la que -quizás- se beneficie con el triunfo, y es la Nación la que -con toda seguridad- ha de perjudicarse con la derrota. Lucharon bolivianos y paraguayos con bravura, con abnegación, haciendo gala de amor a su patria. Y cuando reinó la paz cada nación rindió homenaje a sus héroes, a sus queridos muertos, a los venerables veteranos. Al concepto general de que los ciudadanos son iguales, bien vale la pena modificarlo separando dos clases: el ciudadano común y los héroes de guerra, los que han jugado su vida por la patria y se merecen todos los honores, todos los privilegios, todas las atenciones, todas las desigualdades a su favor. En el Paraguay los héroes sobrevivientes aún hoy son tratados con reverencia. Que la comunidad ofrende su respeto a los que han perdido la vida por defenderla y a los que no ha sido voluntad de Dios llevarlos, pero igualmente la expusieron ante el enemigo, es una obligación nacida de la más elemental decencia. Seríamos unos canallas despreciables regateando ese homenaje. Pero, además, honrar a los que nos defendieron es la mínima política de conservación, de defensa. Ver que a los que han expuesto su vida por la patria se los aplaude los 2 de abril y que los demás días tienen que andar buscando un trabajito es un despropósito. Debiera ser la sociedad la que espontáneamente se ofrezca a que se les conceda algún beneficio de los que los burócratas usufructúan como merecidas conquistas sociales. ¿No es acaso una vergüenza aceptar que somos una sociedad que no se merece el esfuerzo de sus hijos? La Argentina -Gracias a Dios- tiene héroes que le han ofrendado la vida. Unos la perdieron. El primero el teniente Pedro Giachino, muerto sin siquiera defenderse, en cumplimiento del plan impuesto de no hacer daño al enemigo. Post mortem fue ascendido a capitán de fragata y -el 4 de abril de 1982- sepultado en el cementerio de Punta Alta. Se cumplía con la obligación de honrar a los héroes, y también se rindió honores a los restos mortales del soldado Mario Almonacid. Muchos héroes de tierra mar y aire murieron, y son igualmente respetables los que pusieron su pecho al peligro y no murieron. Quizás un emblema de todos ellos, de los vivos y de los muertos, sea el abnegado teniente Giachino. Podría su nombre ser bandera de lo que significó ponerlo al estado al servicio de un interés permanente de la nación. Que se haya llegado a la derrota significa que a la nación hay que defenderla mejor, no que no deba defendérsela. Aquel gobierno militar inmediatamente después -lo mismo que los gobiernos civiles que lo sucedieron- , se impuso la tarea de “desmalvinizar“, y para desmalvinizar se considera a los respetables veteranos como a simples “chicos” a los que es preciso tirarles alguna propina. Y no es así. Ellos, como Guachineo, se merecen el homenaje permanente de la Patria! Como también los que hicieron el supremo sacrificio personal de exponer sus propias vidas y las vidas de sus enemigos por una causa superior. El artículo 21 de la Constitución dice que “todo ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la patria…”, y se supone que armarse no significa esgrimir armas de juguete para realizar un desfile sino empuñar armas de verdad para realizar el supremo desatino, la magnífica locura, de exponer la vida por un bien superior que nos envuelve a todos. Tampoco puede negársele a él -ni a ningún otro argentino- el acierto en su propósito de recuperar y defender el territorio nacional y el de emplear la violencia cuando las pacíficas negociaciones han fracasado a lo largo de siglo y medio. Seguramente la violencia no es ni ha sido el camino eficaz pero el objeto, que la hermanita perdida vuelva a casa, ¿no es el mayor logro al que puedan aspirar los que tienen a su cargo la defensa de la nación?
En homenaje a todos aquellos caídos por la patria, un homenaje al que se pliega en ocasional enemigo y no la propia tierra que protegieron. María Delicia, madre del héroe de Malvinas, Pedro Giachino, un una historia singular.
Una experiencia personal
Hoy quiero compartir con mis compatriotas…UNA EXPERIENCIA PERSONAL…
Lo que voy a narrar es un hecho vivido hace muy pocos días y que ha dejado en mi y me atrevo a decir en todas las pocas personas que participaron de él, un profundo sentimiento de amor a Dios y la Patria…
Alrededor del 20 del mes pp, recibí una llamada telefónica en la cual se me hacía saber que el SR. AGREGADO MILITAR DE LA EMBAJADA DEL REINO UNIDO ROBIN SMITH, quería conocerme y presentarme su saludo.
