El miércoles 12 de marzo, millones de argentinos hemos visto en las pantallas de nuestros televisores, los más antiguos, y en las modernas aplicaciones de los celulares los más jóvenes, el triste espectáculo, que también han visto en todo el mundo, de las protestas en la ciudad de Buenos Aires. Eternas protestas ancladas en un método repetitivo incivilizado. Antes de continuar escribiendo debo aclarar que estoy completamente de acuerdo con reclamar aumento a las jubilaciones vergonzosas que abona el gobierno de Javier Milei (y no recuerdo gobierno alguno que haya abonado jubilaciones dignas) nunca se devolvió a los aportantes lo que durante treinta años pagaron, actualizadamente, siempre fueron estafados por los gobiernos de turno.
En el colchón de orégano del campo de la timidez, la cobardía o la comodidad del PRO y la LLA, o sea el conservadurismo y el centro derecha cambiaria, adquieren visibilidad las eternas minorías salvajes de los mini partidos de izquierda, comunistas y socialistas, los restos del kirchnerismo, sindicatos ideológicamente afines y quienes pretenden hacer creer que defienden los derechos humanos.
Javier y Karina Milei
Dos días antes un sociólogo argentino, desde Canadá, escribió en un periódico argentino de miserable tiraje: “Debemos recobrar las calles” soñaba el imbécil, en su delirio cavernario ideológico que era Maximilien Robespierre agitando al pueblo de París en 1789. Si la turba es todo lo que la inteligencia de las supuestas izquierdas pueden imaginar, tenemos derecha para rato, pese a la impericia para gobernar de la troupe gobernante y al infantilismo de querer gobernar sin planificación y sin acuerdos con nucleamientos políticos afines como el justicialismo y con los gobernadores.
Observo la degradación social producto de la educación argentina y la carencia de expectativas de empleo formal, lo que trae miseria espantosa y delincuencia sanguinaria. Once millones de argentinos viven en el conurbano bonaerense o sea nada más ni nada menos que el 24% de la población total (somos 46 millones de habitantes). Estoy en la República de Buenos Aires, donde por la falta de obras públicas ciudades enteras son barridas por las aguas de las lluvias, donde gobierna un señor que se dice marxista. En la argentina desde el año 1800 hasta hoy no hemos superado el centralismo de Buenos Aires y eso no es bueno, no es federal, ni representativo, con veintidós espectadores y un protagonista.
Habiendo materializado mi pensamiento, ahora voy a escribir los siguiente, no son los visibilizados los que deciden las elecciones, es el segmento fluctuante que nunca está definitivamente con ninguno de los dos candidatos favoritos. También voy a arriesgar lo siguiente Javier Milei, por no estar convenientemente asesorado será derrotado en un mes en las elecciones de la provincia de Santa Fe, y no porque el gobernador Pullaro sea incapaz, tiene muñeca política, está con Patricia Bullrich, lo apoya el PRO con su estructura ordenada y una candidata mediática de excelente perfil, además de otras agrupaciones que integran un importante frente. Al grupo de asesores del Presidente no le ha interesado triunfar en Santa Fe, la Nación termina en los límites de Buenos Aires.
Algún día aparecerán políticos que quieran quedar en el bronce y no la vergüenza de llevarse el oro, que entiendan que las prioridades son salud, educación ciencia y tecnología y propongan un plan de gobierno.
SALVAJES EN EL COLCHÓN DE ORÉGANO
El miércoles 12 de marzo, millones de argentinos hemos visto en las pantallas de nuestros televisores, los más antiguos, y en las modernas aplicaciones de los celulares los más jóvenes, el triste espectáculo, que también han visto en todo el mundo, de las protestas en la ciudad de Buenos Aires. Eternas protestas ancladas en un método repetitivo incivilizado. Antes de continuar escribiendo debo aclarar que estoy completamente de acuerdo con reclamar aumento a las jubilaciones vergonzosas que abona el gobierno de Javier Milei (y no recuerdo gobierno alguno que haya abonado jubilaciones dignas) nunca se devolvió a los aportantes lo que durante treinta años pagaron, actualizadamente, siempre fueron estafados por los gobiernos de turno.
En el colchón de orégano del campo de la timidez, la cobardía o la comodidad del PRO y la LLA, o sea el conservadurismo y el centro derecha cambiaria, adquieren visibilidad las eternas minorías salvajes de los mini partidos de izquierda, comunistas y socialistas, los restos del kirchnerismo, sindicatos ideológicamente afines y quienes pretenden hacer creer que defienden los derechos humanos.
Dos días antes un sociólogo argentino, desde Canadá, escribió en un periódico argentino de miserable tiraje: “Debemos recobrar las calles” soñaba el imbécil, en su delirio cavernario ideológico que era Maximilien Robespierre agitando al pueblo de París en 1789. Si la turba es todo lo que la inteligencia de las supuestas izquierdas pueden imaginar, tenemos derecha para rato, pese a la impericia para gobernar de la troupe gobernante y al infantilismo de querer gobernar sin planificación y sin acuerdos con nucleamientos políticos afines como el justicialismo y con los gobernadores.
Observo la degradación social producto de la educación argentina y la carencia de expectativas de empleo formal, lo que trae miseria espantosa y delincuencia sanguinaria. Once millones de argentinos viven en el conurbano bonaerense o sea nada más ni nada menos que el 24% de la población total (somos 46 millones de habitantes). Estoy en la República de Buenos Aires, donde por la falta de obras públicas ciudades enteras son barridas por las aguas de las lluvias, donde gobierna un señor que se dice marxista. En la argentina desde el año 1800 hasta hoy no hemos superado el centralismo de Buenos Aires y eso no es bueno, no es federal, ni representativo, con veintidós espectadores y un protagonista.
Habiendo materializado mi pensamiento, ahora voy a escribir los siguiente, no son los visibilizados los que deciden las elecciones, es el segmento fluctuante que nunca está definitivamente con ninguno de los dos candidatos favoritos. También voy a arriesgar lo siguiente Javier Milei, por no estar convenientemente asesorado será derrotado en un mes en las elecciones de la provincia de Santa Fe, y no porque el gobernador Pullaro sea incapaz, tiene muñeca política, está con Patricia Bullrich, lo apoya el PRO con su estructura ordenada y una candidata mediática de excelente perfil, además de otras agrupaciones que integran un importante frente. Al grupo de asesores del Presidente no le ha interesado triunfar en Santa Fe, la Nación termina en los límites de Buenos Aires.
Algún día aparecerán políticos que quieran quedar en el bronce y no la vergüenza de llevarse el oro, que entiendan que las prioridades son salud, educación ciencia y tecnología y propongan un plan de gobierno.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 14, 2025