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  Por Delia Crespo.

En 1935, tuvo lugar uno de los enfrentamientos más dramáticos de la historia. Peljidiin Genden, el líder socialista de Mongolia, se enfrentó a nadie menos que a Joseph Stalin y pagó el precio más alto.

Genden era el primer ministro de Mongolia en una época en la que la Unión Soviética ejercía una enorme influencia sobre el país. Stalin, decidido a exportar el socialismo al estilo soviético, exigió la erradicación del budismo en Mongolia, al que consideraba una amenaza para la agenda marxista. Pero para Genden, el budismo era más que una religión: era el alma de la cultura y la identidad de Mongolia.

Genden

La tensión entre los dos líderes llegó a su punto álgido durante una reunión en 1935. Genden, al parecer muy borracho, se enfureció por la insistencia de Stalin en suprimir las tradiciones espirituales de Mongolia. En el calor del momento, Genden abofeteó a Stalin con tanta fuerza que se le rompió la pipa. Fue un acto descarado de desafío, algo casi inaudito en el círculo de miedo y control de Stalin.

Genden comentó una vez: “En la Tierra hay dos grandes genios, Buda y Lenin”, en un intento de defender la herencia budista de Mongolia y al mismo tiempo rendir homenaje a la ideología soviética. Pero su resistencia no pudo protegerlo de la ira de Stalin.

Después de regresar a Mongolia, la posición de Genden se volvió insostenible. En 1936, fue destituido de su cargo y acusado de actividades antisoviéticas. Pronto fue arrestado, llevado a Moscú y, en 1937, ejecutado durante las infames purgas de Stalin.

La campaña de Stalin para erradicar el budismo de Mongolia avanzó sin la oposición de Genden. Miles de monasterios fueron destruidos, monjes fueron asesinados o encarcelados y el budismo como institución fue aniquilado durante décadas. No fue hasta la década de 1990 que el budismo comenzó a resurgir en Mongolia como parte de un renacimiento cultural.

La historia de Genden es un testimonio del coraje que se necesita para resistirse a la tiranía, incluso cuando las probabilidades son abrumadoras. Si bien su desafío le costó la vida, también puso de relieve las luchas de naciones más pequeñas como Mongolia por mantener su identidad cultural y espiritual bajo la sombra de una superpotencia.

 


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Noviembre 28, 2024