[ezcol_2third]
María Delicia Rearte de Giachino,
Madre del Capitán Pedro Giachino héroe de Malvinas
[/ezcol_2third]
[ezcol_1third_end]
Robin Smith, Comodoro de la Fuerza Aérea Real
Agregado Militar y de Defensa (Buenos Aires)
[/ezcol_1third_end]
El Sr. Agregado y su señora, formaban parte de la comitiva que acompañaba al reconocido orfebre Juan Carlos Pallarols en su presentación en Mendoza de la campaña “DOS ROSAS POR LA PAZ”, una profunda y significativa iniciativa del artista que recorrerá todo el país, hasta ser depositadas en MALVINAS. El día 23 en la Legislatura Provincial a las 11 de la mañana se llevaría a cabo un sencillo Acto…
Ante esta sorpresiva llamada lo primero que respondí es que “no tengo ningún interés en confraternizar con los ingleses”… Se reiteró la llamada haciéndome saber lo privado, personal y afectivo que sería esa visita y analizando mis sentimientos, entendí la grandeza de la actitud del soldado inglés, Veterano de Afganistan y lo mezquino de mi proceder…
¡¡¡NOBLEZA OBLIGA…!!!” Acepté la visita en la seguridad de que el SR. CFIM (PM) D. PEDRO EDGARDO GIACHINO, aprobaba mi resolución…
Después del Acto en la Legislatura alrededor de las 12.30, los esperaría en mi casa. Vivo muy cerca de allí desde hace 50 años, sola desde hace 21 en que murió mi esposo, en un departamento muy sencillo, seguramente acogedor, pero humilde y que con la vetustez de quien lo habita se van notando también en él, los años… Pero aquel famoso dicho “ingles” la casa del hombre es su castillo… me conforta.
Llegaron puntualmente: el Sr. Agregado, su esposa, su Secretario, Pallarols y su fotógrafo, un amigo y mi hijo Alejandro. En mi living donde los recibí muy formalmente, tengo un importante retrato de mi hijo Pedro y la pared cubierta de fotos, recordatorios, diplomas, distinciones referentes a Malvinas y que he ido atesorando a través de estos 35 años….
Creo que ese momento será inolvidable para un soldado. Estar ante la mirada fría desde el fondo de la historia de otro soldado que su PATRIA había preparado para morir por ella. El Sr. Agregado se cuadró y pidió un minuto de silencios por los muertos en la Guerra de Malvinas, argentinos y británicos. Un minuto de profunda conmoción interior para todos. Sin sensiblerias, el homenaje cálido, hacia aquellos que en el Cielo gozan de la Paz Eterna, sin distinción de orígenes, grado ni misión…
Sé que el soldado que vive una guerra no vuelve más, ni vivo, ni muerto… por eso sentí ante este hombre que supo de la guerra y volvió, conmocionado ante la presencia intangible de un hombre que no volvió de la guerra, que una madre puede esconder en su corazón todo el dolor de Maria al pie de la Cruz… Se mantuvo una conversación hecha de silencios interiores y miradas húmedas, pero llena de comprensión y verdad. Sin falsas alabanzas, ni entrega de principios y convicciones. El Sr. Agregado me regaló una preciosa medalla de plata, obra de Pallarols, con la imagen de la Virgen Desatanudos y en el reverso mis iniciales. Sin absoluto ningún sentido ajeno a lo privado y personal del encuentro.
El secretario anotaba todo en una “bitácora” y la parte jocosa y que aflojó un poco las tensión emotiva del momento fue que ante un dibujo a lápiz de mi perfil, al mostrármelo le dije espontáneamente” me ha hecho igual a la Thatcher” lo que provocó la risa general, me pidió firmara el dibujo y escribió en el margen la frase mía…
Así terminó esa entrevista insólita, por lo menos para mí. No le doy ninguna trascendencia política, ni diplomática, ni histórica, solo un valor absolutamente íntimo y espiritual, que nos demuestra a los hombres y mujeres de nuestra Patria amada, que desde el 14 de Junio de 1982, permanece enterrada en Darwin bajo una enorme lápida con 649 nombres, bajo la dulce mirada de Maria de Lujan y a la sombra protectora de la Cruz, que el día sagrado de su Resurrección brillará cuando las tres noches del odio, de la venganza, del poder, de la soberbia, de la mentira, queden sepultadas en la oscuridad del infierno…
Esta ha sido mi reciente “Experiencia Personal”, que quiero entregar a mis compatriotas en la seguridad de que “se puede” cuando la Paz es la meta, la Caridad el motor y la Justicia el destino…
El diputado Balestra y su opinión sobre la imposición de los treinta mil desaparecidos en la provincia de Buenos Aires. Pedro Giachino hubiera cumplido 70 años y un compatriota lo recuerda.
[ezcol_1third]
Tergiversación
Una reciente ley de la provincia de Buenos Aires pretende oficializar la cifra de los supuestos 30.000 desaparecidos en el último gobierno militar. Dicho número contradice el informe oficial de la Conadep, que arrojó un número inferior a 8000, cifra esta última, confirmada recientemente por dirigentes de ideologías muy diversas. Pero, además, la citada ley es parte de la grosera tergiversación de la realidad, generada por el gobierno anterior, que, en su afán de imponer un pensamiento único, olvidó a las miles de víctimas del terrorismo apátrida, el que se alzó también contra un gobierno constitucional entre 1973 y 1976 (gobierno éste que, a su vez, ordenó en 1975 aniquilar el accionar de la subversión terrorista en la Argentina). Todo ello agraviando la verdad histórica mediante una memoria sesgada, consecuencia de la cual son los cuantiosos presos políticos, muchos de ellos muertos en cautiverio u hoy aún encarcelados en nuestro país. En tanto, aquellos terroristas que se alzaron en armas contra la Nación disfrutan de su libertad, obtenida con un criterio ideológico parcial y contrario a la legislación internacional, además de verse beneficiados por significativas indemnizaciones que no han recibido, en cambio, las víctimas del terrorismo.
