“La voz valiente de los profetas”, titula Marcos Aguinis el artículo publicado el 18 de agosto pasado en LA NACION; refiriéndose al libro Locos de Dios, del preclaro pensador de nuestro tiempo Santiago Kovadloff. “…El profeta no solo condena, sino que llama a la autocrítica, implora sensatez y arriesga su vida para que el pueblo llano y los ensoberbecidos dueños de poder caminen por la senda de la moral…”. Las palabras de Aguinis evocan la condición bautismal de los cristianos por la que todos somos profetas.
Con humildad medito y comparto aquello que estoy viendo y escuchando. No es fácil hablar en estos tiempos y no puedo evitar preguntarme qué mueve el obrar de algunos. Será que es más fácil hablar para la tribuna. No creo que Dios pida eso. ¿Cómo puede ser que abogados y jueces plasmen en sus dictámenes discriminaciones hacia los delitos de lesa humanidad, como si entre muchos aberrantes delitos algunos fueran más condenables/ perdonables que otros? Adhiero al editorial de LA NACION del 26/11 “El dos por uno y la vigencia de la ley penal más benigna”. Aplicar esta ley con la certeza de que todos somos iguales ante ella no quiere decir que se aprueben inaceptables y condenables acciones acontecidas durante la última dictadura. No habrá paz sin verdad y justicia. ¿No será hora de que los argentinos depongamos las armas ideológicas y veamos con objetividad y valentía ese triste pasado en el cual perdimos todos? Además de los cientos que ya obtuvieron sentencia, más de 400 detenidos por delitos de lesa humanidad, algunos injustamente, aún aguardan condena y llevan años de prisión preventiva, habiendo entre ellos mayores y enfermos. Esto no parece justicia, quizá se llame de otro modo?
Dos por Uno
Por el Obispo Santiago Olivera.
“La voz valiente de los profetas”, titula Marcos Aguinis el artículo publicado el 18 de agosto pasado en LA NACION; refiriéndose al libro Locos de Dios, del preclaro pensador de nuestro tiempo Santiago Kovadloff. “…El profeta no solo condena, sino que llama a la autocrítica, implora sensatez y arriesga su vida para que el pueblo llano y los ensoberbecidos dueños de poder caminen por la senda de la moral…”. Las palabras de Aguinis evocan la condición bautismal de los cristianos por la que todos somos profetas.
Con humildad medito y comparto aquello que estoy viendo y escuchando. No es fácil hablar en estos tiempos y no puedo evitar preguntarme qué mueve el obrar de algunos. Será que es más fácil hablar para la tribuna. No creo que Dios pida eso. ¿Cómo puede ser que abogados y jueces plasmen en sus dictámenes discriminaciones hacia los delitos de lesa humanidad, como si entre muchos aberrantes delitos algunos fueran más condenables/ perdonables que otros? Adhiero al editorial de LA NACION del 26/11 “El dos por uno y la vigencia de la ley penal más benigna”. Aplicar esta ley con la certeza de que todos somos iguales ante ella no quiere decir que se aprueben inaceptables y condenables acciones acontecidas durante la última dictadura. No habrá paz sin verdad y justicia. ¿No será hora de que los argentinos depongamos las armas ideológicas y veamos con objetividad y valentía ese triste pasado en el cual perdimos todos? Además de los cientos que ya obtuvieron sentencia, más de 400 detenidos por delitos de lesa humanidad, algunos injustamente, aún aguardan condena y llevan años de prisión preventiva, habiendo entre ellos mayores y enfermos. Esto no parece justicia, quizá se llame de otro modo?
Santiago Olivera
Obispo castrense de la Argentina
soliveracura@gmail.com
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 15, 2018