Tras el escándalo de Watergate y la creciente desconfianza hacia las instituciones gubernamentales en la década de 1970, el Senado de Estados Unidos inició una de las investigaciones más importantes sobre la comunidad de inteligencia en la historia del país.
Church
El Comité Church, formalmente conocido como el Comité Selecto del Senado de Estados Unidos para el Estudio de las Operaciones Gubernamentales con Respecto a las Actividades de Inteligencia, se estableció en 1975 y fue presidido por el senador Frank Church, de Idaho. Uno de los hallazgos más impactantes de este comité fue la revelación de la participación o el apoyo de Estados Unidos en asesinatos selectivos de líderes extranjeros, una práctica moralmente controvertida y legalmente turbia.
El comité se encargó de examinar los abusos cometidos por la CIA, el FBI, la NSA y el IRS. Descubrió una amplia gama de actividades encubiertas, incluyendo la vigilancia de ciudadanos estadounidenses, la infiltración en organizaciones de derechos civiles y la manipulación de gobiernos extranjeros.
Entre sus revelaciones más impactantes se encontraban los planes e intentos de asesinar a líderes extranjeros como Fidel Castro de Cuba, Patrice Lumumba del Congo y Rafael Trujillo de la República Dominicana. Si bien algunos de estos líderes fueron vistos como amenazas ideológicas durante la Guerra Fría, el comité concluyó que el asesinato se había convertido en una herramienta de política exterior, en lugar de un último recurso en tiempos de guerra.
Fidel Castro
El caso más infame involucró múltiples complots respaldados por la CIA para asesinar a Fidel Castro, incluyendo envenenar puros y manipular conchas marinas con explosivos. Si bien ninguno tuvo éxito, la absoluta absurdidad y persistencia de estos complots atrajo la atención pública y reveló un lado oscuro de la política exterior estadounidense. En el caso de Lumumba, si bien la participación directa de la CIA en su muerte sigue siendo debatida, el comité encontró pruebas claras del interés estadounidense en destituirlo, considerándolo un posible aliado comunista en África.
Estas revelaciones tuvieron profundas consecuencias. En primer lugar, conmocionaron al público estadounidense, planteando serias preocupaciones éticas y constitucionales sobre el poder descontrolado de las agencias de inteligencia. En segundo lugar, condujeron a la orden ejecutiva de 1976 del presidente Gerald Ford (Orden Ejecutiva 11905), que prohibió explícitamente los asesinatos políticos por parte del gobierno estadounidense. Esta orden ha sido reafirmada, con modificaciones menores, por presidentes posteriores.
Ford
Quizás aún más importante, el Comité Church sentó un precedente duradero para la supervisión del Congreso de las agencias de inteligencia. Resultó en la creación de comités selectos permanentes de inteligencia tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, lo que garantizó el escrutinio continuo de las actividades encubiertas.
En retrospectiva, la exposición de los programas de asesinato por parte del Comité Church representó un punto de inflexión crucial en la democracia estadounidense. Obligó tanto al público como al gobierno a lidiar con los límites morales de la seguridad nacional. La labor del comité enfatizó que, en una sociedad democrática, el estado de derecho y la transparencia deben prevalecer, incluso en materia de espionaje. Su legado continúa influyendo en los debates sobre políticas estadounidenses en materia de ataques con drones, vigilancia y operaciones encubiertas, lo que lo convierte en un momento clave en la lucha por equilibrar la libertad y la seguridad.
Me asusta observar el estado actual de nuestro sistema educativo reflejado en las publicaciones que leo a diario. He visto un aumento masivo de memes que difunden información errónea y desinformación, que la gente comparte sin pensarlo dos veces simplemente porque “suena bien”.
Rafael Trujillo
Al reflexionar sobre mi tiempo en Boston College, me sorprende cómo dos de los cursos que me parecieron más tediosos y ABURRIDOS, “Métodos de investigación” y “Alfabetización mediática”, se han convertido en los más INVALUABLES de mi vida adulta. El discurso actual en torno a los “medios falsos” y los llamados a desmantelar plataformas como Google recuerdan inquietantemente la retórica de los regímenes fascistas. Históricamente, estas ideologías han apuntado a los medios independientes como su primer enemigo, buscando silenciar la disidencia y oscurecer la verdad.
Como vengo de un país que soportó una dictadura de 30 años, todavía escucho las historias de mi padre sobre cómo se desarrolló. Recientemente tuvimos una conversación interesante sobre su temprana creencia en el comunismo y cómo salió de él. La República Dominicana vivió el brutal reinado de Trujillo, un régimen marcado por el severo castigo a los periodistas y la brutal represión de los medios de comunicación. Pero esta represión no se produjo de la noche a la mañana, sino de manera gradual. Antes de que los periodistas fueran asesinados, se los demonizaba, de manera muy similar al uso actual de la retórica de los “medios falsos” y los “enemigos internos” aquí en los Estados Unidos.
