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  Por Claudio Valerio.

Según Freud, la histeria es esta neurosis que tiene origen en un incidente sexual, cuyo recuerdo no ha podido ser elaborado asociativamente, transformándose en patógeno y provocando un síntoma.

Según los médicos, y ya entrado el siglo XX, la histeria era una enfermedad y que afectaba sólo a las mujeres, siendo algunos de sus síntomas irritabilidad, nerviosismo, desobediencia, insomnio, infelicidad, y hasta impertinencia. En esos tiempos, aquellas mujeres que sufrían cambios repentinos de humor, ansiedad y/o depresión, eran enviadas al médico el que, luego de un examen, diagnosticaba que padecían de “histeria femenina”.

A los fines de “curar a sus pacientes”, se desarrollaron una serie de procedimientos a los fines de combatir a esta enfermedad, inventada. Uno de estos métodos era el “masaje pélvico”, cuyo objetivo era conseguir el “paroxismo pélvico”, tal como en ese entonces se lo llamaba al orgasmo.

Este tratamiento sanitario, que consistía en estimular manualmente los genitales de la mujer, se hizo tan popular que fueron muchas las damas que se presentaron al médico para supeditarse, someterse, a él; hecho éste que motivó la necesidad de crear un aparato especial para abordar la solución a esta situación.

Este invento, que podría considerarse como fascinante para el tratamiento, era un artefacto que lanzaba vibraciones rítmicas y masajes y que, antiguamente, era accesible a las mujeres de buena familia, adineradas y de buen poder adquisitivo, que celosamente lo guardaban en sus casas, a disposición por en algún momento padecían de alguna inestabilidad emocional, llantos dolorosos, o sea un “brote de histeria”.

Si bien fue poco reconocido históricamente, así fue como se creó un aparato que, al día de hoy, se sigue utilizando, el vibrador; un artefacto por su historia adquirió un matiz puramente sexual.

Resulta interesante el saber que este fascinante invento surgió de una aparente enfermedad y que el uso del vibrador rápidamente se popularizó como tratamiento para llegar al orgasmo.

Emmanuele Jannini, científico italiano conocido por sus estudios sobre la anatomía sexual tanto femenina, como masculina, sostiene que “Somos los únicos animales en este planeta que estamos teniendo relaciones sexuales no para reproducirnos sino sólo por placer”.

Resaltando sus cualidades, pongamos en valor esta supuesta patología porque, en el caso de las personas, las relaciones sexuales no tienen como único propósito el de reproducirse.

 Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un saludo, y mi deseo de que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.

Claudio Valerio

© Valerius

La paciente Cero de Sigmund Freud 

La Argentinidad al Falo

 


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Noviembre 30, 2023