Ricardo R. Balestra
Diputado nacional (MC)
[/ezcol_1third]
[ezcol_1third]
[/ezcol_1third]
[ezcol_1third_end]
Al capitán Giachino
Hoy, el capitán de fragata (PM) Pedro Edgardo Giachino hubiese cumplido 70 años. Es probable que no haya ningún acto de reconocimiento hacia este héroe, el primer hombre que derramó su sangre en la recuperación de las islas Malvinas, y que cayó ofrendando su vida valientemente. La presencia argentina en las Malvinas se la debemos a este corajudo capitán. Muchos hoy narran historias, presentan libros y cuentan su propia batalla, pero Giachino llevó desde Mendoza lo más preciado que tiene un hombre de armas, la gloria y el honor. Cayó en su bautismo de fuego con el enemigo. Y allí quedó.
Invoco a Nuestra Señora de la Soledad -patrona de las Malvinas- para que vele por el capitán. Cuando esta Nación reconozca a su héroes como se debe, su nombre quedará en el bronce, coronado de laureles. Que viva en cada uno de nosotros el merecido reconocimiento a todos los caídos.
Al concepto general de que los ciudadanos son iguales, bien vale la pena modificarlo separando dos clases: el ciudadano común y los héroes de guerra, los que han jugado su vida por la patria y se merecen todos los honores, todos los privilegios, todas las atenciones, todas las desigualdades a su favor.Que la comunidad ofrende su respeto a los que han perdido la vida por defenderla y a los que no ha sido voluntad de Dios llevarlos, pero igualmente la expusieron ante el enemigo, es una obligación nacida de la más elemental decencia.
Opinión
Estamos a horas de conmemorar el día del Veterano y de los caídos en la guerra de Malvinas.El 2 de abril de 1982, la dictadura cívico-militar inició el desembarco de tropas en las islas Malvinas, usurpadas por Inglaterra desde 1833. Leyendo un excelente libro “La pasión Según Malvinas” – del entonces corresponsal de guerra Nicolás Kasanzew, me vino a la memoria cuando paraguayos y bolivianos se trenzaron en una guerra, dejando atrás un período de cinco años de ataques crónicos en la frontera. Debieron luchar por intereses extranjeros que se disputaban la explotación del petróleo en ricos yacimientos del Chaco. Una guerra evidentemente injusta. Pero una guerra, una vez declarada es, se lo quiera o no, una guerra de la nación.Es la nación la que -quizás- se beneficie con el triunfo, y es la nación la que -con toda seguridad- ha de perjudicarse con la derrota. Lucharon bolivianos y paraguayos con bravura, con abnegación, haciendo gala de amor a sus patrias. Y cuando reinó la paz cada nación rindió homenaje a sus héroes, a sus queridos muertos, a los venerables veteranos.Al concepto general de que los ciudadanos son iguales, bien vale la pena modificarlo separando dos clases: el ciudadano común y los héroes de guerra, los que han jugado su vida por la patria y se merecen todos los honores, todos los privilegios, todas las atenciones, todas las desigualdades a su favor. En el Paraguay los héroes sobrevivientes aún hoy son tratados con reverencia. Que la comunidad ofrende su respeto a los que han perdido la vida por defenderla y a los que no ha sido voluntad de Dios llevarlos, pero igualmente la expusieron ante el enemigo, es una obligación nacida de la más elemental decencia.Seríamos unos canallas despreciables regateando ese homenaje. Pero, además, honrar a los que nos defendieron es la mínima política de conservación, de defensa. Ver que a los que han expuesto su vida por la patria se los aplaude los 2 de abril y que los demás días tienen que andar buscando un trabajito. Cuando debiera ser la sociedad la que espontáneamente se ofrezca a que se les conceda algún beneficio de los que los burócratas usufructúan como merecidas conquistas sociales. ¿No es acaso una vergüenza que está proclamando que somos una sociedad que no se merece el esfuerzo de sus hijos? La Argentina -gracias a Dios- tiene héroes que le han ofrendado la vida.Unos la perdieron. El primero el teniente Pedro Giachino, muerto sin siquiera defenderse, en cumplimiento del plan impuesto de no hacer daño al enemigo. Post mortem fue ascendido a capitán de fragata y -el 4 de abril de 1982- sepultado en el cementerio de Punta Alta. Se cumplía con la obligación de honrar a los héroes, y también se rindió honores a los restos mortales del soldado Mario Almonacid. Muchos héroes de tierra mar y aire murieron, y son igualmente respetables los que pusieron su pecho al peligro y no murieron.Quizás un emblema de todos ellos, de los vivos y de los muertos, sea el abnegado teniente Giachino. Podría su nombre ser bandera de lo que significó ponerlo al Estado al servicio de un interés permanente de la nación. Que se haya llegado a la derrota significa que a la nación hay que defenderla mejor, no que no deba defendérsela. Aquel gobierno militar inmediatamente después -lo mismo que los gobiernos civiles que lo sucedieron- se impuso la tarea de “desmalvinizar”, y para desmalvinizar se considera a los respetables veteranos como a simples “chicos” a los que es preciso tirarles alguna propina.Y no es así. Ellos, como Guachineo, se merecen el homenaje permanente de la patria! Feliz Día Veteranos.