Los periodistas siempre han sido los guardianes de la rendición de cuentas, desafiando a los que están en el poder y exponiendo verdades ocultas. Si bien el sensacionalismo existe innegablemente en el panorama mediático actual, debemos fomentar una población educada capaz de distinguir los hechos de la ficción, en lugar de caer presa de las narrativas peligrosas.
Trump
Este fin de semana, vi tres de las seis horas de un mitin en el Madison Square Garden en vivo, para poder redactar mis notas para mis videos de TikTok en español. Los paralelismos entre la retórica actual y el lenguaje de las ideologías fascistas históricas son alarmantes. Frases como “estado profundo”, “marxismo” y “medios falsos” se repetían constantemente. En apenas 39 minutos, el locutor de radio Cid Rosenberg gritó “malditos ilegales”, destacando la peligrosa normalización del discurso de odio contra los inmigrantes.
La retórica de Rafael Trujillo y Donald Trump tiene similitudes sorprendentes, especialmente en sus enfoques hacia los medios y la disidencia política. La demonización de todo lo que se les oponga es profundamente preocupante.
Ambos líderes recurrieron al nacionalismo y al alarmismo para galvanizar a sus bases. Trujillo utilizó el nacionalismo dominicano para legitimar su régimen opresivo, mientras que la retórica de Trump de “Estados Unidos primero”, que excluye a las personas negras y morenas, aboga por políticas arraigadas en sentimientos nacionalistas. Los paralelismos son inquietantes, y la historia ha demostrado a dónde conduce este camino.
Zanibel Melo es una profesional de los medios y la tecnología, dinámica y tenaz. En sus 15 años de trabajo en la industria, ha aparecido en varias publicaciones reconocidas, entre ellas The Boston Globe, Latin Times Magazine, Telemundo y Fit Small Business. En 2019, Zanibel fue reconocida por Latin Times Magazine como una de las 25 principales “Líderes Latinas”. Zanibel Melo lanzó HigherDreams, una empresa multimedia en Boston, Massachusetts, mientras trabajaba como productora ejecutiva para la cadena internacional dominicana Super Canal Caribe en Massachusetts y Nueva York. Su experiencia con clientes incluye, entre otros, a McDonalds, el lanzamiento de McWrap, Nissan y StudentCity.com, la empresa de viajes estudiantiles más grande del mundo, por nombrar algunos. Zanibel también ha trabajado con celebridades en varios proyectos multimedia, como la superestrella mexicana Paulina Rubio, Robinson Cano de los Yankees de Nueva York, el comediante y actor George López y el autor y televangelista Joel Osteen. Melo produjo y lanzó “Las Voceras”, un programa de televisión digital de media hora para profesionales y empresarias latinas.
El Comité Church y los Asesinatos Selectivos
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Tras el escándalo de Watergate y la creciente desconfianza hacia las instituciones gubernamentales en la década de 1970, el Senado de Estados Unidos inició una de las investigaciones más importantes sobre la comunidad de inteligencia en la historia del país.
El Comité Church, formalmente conocido como el Comité Selecto del Senado de Estados Unidos para el Estudio de las Operaciones Gubernamentales con Respecto a las Actividades de Inteligencia, se estableció en 1975 y fue presidido por el senador Frank Church, de Idaho. Uno de los hallazgos más impactantes de este comité fue la revelación de la participación o el apoyo de Estados Unidos en asesinatos selectivos de líderes extranjeros, una práctica moralmente controvertida y legalmente turbia.
El comité se encargó de examinar los abusos cometidos por la CIA, el FBI, la NSA y el IRS. Descubrió una amplia gama de actividades encubiertas, incluyendo la vigilancia de ciudadanos estadounidenses, la infiltración en organizaciones de derechos civiles y la manipulación de gobiernos extranjeros.
Entre sus revelaciones más impactantes se encontraban los planes e intentos de asesinar a líderes extranjeros como Fidel Castro de Cuba, Patrice Lumumba del Congo y Rafael Trujillo de la República Dominicana. Si bien algunos de estos líderes fueron vistos como amenazas ideológicas durante la Guerra Fría, el comité concluyó que el asesinato se había convertido en una herramienta de política exterior, en lugar de un último recurso en tiempos de guerra.
El caso más infame involucró múltiples complots respaldados por la CIA para asesinar a Fidel Castro, incluyendo envenenar puros y manipular conchas marinas con explosivos. Si bien ninguno tuvo éxito, la absoluta absurdidad y persistencia de estos complots atrajo la atención pública y reveló un lado oscuro de la política exterior estadounidense. En el caso de Lumumba, si bien la participación directa de la CIA en su muerte sigue siendo debatida, el comité encontró pruebas claras del interés estadounidense en destituirlo, considerándolo un posible aliado comunista en África.