Como bien saben los presentes, El dos de abril de 1982 es una fecha cara al sentimiento de los argentinos. Ese día, producto de una decisión apresurada o no (no viene al caso dilucidarlo ahora) las Fuerzas Armadas de la Nación recuperaron el territorio patrio de las Islas Malvinas; ello sin derramar una gota de sangre del usurpador inglés y ofrendando la vida del capitán Pedro Edgardo Giachino. El hecho, por su osadía, desencadenó acontecimientos que tuvieron en vilo al mundo. El Reino Unido de Gran Bretaña respondió enviando a la Royal Navy, la tercera flota más poderosa del mundo, al Atlántico Sur. La guerra comenzó, de hecho, con el hundimiento del Crucero Belgrano el 2 de mayo de 1982 por parte del submarino nuclear HMS Conqueror submarino británico. 323 soldados argentinos quedaron para siempre en las gélidas y profundas aguas de nuestro mar austral. La aviación de la marina argentina devolvió el golpe echando a pique al buque destructor HMS Sheffield. La guerra era una realidad. Pronto llegaron los nombres de las bajas argentinas. Nacido en Cerrillos, el cabo 1º Patricio Guanca fue el primer salteño en caer por el fuego enemigo. Aquí le rendimos un modesto pero sentido homenaje. También y sin discriminar si soldados, suboficiales u oficiales, quisiera dejar en claro lo siguiente: la inmensa mayoría de los que pelearon estuvieron a la altura de los aguerridos granaderos José de San Martín y los bravos lanceros de Martín Güemes. Es pertinente la aclaración porque no faltan algunos que, al mismo tiempo que evocan el 2 de Abril de 1982 como gesta heroica, llaman “genocidas” a los que los que lo hicieron poniendo el cuerpo.
Vale también en este día especial desmentir el relato infame construido por propios y extraños que exhibe a los soldados como “los chicos de la guerra”; pusilánimes y aterrados argentinos que rehuían el combate. Enfatizo que de ninguna manera fue así sino todo lo contrario. Es más, el entonces enemigo inglés (fuerza militar que se vanagloria de nunca haber perdido una guerra) reconoció la bravura y el profesionalismo del soldado argentino. El almirante “Sandy” Woodward, jefe de la flota británica, admitió que estuvieron a un tris de perder la guerra de Malvinas. Por su parte, la BBC de Londres, el prestigioso servicio público de radio, televisión del Reino Unido editó un documental en el que políticos y militares ingleses ponderan la sobresaliente actuación de los argentinos. Es que le hundimos la mitad de la flota.
De los aviadores argentinos y con esto termino, vayan estas palabras de Pierre Clostermann, piloto de la aviación militar francesa y más grande as de la Segunda Guerra Mundial, quien en una carta a nuestros pilotos, así dice:
“Nunca en la historia de las guerras desde 1914, tuvieron aviadores que afrontar una conjunción tan terrorífica de obstáculos mortales, ni aun los de la RAF sobre Londres en 1940 o los de la Luftwaffe en 1945.
Vuestro valor ha deslumbrado no sólo al pueblo argentino sino que somos muchos los que en el mundo estamos orgullosos que seáis nuestros hermanos pilotos.
A los padres y a las madres, a los hermanos y a las hermanas, a las esposas y a los hijos de los pilotos argentinos que fueron a la muerte con el coraje más fantástico y más asombroso, les digo que ellos honran a la Argentina y al mundo latino.”
Señores padres, profesores y alumnos ¡VIVA LA PATRIA!
La Guerra y sus Héroes
Estamos por conmemorar el día del Veterano y de los caídos en la guerra de Malvinas y en los medios se desato una guerra mediática en donde se enlazan y confunden temas de enorme importancia como el aborto y su legalización; la tiranía de los jueces contra los presos con enfermedades terminales; los derechos humano, el tema Astiz y el golpe de estado de 1976, entre muchos más. Pero estimo que no se puede olvidar que el 2 de abril de 1982, la dictadura cívico-militar inició el desembarco de tropas en las islas Malvinas, usurpadas por Inglaterra desde 1833. Leyendo un excelente libro sobre “La pasión según Malvinas” del entonces corresponsal de guerra Nicolás Kasanzew, me vino a la memoria cuando paraguayos y bolivianos se trenzaron en una guerra, dejando atrás un período de cinco años de ataques crónicos en la frontera. Debieron luchar por intereses extranjeros que se disputaban la explotación del petróleo en ricos yacimientos del Chaco. Una guerra evidentemente injusta. Pero una guerra, una vez declarada es, se lo quiera o no, una guerra de la Nación. Es la Nación la que -quizás- se beneficie con el triunfo, y es la Nación la que -con toda seguridad- ha de perjudicarse con la derrota. Lucharon bolivianos y paraguayos con bravura, con abnegación, haciendo gala de amor a su patria. Y cuando reinó la paz cada nación rindió homenaje a sus héroes, a sus queridos muertos, a los venerables veteranos. Al concepto general de que los ciudadanos son iguales, bien vale la pena modificarlo separando dos clases: el ciudadano común y los héroes de guerra, los que han jugado su vida por la patria y se merecen todos los honores, todos los privilegios, todas las atenciones, todas las desigualdades a su favor. En el Paraguay los héroes sobrevivientes aún hoy son tratados con reverencia. Que la comunidad ofrende su respeto a los que han perdido la vida por defenderla y a los que no ha sido voluntad de Dios llevarlos, pero igualmente la expusieron ante el enemigo, es una obligación nacida de la más elemental decencia. Seríamos unos canallas despreciables regateando ese homenaje. Pero, además, honrar a los que nos defendieron es la mínima política de conservación, de defensa. Ver que a los que han expuesto su vida por la patria se los aplaude los 2 de abril y que los demás días tienen que andar buscando un trabajito es un despropósito. Debiera ser la sociedad la que espontáneamente se ofrezca a que se les conceda algún beneficio de los que los burócratas usufructúan como merecidas conquistas sociales. ¿No es acaso una vergüenza aceptar que somos una sociedad que no se merece el esfuerzo de sus hijos? La Argentina -Gracias a Dios- tiene héroes que le han ofrendado la vida. Unos la perdieron. El primero el teniente Pedro Giachino, muerto sin siquiera defenderse, en cumplimiento del plan impuesto de no hacer daño al enemigo. Post mortem fue ascendido a capitán de fragata y -el 4 de abril de 1982- sepultado en el cementerio de Punta Alta. Se cumplía con la obligación de honrar a los héroes, y también se rindió honores a los restos mortales del soldado Mario Almonacid. Muchos héroes de tierra mar y aire murieron, y son igualmente respetables los que pusieron su pecho al peligro y no murieron. Quizás un emblema de todos ellos, de los vivos y de los muertos, sea el abnegado teniente Giachino. Podría su nombre ser bandera de lo que significó ponerlo al estado al servicio de un interés permanente de la nación. Que se haya llegado a la derrota significa que a la nación hay que defenderla mejor, no que no deba defendérsela. Aquel gobierno militar inmediatamente después -lo mismo que los gobiernos civiles que lo sucedieron- , se impuso la tarea de “desmalvinizar“, y para desmalvinizar se considera a los respetables veteranos como a simples “chicos” a los que es preciso tirarles alguna propina. Y no es así. Ellos, como Guachineo, se merecen el homenaje permanente de la Patria! Como también los que hicieron el supremo sacrificio personal de exponer sus propias vidas y las vidas de sus enemigos por una causa superior. El artículo 21 de la Constitución dice que “todo ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la patria…”, y se supone que armarse no significa esgrimir armas de juguete para realizar un desfile sino empuñar armas de verdad para realizar el supremo desatino, la magnífica locura, de exponer la vida por un bien superior que nos envuelve a todos. Tampoco puede negársele a él -ni a ningún otro argentino- el acierto en su propósito de recuperar y defender el territorio nacional y el de emplear la violencia cuando las pacíficas negociaciones han fracasado a lo largo de siglo y medio. Seguramente la violencia no es ni ha sido el camino eficaz pero el objeto, que la hermanita perdida vuelva a casa, ¿no es el mayor logro al que puedan aspirar los que tienen a su cargo la defensa de la nación?
PrisioneroEnArgentina.com
UNA EXPERIENCIA PERSONAL
En homenaje a todos aquellos caídos por la patria, un homenaje al que se pliega en ocasional enemigo y no la propia tierra que protegieron. María Delicia, madre del héroe de Malvinas, Pedro Giachino, un una historia singular.
Una experiencia personal
Hoy quiero compartir con mis compatriotas…UNA EXPERIENCIA PERSONAL…
[ezcol_2third]Lo que voy a narrar es un hecho vivido hace muy pocos días y que ha dejado en mi y me atrevo a decir en todas las pocas personas que participaron de él, un profundo sentimiento de amor a Dios y la Patria…
Alrededor del 20 del mes pp, recibí una llamada telefónica en la cual se me hacía saber que el SR. AGREGADO MILITAR DE LA EMBAJADA DEL REINO UNIDO ROBIN SMITH, quería conocerme y presentarme su saludo.