Estas revelaciones tuvieron profundas consecuencias. En primer lugar, conmocionaron al público estadounidense, planteando serias preocupaciones éticas y constitucionales sobre el poder descontrolado de las agencias de inteligencia. En segundo lugar, condujeron a la orden ejecutiva de 1976 del presidente Gerald Ford (Orden Ejecutiva 11905), que prohibió explícitamente los asesinatos políticos por parte del gobierno estadounidense. Esta orden ha sido reafirmada, con modificaciones menores, por presidentes posteriores.
Quizás aún más importante, el Comité Church sentó un precedente duradero para la supervisión del Congreso de las agencias de inteligencia. Resultó en la creación de comités selectos permanentes de inteligencia tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, lo que garantizó el escrutinio continuo de las actividades encubiertas.
En retrospectiva, la exposición de los programas de asesinato por parte del Comité Church representó un punto de inflexión crucial en la democracia estadounidense. Obligó tanto al público como al gobierno a lidiar con los límites morales de la seguridad nacional. La labor del comité enfatizó que, en una sociedad democrática, el estado de derecho y la transparencia deben prevalecer, incluso en materia de espionaje. Su legado continúa influyendo en los debates sobre políticas estadounidenses en materia de ataques con drones, vigilancia y operaciones encubiertas, lo que lo convierte en un momento clave en la lucha por equilibrar la libertad y la seguridad.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 4, 2025
Trump, Trujillo y el sistema educativo estadounidense
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Me asusta observar el estado actual de nuestro sistema educativo reflejado en las publicaciones que leo a diario. He visto un aumento masivo de memes que difunden información errónea y desinformación, que la gente comparte sin pensarlo dos veces simplemente porque “suena bien”.
Al reflexionar sobre mi tiempo en Boston College, me sorprende cómo dos de los cursos que me parecieron más tediosos y ABURRIDOS, “Métodos de investigación” y “Alfabetización mediática”, se han convertido en los más INVALUABLES de mi vida adulta. El discurso actual en torno a los “medios falsos” y los llamados a desmantelar plataformas como Google recuerdan inquietantemente la retórica de los regímenes fascistas. Históricamente, estas ideologías han apuntado a los medios independientes como su primer enemigo, buscando silenciar la disidencia y oscurecer la verdad.
Como vengo de un país que soportó una dictadura de 30 años, todavía escucho las historias de mi padre sobre cómo se desarrolló. Recientemente tuvimos una conversación interesante sobre su temprana creencia en el comunismo y cómo salió de él. La República Dominicana vivió el brutal reinado de Trujillo, un régimen marcado por el severo castigo a los periodistas y la brutal represión de los medios de comunicación. Pero esta represión no se produjo de la noche a la mañana, sino de manera gradual. Antes de que los periodistas fueran asesinados, se los demonizaba, de manera muy similar al uso actual de la retórica de los “medios falsos” y los “enemigos internos” aquí en los Estados Unidos.
Los periodistas siempre han sido los guardianes de la rendición de cuentas, desafiando a los que están en el poder y exponiendo verdades ocultas. Si bien el sensacionalismo existe innegablemente en el panorama mediático actual, debemos fomentar una población educada capaz de distinguir los hechos de la ficción, en lugar de caer presa de las narrativas peligrosas.
Este fin de semana, vi tres de las seis horas de un mitin en el Madison Square Garden en vivo, para poder redactar mis notas para mis videos de TikTok en español. Los paralelismos entre la retórica actual y el lenguaje de las ideologías fascistas históricas son alarmantes. Frases como “estado profundo”, “marxismo” y “medios falsos” se repetían constantemente. En apenas 39 minutos, el locutor de radio Cid Rosenberg gritó “malditos ilegales”, destacando la peligrosa normalización del discurso de odio contra los inmigrantes.
La retórica de Rafael Trujillo y Donald Trump tiene similitudes sorprendentes, especialmente en sus enfoques hacia los medios y la disidencia política. La demonización de todo lo que se les oponga es profundamente preocupante.
Ambos líderes recurrieron al nacionalismo y al alarmismo para galvanizar a sus bases. Trujillo utilizó el nacionalismo dominicano para legitimar su régimen opresivo, mientras que la retórica de Trump de “Estados Unidos primero”, que excluye a las personas negras y morenas, aboga por políticas arraigadas en sentimientos nacionalistas. Los paralelismos son inquietantes, y la historia ha demostrado a dónde conduce este camino.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 30, 2024