María Delicia Rearte de Giachino,
Madre del Capitán Pedro Giachino héroe de Malvinas
[/ezcol_2third] [ezcol_1third_end]Robin Smith, Comodoro de la Fuerza Aérea Real
[/ezcol_1third_end]Agregado Militar y de Defensa (Buenos Aires)
El Sr. Agregado y su señora, formaban parte de la comitiva que acompañaba al reconocido orfebre Juan Carlos Pallarols en su presentación en Mendoza de la campaña “DOS ROSAS POR LA PAZ”, una profunda y significativa iniciativa del artista que recorrerá todo el país, hasta ser depositadas en MALVINAS. El día 23 en la Legislatura Provincial a las 11 de la mañana se llevaría a cabo un sencillo Acto…
Ante esta sorpresiva llamada lo primero que respondí es que “no tengo ningún interés en confraternizar con los ingleses”… Se reiteró la llamada haciéndome saber lo privado, personal y afectivo que sería esa visita y analizando mis sentimientos, entendí la grandeza de la actitud del soldado inglés, Veterano de Afganistan y lo mezquino de mi proceder…
¡¡¡NOBLEZA OBLIGA…!!!” Acepté la visita en la seguridad de que el SR. CFIM (PM) D. PEDRO EDGARDO GIACHINO, aprobaba mi resolución…
Después del Acto en la Legislatura alrededor de las 12.30, los esperaría en mi casa. Vivo muy cerca de allí desde hace 50 años, sola desde hace 21 en que murió mi esposo, en un departamento muy sencillo, seguramente acogedor, pero humilde y que con la vetustez de quien lo habita se van notando también en él, los años… Pero aquel famoso dicho “ingles” la casa del hombre es su castillo… me conforta.
Llegaron puntualmente: el Sr. Agregado, su esposa, su Secretario, Pallarols y su fotógrafo, un amigo y mi hijo Alejandro. En mi living donde los recibí muy formalmente, tengo un importante retrato de mi hijo Pedro y la pared cubierta de fotos, recordatorios, diplomas, distinciones referentes a Malvinas y que he ido atesorando a través de estos 35 años….
Creo que ese momento será inolvidable para un soldado. Estar ante la mirada fría desde el fondo de la historia de otro soldado que su PATRIA había preparado para morir por ella. El Sr. Agregado se cuadró y pidió un minuto de silencios por los muertos en la Guerra de Malvinas, argentinos y británicos. Un minuto de profunda conmoción interior para todos. Sin sensiblerias, el homenaje cálido, hacia aquellos que en el Cielo gozan de la Paz Eterna, sin distinción de orígenes, grado ni misión…
Sé que el soldado que vive una guerra no vuelve más, ni vivo, ni muerto… por eso sentí ante este hombre que supo de la guerra y volvió, conmocionado ante la presencia intangible de un hombre que no volvió de la guerra, que una madre puede esconder en su corazón todo el dolor de Maria al pie de la Cruz…
Se mantuvo una conversación hecha de silencios interiores y miradas húmedas, pero llena de comprensión y verdad. Sin falsas alabanzas, ni entrega de principios y convicciones. El Sr. Agregado me regaló una preciosa medalla de plata, obra de Pallarols, con la imagen de la Virgen Desatanudos y en el reverso mis iniciales. Sin absoluto ningún sentido ajeno a lo privado y personal del encuentro.
El secretario anotaba todo en una “bitácora” y la parte jocosa y que aflojó un poco las tensión emotiva del momento fue que ante un dibujo a lápiz de mi perfil, al mostrármelo le dije espontáneamente” me ha hecho igual a la Thatcher” lo que provocó la risa general, me pidió firmara el dibujo y escribió en el margen la frase mía…
Así terminó esa entrevista insólita, por lo menos para mí. No le doy ninguna trascendencia política, ni diplomática, ni histórica, solo un valor absolutamente íntimo y espiritual, que nos demuestra a los hombres y mujeres de nuestra Patria amada, que desde el 14 de Junio de 1982, permanece enterrada en Darwin bajo una enorme lápida con 649 nombres, bajo la dulce mirada de Maria de Lujan y a la sombra protectora de la Cruz, que el día sagrado de su Resurrección brillará cuando las tres noches del odio, de la venganza, del poder, de la soberbia, de la mentira, queden sepultadas en la oscuridad del infierno…
Esta ha sido mi reciente “Experiencia Personal”, que quiero entregar a mis compatriotas en la seguridad de que “se puede” cuando la Paz es la meta, la Caridad el motor y la Justicia el destino…
MARIA DELICIA REARTE DE GIACHINO
DNI 1605228
deliciagiachino@hotmail.com
Colaboración: Andrea Palomas Alarcón
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 14, 2017
Opinión ciudadana en cartas de lectores de La Nación
El diputado Balestra y su opinión sobre la imposición de los treinta mil desaparecidos en la provincia de Buenos Aires. Pedro Giachino hubiera cumplido 70 años y un compatriota lo recuerda.
Tergiversación
Una reciente ley de la provincia de Buenos Aires pretende oficializar la cifra de los supuestos 30.000 desaparecidos en el último gobierno militar. Dicho número contradice el informe oficial de la Conadep, que arrojó un número inferior a 8000, cifra esta última, confirmada recientemente por dirigentes de ideologías muy diversas. Pero, además, la citada ley es parte de la grosera tergiversación de la realidad, generada por el gobierno anterior, que, en su afán de imponer un pensamiento único, olvidó a las miles de víctimas del terrorismo apátrida, el que se alzó también contra un gobierno constitucional entre 1973 y 1976 (gobierno éste que, a su vez, ordenó en 1975 aniquilar el accionar de la subversión terrorista en la Argentina). Todo ello agraviando la verdad histórica mediante una memoria sesgada, consecuencia de la cual son los cuantiosos presos políticos, muchos de ellos muertos en cautiverio u hoy aún encarcelados en nuestro país. En tanto, aquellos terroristas que se alzaron en armas contra la Nación disfrutan de su libertad, obtenida con un criterio ideológico parcial y contrario a la legislación internacional, además de verse beneficiados por significativas indemnizaciones que no han recibido, en cambio, las víctimas del terrorismo.
Ricardo R. Balestra
Diputado nacional (MC)
[/ezcol_1third] [ezcol_1third][/ezcol_1third] [ezcol_1third_end]
Al capitán Giachino
Hoy, el capitán de fragata (PM) Pedro Edgardo Giachino hubiese cumplido 70 años. Es probable que no haya ningún acto de reconocimiento hacia este héroe, el primer hombre que derramó su sangre en la recuperación de las islas Malvinas, y que cayó ofrendando su vida valientemente. La presencia argentina en las Malvinas se la debemos a este corajudo capitán. Muchos hoy narran historias, presentan libros y cuentan su propia batalla, pero Giachino llevó desde Mendoza lo más preciado que tiene un hombre de armas, la gloria y el honor. Cayó en su bautismo de fuego con el enemigo. Y allí quedó.
Invoco a Nuestra Señora de la Soledad -patrona de las Malvinas- para que vele por el capitán. Cuando esta Nación reconozca a su héroes como se debe, su nombre quedará en el bronce, coronado de laureles. Que viva en cada uno de nosotros el merecido reconocimiento a todos los caídos.
Nelson Durante
pucara68@gmail.comc
[/ezcol_1third_end]Colaboración: Andrea Palomas Alarcón
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 28, 2017
Los Héroes de Guerra
Escribe Jorge B. Lobo Aragón.
Al concepto general de que los ciudadanos son iguales, bien vale la pena modificarlo separando dos clases: el ciudadano común y los héroes de guerra, los que han jugado su vida por la patria y se merecen todos los honores, todos los privilegios, todas las atenciones, todas las desigualdades a su favor. Que la comunidad ofrende su respeto a los que han perdido la vida por defenderla y a los que no ha sido voluntad de Dios llevarlos, pero igualmente la expusieron ante el enemigo, es una obligación nacida de la más elemental decencia.
Opinión
Estamos a horas de conmemorar el día del Veterano y de los caídos en la guerra de Malvinas. El 2 de abril de 1982, la dictadura cívico-militar inició el desembarco de tropas en las islas Malvinas, usurpadas por Inglaterra desde 1833. Leyendo un excelente libro “La pasión Según Malvinas” – del entonces corresponsal de guerra Nicolás Kasanzew, me vino a la memoria cuando paraguayos y bolivianos se trenzaron en una guerra, dejando atrás un período de cinco años de ataques crónicos en la frontera. Debieron luchar por intereses extranjeros que se disputaban la explotación del petróleo en ricos yacimientos del Chaco. Una guerra evidentemente injusta. Pero una guerra, una vez declarada es, se lo quiera o no, una guerra de la nación. Es la nación la que -quizás- se beneficie con el triunfo, y es la nación la que -con toda seguridad- ha de perjudicarse con la derrota. Lucharon bolivianos y paraguayos con bravura, con abnegación, haciendo gala de amor a sus patrias. Y cuando reinó la paz cada nación rindió homenaje a sus héroes, a sus queridos muertos, a los venerables veteranos. Al concepto general de que los ciudadanos son iguales, bien vale la pena modificarlo separando dos clases: el ciudadano común y los héroes de guerra, los que han jugado su vida por la patria y se merecen todos los honores, todos los privilegios, todas las atenciones, todas las desigualdades a su favor. En el Paraguay los héroes sobrevivientes aún hoy son tratados con reverencia. Que la comunidad ofrende su respeto a los que han perdido la vida por defenderla y a los que no ha sido voluntad de Dios llevarlos, pero igualmente la expusieron ante el enemigo, es una obligación nacida de la más elemental decencia. Seríamos unos canallas despreciables regateando ese homenaje. Pero, además, honrar a los que nos defendieron es la mínima política de conservación, de defensa. Ver que a los que han expuesto su vida por la patria se los aplaude los 2 de abril y que los demás días tienen que andar buscando un trabajito. Cuando debiera ser la sociedad la que espontáneamente se ofrezca a que se les conceda algún beneficio de los que los burócratas usufructúan como merecidas conquistas sociales. ¿No es acaso una vergüenza que está proclamando que somos una sociedad que no se merece el esfuerzo de sus hijos? La Argentina -gracias a Dios- tiene héroes que le han ofrendado la vida. Unos la perdieron. El primero el teniente Pedro Giachino, muerto sin siquiera defenderse, en cumplimiento del plan impuesto de no hacer daño al enemigo. Post mortem fue ascendido a capitán de fragata y -el 4 de abril de 1982- sepultado en el cementerio de Punta Alta. Se cumplía con la obligación de honrar a los héroes, y también se rindió honores a los restos mortales del soldado Mario Almonacid. Muchos héroes de tierra mar y aire murieron, y son igualmente respetables los que pusieron su pecho al peligro y no murieron. Quizás un emblema de todos ellos, de los vivos y de los muertos, sea el abnegado teniente Giachino. Podría su nombre ser bandera de lo que significó ponerlo al Estado al servicio de un interés permanente de la nación. Que se haya llegado a la derrota significa que a la nación hay que defenderla mejor, no que no deba defendérsela. Aquel gobierno militar inmediatamente después -lo mismo que los gobiernos civiles que lo sucedieron- se impuso la tarea de “desmalvinizar”, y para desmalvinizar se considera a los respetables veteranos como a simples “chicos” a los que es preciso tirarles alguna propina. Y no es así. Ellos, como Guachineo, se merecen el homenaje permanente de la patria! Feliz Día Veteranos.
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 1, 2017
Discurso de una maestra salteña en el acto en que se conmemoró el 2 DE ABRIL de 1982
Como bien saben los presentes, El dos de abril de 1982 es una fecha cara al sentimiento de los argentinos. Ese día, producto de una decisión apresurada o no (no viene al caso dilucidarlo ahora) las Fuerzas Armadas de la Nación recuperaron el territorio patrio de las Islas Malvinas; ello sin derramar una gota de sangre del usurpador inglés y ofrendando la vida del capitán Pedro Edgardo Giachino. El hecho, por su osadía, desencadenó acontecimientos que tuvieron en vilo al mundo. El Reino Unido de Gran Bretaña respondió enviando a la Royal Navy, la tercera flota más poderosa del mundo, al Atlántico Sur. La guerra comenzó, de hecho, con el hundimiento del Crucero Belgrano el 2 de mayo de 1982 por parte del submarino nuclear HMS Conqueror submarino británico. 323 soldados argentinos quedaron para siempre en las gélidas y profundas aguas de nuestro mar austral. La aviación de la marina argentina devolvió el golpe echando a pique al buque destructor HMS Sheffield. La guerra era una realidad. Pronto llegaron los nombres de las bajas argentinas. Nacido en Cerrillos, el cabo 1º Patricio Guanca fue el primer salteño en caer por el fuego enemigo. Aquí le rendimos un modesto pero sentido homenaje. También y sin discriminar si soldados, suboficiales u oficiales, quisiera dejar en claro lo siguiente: la inmensa mayoría de los que pelearon estuvieron a la altura de los aguerridos granaderos José de San Martín y los bravos lanceros de Martín Güemes. Es pertinente la aclaración porque no faltan algunos que, al mismo tiempo que evocan el 2 de Abril de 1982 como gesta heroica, llaman “genocidas” a los que los que lo hicieron poniendo el cuerpo.
Vale también en este día especial desmentir el relato infame construido por propios y extraños que exhibe a los soldados como “los chicos de la guerra”; pusilánimes y aterrados argentinos que rehuían el combate. Enfatizo que de ninguna manera fue así sino todo lo contrario. Es más, el entonces enemigo inglés (fuerza militar que se vanagloria de nunca haber perdido una guerra) reconoció la bravura y el profesionalismo del soldado argentino. El almirante “Sandy” Woodward, jefe de la flota británica, admitió que estuvieron a un tris de perder la guerra de Malvinas. Por su parte, la BBC de Londres, el prestigioso servicio público de radio, televisión del Reino Unido editó un documental en el que políticos y militares ingleses ponderan la sobresaliente actuación de los argentinos. Es que le hundimos la mitad de la flota.
De los aviadores argentinos y con esto termino, vayan estas palabras de Pierre Clostermann, piloto de la aviación militar francesa y más grande as de la Segunda Guerra Mundial, quien en una carta a nuestros pilotos, así dice:
“Nunca en la historia de las guerras desde 1914, tuvieron aviadores que afrontar una conjunción tan terrorífica de obstáculos mortales, ni aun los de la RAF sobre Londres en 1940 o los de la Luftwaffe en 1945.
Vuestro valor ha deslumbrado no sólo al pueblo argentino sino que somos muchos los que en el mundo estamos orgullosos que seáis nuestros hermanos pilotos.
A los padres y a las madres, a los hermanos y a las hermanas, a las esposas y a los hijos de los pilotos argentinos que fueron a la muerte con el coraje más fantástico y más asombroso, les digo que ellos honran a la Argentina y al mundo latino.”
Señores padres, profesores y alumnos ¡VIVA LA PATRIA!
Fuente y colaboración: Mauricio Ortín
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 2, 2017